Volumen 2 Capítulo 48
Dos problemas VII
Traducido por Tars
Corregido por Zura
Editado por Tars
Corregido por Zura
Editado por Tars
Acompañado de un fuerte crujido, Desir abrió la pesada puerta que conducía al subsuelo. Un olor a moho y una ráfaga de aire viciado salió del túnel de piedra. Rodeado de una oscuridad total, confió en el tenue resplandor de su antorcha para caminar por el sendero subterráneo.
Desir, que había estado vagando por la prisión del sótano, se detuvo repentinamente. Detrás de un conjunto de gruesas barras de metal había un gigante en sus 30 años.
Las cicatrices cubrían el cuerpo del hombre y resumían la dura vida que había llevado. Las cadenas destinadas a encarcelar bestias de gran tamaño se envolvían alrededor de su cuerpo y una mordaza había sido colocada sobre su boca. Los ojos que miraban a Desir parecían salvajes y animales, dejando poco espacio para la conversación que estaba buscando.
Desir fue golpeado por una sensación de Deja Vu mientras sus ojos se dirigían a los oídos de Garra Sangrienta. Tres pendientes de oro brillaban a la luz de la antorcha. Esos pendientes contenían la historia completa de la vida de cualquier bárbaro. Por ejemplo, el patrón de halcón en el primer pendiente representaba a su tribu, el patrón de flecha en el segundo pendiente indicaba que era un arquero, y las letras grabadas en el tercero contenían los nombres de sus ancestros.
Después de leer la lista de ancestros de Garra Sangrienta, Desir chasqueó la lengua.
‘¿Es descendiente de Kahn?’
Melgerr Kahn. Su nombre tenía la importancia suficiente como para haber sido registrado en los libros de historia. Además, los que heredaron su linaje obtuvieron sus dones naturales. Esto había hecho famosos a sus descendientes por ser enormes espinas clavadas en los costados de muchas naciones de todo el continente.
Garra Sangrienta. Sería correcto asumir que había recibido las destrezas de Kahn y, definitivamente tendría un gran orgullo como sus antepasados; Y lo mismo se podría aplicar a todos los bárbaros que estaban bajo su mando.
‘Es bueno que aprendiera todo esto antes de encontrarme con él. ’
Desir comenzó a reorganizar sus planes una vez más. El objetivo del Mundo de las Sombras era resolver los dos problemas a los que se enfrentaba esta tierra: la amenaza externa de los bárbaros y el deterioro interno del orden público causado por los vagabundos.
‘Y Garra Sangrienta es el núcleo del problema bárbaro.’
Desir finalmente tenía una imagen completa de la situación.
Los bárbaros asaltaron el territorio en busca de comida y suministros mientras Evernatten se defendía de ellos. Siguiendo la lógica de los Mundos de las Sombras, si Wilhelm Evernatten era el protagonista de este escenario, entonces su antagonista, el jefe de los Bárbaros, Garra Sangrienta…
‘Habría sido el jefe final.’
Desir miró al Cacique Bárbaro con asombro.
‘Es increíble que pudiera ser capturado por ella sola.’
Cuando oyó que Ajest había derrotado a Garra Sangrienta y suprimido a los otros bárbaros, Desir se había quedado mudo.
‘Escuché que usó el Palacio de hielo y su espada mágica a la vez… Si eso es cierto, significa que sus habilidades han alcanzado el Cuarto Circulo.’
Incluso teniendo en cuenta el mejor resultado posible, Desir consideró que la situación seguía siendo ridícula. Gracias a Ajest, la amenaza bárbara había sido suprimida con relativa facilidad, si se lo comparaba con las situaciones que había previsto en sus planes.
Desir volvió a pensar en la actualización de la misión que había recibido tras la subyugación del líder bárbaro.
Misión secundaria: Los bárbaros
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Progreso de la misión: 42,49%
El líder de la tribu Hawk, Garra Sangrienta ha sido capturado.
Sin un campeón que los guíe, los bárbaros no podrán invadir Evernatten durante mucho tiempo.
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‘Esta es una buena oportunidad.’
Ahora que se presentaba tal oportunidad, Desir sabía que no podía dejarlo pasar. Tenía que atar los cabos sueltos para que los esfuerzos de Ajest no fueran en vano…
‘El progreso todavía no había alcanzado el 100% y eso significa que era posible que los bárbaros volviesen a invadir esta tierra, pero…’
Como habían capturado vivo al jefe de los bárbaros, la lucha había terminado. Una vez que Desir terminó de organizar sus pensamientos, abrió la puerta de la celda y se dirigió hacia Garra Sangrienta.
“Garra Sangrienta, deseo hablar contigo.” – dijo Desir, hablando con confianza.
Garra Sangrienta solo miró en silencio con una intención asesina desbordante.
Con un suspiro, Desir se dirigió hacia la mordaza que cubría la boca del bárbaro.
“Por favor, no me muerdas ni nada por el estilo.”
La pesada mordaza cayó al suelo con un ruido sordo. Inmediatamente, el Cacique le escupió. Desir limpió tranquilamente la saliva que salpicaba su mejilla. Había esperado esa respuesta.
“Te dejaré vivir a ti y a tus 80 subordinados capturados.” – dijo Desir, ignorando las provocaciones del bárbaro.
“¿…?”
“Gran descendiente de Kahn, deseo conceder un Alyad a ti, el eterno enemigo de la región Evernatten.”
Alyad. Era una misericordia concedida por el jefe victorioso de una guerra entre tribus. Cuando el nombre de una de las antiguas tradiciones realizada únicamente por las tribus bárbaras salió de los labios de un extranjero, los ojos de Garra Sangrienta se entrecerraron.
“¿Quién eres tú?” – preguntó, con su voz llena de sospechas.
“Soy el ayudante del Señor Evernatten.” – respondió Desir.
“Asistente, no tengo ni idea de cómo ha llegado a conocer el Alyad, pero no tienes derecho a hacerlo. Sólo la perra rubia que nos derroto tiene derecho.”
“Puede que no te haya derrotado personalmente, pero también tengo el mismo derecho que ella.” – añadió Desir con una sonrisa.
“¿Qué?” – preguntó Garra Sangrienta confundido.
“Yo fui quien cambió las raciones por arena.”
Tan pronto escuchó esto, las cadenas que ataban a Garra Sangrienta empezaron a chirriar ferozmente.
“T… ¡Tú!”
Su voz estaba llena de sed de sangre.
Sin embargo, la ira de Garra Sangrienta se desvaneció tan rápidamente como había aparecido. Cerró el puño y relajó su respiración, volviendo a mirar a Desir una vez que se había calmado.
“Bien.”
El aire helado y húmedo de la prisión dejó a Desir con una sensación de frío. Dado que no quería que ninguno de los dos siguiera pasando su tiempo en ese sitio, Desir se apresuró a explicar sus términos a Garra Sangrienta. Sin embargo, el Cacique Bárbaro no había terminado todavía.
“Me niego. Vas a pedir que no invadamos más este territorio a cambio de nuestras vidas, ¿me equivoco?”
Desir se sorprendió por la previsión del bárbaro.
“Tienes razón…”
“Es obvio el tipo de pensamiento que corren por la mente de bastardos como tú.”
El Alyad era una ganga sumamente ventajosa para los que la recibían. Sin embargo, para los bárbaros, que valoraban su orgullo por su propio bienestar, era una elección difícil.
“¿Pero hay una buena razón para negar mi petición?”
“Ustedes son los enemigos con los que hemos luchado durante décadas. El mayor deseo de mi pueblo siempre ha sido derrotarlos, ¿y ahora quieren que simplemente nos rindamos? ¿Sin haber obtenido ninguna ganancia tangible? ¿Mientras el enemigo se para en frente de nuestros ojos? De lo que hablas es de derrota. No puedo abandonar mi orgullo y renunciar al sueño largamente acariciado por la Tribu Halcón. No puedo admitir la derrotar sólo por mi voluntad.”
Enemigo. Había llamado a Evernatten su enemigo. Invadir Evernatten ya no se trataba sólo de comida, sino que se había transformado en un conflicto prolongado de la que ninguna de las partes veía el final.
Habiendo escuchado el discurso de Garra Sangrienta, Desir mantuvo su exterior tranquilo. Pero por dentro, una inmensa sensación de alivio lo inundó.
‘Si lo hubiéramos ejecutado, probablemente habríamos empeorado nuestros problemas. Los restos de su tribu probablemente vendrían en busca de venganza por su líder; una carga suicida hasta el último hombre.’
“Realmente eres un guerrero honorable. En lugar de rogar por tu vida, la entregas para mantener vivas las esperanzas de tu tribu. Sin embargo, eso en sí mismo es un acto también muy egoísta.” – continuo Desir.
Los labios de Garra Sangrienta se crisparon.
“¿Egoísta…?”
“Asi es. Solo piensas en tu honor como guerrero, pero, ¿Qué hay de la gente de tu tribu que te sigue? ¿Los abandonaras?”
“Ellos entenderán mi decisión.” – respondió Garra Sangrienta con confianza.
“Seguramente lo entenderán como guerreros.” – añadió Desir, retorciendo las palabras del líder bárbaro.
“Pero tú eres más que un guerrero, eres su líder. ¿No vas a considerar el Alyad? ¿Ignorarás la responsabilidad que tienes como jefe de tu tribu?”
Desir finalmente golpeó la única debilidad que le quedaba a Garra Sangrienta, su devoción por su tribu.
“Tu vida dejó de ser tuya tan pronto aceptaste el cargo de jefe. El resto de tu tribu no sobrevivirá sin que tú los líderes. Por ejemplo, ¿podría tu gente defenderse si la gente de esta región decidiera vengarse?”
Ante la observación de Desir, el sonido de sus dientes rechinando resonaban fuertemente.
“¿Te… atreves… a amenazarme? ¿Con la vida de mi gente?”
La voz de Garra Sangrienta estaba empapada de rabia.
“No me malinterpretes. Yo no soy quien decide, pero he hecho todo lo posible para llegar a un acuerdo justo entre nosotros.”
Quitándose la culpa de encima. Desir redirigió la ira de Garra Sangrienta lejos de él, forzando al líder bárbaro a centrarse en el impacto de su decisión sobre el bienestar de la tribu. Sin embargo, Garra Sangrienta aún no cedía.
“Hay guerreros aparte de mí que pueden liderar a la tribu en mi lugar.”
“Entonces eso es un alivio… ¿pero hay alguien que pueda liderar la tribu en tu lugar?” – preguntó Desir, fingiendo ignorancia.
‘Por supuesto que no.’
Era una pregunta de la que ya sabía la respuesta. Si había alguien que podía tomar el lugar del líder bárbaro, no había razón para que Garra Sangrienta hubiese arriesgado su propia vida para liderar el ataque.
“Recuerda, este es el único trato que dejará a ambos con alguna perdida. Espero que tomes la decisión correcta, como líder.”
“Mm…” – Garra Sangrienta comenzó a meditar su decisión.
En vez de ignorar a Desir como antes, Garra Sangrienta empezó a pensar seriamente en sus opciones. Sabía que el asistente seguiría presionándolo para que respondiera.
El líder bárbaro sabía que este hombre no había venido a verle para charlar sin hacer nada, y había supuesto las verdaderas intenciones de Desir casi de inmediato. A pesar de esto, el corazón de Garra Sangrienta se hacía más pesado con cada momento que pasaba.
Lento pero seguro, Desir había convencido al Bárbaro usando su propio idealismo en su contra. Todo lo que necesitaba era un último empujón. Y fue en ese momento cuando Desir decidió dar el golpe final.
“Le daremos una parte de la comida que estabas tratando de robar.”
Los ojos de Garra Sangrienta se abrieron notoriamente en ese momento. La comida que su tribu había estado buscando desde el principio. Su objetivo original. Garra Sangrienta sabía que esto ya no era un trato que podía pasar por alto…
“No te retiras porque has perdido, sino porque has hecho una tregua con tu rival.”
“¡Ja!” – Garra Sangrienta se rio ante la lógica de Desir.
La mirada de Desir se encontró con la de Garra Sangrienta, desafiándole silenciosamente a rechazar su oferta.
“Tienes una lengua astuta, como una serpiente deslizándose en las sombras.”
Garra Sangrienta chasqueó la lengua, al darse cuenta que era su única opción. Y aceptó el engaño mal disfrazado de Desir.
“Bien entonces. Por mi honor como jefe, aceptaré hacer una tregua. Juro que, de ahora en adelante, dejaremos esta tierra en paz.”
Tan pronto como Garra Sangrienta puso su honor en juego, Desir escuchó una notificación.
Has resuelto el problema bárbaro.
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