viernes, 29 de noviembre de 2019

G4L Capítulo 43

Arco 6 Capítulo 43
Presa
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars

Si su destino es un pueblo pequeño, es muy probable que lleven comida. Y si ese fuera el caso, no habría personas dentro del carruaje… No. ¿Será una persona que viene a Isteria a por comida?’ Mientras el carruaje se sacudía a medida que avanzaba, el supuesto líder seguía pensando. Actualmente se encontraban en medio de una hambruna y se acaban de encontrar un carruaje que se dirigía hacia un poblado pobre. Por lo tanto, parecía que no había ninguna duda de que ese carro transportaba ayuda alimentaria. “¿Solo tiene cuatro caballeros como escolta?” “Sí, son los mismos que vimos cuando salían de Isteria. Cuatro soldados fuertemente armados.” – respondió el esbirro. Habían estado vigilando el carruaje en el que viajaban Varin y Valetta desde que salieron de Isteria. Por supuesto, su objetivo era saquear la carga. Hasta ahora se habían dedicado a seguir a los viajeros y comerciantes que entraban y salían de Isteria y los atacaban cuando estaban descuidados. Habían repetido este modo de actuación varias veces. Y, aunque no solían atacar grupos con escoltas, en este caso la situación era un poco diferente. “Jefe, ¿realmente quieres atacar? Si nos enfrentamos a esos soldados con aspecto de veteranos, ¿no tendremos problemas?” “El dinero y la comida se nos están agotando, no tenemos otra opción. Además, si lo hacemos bien, es posible que no tengamos que luchar contra los guardias.” Se encontraban en una posición difícil. Todos venían de aldeas remotas que estaban sumidas en la pobreza, por lo que no habían tenido más remedio que venderse como mercenarios a la nobleza. Sin embargo, en la última guerra el noble que los había contratado había muerto, así que cuando se declaró la paz fueron incapaces de encontrar trabajo. Si se sumaba la política de inmigración y las políticas que se estaban llevando a cabo mientras se reducía el gasto fiscal, los que habían abandonado sus hogares para irse de Isteria eran incapaces de encontrar nuevos patrones y se habían visto convertidos en bandoleros. Sin embargo, incluso con sus ganancias como bandidos, estaban al borde de la bancarrota. “Los guardias volverán a Isteria después de dejar la carga en el pueblo. Podemos atacar cuando se vayan.” – dijo el jefe. “¿Atacar el pueblo…? Seguro que tiene habitantes que participaron en la guerra. Solo somos trece; si se resisten, terminaremos muertos.” – dijo el esbirro poniendo una cara insatisfecha. Si atacaban a los aldeanos, seguro que terminarían poniendo resistencia y, aunque no tendrían muchas armas, eran más y tendrían experiencia tras la última guerra. Además, Arcadia era un país que había adoptado el sistema del servicio militar obligatorio, por lo que resultaba común que en una aldea hubiera personas que tuvieran experiencia militar. Si atacaban la aldea, serían rodeados por soldados veteranos y no obtendrían un buen resultado. “¿Quién ha dicho que vamos a lanzarnos a por el pueblo? Atacaremos una sola casa en mitad de la noche. Si tenemos suerte podremos atacar dos o tres en silencio y huir hacia el territorio de Gregorn antes del amanecer.” – dijo el jefe. “Ya veo… Entonces creo que podríamos lograrlo. Pero, ¿Qué pasa con el contenido del carro? Si lo distribuyen por el pueblo, será imposible recuperarlo.” “No, no creo que lo repartan de inmediato. Lo más seguro es que se almacene cerca de la casa del jefe de la aldea y se vaya distribuyendo poco a poco. Si es suficiente comida para alimentar a todos los aldeanos, entonces no será una cantidad que desaparezca en uno o dos días.” Tras escuchar la explicación del líder, el hombre que montaba en una rata finalmente asintió satisfecho. Además, si pudieran robar la carga de comida, podrían dejar de asaltar caminos por una temporada. Si eran capaces de escapar hasta el territorio de Gregorn, aunque los nobles se enterasen del ataque de la aldea y enviaran un grupo a perseguirlos, ni la aldea de Grisea ni Isteria podrían hacer nada. “Está bien. Me pegaré a ellos hasta que lleguen al pueblo y confirmaré en qué casa dejan la carga.” “Vale. Nuestro primer objetivo es conseguir la comida. Si todo va sin problemas, puede que también seamos capaces de conseguir algunas mujeres.” – añadió el jefe poniendo una sonrisa diabólica. Si lo pensaba, últimamente no solo escaseaba la comida, sino que tampoco había mujeres disponibles. Así que mientras esperaba a los acontecimientos futuros, se entusiasmó. “Bien. Elegiré una casa con una mujer joven. Dile a los chicos del carro que descansen bien.” – dijo el esbirro. Tal vez porque estaba pensando lo mismo que el jefe, el hombre que montaba en rata también puso la misma sonrisa retorcida en su rostro antes de comenzar a perseguir el carruaje una vez más.
* * *
Esa noche. En la oficina de Narson en Isteria, Kazura estaba revisando un pergamino que contenía los registros con las obras que se habían llevado a cabo en el pasado para evitar las inundaciones. Narson y Havel también estaban en la habitación, cada uno haciendo un trabajo diferente, de acuerdo con las instrucciones de Kazura. Havel sacaba el pergamino del estante y lo extendía sobre la mesa. A continuación, Narson leía los puntos más importantes en voz alta. Cosas como la altura o el ancho del dique, además de su forma y el método con el que se había construido. Por último, Kazura copiaba la información en japonés en una nota adhesiva y lo pegaba al pergamino. “Su divinidad, quiero hacer una pequeña consulta.” – dijo Narson. Habían pasado varias horas desde que comenzaran a trabajar cuando Kazura detuvo sus manos porque estaba pensando que deberían descansar y cenar. Narson pensó que sería un buen momento para hablar. “¿Qué pasa?” “Es algo relacionado con la estancia de Kazura en Isteria. Dado que su verdadera identidad puede causar confusión si se hace pública, sería mejor mantenerla en secreto tanto como sea posible. Me sería más sencillo tratar con las visitas de mis amigos cuando vengan a casa, así que espero su cooperación…” – dijo Narson. “No me importa, de esa manera podré moverme con mayor libertad. Hazlo sin preocupaciones.” – respondió Kazura aceptando la propuesta con facilidad. Dado que solo unas pocas personas sabían de su existencia, sería fácil mantenerlo en secreto. “Muchas gracias. Entonces sobre eso… Considerando mi posición, sería extraño llamarlo su divinidad como hemos estado haciendo hasta ahora. Por eso, aunque sé que es descortés, creo que será mejor llamarlo señor Kazura de ahora en adelante. “Me parece bien. Además, aunque no haya personas alrededor, no es necesario llamarme de esa manera. Si se sigue usando, podría ocurrir un error de forma accidental. Por otro lado, ¿debo agregar un señor cuando me dirija a ti la próxima vez?” “No… Creo que la forma actual está bien. De esa manera, a otras personas les será difícil cuestionar a su divi…. Al señor Kazura. De esta manera, también podría darles pistas a mis subordinados de que el señor Kazura es miembro de una familia noble de alto rango y no investigar demasiado. Si necesito presentarlo a otras personas, siempre que nuestras historias coincidan, podríamos tratarlo sin que parezca antinatural. Creo que estará bien.” – dijo Narson con una expresión de alivio. “Entiendo… Ah, también hay una cosa que quiero hablar con el señor Narson.” – respondió Kazura. Acababa de recordar que tenía que pedirle algo. – “Quería tomar prestados los documentos de los registros de construcción que he resumido, y el mapa de Isteria con sus regiones aledañas.” “Por supuesto. Sin embargo, el mapa es un secreto confidencial, por lo que espero que….” “No te preocupes, no se lo mostraré a nadie.” La vacilación de Narson sobre el asunto de prestarle el mapa era razonable. Sin importar la época de la historia, el objeto conocido como ‘Mapa’ siempre había tenido un papel importante dentro del ejército. “Muchas gracias. Siéntase libre de usar los documentos recopilados y los mapas hasta el día de su partida. Si necesita algo más, no dude en informarme.” “Bien. Entonces, vamos a…” Justo cuando estaba a punto de decir, ‘tomar un descanso’, llamaron a la puerta. “Señor Narson, la cena está preparada.” – dijo una criada. “Oh, justo a tiempo. Tomemos un descanso para cenar.” – dijo Kazura levantándose de la silla. Narson y Havel dejaron sobre la mesa los documentos que tenían en sus manos.
* * *
Acompañados por la criada que se encontraba esperando al otro lado de la puerta, Kazura y Narson entraron en una habitación donde se había organizado la cena. Era una la sala que en términos japoneses se describiría como una sala de doce Jou; había dos criadas de pie junto a la pared y una mesa larga en el centro de la habitación, donde se habían dispuesto varios platos. El candelabro situado sobre la mesa y el que adornaba la pared proyectaban una luz suave y tierna que iluminaba toda la habitación. Por cierto, Havel cenaba en una habitación separada y no se encontraba con ellos en estos momentos. “¡Ah!” Cuando entró en la habitación, una de las sirvientas dio un pequeño grito cuando vio la cara de Kazura. Era la criada personal de Liese, Ayla. “¿Hmm?” – dijo Kazura mirando a Ayla con una mirada confusa. No recordaba haberla visto antes. “¿Hay algo mal?” – preguntó Narson. “N… ¡No! Por favor, ¡perdone mi descortesía!” – respondió Ayla pidiendo perdón y haciendo una reverencia. Estaba entrando en pánico. Soltar un grito cuando alguien entraba en la habitación era un acto impropio de una criada. “Así que Zir aún no ha llegado… Señor Kazura, mi esposa y mi hija se unirán a la cena, ¿le parece bien?” – preguntó Narson. “No me importa… Ah.” Mientras respondía a la pregunta de Narson, Kazura se comportó igual que la criada. Había dado un pequeño grito al ver la cara de Ayla. Cuando Narson mencionó a su hija, se dio cuenta del motivo de la reacción de Ayla. Al ver que la observaban, Ayla se sintió incomoda y se inclinó ante Kazura. ‘Esta doncella… ¿Podría ser la persona con la que choqué en la ciudad la última vez? A pesar de que ya han pasado unos veinte días, ¿todavía recuerda mi cara?’ Desde su reunión con Narson había planteado la hipótesis de que volvería a encontrarse con Liese. Sin embargo, cuando chocó contra la criada, solo llegaron a verse por unos segundos y llevaba un tipo de ropa completamente diferente. Por ello, había supuesto que no sería reconocido por otras personas. Pero la realidad era que su rostro había sido reconocido de inmediato. “¿Hay algo mal?” – preguntó Narson con una mirada confusa, tras ver la reacción de ambos. “No… No pasa nada.” – respondió Kazura. “Hmm… Ayla, por favor, ve a llamar a Liese.” Aunque no parecía muy satisfecho con la respuesta y pareció considerarla por un instante, se volvió hacia Ayla y le dio una orden. “Como ordene, mi señor.” – respondió Ayla de inmediato para a continuación inclinarse y salir de la habitación.
* * *
Mientras Ayla salía de la habitación donde se servía la cena caminaba con lentitud, pero cuando se aseguró de que no había nadie cerca, echó a correr hacia la habitación de Liese. “Señorita Liese, ¡soy Ayla! Por favor, ¡disculpa!” – gritó, mientras abría la puerta sin esperar respuesta y entraba a toda prisa. – “Señorita Liese, ¡grandes noticias…!” “¿Eh?” Cuando Ayla entró en la habitación y comenzó a hablar sus palabras se interrumpieron de inmediato y su cuerpo se puso rígido. Dentro de la habitación estaba Liese, pero también se encontraba Zirconia. Ayla, que había entrado en tromba en la habitación, se encontró con la mirada helada de Zirconia en un lado y la expresión de sorpresa de Liese en el otro. “¿Ha pasado algo? Parece que estás en medio de un ataque de pánico.” – dijo Zirconia. “Ah, no, eso… ¡Venía a informar de que la cena está lista!” “Ya veo, pero no puedes entrar en una habitación sin llamar primero, ¿de acuerdo?” – dijo Zirconia. “Lo siento mucho…” – respondió Ayla. Zirconia estaba reprendiendo a Ayla del mismo modo que advertiría gentilmente a un niño travieso, por lo que dejó caer sus hombros y se inclinó profundamente mientras se disculpaba. Tal vez porque Zirconia estaba de buen humor, no la castigó por hacer algo impropio para una criada. En ese momento, salió de la habitación y pasó frente a Ayla, que estaba junto a la puerta; Liese caminaba detrás suyo. “¿Qué estás haciendo…?” – susurró en voz baja, cuando paso junto a Ayla.
* * *
“Liese, este es mi buen amigo el señor Kazura. Planea quedarse en la mansión por unos días, pero es la primera vez que viene de visita a nuestra casa. Dado que todavía hay muchos sitios que no conoce, si llega el momento, préstale tu ayuda.” – dijo Narson. Cuando el grupo de Liese entró en la habitación, Narson le presentó a Kazura. Aunque este método de presentación era francamente directo, Kazura no había contado nada sobre lo que había pensado sobre su estado social o sus gustos, así que no tenía más remedio que responder a medida que Narson iba haciendo las presentaciones. “Mi nombre es Kazura, encantado de conocerte.” “Soy Liese. He oído hablar del señor Kazura por mi madre. Estoy realmente agradecida de que haya ayudado en los asuntos internos del territorio de Isteria. Si hay algo que pueda hacer para ayudar, no dude en contármelo.” – respondió Liese dando una pequeña reverencia. Le daba las gracias con una sonrisa perfecta, como la de una flor. La belleza de esa sonrisa hizo que Kazura se sintiera fascinado por ella de forma inconsciente. “Ah, y… Yo también…” Mientras se sonrojaba, consiguió responder de alguna manera, como si fuera un joven ingenuo. Estaba molesto cuando le dijo que su madre le había hablado de él. Pero al final estaba más preocupado por intentar hacer todo lo posible para evitar sonrojarse. ‘N… No es bueno. Esta chica es terriblemente hermosa.’ “Esto…. ¿Pasa algo?” – preguntó Liese con un tono confundido mientras inclinaba la cabeza, al darse cuenta de que la estaba mirando fijamente. Mirando a estos dos, Zirconia tuvo una leve sonrisa en sus labios.