Arco 8 Capítulo 58
Un malentendido bueno o malo
Traducido por Tars
Corregido por Darach
Editado por Tars
Corregido por Darach
Editado por Tars
Cuando Isaac salió corriendo de la tienda, miró a su alrededor para encontrar a Zirconia, que había salido primero de la tienda. Sin embargo, había llegado tarde y no la podía ver por ningún lado.
“¿Señor Isaac…?”
Justo cuando Isaac comenzaba a correr hacia la tienda de Zirconia, alguien lo llamó a su espalda y se volvió en dirección a la voz.
“¿Qué haces vestido así?”
Era Havel.
Estaba sosteniendo una jarra de cobre llena de licor de frutas y varios documentos. Parecía que iba hacia la carpa de Isaac para trabajar. El licor que portaba en su mano era para Isaac.
“Ah, no… Estaba haciendo mi entrenamiento. Como hacía tanto calor, salí al exterior.” – dijo inmediatamente Isaac, inventando una excusa.
“A pesar de que has estado entrenando tanto durante el día, todavía tienes tanto entusiasmo… Además, has ayudado a los aldeanos a llenar los sacos hasta el anochecer. Si fuera yo, no sería tan vigoroso.” – dijo Havel, con una expresión de sorpresa.
Cuando Kazura estaba en Japón, el grupo de Isaac no podía quedarse sin hacer nada, por lo que entrenaron con los guardias bajo la guía de Zirconia. El contenido del entrenamiento no era tan severo como el que había sufrido en el pasado, pero agotaba bastante.
Además, después de ese entrenamiento, se unió a los aldeanos para llenar las bolsas con la gran cantidad de fertilizante que trajo Kazura.
El cuerpo de Havel estaba tan agotado que la sola idea de entrenar los músculos hasta la medianoche nunca se le había pasado por la cabeza. Por supuesto, Isaac también estaba cansado. Si Kazura nunca se lo hubiera ordenado, tampoco se habría puesto a entrenar por la noche.
“Bueno, tenía tiempo, así que lo hice.”
“Tan diligente como siempre… Hmm, si te parece bien, tengo algo que discutir contigo en este momento.”
Issac se rascó la cabeza con una mirada de duda, mientras veía todos los documentos que había traído Havel.
“Lo siento. En este momento hay algo que tengo que informar a Zirconia… ¿Está bien si lo vemos mañana?”
“Ya veo. Entonces volveré mañana por la noche. Además, esto es para ti. Toma una copa y descansa bien, por favor.” – dijo Havel, dándole la jarra con licor de frutas. A continuación, hizo una reverencia, antes de irse.
Mientras veía como se marchaba, Isaac se sintió verdaderamente agradecido por la dedicación de Havel.
Si no lo hubiera detenido, no sabría qué habría pasado si entraba en la tienda de Zirconia medio desnudo. Lo más seguro, es que mientras se encontraba en estado de pánico, hubiera gritado en voz alta nada más entrar en la tienda.
“¡Es un malentendido! ¡No es lo que parece!”
Lo más seguro es que hubiera sido golpeado, pero palideció cuando pensó en lo que ocurriría si otras personas lo veían entrar de esa manera en la tienda de Zirconia. Si aparecía un extraño rumor, entonces no podría mostrar su rostro frente a Narson, por no hablar de que podía ser ejecutado.
Una vez más, las acciones de Havel hicieron que Isaac tuviera la mejor opinión posible de su subordinado.
* * *
Unos minutos después.
Isaac se encontraba desesperado, dentro de la tienda de Zirconia, haciendo todo lo posible para resolver el malentendido. Estaba de pie ante ella, que se encontraba sentada en un pequeño taburete, repitiendo una y otra vez que era un malentendido. Su rostro estaba empapado de sudor.
Por otro lado, Zirconia asentía ante sus palabras con una expresión imperturbable.
“Está bien. Sé que dedicas todo tu cuerpo y alma al bien de Isteria, así que no le diré nada a Liese sobre esto. Por favor, no te preocupes.”
“¡No hice nada! ¡Kazura y yo no hicimos nada como eso!”
“Entonces… ¿por qué estabas sudando desnudo?” – preguntó Zirconia, mientras inclinaba la cabeza con una mirada sospechosa.
“Es decir, Kazura…”
Pero cuando estaba a punto de decir que le habían ordenado hacer ejercicio, Isaac se quedó callado. Recordó que le habían ordenado no hablar con nadie sobre lo que había sucedido en la tienda.
Sin embargo, no podía explicar que había pasado sin decir la verdad y no se le ocurría ninguna excusa.
“Sí… ¿Kazura…?”
Al ver que Isaac se quedó en silencio de repente, Zirconia bajó la mirada con una expresión triste y la volvió a elevar con esa mirada imperturbable.
“Está bien, no se lo diré a nadie. Pero si no puedes soportarlo más, avísame. Suplicaré por ti ante Kazura.” – murmuró.
“¿Eh…? ¡No! ¡No es eso! ¡No lo es!”
Después de escuchar sus palabras, Zirconia sonrió con gentileza.
“Está bien.” – respondió.
* * *
A la mañana siguiente.
Después del desayuno, Kazura fue al campamento para verificar la condición de Isaac.
Al igual que la noche anterior, le pidió al soldado que estaba de guardia que avisara a Isaac y este, nada más enterarse de la llegada de Kazura, corrió inmediatamente para encontrarse con él.
“Buenos días, Kazura…”
“Buenos días… Hmm, ¿Qué pasa? Te ves mal. ¿Todavía estás cansado por lo de ayer?”
A diferencia de anoche, la expresión de Isaac carecía de vigor. Sus ojos eran como los de alguien que había renunciado a vivir, o más bien, como los de un cadáver.
Se veía extraño.
“Todavía estoy un poco cansado, pero… Más que eso, anoche, la señora Zirconia tuvo un malentendido.”
“¿Malentendido? ¿Qué tipo de malentendido?” – preguntó Kazura con una expresión de perplejidad
“Anoche, después de que el Señor Kazura salió de la tienda. Zirconia vino a verme.” – dijo Isaac con un tono de cansancio.
‘Ah, casi nos pillan…’
Kazura sintió un sudor frio al imaginar que hubiera podido ocurrir si Zirconia llegaba mientras estaban probando el efecto de la comida. Sería complicado encontrar una buena excusa.
Seguramente sospecharía de lo que están tratando de hacer.
Al ver que Kazura estaba haciendo un suspiro de alivio, Isaac continuó su historia mientras mostraba una expresión de disculpa.
“Pero en ese momento estaba medio desnudo… Y Zirconia vio al Señor Kazura salir de la tienda, así que…”
“¿Hmm…? No veo a donde va esta conversación… ¿Qué pasa con eso?”
Isaac estaba hablando como si fuera un asunto realmente serio, por lo que Kazura le preguntó de vuelta con una expresión sospechosa.
“Kazura… conmigo… Esto… Pensó que habíamos tenido una relación sexual.”
“¿Qué?”
Kazura se sorprendió por las palabras de Isaac. Era un terrible malentendido.
“Es… Espera. ¿No lo has negado?”
“Por supuesto. Sin embargo, el Señor Kazura me había ordenado no decir nada sobre lo que pasó dentro de la tienda… Con ese tipo de situación no pude dar una buena excusa… Lo siento.”
Era un desarrollo terrible, Kazura estaba muy preocupado.
Quería llamar a Zirconia y corregir el malentendido de inmediato, pero tenía que darle una explicación que pudiera aceptar. Sin embargo, si hacía eso, Zircona e Isaac podrían terminar investigando los efectos de los alimentos.
Sería bueno si pudiera pensar una buena excusa, pero la escena que vio Zirconia era demasiado grave. La verdad es que, si Kazura estuviera en su lugar, también habría tenido el mismo malentendido.
Pero había dos posibles soluciones.
La primera era ser honesto y decirle la verdad a Zirconia sobre el experimento acerca de los efectos de los alimentos.
En ese caso, podría corregir el malentendido, pero entonces sabría sobre el efecto especial de los alimentos que trajo a este mundo.
Sería maravilloso si pudiera fabricar algún tipo de explicación adecuada que pudiera aceptar. Sin embargo, si daba una explicación pobre, podría causar un peor efecto secundario.
Si Zirconia no quedaba convencida, terminaría por preguntar a Isaac la historia completa y existía la posibilidad de que le hablara sobre la patata y el huevo. Aunque ya le había ordenado que no dijera ni una palabra, tampoco era necesario agitar ese avispero.
La personalidad de Isaac parecía digna de su confianza, pero su relación era demasiado superficial.
Por lo tanto, si Isaac se enteraba de los beneficios de la comida, podía terminar informando a Narson o a Zirconia. Isaac era un soldado y, si llegaba a conocer los efectos de la comida traída por Kazura, pensaría en cómo aplicar ese efecto con fines militares.
La segunda opción era no hacer nada, y dejar el malentendido tal y como está.
Aunque no era la medida más efectiva, si dejaba que Zirconia pensase que Kazura tenía una preferencia masculina y que tenía una relación con Isaac, no haría ninguna investigación sobre el efecto de la comida.
Para ser sincero, quería resolver este malentendido, incluso si llegaban a saber sobre la comida. Sin embargo, no le quedaba otra opción más que tragarse sus lágrimas y aceptar la situación.
Aunque para Isaac sería una calamidad impensable.
“Señor Kazura, por favor, haz algo con el malentendido de la Señora Zirconia…”
“Isaac…”
Agotado, cuando Isaac escuchó su nombre, mostró una mirada llena de esperanza.
“Sí.”
“Lo siento mucho, pero no tengo ningún método para corregir el malentendido. Haré algo al respecto, pero dejémoslo por ahora.”
“De ninguna manera…”
La esperanza de Isaac se hizo añicos.
* * *
Mientras Kazura aplastaba las esperanzas de Isaac a la entrada del pueblo, Zirconia estaba sentada en una silla en su carpa mirando unos documentos que había traído de Isteria.
Ese documento contenía los registros de la confesión de los ladrones que había interrogado personalmente en Isteria y, en una esquina, Zirconia había anotado los datos de la autopsia que había realizado a los cadáveres de los bandidos el día anterior.
“¿La bendición de Dios es verdad?” – murmuró Zirconia mientras recordaba el interrogatorio.
Al principio, cuando interrogó a los bandidos, habían rogado por conseguir beneficios.
«“Te lo contaré todo, a cambio, garantiza mi seguridad.”»
Siempre repetían lo mismo.
Sin embargo, cuando comenzó a usar los dispositivos de tortura y fue cortándolos dedos cuando daban una respuesta innecesaria, todos se volvieron más obedientes y comenzaron a hablar sin necesidad de hacer ninguna pregunta.
Aunque los tres bandidos fueron interrogados en habitaciones separadas, el contenido de sus historias era consistente. Pero, al final, para asegurarse, mintió.
“Hay alguna respuesta que no coincide con tus compañeros.” – dijo, mientras cortaba otro dedo.
Con eso, los ladrones fueron aún más obedientes y, entre gemidos, respondieron con mucho más cuidado a todas las preguntas.
La conclusión era que las historias de los bandidos y los resultados obtenidos tras revisar los cadáveres coincidían.
Según los bandidos, las personas de la aldea de Grisea eran monstruos. Los que habían luchado contra los bandidos podían moverse a una velocidad impensable para cualquier ser humano y terminaron siendo aniquilados en cuestión de segundos.
En particular, dos de los bandidos no podían evitar estremecerse de miedo cuando hablaron del jefe del pueblo y de su hija.
Según la historia de los ladrones, Varin se enfrentó a los cuatro bandidos que entraron en su casa con las manos desnudas. Y, cuando evadió el ataque de uno de los bandidos con una velocidad ridícula, agarró el brazo que estaba sosteniendo la espada. Entonces, rompió el brazo del bandido y cogió su espada.
Un instante después había asesinado al bandido con el brazo roto y cortado el cuello del otro que se encontraba cerca. Además, arrojó el cadáver del bandido que tenía agarrado con tanta fuerza que hizo que su cuerpo volase por toda la habitación hasta chocar contra entrada y desmayarse.
El resto de bandidos murieron mientras intentaban huir en un abrir y cerrar de ojos.
Además, la hija de Varin, Valetta, mientras era empujada contra el suelo por uno de los bandidos, le agarró la muñeca, se la rompió y luego pasó a aplastarle el cuello de un solo golpe.
Al principio, Zirconia pensó que los ladrones estaban exagerando la historia, haciendo que fuera poco realista, pero después de ver los cadáveres ayer cambió de opinión.
Las heridas de los bandidos coincidían con sus historias. Al final, parecía que los bandidos no habían exagerado.
“Con ese poder…”
De repente, un rayo de claridad inundó su mente e hizo que pusiera una sonrisa.
El tremendo crecimiento de las plantas que había visto ayer en el pueblo o la capacidad sobrehumana de los aldeanos al rechazar a los bandidos. Estaba claro que el origen de todos esos fenómenos era Kazura.
Zirconia había hablado con Narson de que era probable que la comida de Kazura tuviera algún efecto especial, pero después de ver los cultivos de la aldea cambio de opinión. Era más probable que fuera el propio Kazura el que hubiera otorgado algún tipo de bendición al pueblo.
Aunque en ocasiones Zirconia había dudado de que fuera el Dios Greisior por culpa de su apariencia y de ver como actuaba como un humano normal, este pensamiento se había desvanecido por completo.
Sin duda era un verdadero dios con poderes especiales. Tenía que continuar convenciéndolo para que siguiera ayudándolos de una forma u otra.
Después de poner en orden todas sus ideas, se puso de pie y caminó hacia la aldea de Grisea.