Arco 6 Capítulo 41
Comprendiendo la situación
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars
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“¿Crees que estas explicaciones sobre las herramientas son suficientes?” – preguntó Kazura.
Después de terminar la explicación de todas las herramientas que había sobre la mesa, Kazura volvió su atención hacia Narson y Zirconia, quienes estaban probando la sopa de su plato. Havel, que acababa de regresar a la habitación, también probaba la sopa junto con Isaac.
“Sí, todas son herramientas magníficas. Gracias por su explicación.” – agradeció Narson con una sonrisa mientras dejaba la cuchara sobre su plato.
“Entonces, deseo recibir una explicación sobre la situación del territorio.” – solicitó Kazura.
“Entiendo. Zir, los documentos.” – dijo Narson.
“Lo traeré todo. Isaac, por favor, ayúdame a traerlo.”
“Sí, señora.”
En un momento, los dos abandonaron la habitación. Después de que ambos salieran, Narson miró a Varin y Valetta, que estaban sentados al lado de Kazura.
“Los documentos que estoy a punto de mostrarle tienen algunos secretos de estado sobre mi territorio. Lo siento, pero dejar que más gente los vea es…” – dijo Narson.
“Hmm, ya veo.”
Al escuchar las palabras de Narson, Kazura entendió la situación y se volvió hacia Varin y Valetta. Por el momento, a excepción de Kazura, en quien confiaba como Greisior, los documentos no se podían mostrar ni a Valetta ni a Varin, que solo eran unos meros acompañantes para tranquilizar a la aldea de Grisea.
“Señor Narson, si lo permites, mientras informas a Kazura, puedo hablar con Varin y Valetta en otra habitación sobre los eventos que han acaecido en la aldea de Grisea hasta este momento.”
“Hmm, de acuerdo. Kazura, ¿le parece bien?” – preguntó Narson.
“No me importa, seguro que Havel sabrá comportarse.”
Al oír las palabras de Kazura, Havel puso una sonrisa, entendiendo que no debería forzar las cosas para intentar descubrir algo más.
“Sí, absolutamente cumpliré con la promesa que le he hecho.” – contestó Havel.
“¿Promesa…?” – preguntó Narson. Como no sabía nada acerca de la promesa verbal que le había hecho a Kazura en la aldea de Grisea, puso una expresión perpleja.
“Sí. Cuando me pidieron que ayudara a Arcadia, les hice prometer algunas cosas.” – respondió Kazura.
Cuando escuchó la palabra ‘promesa’, Narson envió por un instante una mirada penetrante a Havel que, al verlo, se puso firme al instante, pero siguió mostrando una expresión determinada.
“¿Qué tipo de promesa?”
“No podéis interferir en cualquier cosa que haga en la aldea de Grisea. Sin excepción. Además, no trataréis a la aldea ni a los aldeanos de manera inapropiada. Para ser específicos, dado que los aldeanos tienen una relación cercana conmigo, no serán explotados para extraerles ningún conocimiento que les otorgue. No me importan las leyes que han estado vigentes hasta este momento, como la obligación de pagar impuestos, sin embargo, no podéis modificar la ley para realizar las acciones que acabo de nombrar. Si estas dos promesas se incumplen, no volveré a ayudar a Arcadia.”
Narson estaba preocupado por el tipo de promesas que habían tenido que hacer, pero cuando escuchó de qué trataban, dejó escapar un suspiro de alivio. Si eso era lo único que tenían que hacer no era un problema. Ya había decidido tener cuidado al tratar con la aldea de Grisea. Además, era una suerte que tuvieran que acatar las leyes que estaban en vigor, ya que todavía sería el gobernante nominal de la aldea.
Aunque solo se trataba de una pequeña aldea con una población de menos de cien personas, si los ingresos fiscales de una aldea se detenían de repente, con el actual estado de la región, sería un problema. Creía que la ayuda de Kazura tendría un efecto positivo sobre la economía de la aldea, así que era mejor no perder su control y sus ingresos fiscales.
“Está bien. Mantendré esa promesa, así que humildemente le doy las gracias por su apoyo… Havel, llévalos a la otra habitación.”
“Sí, señor. Varin, Valetta, por favor, por aquí.”
Guiados por Havel, ambos dejaron sus asientos y lo siguieron hacia la puerta de la habitación. Cuando salían de la habitación, Valetta lanzó por un instante una mirada preocupada hacia Kazura, pero siguió caminando sin detenerse.
* * *
Unos minutos más tarde de que el grupo de Havel y Varin abandonaran la habitación, Kazura comenzó a revisar la gran cantidad de documentos que estaban apilados frente a él con una expresión rígida. Zirconia estaba sentada a su lado, mientras que Narson se situó en frente, explicando la situación de su territorio. Además de los documentos apilados, había un gran montón de papeles en un lado de la mesa, que Isaac iba pasando a su señor a medida que los iba necesitando durante la explicación.
“El daño en el sur y en el este de Isteria no es tan grande. Sin embargo, el daño de la región occidental y norte es devastador. La incesante sequía ha causado que la mayoría de los cultivos que deberían estar cosechándose en estos momentos se marchiten. Además, el suelo está tan seco que no se podrán plantar nuevos cultivos la próxima temporada. El precio de los alimentos ha experimentado un fuerte aumento, causando dificultades económicas a los ciudadanos.” – explicó Narson.
‘Esto es malo, hay partes que no puedo leer porque han sido devoradas por los gusanos. Tampoco comprendo las palabras técnicas...’
Mientras escuchaba la explicación de Narson y de Zirconia, Kazura intentó leer las frases escritas en los documentos, pero cuanto más lo intentaba, más preocupado estada. Había aprendido algunas palabras de Valetta, pero habían pasado tres semanas desde que empezara a aprender a leer. Podía arreglárselas con oraciones simples, pero el documento estaba lleno de frases completas y palabras técnicas. Desde el fondo de su corazón, envidiaba las asombrosas habilidades de aprendizaje de Valetta. Había comenzado a aprender japonés hacía diez días, pero ya era capaz de leer sin problemas las oraciones en japonés.
“Además, por culpa de la sequía, la ayuda que estábamos recibiendo del territorio de Gregorn también ha disminuido…” – continuó Narson, mientras Kazura seguía preocupándose.
Aunque intentase disimular, la realidad era que no podía comprender las oraciones del pergamino, por lo que se estaba planteando confesar que no podía leer.
“Señor Narson, ¿puedo hablar un momento?”
“Sí, ¿qué ocurre?”
“Lamento no haberlo dicho hasta este momento, pero no puedo leer las letras de este país. Por ello, ¿puedo pedirle que me explique los puntos principales de estos documentos?”
Al escuchar las palabras de Kazura, Nelson y las demás personas de la habitación mostraron la misma expresión de sorpresa. Sin embargo, Zirconia puso una sonrisa y, cogiendo los documentos que le estaba indicando Kazura, comenzó a leer punto por punto la explicación de Narson.
* * *
Dos horas más tarde…
Kazura tenía la misma expresión rígida mientras miraba la libreta que tenía delante. Había anotado los puntos principales de la explicación de Narson con un bolígrafo. La situación no era algo tan grave que fuera a causar la destrucción del territorio en unos días, pero si el clima y el orden público no mejoraban, en medio año a partir de ahora existía la posibilidad de que todo el territorio de Isteria sufriera una hambruna inimaginable.
‘Lo primero que debo hacer es mejorar la situación alimentaria del territorio. A continuación, proponer contramedidas para evitar las inundaciones de la temporada de lluvias del próximo año. También hay que abordar la cuestión de los problemas de higiene en las ciudades, el mal estado de los edificios en las zonas rurales y el déficit crónico de las cuentas de la región… Ah, son bastantes problemas.’ – pensó Kazura ensimismado.
“Aunque es vergonzoso admitirlo, no hay forma de ayudarlos a todos. Ya hemos alcanzado el límite de la reserva de alimentos, si esto continúa, existe la posibilidad que este territorio sea como un infierno. Ni siquiera hay registros de una sequía como esta en los últimos cientos de años…” – dijo Narson con una expresión indescriptible y desanimada.
Según la explicación que le acababan de dar a Kazura, la producción de alimentos había disminuido y, por tanto, el precio de los alimentos había experimentado un fuerte aumento. Si la situación actual continuaba, la única conclusión posible sería el racionamiento de la comida. Finalmente, habría disturbios, y muchos ciudadanos intentarían saquear los alimentos que los ricos habrían estado acumulando hasta este momento. Como decía Narson, sería un infierno causado por el hambre.
“Me preocupa el enorme presupuesto militar, pero… Dado que la situación ya está de esa manera, no hablemos de eso.” – dijo Kazura, causando que la cara de Zirconia se pusiera rígida por un instante, pero cuando explicó que no iba a interferir con el presupuesto militar, mostró una expresión de alivio.
Según le había contado Valetta, era muy probable que la guerra con Balveil se reanudara dentro de cuatro años, así que supuso que ese gran gasto militar era necesario debido a las preparaciones para ese momento. Aunque sentía curiosidad por tanto gasto, no tenía sentido involucrarse en todo, así que decidió no interferir en él por ahora.
“Bueno, haré algo para mejorar la situación alimentaria. Pero dado que no puedo ayudar demasiado, espero cooperación por su parte.”
“¡Ah…! ¡Muchas gracias! Si es algo que está dentro de nuestra capacidad, haremos todo lo posible por ayuda. ¡Con mucho gusto ofreceremos nuestra cooperación!” – respondió Narson entusiasmado, mientras se levantaba de la silla y tomaba la mano de Kazura para mostrar su gratitud.
Tanto él como Zirconia tenía una expresión que indicaba que no podían creérselo, mientras que Isaac se quedó de pie con una gran sonrisa en su cara.
“Ahora háblame sobre las inundaciones y los problemas de higiene.”
“¿También va a ayudarnos con eso?”
“Primero tengo que comprender la situación actual, pero creo que podría pensar en algo.”
Cuando venía hacia la ciudad, Havel ya le había explicado por encima cual era el problema, por lo que pensaba que podía ayudarlos una vez que supiera con exactitud qué tipo de daños producía. Sin embargo, al final todo dependía de si era capaz de manejar el problema.
“Otra cosa, hay algo que me gustaría que preparases. Veamos… Para dentro de tres días.” – dijo Kazura.
“Entendido. ¿Qué debo preparar?”
“Una bolsa de tela gruesa de este tamaño…” – dijo Kazura, mientras dibujaba con el dedo sobre la mesa. Se trataba aproximadamente del tamaño de una bolsa de arroz de 45 litros que se usaba en los hogares japoneses.
“Por supuesto. Isaac, prepáralo rápidamente.” – ordenó Narson, tras ver el tamaño de la bolsa.
“¡Sí, señor!
“Ah, espera, una cosa más.” – dijo Kazura de repente, deteniendo a Isaac, que ya estaba a punto de salir por la puerta.
“Sobre su número, serán dos…” – comenzó a decir Kazura, pero se detuvo como si estuviera pensando en algo. Pero cuando Isaac estaba a punto de completar la frase preguntando si quería dos bolsas, la frase de Kazura lo dejó estupefacto.
“No, sería un problema si el número no es suficiente. Por favor, prepare tres mil bolsas lo antes posible.”
“¿Eh…?”
“Ah, cierto. Que las bolsas de tela se puedan cerrar. Asegúrate de que tengan un cordón en la parte superior, como si fuera una bolsa. Además, necesitaré algunos carruajes.” – continuó Kazura, dejando a Isaac estupefacto en la puerta y cambiando su mirada hacia Narson.
“Cu… ¿Cuántos necesita?” – preguntó Narson con voz temblorosa.
“Prepara los suficientes carros para transportar tres mil sacos completamente cargados en un solo viaje desde la aldea de Grisea hacia Isteria. Me sirve que algunas sean carretas. Además, prepara suficientes soldados para evitar que saqueen los carros. También harán falta conductores y porteadores. Dado que llevará varios días moverlo todo hacia Isteria, necesitaremos suministros y mano de obra…. Hmm, creo que trescientas personas serán suficientes. Si es posible, que sea gente que tenga experiencia y resistencia haciendo trabajos agrícolas.”
“En… Entendido…” – contestó Narson.
“Señora Zirconia.” – dijo Kazura volviéndose hacia la persona que estaba sentada a su lado. Sus hombros temblaron al oír su nombre.
“Es… Esto, necesito ir a informar a los oficiales dentro de un rato, así que…” – dijo Zirconia mientras apartaba la mirada y trataba de abandonar el asiento. Sin embargo, Kazura puso su mano derecha sobre su hombro izquierdo, haciendo fuerza con la mano.
“Vamos, vamos…. Por favor, siéntate…”
Viendo la sonrisa de Kazura, Zirconia solo pudo asentir débilmente, pero sus ojos mostraban que no se estaba riendo en absoluto.
* * *
Una hora después de que asignara una gran cantidad de trabajo a todos los que estaban en la habitación, Kazura se encontraba en la plaza a la que había llegado con Varin, Valetta y Havel. Había un carruaje cerrado esperándolo. No era el mismo que lo había traído esta mañana, pero ahora había cuatro hombres musculosos de pie a un lado del carruaje. Todos llevaban una armadura de placas, un casco de bronce y una lanza. Además, portaban escudos redondos a la espada y una espada corta en la cintura. No se podía decir que fueran jóvenes, pero tampoco eran viejos. Emitían el aire de un soldado con un largo historial militar.
“Me quedaré aquí otros tres días, así que saluda a todos en el pueblo. Aunque tarde un poco, voy a volver, así que no te preocupes.” – dijo Kazura.
“Pe… Pero…” – contestó Valetta. Quería decir algo, pero dudó en el último momento y se quedó mirando a Kazura en silencio. A continuación, bajó la cabeza y mostró una expresión recatada. Tal vez estaba preocupada por Kazura, pero sus expresiones lo inquietaban.
‘Sería realmente útil si Valetta pudiera quedarse a mi lado, pero… No creo que vaya a suceder.’ – pensó Kazura.
Para ser honesto, quería que se quedara con él en Isteria. Aunque solo fueran unos días, quedarse solo en una tierra desconocida era descorazonador y pensaba que sería mejor si Valetta estuviera a su lado. Podía aprender las cosas a gran velocidad y se sentía muy relajado a su lado. Si le hubiera pedido que se quedara a su lado, Valetta habría aceptado sin dudarlo, pero Kazura no podía hacer eso.
Si Kazura comenzaba a depender de Valetta, aunque solo fuera una vez, incluso solo una vez, abandonaría la aldea de Grisea, su casa, para seguirlo siempre que necesitara quedarse en Isteria. Eso no estaba bien. Explotar la buena voluntad de la chica terminaría por separarla de sus cosas más preciadas.
‘Cuando Varin quiso que fuera a Isteria a estudiar, se negó y decidió quedarse en la aldea. Si la arranco de los brazos de su padre por mi propia conveniencia, entonces no soy un Dios, sino un demonio.’
Kazura creía que Valetta deseaba quedarse al lado de su padre, por encima de cualquier otra cosa. Además, en la medida de lo posible, no quería molestarlos demasiado, ni a ellos ni a la gente de la aldea de Grisea. Dentro de la mente de Kazura, la posición de las personas de la aldea de Grisea ya había cambiado, de personas en una gran crisis a la que necesitaba ayudar, a personas importantes que necesitaba proteger a toda costa.
“Por favor… ¿Regresarás pronto?” – murmuró Valetta, levantando la cara por un instante, con una expresión al borde del llanto. A continuación, volvió a bajar la cabeza.
Viendo la expresión de Valetta, Kazura sonrió con ironía y le dio unas palmaditas en la cabeza con suavidad.