viernes, 22 de noviembre de 2019

G4L Capítulo 42

Arco 6 Capítulo 42
Mirando hacia adelante
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars

Después de separarse de Valetta y Varin, que regresaban a la aldea de Grisea, Havel guio a Kazura para realizar una inspección del río que fluía por el centro de Isteria. En estos momentos, se encontraba en un lugar elevado, desde donde le era posible inspeccionar la ciudad de Isteria y el río que fluía por el medio. En realidad, quería que Narson o Zirconia lo guiaran en la visita, sin embargo, estaban trabajando sin descanso para obtener todos los bienes y el personal que había solicitado, por lo que era imposible que lo acompañasen en este momento. Isaac se encontraba en la misma situación. Tal vez porque estaba corriendo de un lugar otro tratando de adquirir los 3.000 sacos de tela con las dimensiones que había solicitado, no había vuelto a verlo. Por eso, se le había encargado a Havel acompañarlo a inspeccionar el río. Era el único que no tenía nada que hacer. “Es un río bastante grande. ¿Qué zona se ve afectada cuando ocurre la inundación?” “Umm, según el mapa, normalmente el agua comienza a desbordarse por esta orilla del río y son esos edificios los que suelen acabar llenos de agua. Hay otros lugares donde es habitual que aparezcan inundaciones, pero suelen ocurrir donde el afluente se encuentra con el río principal.” – explicó Havel mirando el mapa de Isteria que sostenía en sus manos. A continuación, señaló el río que se veía a lo lejos. El mapa estaba lleno de anotaciones en varias zonas, que mencionaban dónde y cuándo habían ocurrido las inundaciones en el pasado y la magnitud del daño. Kazura miró hacia donde señalada Havel. Observó una zona donde se había acumulado tierra en la orilla del río para servir como dique. Sin embargo, aunque esta barrera podría evitar que el agua del río se desbordara, no serviría para nada si la inundación la creaba un fuerte aguacero. “Siguen ocurriendo inundaciones, aunque se ha acumulado tierra en las orillas… Havel, ¿puedes mostrarme qué tipo de materiales se han usado para construir el dique?” “Entendido. No tengo permiso para acceder a ese tipo de material, así que se lo solicitaré al señor Narson más tarde.” “Por favor, hazlo. ¿Puedes darte la vuelta?” “¿Eh? Oh, entiendo.” Ante la repentina solicitud de darse la vuelta, Havel se quedó un poco perplejo, pero terminó dándole la espalda. Cuando Kazura confirmó que no lo estaban mirando, sacó la cámara digital del bolsillo de su pecho y tomó varias fotografías del centro del río. “Bien, puedes darte la vuelta. Quiero echar un vistazo más de cerca a la estructura del dique. Vamos al río. ¿Hay más ríos en Isteria?” “Hay dos grandes ríos que fluyen al este y al oeste de la ciudad. También se han desbordado varias veces. ¿Quieres ir a verlos todos?” “Así es… Pero como mis días para inspeccionarlos son limitados, prefiero centrarme en los lugares que han sufrido inundaciones en el pasado en esta zona. Si nos sobra tiempo, inspeccionaremos el resto.” En realidad, Kazura quería inspeccionar las orillas de los ríos y tomar las fotografías necesarias para pensar en medios para contrarrestar las inundaciones. Sin embargo, tenía que volver a la aldea de Grisea dentro de tres días. Por esa razón necesitaba priorizar las inspecciones en lugares donde ya sabía que se habían producido inundaciones y posponer el resto para más tarde. “Entiendo. Como necesitamos viajar una gran distancia, usaremos una rata. La prepararé rápidamente. Por favor, espere aquí por un momento.” “Ah, pero no puedo montar la rata solo…” “Lo siento, por favor, perdóneme. Prepararé un carruaje rápidamente.” – dijo Havel no muy sorprendido de que no fuera capaz de montar en una rata. Se inclinó ante Kazura y comenzó a correr con una sonrisa.
* * *
“¿Eh?” – dijo una criada que estaba caminando por una esquina del distrito comercial de clase alta. Se trataba de Ayla, la doncella personal de Liese, la única hija de la casa Estelle. Actualmente estaba fascinada mirando un carruaje que se había detenido varios metros por delante de ella. Pero sus ojos no estaban centrados en el carruaje, sino en el joven que iba sentado detrás del cochero. El joven bajó del carruaje y se quedó mirando el canal de agua que cruzaba el distrito comercial. Poco después, otro hombre bajó del carruaje. ‘Ese hombre…. ¿Dónde lo he visto?’ – pensó Ayla. “Señorita Ayla, ¿pasa algo?” – preguntó uno de los hombres que estaba a su espalda mientras veía como la joven se quedaba mirando al hombre que observaba el canal de agua. Su compañía consistía en un par de esclavos de la casa Estelle y solían servir como portaequipajes para sus amos. En esos momentos llevaban varias cajas que contenían carne y verduras en sus manos. “¡Ah…!” – gritó Ayla. Después de pensar por un momento recordó quien era el hombre del carruaje. No había prestado atención a la pregunta. ‘Es la persona con la que choqué hace unos días… Creo que la persona que está a su lado es el subcomandante de la primera unidad de entrenamiento de cadetes. La unidad del señor Havel.’ Cuando sus pensamientos llegaron a esa conclusión quedó aturdida. Al encontrárselo por primera vez llevaba una camisa y unos pantalones lisos, como los que usaban los campesinos en el campo. Sin embargo, en este momento, ese hombre llevaba una túnica de buena calidad, típica de la aristocracia y se encontraba hablando con un noble como Havel. Pero lo que era más sorprendente era que, si se fijaba en su comportamiento, Havel era el que estaba siguiendo a ese hombre. Si Ayla hubiera sido una persona normal y corriente, entonces podría pensar que lo había confundido con otro hombre. Desafortunadamente, era imposible que se equivocase con la identidad de una persona. Una de sus tareas consistía en asistir a Liese y, cada vez que ésta se reunía con una persona, Ayla le susurraba su nombre y estatus social al oído. Era una de sus habilidades especiales. En pocas palabras, era una profesional en memorizar el nombre y la cara de alguien. ‘Es extraño. Si fuera noble, ¿por qué viajaba con esa ropa? ¿Iba de incógnito…?’ Mientras pensaba sobre ello, el hombre que estaba hablando mientras observaba el canal de agua se volvió a subir al carruaje con Havel y se marcharon a otra parte. A decir verdad, quería preguntarle directamente, pero si realmente era un noble, no debía hacer eso. Aunque era la doncella personal de Liese, la hija del Señor, y estaba en una posición bastante alta, no provenía de un entorno de nobleza y era solo una plebeya. No se encontraba en una posición que le permitiera interrogar a un noble para saber quién era. “¿Señorita Ayla?” – preguntó el esclavo una vez más. Estaba ensimismada, pensando en que debería ir a informar a Liese sobre esto de inmediato. “Nada. Volvamos a la mansión.” – respondió Ayla al hombre, para luego comenzar a caminar hacia la residencia.
* * *
Mientras Ayla observaba a Kazura, Varin y Valetta viajaban dentro de un carruaje rumbo a la aldea de Grisea. Habían colocado una alfombra suave hecha de algún tipo de piel de animal en medio del carruaje. Cuando se sacudían debido a los baches de la carretera, hacía que el nivel de comodidad aumentase un poco. A su alrededor, había cuatro soldados montados en ratas, escoltando al carruaje, dos en la parte delantera y otros dos en la trasera. Pero las únicas personas dentro del carruaje eran Varin y Valetta. Dentro del carruaje, Varin no sabía qué decirle a su hija, que se encontraba sentada con la espalda apoyada contra la pared, con las manos agarrando las rodillas y la cabeza entre ellas. Ya habían pasado tres horas desde que partieron de Isteria, pero Valetta había estado en esa postura, sin moverse. Estaba tan preocupado que había intentado hablar con ella en varias ocasiones, pero sus respuestas solo consistían en un ‘’ o en un ‘Lo siento’. ‘Me rindo… ¿Qué haría Sheeta en una situación como esta?’ – pensó Varin recordando a su difunta esposa. Nunca había visto a Valetta tan desanimada Hacía cuatro años, cuando regresó a la aldea de Grisea tras ser licenciado del ejército y le contó que su madre había muerto en combate, no se había deprimido tanto. En ese momento, aunque se encontraba abrazando a su hija y disculpándose lleno de lágrimas, Valetta fue consciente de su dolor y se dedicó a consolar a su padre en lugar de mostrar tristeza por la pérdida de su madre. De hecho, después de eso, Valetta siempre mantenía una sonrisa al interactuar con Varin, ya fuera en el trabajo agrícola o en las tareas del hogar. Nadie vio que se pusiera triste por perder a su madre ni una sola vez. Varin no supo cuánto tiempo tardó, pero estaba convencido de que solo se había recuperado gracias al comportamiento alegre de su hija. Pero en esta ocasión, estaba realmente deprimida. Se sentía patético, pero Varin no tenía ni idea sobre cómo tratar con su hija. “Señor Varin.” – dijo un soldado, llamándolo. Mientras estaba preocupado, uno de los escoltas de la parte de atrás se había acercado montado en su rata. “¿Puedo sentarme a su lado?” “Ah, claro.” Cuando el hombre escuchó la respuesta de Varin, desmontó ágilmente de su rata y ató las riendas a la parte trasera del carruaje. Mientras el carruaje seguía avanzando, saltó ágilmente en él y se sentó dentro. “También tengo una hija. Este año cumplirá 16 años… ¿Quieres beber?” – dijo el soldado, sacando una cantimplora de cuero de su chaqueta. Tras descorcharla, tomó un trago y se la pasó a Varin. “Muchas gracias, ¿vives con tu hija?” – preguntó Varin tras probar el líquido que estaba dentro de la cantimplora de cuero. Tenía un toque de acidez y su nariz percibió un ligero aroma a cítricos. Le recordaba el aroma del té de hierbas que preparaba Kazura. “Nunca me hacía caso, ni me hablaba con honoríficos. Me atrevo a decir que estaba indefenso cuando tenía que tratar con ella. Y pensar que era una mocosa hasta hace poco…” – dijo el soldado soltando una risa. Daba la impresión de estar contando un chiste. Varin se rio a su lado. Parecía que el hombre se había preocupado al ver cómo Varin había comenzado a deprimirse tras ver a Valetta en ese estado, y por ello había venido a hacerle compañía. “Mi hija se casó hace medio año y ahora vive en la casa de su esposo. Suele venir una vez cada diez días a traer algunas hierbas, pero me gustaría poder ver su rostro más a menudo. Me siento solo.” – dijo el soldado girando la cabeza para mirar a Valetta en la parte trasera del carruaje. – “Puedo ver que está desanimada desde que empezamos el viaje. ¿Ha sucedido algo?” “No. Realmente no lo entiendo… Desde que partimos hacia Isteria, no ha pasado nada.” – respondió Varin. “¿No será porque ha sido separada del hombre que se está hospedando en la mansión del Señor?” “No. Kazura no ha hecho nada malo. Pero… Hmm…” Cuando el hombre señaló el problema en voz baja, Varin recordó el momento en que se separó de Kazura e hizo un gemido. Kazura y Valetta estaban muy unidos. Hasta cierto punto, parecían una pareja de amantes, siempre estaban uno al lado del otro en el pueblo y hacían todo juntos. Por eso, cuando se decidió que Kazura se separaría de ellos durante unos días, Valetta se había puesto terriblemente triste, no era que Varin no la entendiera. Sin embargo, no importaba cómo lo mirara, su depresión era demasiado grande. La Valetta habitual, incluso cuando sucedía algo doloroso o triste, se animaba rápidamente y se comportaba de forma alegre. Además, a pesar de que en esta ocasión iba a estar separada de Kazura, solo se iba a quedar en Isteria durante tres días y se volverían a reunir en cinco. Aunque el grupo de Narson había creído que era Greisior, tal vez estaba preocupada por su seguridad. Sin embargo, en esta ocasión, Varin sintió que era algo diferente. “Bueno, si realmente es una historia de amor, no importa cuánto se preocupe o intente interferir un padre. El resultado nunca será satisfactorio. Tal vez deberías dejarla sola por un tiempo y que hable de esas cosas con otras mujeres.” “Sí…” Cuando el soldado mencionó a una mujer, recordó a las chicas del pueblo que estaban cerca de Valetta. Si seguía desanimada cuando llegaran a la aldea, les preguntaría a las chicas qué podía hacer. “Esto puede ser grosero, pero, ¿tu esposa está en el pueblo?” “No… Falleció hace cuatro años.” Cuando el hombre escuchó la respuesta de Varin, suspiró y luego desvió la vista hacia el camino por el que estaban pasando en este momento. “¿Fue durante la última guerra…?” “Sí. En una colina cerca de la frontera… Creo que ahora se llama ‘Colina del héroe’. Durante la última batalla en ese lugar.” “También perdí a mi hermano mayor y menor en esa batalla.” “……” “……” Durante un tiempo, los dos padres se quedaron sin decir nada. Solo observaron cómo se movía el paisaje.
* * *
Varios kilómetros por detrás del carruaje que llevaba a Varin y a Valetta a la aldea de Grisea, había otro carro, cubierto por un dosel sucio, avanzando por el camino. Dentro, había unos diez hombres acostados, hablando de forma perezosa entre ellos. Al lado del hombre que conducía el carro, había un hombre con una cara que daba miedo mirando hacia delante. “¡Jefe!” Poco después, apareció un hombre montado en una rata por el camino. “¿Cómo es?” – preguntó el hombre con la cara marcada. “No pude acercarme mucho, así que no sé cuántas personas iban dentro del carruaje. Es imposible atacarlo durante el día.” El hombre al que llamaban ‘jefe’ chasqueó la lengua ante el informe del hombre. No era lo que quería oír. “Está bien. ¿A dónde se dirigen?” “Quizás a algún pueblo a un día de carro desde aquí. No conozco los detalles, pero no creo que sea un pueblo muy grande.” – contestó el hombre montado en la rata de una manera impaciente. Después de escuchar sus palabras, el jefe se cruzó de brazos para pensar.