Volumen 1 Capítulo 4
Los tres mandamientos
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
“¡Todos!” – gritó Jinwoo.
Cuando lo escucharon, todos pusieron sus ojos en él.
“¡Tenéis que hacer una reverencia ante la estatua del dios!”
Todos los cazadores estaban confusos ante sus palabras.
“¿Reverencia…?”
“¿Ante esa cosa?”
Al momento, el resto comenzó a maldecir a Jinwoo.
“Joder… ¿Qué tontería estás diciendo?”
“¿Es una situación en la que se puede decir algo así?”
“¿Te has vuelto loco, Sung Jinwoo?”
“¡Parece que te juzgué mal! ¡Si pudiera levantarme te patearía en el trasero!” – dijo Kim ensanchando sus fosas nasales.
Jinwoo se mordió los labios. Seis de sus compañeros habían muerto ante la estatua, por ello había desatado la ira de los demás al pedirle que le hicieran una reverencia.
‘Más importante…’
No había ninguna clase de prueba de sus conjeturas. Solo era un presentimiento, no era algo que pudiera explicar o expresar fácilmente ya que, para él, era un instinto.
“Lo haré” – dijo alguien mientras se encontraba perdido en sus pensamientos. Era una voz que había salido a su espalda.
Los ojos del resto de cazadores se volvieron hacia el líder del grupo.
“¿Señor Song…?”
“¿Vas a hacerle una reverencia a esa maldita estatua?”
Todos los cazadores estaban confundidos.
“¿Qué has descubierto?” – preguntó Song mientras posaba su mirada en Jinwoo.
Pero Jinwoo solo podía negar con la cabeza.
“¿Solo es un presentimiento?”
“… Sí. Por ahora.”
“Ya veo.”
El instinto de Jinwoo había hecho que once de ellos continuaran con vida; bueno, diez después de la muerte de Joo. Así pues, ¿no valía la pena intentar confiar en él? Eso era lo que creía Song. Por ello, cuando el líder del grupo le hizo una reverencia a la
estatua, el ambiente se volvió sombrío.
“¿Realmente lo vas a hacer?”
“¡Por favor! Inclínate ante la estatua del dios, ¡puede ser nuestra única forma de salir de aquí con vida!” – dijo Jinwoo aprovechando la oportunidad que Song le había brindado.
Vivir. Salir vivo de este lugar. Esa frase llegó a los oídos del resto poniendo una gran carga sobre sus hombros.
‘¿Salir de aquí con vida?’
‘¿Podemos salir?’
‘¿Solo por hacer una reverencia ante esa cosa?’
Uno por uno, de forma vacilante, los cazadores comenzaron a hacer una reverencia ante la estatua. Finalmente, Kim también hizo lo mismo que los demás. Sin embargo, no hubo ninguna respuesta. Sus ojos aún brillaban con un resplandor rojizo.
‘¿Estaba equivocado?’ – pensó mientras sentía cómo su corazón se hundía en el estómago.
En ese momento, su mirada se volvió hacia Juhee. Seguía tendida en el suelo con sus manos cubriendo la cabeza, era difícil decir que estaba en una posición de reverencia ante la estatua.
‘Ah…’ – pensó mientras agarraba suavemente las manos de Juhee que, sorprendida por el contacto, no podía de dejar de mirarlo como una presa aterrorizada.
Asintiendo en silencio, le soltó una mano y la ayudó a asumir una posición de adoración ante la estatua.
‘Debería valer…’ – pensó mientras ponía la misma postura. Estaba arrodillado ante la estatua, con las manos en el suelo y la cabeza gacha.
Cuando terminó, se produjo un cambio.
“¿Uaaaaaaa?”
Los cazadores no pudieron evitar gritar.
“¿La estatua? ¡Mirad todos a la estatua!”
“¡Sus ojos!”
La luz que adornaba los ojos se estaba desvaneciendo.
“¿Eh? ¿De verdad está funcionando?”
Cuando las luces desaparecieron completamente de sus ojos, los cazadores comenzaron a aplaudir al unísono.
“¡La luz ha desaparecido!”
“¡Estamos vivos!”
Los emocionados cazadores se levantaron de sus posiciones y aplaudieron, pero la estatua no reaccionó.
“Uuuf…” – suspiró aliviado mientras seguía su ejemplo.
Había funcionado. Esta sala funcionaba de acuerdo a un conjunto de normas y condiciones, como un juego.
‘Si eso es verdad…’
El juego todavía no había terminado. Había dos mandamientos más. Alabad al señor y demostrad la fe. De repente, la sala entera comenzó a temblar bajo un fuerte estruendo.
‘Como pensaba…’ – pensó mientras la expresión de su cara se oscurecía.
Sus conjeturas habían sido correctas. Esto no había terminado. En ese instante, el enorme cuerpo de la estatua comenzó a levantarse lentamente de su asiento.
“¿Uaaaaaaaaaaa?”
Los cazadores que se encontraban celebrándolo todos juntos con lágrimas de alegría, se congelaron.
“Q… ¿Qué? ¿No ha terminado?”
“No, ¡no puede ser!”
Congelados de miedo, no eran capaces de decir mucho más. Sus caras estaban llenas de terror y desesperación.
“No... No…”
Finalmente, la estatua se levantó por completo. Miró a su alrededor y dio un paso hacia los cazadores.
* * *
¡Braaaaaaam!
Cada vez que la estatua pisaba el suelo, la sala temblaba.
¡Braaaaaaam!
Su figura era tan grande que su cabeza casi alcanzaba el techo.
¡Braaaaaaam!
A medida que se acercaba, su gran tamaño ejercía mayor presión sobre los cazadores. Estaba cerrando lentamente la brecha que los separaba.
“Oye, Sung, ¡Señor Sung Jinwoo!”
“¿Qué debemos hacer?”
Los cazadores que habían estado maldiciendo a Jinwoo hacía unos instantes ahora lo miraban en busca de esperanza.
“¿Hay algo más que tengamos que hacer?”
“¡Di algo!”
Aunque eran adultos, las caras de los cazadores estaban a punto de romperse de tanto llorar. Solo eran capaces de mirar a Jinwoo buscando su salvación.
“Dice: Alabad al señor. Esa es la clave.” – dijo mientras ayudaba a la paralizada Juhee a ponerse en pie.
“Ah, ¡eso es!” – respondió Kim. – “¿Es lo que está inscrito en la tabla?”
“Así es, alabad al señor y demostrad la fe, tenemos que cumplir los tres mandamientos.” – dijo Jinwoo con urgencia.
¡Braaaaaaam!
Con su último paso, la estatua ya estaba prácticamente ante el grupo. Su enorme sombra cubrió a todos los cazadores, cuyos rostros palidecieron.
“Yo… Voy a intentarlo.” – dijo uno de los cazadores. Normalmente era un hombre tímido, pero había dado un paso adelante.
“¡Oye! ¿Qué vas a hacer?” – dijo Kim.
“Soy parte del coro de mi iglesia. Estoy orgulloso de eso.” – respondió el joven mientras caminaba hacia la estatua.
Cuando estuvo cerca, respiró hondo y comenzó a cantar con una voz pura.
♩Ve hacia el señor♪
♫Renuévame y♩
♪Dame tu bendición…♬
La estatua se detuvo.
“¡Ah!”
Los cazadores estaban sin aliento ante su asombro y la sorpresa. Como si estuviera satisfecha con la canción, la estatua se había quedado inmóvil. Todos los demás sonidos de la habitación habían desaparecido, solo se podía escuchar la voz del joven en la sala. Ganando coraje por el aparente buen resultado, el cazador fortaleció la voz y continuó cantando.
♫…Todas mis debilidades♪
♬Serán eliminadas por♩
♪La gracia de mi Señor…♬
‘No… Eso está mal.’ – pensó Jinwoo mientras se encontraba en medio de los cazadores. No podía quitarse una sensación de inquietud. La sensación de que faltaba algo. – ‘Está equivocado.’
Se estaba repitiendo esa idea una y otra vez en su cabeza. Esta habitación tenía su propio conjunto de reglas y, en ese momento, el cazador estaba cantando una alabanza cristiana, no la de esta habitación. Pero, de alguna forma, la estatua no se movía. ¿Sería suficiente para satisfacer sus condiciones? Jinwoo inclinó la cabeza. La razón por la que no había detenido el canto era porque no podía pensar en ninguna otra forma de detener a la estatua.
Pero, de repente…
¡Braaaaaaam!
Un fuerte estruendo rompió el canto.
“¡Iaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!”
Cuando la estatua volvió a levantar el pie, los restos destrozados del cazador se desprendieron de su suela. El resto de cazadores no pudieron evitar gritar.
“¡Aaaaah!”
“¡Waaaaaaaaaah!”
El rostro de la estatua no había mostrado emociones, pero ahora estaba lleno de una rabia increíble.
“¡Está enfadado!”
“¡Corred!”
Los cazadores escaparon rápidamente de la estatua.
“¡Aaaaah!” – gritó una de las cazadoras, habiendo perdido todo pensamiento y razón tras ver cómo era aplastado su compañero bajo el pie de la estatua.
‘¡Mierda…!’ – pensó Jinwoo mientras iba corriendo con Juhee en sus brazos. Estaba tratando de volver rápidamente para tratar de ayudarla cuando fue bloqueado por Song.
“¿Señor…?”
“Es demasiado tarde.”
Como si estuviera aplastando una mosca, la estatua golpeó con su mano a la cazadora.
¡Baaaam!
Era una escena espantosa que no resultaba fácil de soportar.
“No podemos ayudar a todos. ¿O también estas intentando matar a esa joven que tienes en los brazos?” – le riñó Song.
Ante sus palabras, Jinwoo volvió a prestar atención. Song tenía razón.
¡Braaaaaaam!
“¡Waaaaaaaaaah!”
¡Braaaaaaam!
¡Braaaaaaam!
“¡Ayudadme!”
La estatua ya no caminaba. Estaba corriendo de cazador en cazador, aplastándolos bajo sus pies. Con cada uno de sus pasos, el templo temblaba.
¡Braaaaaaam!
¡Braaaaaaam!
Jinwoo corrió apretando los dientes, mientras que Juhee se aferraba a su cuerpo con los ojos cerrados.
“¡Vamos a separarnos!”
“¡Vale!”
Sabían que correr juntos los convertía en un mejor objetivo, por lo que Jinwoo y Song se separaron el uno del otro. Estaban tratando de mantener la mayor cantidad de distancia posible entre ellos y la estatua, por lo que corrió hacia la pared. Había visto cómo Park había corrido hasta allí con todas sus fuerzas, sabiendo que había más en juego que solo su propia vida. La imagen de su familia estaba reflejada en sus ojos llorosos. Su hijo, que era muy parecido a su padre. Su esposa, con su segundo hijo en brazos. Park no podía permitirse morir en un lugar como este. Estaba sacando cada gramo de fuerza que podía lograr para llegar hasta el muro más rápido que el resto de cazadores.
“Uuf… Uuf…”
“¡Señor Park!” – dijo de repente Kim haciendo que Park se girara para mirarlo.
“¿Hmm?”
“¡A tu espalda! ¡Date la vuelta!” – le volvió a gritar Park haciéndole un gesto para que mirara a su espalda. Pero en ese momento algo afilado brotó de su pecho.
“¿Uh…?”
Cruuuuuush
Park había quedado dividido limpiamente desde la parte superior de su cabeza hasta la entrepierna. Los dos lados cayeron en diferentes direcciones sobre el suelo.
“¡SEÑOR PARK!”
La estatua que había partido en dos a Park con un simple movimiento de espada regresó a su posición junto a la pared, como si nada hubiera pasado.
“¡Malditas piezas de mierd…!” – dijo Kim mientras contenía las lágrimas tras presenciar la muerte de su amigo.
¡Braaaaaaam!
¡Braaaaaaam!
¡Braaaaaaam!
Detrás, la estatua gigante iba cazador tras cazador aplastándolos con sus pies. Los que huían hasta la pared eran atacados por las estatuas.
“¡Aaaaaah!”
“¡Mi brazo! ¡Mi brazo!”
El interior del templo se había convertido en una escena de terror y matanza.
“Uf, uf…”
Jinwoo jadeaba con fuerza mientras seguía corriendo. Por su frente goteaba un sudor frío. Sentía sus piernas cada vez más pesadas y su aliento era cada vez más débil. Pero en su cabeza solo había una idea, que se repetía, una y otra vez.
‘Alabad al señor… Alabad al Señor… Alabad al Señor…’
El segundo mandamiento estaba nadando en su mente. La clave para resolver su significado tenía que estar oculta dentro de la sala.
‘¡Debe de haber algo que se supone que tenemos que usar!’
Pero cuando los cazados exploraron el templo cuando entraron por primera vez, no habían encontrado herramientas ni mecanismos extraños.
‘Lo único que hay son esas malditas estatuas.’ – pensó Jinwoo. – ‘Espera.’
Un pensamiento le había llegado a la cabeza.
‘¿Lo único que hay son estatuas?’
“¿Cómo no lo he pensado antes?” – gritó con los ojos bien abiertos.
Si las estatuas eran lo único que había en la sala, entonces tenían que ser la clave para resolver el misterio. Solo se movían cuando alguien se les acercaba, y esa debía ser la clave: usarlas de alguna manera.
‘Si estoy en lo cierto…’
“¡Todos! ¡Corred hacia las estatuas que portan instrumentos!” – gritó con toda la energía que le quedaba.
El grito de Jinwoo llegó a todos los cazadores.
“¿……?”
“¿Instrumentos?”
La esperanza volvió a sus ojos. A diferencia del momento en el que les habían pedido que hicieran una reverencia, ninguno de los cazadores dudó de sus palabras. Por supuesto, si Jinwoo estaba equivocado, serían masacrados cuando se acercaran a las estatuas.
Pero en este momento no había ninguno que desconfiara de sus instrucciones. Song fue el primero en llegar hasta una estatua con un instrumento.
“……”
Aguantando la respiración, miró lentamente hacia la estatua. Como reaccionando a su mirada, los dedos de la estatua comenzaron a moverse y a tocar el arpa que sostenía con sus manos. Era un sonido hermoso.
“¡Tiene razón!”
“¡Moveos a las estatuas con instrumentos!”
Con una renovada esperanza, cada cazador corrió hacia las diversas estatuas que portaban instrumentos. Trompetas, flautas, liras. Pronto, un armonioso conjunto de notas músicas llenó todo el templo. Kim, que había estado corriendo hasta quedarse sin aliento, se derrumbó ante una estatua que llevaba una mandolina.
Ting, Tang
Cuando la melodía de la mandolina sonó por el aire, la estatua que había estado persiguiendo a Kim se detuvo, haciendo que éste estallara en lágrimas, incapaz de contener sus emociones.
“¡Buaaaaaaaaaa!”
Bajo sus llantos, la estatua se separó de él y observó el resto del templo buscando un nuevo objetivo.
“¡Mierda!” – exclamó Jinwoo al notar su mirada.
Comenzó a correr otra vez, con su corazón latiendo como si estuviera a punto de explotar. Estaba empapado de sudor.
‘¿Por qué? ¿Por qué no está tocando?’
Había llegado hasta una estatua que sostenía unos tambores con sus manos, pero su silenciosa figura no daba ninguna indicación de que fuera a tocar su instrumento. No podía dejar de mirarla con el resentimiento dentro de sus ojos.
¡Braaaaaaam!
¡Braaaaaaam!
¡Braaaaaaam!
Con una velocidad aterradora, la estatua de dios cerró la brecha entre ellos. Aunque estaba en el extremo opuesto de la sala hacía tan solo unos momentos, se estaba acercando a rápidamente.
‘¿Es porque Juhee y yo estamos en la misma estatua?’
Esa debía ser la respuesta, por lo que comenzó a mirar a su alrededor. Ninguno de los otros cazadores había tenido problemas con su estatua.
‘No tengo tiempo para pensarlo.’
Dejó a Juhee y se preparó para echar a correr.
“Jinwoo…” – murmuró mientras se aferraba a sus mangas.
“Los dos moriremos si me quedo.” – le dijo tranquilamente en sus oídos. Pero cuando vio las lágrimas formándose en la línea inferior de sus pestañas, Jinwoo supo que no tenía tiempo para explicárselo.
Apartó suavemente sus temblorosas manos de sus mangas y corrió con todas sus fuerzas hacia otra estatua.
Tum, Tum, Tum.
A su espalda, el sonido de un tambor comenzó a sonar mientras corría.
‘Gracias a dios.’
Solo quedaba una cosa por hacer: ¡llegar con seguridad hasta otra estatua! Era el único que no había logrado ponerse a salvo en una escultura que portase un instrumento. Por ello, la ira de la estatua gigante estaba completamente centrada en su persona. No podía dejar de correr mientras escuchaba los pasos de su perseguidor.
¡Braaaaaaam!
¡Braaaaaaam!
A medida que la distancia entre él y la estatua iba haciéndose más corta, sus jadeos se fueron haciendo cada vez más fuertes. Aunque era el más bajo de los cazadores de rango E, como cazador, su cuerpo ofrecía algo de ayuda en una situación como esta.
‘Solo un poco más, solo un poco más.’
Al darse cuenta de que los pasos de la estatua estaban cada vez más cerca, se enfocó únicamente en sus piernas, aumentado la velocidad. Estaba muy cerca de alcanzar su objetivo.
“¡Por ese camino no!” – le gritó Song.
Estando enfocado en los movimientos de la estatua gigante, Jinwoo no se había dado cuenta de la estatua a la que se estaba acercando.
“¡Ah!” – gritó.
‘¡No lleva un instrumento!’
Ahora se daba cuenta de que lo que parecía ser un instrumento era en realidad un escudo y, sin piedad, la estatua lo alzó y lo dejó caer sobre él.
“¡Aaaaaaaaaah!”
Jinwoo se arrojó hacia un lado.
“¡Despierta!” – le gritó Juhee.
Mientras rodaba por el suelo, miró hacia arriba. La estatua gigante estaba casi sobre él.
‘He saltado de la sartén…’
Con la caída se le había abierto una brecha en la frente. La sangre fluía ante sus ojos, dificultando su visión, pero no podía dejar de mover la cabeza a izquierda y derecha.
‘Un instrumento… Un instrumento…’
Pero no encontraba ninguno. En ese momento, la estatua levantó su pie.
“¡Mierda!”
¡Braaaaaaam!
Jinwoo apenas consiguió evadir el golpe lanzando su cuero hacia un lado. Pero estaba llegando a sus límites. Estaba prácticamente desfallecido y le resultaba difícil mantener el equilibrio por alguna razón.
‘Por favor…’
Si había algún dios en alguna parte, quería rezarle. En ese momento, notó una estatua que no sostenía ni un arma ni un instrumento.
‘Eso es…’
Se arrastró con los últimos vestigios de su fuerza poniendo todas sus esperanzas en esa estatua. Con un impulso final, se arrojó a los pies de la escultura que sostenía un libro entre sus manos. Arrastrándose frente a la estatua, se dio cuenta de que no tenía energía para moverse más. Jadeaba con fuerza mientras miraba a la cara de la estatua gigante. Como si estuviera enfadada ante su resistencia a ser aplastado, la ira que reflejaba la cara había aumentado enormemente. Pero se detuvo ante Jinwoo. Frente a un gigante tan alto como un edificio, solo podía luchar por respirar.‘Supongo que soy como una rata acorralada…’
La estatua se mantuvo inmóvil mirándolo fijamente.
‘Es el fin…’
En ese momento, seguro de la llegada de una muerte inminente y viendo cómo esos ojos no dejaban de observarlo, un canto hermoso y tranquilizador comenzó a salir de la estatua que tenía tras él. Realizando un esfuerzo, se volvió y miró a la estatua mientras cantaba con una voz angelical. Su sonido reverberaba por todo el templo. Poco a poco, el rostro de la estatua comenzó a relajarse; las marcas de su furia demoníaca desaparecieron, haciendo que recuperara su rostro sin emociones original. Cuando terminó la música, la estatua gigante se dio la vuelta y regresó a su asiento como si nada hubiera pasado.
¡Braaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaam!
El sonido del gigante volviendo a tomar asiento resonó por todo el templo.
“¡Arf…! ¡Arf…! ¿Estamos… Estamos… A salvo…?” – preguntó Jinwoo mientras sonreía levemente entre sus pesadas respiraciones.
“Jinwoo.” – dijo Juhee mientras corría con todas sus fuerzas hacia él.
Cuando llegó se derrumbó a su lado, mientras lo agarraba con fuerza al mismo tiempo que lloraba.
“¡Oh, Dios mío…! ¡Oh, Dios mío…!”
Estaba usando todo el maná a su disposición para probar todas las magias curativas que conocía. Pero ninguna tenía efecto. Uno por uno, los dispersos cazadores se reunieron ante Jinwoo. Sus expresiones eran oscuras.
“¡Oh, no…! Jinwoo…”
En medio de sus miradas y palabras de lástima, Juhee lloraba sin cesar.
“¿Por qué me miráis así?” – preguntó con un hilo de voz. Quería hablar más alto, pero no era capaz de reunir la energía necesaria. Entonces, trató de reunir fuerzas para ponerse de pie.
“¿Ah...?”
Su pierna derecha había desaparecido por debajo de la rodilla. Miró a través de la habitación hacia la estatua que sostenía un escudo. La base estaba cubierta de sangre y su pierna estaba debajo. Se volvió y vio cómo la sangre goteaba de la nariz de Juhee. Su cuerpo estaba llegando al límite. La curación de un Sanador de rango B era insuficiente para regenerar una parte del cuerpo perdida. Sin embargo, continuaba intentándolo aunque sus esfuerzos fueran como recoger agua con una jarra rota. Pero, a medida que continuaba, tanto su maná como su vitalidad disminuían rápidamente.
“Está bien, Juhee. Puedes parar ahora…”
“¡No! ¡Puedo curar esto! ¡Te curaré!”
Los cazadores observaron a la pareja con pena. De los diecisiete que habían entrado en la sala, solo quedaban seis. De esos, dos tenían lesiones graves. Song había perdido un brazo y ahora Jinwoo había perdido la pierna. Aunque sus vidas se habían salvado, ninguno era capaz de poner una sonrisa. De repente, un ruido atronador resonó en todo el templo. En el centro, el suelo con el círculo mágico grabado comenzó a elevarse, formando una plataforma. Jinwoo se dio cuenta de que había llegado el momento del juicio final.
‘Demuestra tu fe…’
Ya había estado pensando en su significado.