Capítulo 40
No soy tan agradable
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars
Mientras nos abríamos paso entre la multitud de personas que había en la plaza de la ciudad, escuché varias conversaciones sobre las nuevas Lanzas. Estas seis Lanzas eran algo más que un grupo de magos poderosos; pronto se convertirían en el símbolo de este continente. Al estar compuesto por dos miembros de cada raza, serían imparciales con los humanos, los elfos y los enanos.
No me sorprendería si esto causa una repentina aparición de magos con talento. Aunque no todos los niños que sufren un despertar se convierten en magos, ya sea por su delicada situación financiera o por falta de talento, el hecho de que todos fueran candidatos para convertirse en una nueva Lanza, definitivamente despertaría una nueva era entre los magos.
Me daba cuenta de que los Reyes, de forma deliberada, ofrecieron una mala impresión del Nuevo Continente para que este potencial nuevo enemigo común se convirtiera en la razón por la que las tres razas tenían que unirse. Mirándolo lógicamente, podría haber grandes ventajas, como el comercio de materias primas, el intercambio de conocimientos mágicos y de artefactos, o de diferentes tecnologías. Pero sobre todo crearía una competencia potencial entre los humanos, los elfos y los enanos, con cada uno de ellos tratando de llegar al Nuevo Continente primero para reclamar los nuevos recursos. En ese sentido, estoy de acuerdo con este tipo de propaganda intencional.
Al subir al carruaje que nos esperaba al borde de la plaza de la ciudad, Padre le pidió al conductor que lo llevase primero a la casa de subastas Helstea.
“Tengo que ocuparme de un par de cosas, así que os encontraré en casa más tarde, por la noche. No causes demasiados problemas, hijo.” – dijo Padre mientras me revolvía el cabello y me lanzaba una sonrisa sarcástica.
“Llévanos a las instalaciones de Gideon.” – dijo Vincent dirigiendo al conductor a nuestro próximo destino. Se trababa de unos treinta minutos de camino, con un paisaje que iba cambiando de edificios altos a pequeñas casas con letreros que ponían ‘Artefactos’ en muchos de ellos.
“Estamos en la parte de la ciudad donde se reúnen todos los artesanos. Verás muchos objetos geniales por aquí, así como herramientas útiles para los Conjuradores.” – intervino Vincent al darse cuenta de mi mirada llena de curiosidad ante lo que veía afuera.
Aparentemente, esto despertó el interés de Elijah, porque le pidió al conductor que se detuviera en la tienda de artefactos más cercana.
“Voy a mirar un poco y ver si puedo encontrar algo que valga la pena comprar.” – dijo antes de bajarse.
“Sylv, ve con Elijah mientras visito a Gideon con el tío Vincent.” – le dije a Sylvie, que se encontraba en mi regazo.
Ella me miró con curiosidad, pero no se quejó, y saltó del carruaje detrás de Elijah. No quería que un investigador genio como Gideon mirara a Sylvie, así que sería mejor mantenerla alejada.
“¿Tienes dinero?” – grité desde el interior del carruaje cuando los vi alejarse, al darme cuenta de que los niños normales de doce años no deberían tener tanto dinero.
“Tengo el dinero de mi mazmorra ahorrado. ¿Recuerdas? ¡No soy como tú!”
Apenas pude distinguir su guiño, ya que obviamente me estaba tomando el pelo por mi falta de monedas de oro.
“Tsk. Qué inmaduro.” – me quejo por lo bajo, haciendo que Vincent suelte una risita.
Aproximadamente una hora más tarde, después de atravesar la parte más poblada de la ciudad, llegamos a un edificio bastante grande. Esa construcción solo tenía un piso, pero era bastante ancha, lo cual era raro de ver en una ciudad tan abarrotada como Xyrus.
“¡Hemos llegado!” – anunció el conductor mientras abría la puerta.
Saltando del carruaje detrás de Vincent, nos dirigimos a la puerta principal. Después de tocar la puerta de metal, un anciano con un bigote retorcido, vestido de mayordomo, abrió la puerta.
“Saludos. El Maestro Gideon no está... Ah, hola Maestro Vincent, por favor entre.” – dijo mientras abría la puerta. Al darse cuenta de que éramos invitados, nos hizo una profunda reverencia antes de guiarnos al interior. Al parecer, el mayordomo negaba la entrada automáticamente a todos, menos a algunas personas especiales el acceso.
El interior de la instalación apenas era atractivo. Todo el lugar era un desastre, con herramientas por el suelo y materias primas con aspecto bastante intrigante, apiladas en los estantes. Había microscopios y otras herramientas que parecían vagamente familiares a las de mi viejo mundo.
“¡Himes! Te dije que no dejes que nadie... ¡Ah! ¡Vincent! Veo que has venido a molestarme otra vez.”
Desde un rincón oscuro de una habitación diferente, un hombre muy bajo y encorvado se acercó caminando. Tanto el mayordomo como el maestro parecían querer negar de forma automática a todos los visitantes.
Mirando más de cerca al supuesto genio inventor / investigador / artesano, podía decirse con certeza que se veía bien. Tenía cabello rizado, que parecía haber sido golpeado por un rayo más de una vez, junto a unos ojos brillantes con bolsas oscuras debajo de ellos. Su tez era pálida y llevaba un par de gafas colgando de su cuello.
“¡Ja, ja! Tan acogedor como siempre, ¿no Gideon?” – dijo Vincent sacudiendo la cabeza y dándole a su conocido una sonrisa y un apretón de manos.
“¡Bah! ¡Ni siquiera lo intentes! ¡El año pasado, la Familia Real envió más de una docena de mensajeros pidiendo una forma de comenzar a atravesar el océano para llegar al Nuevo Continente! ¡No he podido tener un sueño decente en meses!” – dijo el excéntrico artesano encorvado mientras agitaba sus brazos con disgusto y comenzaba a caminar.
“¿De verdad han encontrado evidencias de otro continente, Gideon?” – dijo Vincent, que no pudo evitar aliviar su curiosidad. Incluso yo estaba interesado en eso.
“¡Jo, jo! Eso, mi amigo, es en realidad una verdad que esas presumidas familias reales están diciendo por primera vez. ¡Yo fui quien estudió la evidencia! Todo lo que diré es que el Nuevo Continente tiene mejores artesanos y, tal vez, hasta mejores magos que los nuestros.”
Su mirada brillante desapareció cuando su sonrisa se ensanchó, revelando unos dientes amarillos con restos de lo que había ingerido en su última comida.
“¿Qué te hace decir eso?” – preguntó Vincent, inclinándose más cerca de Gideon.
“La familia real se llevó la prueba para mantenerla a salvo, pero esa ‘evidencia’ era un artefacto. Ni siquiera yo pude entender del todo lo que hace, pero ese artefacto estaba unido a una bestia de maná con forma de pájaro que nunca antes se ha visto en Dicathen. Esta bestia de maná tenía la capacidad de camuflarse casi por completo con su entorno. La única forma en que pudimos atraparla fue porque un Aventurero la derribó de forma accidental cuando en realidad apuntaba a una ardilla cercana que estaba cazando para comer. No solo eso, una de las funciones que pude descubrir a partir del artefacto que estaba adaptado al pájaro era que podía grabar y almacenar imágenes en movimiento. ¡El artefacto era del tamaño de mi palma y podía hacer lo mismo que cuatro grandes cristales de proyección mágica, ¡puede que más! Dime, ¿por qué alguien de nuestro continente necesitaría grabar vídeos?” – respondió mientras se inclinaba a su vez hacia Vincent. Ahora los dos estaban a solo una mano de distancia.
“¡Fascinante!” – suspiró Vincent mientras se frota la barbilla.
“Entonces... ¿Quién es este niño que has traído? ¿El hijo de tu amante?” – dijo Gideon moviendo las cejas lascivamente hacia Vincent.
“Oh, Dios... Ni siquiera hagas bromas así. Tabitha me mataría... Literalmente me temo. No… Este es Arthur Leywin, lo considero mi sobrino.” – dijo mientras colocaba una mano sobre mi hombro.
“Hola, señor Gideon. El tío Vincent me ha contado muchas cosas geniales sobre usted y su trabajo.” – dije mientras hacía una reverencia respetable.
“Hoh… Unos buenos modales para un niño. ¿Cuántos años tienes?” – preguntó estudiándome con sus ojos brillantes.
“Cumpliré doce años en mayo.” – respondí de forma simple.
“Ya veo... Entonces, ¿por qué lo trajiste aquí, Vincent? No hablo con estudiantes ni acepto discípulos.” – dijo mientras asentía para sí mismo con condescendencia.
“En realidad me gustaría saber por mí mismo por qué quería venir.” – dijo Vincent volviéndose hacia mí.
“Señor Gideon, teniendo en cuenta el hecho de que tiene mensajeros de la Familia Real que le visitan a menudo, puedo suponer que su trabajo es bastante influyente, ¿correcto?” – pregunté, dándome el aire de un joven respetuoso.
“¡Por supuesto! Son un dolor, ¡pero recibo mucho dinero de ellos!” – respondió elevando la barbilla. Casi pude ver que su nariz se alargaba de puro orgullo.
“Perfecto.”
Sin decir nada más, cogí un gran trozo de papel que yacía en el suelo e hice el bosquejo de un plano. Me llevó un tiempo pensar en una idea para vender sin cambiar demasiado el mundo. Este mundo depende en gran medida de la magia para muchas de las herramientas y máquinas más grandes. Esa era principalmente una de las razones por las que no lograban construir un barco capaz de viajar largas distancias. Los magos no tenían una fuente infinita de maná y era imposible llevar suficientes magos para alimentar una nave de gran tamaño.
Tanto Vincent como Gideon estaban desconcertados por mis repentinas acciones y murmuraron el uno al otro, tratando de deducir con exactitud lo que estaba haciendo. No les permití ver lo que estaba dibujando, por lo que cada vez se iban impacientando más con mi comportamiento.
Después de unos quince minutos terminé de dibujar el borrador de una máquina de vapor. No dibujé algunos de los componentes clave para que Gideon no pudiera robar mis ideas; los dibujaría ‘DESPUÉS’ de que las negociaciones estuvieran completas.
“E… Esto es... Esto...”
Sus pequeños ojos se ensancharon al doble de su tamaño y se llevó el papel para poder estudiarlo en profundidad.
“Por supuesto... ¿Por qué no pensé en esto? ¡También existía esta solución!”
Pude ver que le temblaban las manos y que le costaba digerir el plano. De repente, sus cejas se fruncieron y su mirada recorrió todo el papel.
“Siento que falta algo...”
En ese momento, retiré con suavidad el papel y lo enrollé.
“He dejado algunos detalles clave, que estaré más que feliz de incluir una vez que nuestras negociaciones hayan terminado.” – dije poniendo una sonrisa inocente.
“¿Realmente solo tienes doce años?”
Su mirada se volvió aguda pero pronto se vio impotente, ya que él mismo sabía que lo que tengo que ofrecer es demasiado bueno para dejarlo ir. Incluso Vincent parecía desconcertado por el giro de los acontecimientos, pero lo manejó un poco mejor, ya que sabía que siempre soy así.
“¡Sip! ¿Puedes mostrarme algunos de tus mejores artefactos? ¡El tío Vincent me ha dicho que haces los mejores!” – añadí para hacerle un bonito cumplido y endulzar la situación.
“¡Himes! ¡Trae mis últimos trabajos!” – gritó Gideon. Poco después, el mayordomo de bigote retorcido trajo consigo un estuche blindado del tamaño de un adulto, sellado con algo que ni siquiera yo reconozco.
Gideon susurró algo a la cerradura mientras colocaba ambas manos sobre ella. Después de un breve momento, la cerradura se iluminó y se plegó, cambiando de forma, abriéndose. Dentro del estuche había varias armas mágicas. A continuación hizo un resumen de cada arma y de lo que eran capaces. Sabía que cada una de estas armas era invaluable y no se podían comparar a las que se vendían en tiendas y forjas, pero no cumplían con mis requisitos. Miré algunas de las varitas pensando en Elijah, pero ninguna le convenía.
Sacudiendo mi cabeza, escuché al científico loco murmurar algo desagradable. Al final, Gideon nos llevó a un almacén oculto donde había gemas preciosas y materia prima que incluso me sorprendió.
“Este es un diamante de ironita, una de las gemas más valiosas encontradas en este continente. Tiene propiedades capaces de almacenar una gran cantidad de maná para usar en caso de emergencia.”
En este momento, Gideon parecía derrotado cuando vio que mi cara todavía parecía un poco insatisfecha.
“Ais... Himes, ¿puedes traerme los colgantes?” – preguntó mientras se frotaba la sien.
“Pero, Maestro, eso fue hecho para que...”
“¡Lo sé! ¡Solo tráelos!” – ordenó Gideon interrumpiendo al desconcertado Himes.
Poco después, Himes regresó sosteniendo una caja pequeña con un candado aún más complicado.
“Estos son algunos de los productos que he fabricado para la Familia Real. Han estado pidiendo artefactos que protejan su vida en caso de algún peligro.” – dijo mientras se encogía de hombros.
Cualquier sensación de confianza que hubiera tenido en algún momento se había desvanecido. Recogiendo uno de los dos colgantes idénticos, vi que irradiaba un color rosa suave, también estaba cuidadosamente ornamentado y decorado con una fina cadena de oro blanco.
“Hice que algunos de los mejores diseñadores trabajaran en la misma pieza, por lo que es... ‘Adecuada’ para la Familia Real.” – aclaró.
“Esto está hecho de un fénix-wyrm…” – murmuré. Si colocaba un poco de maná en el colgante, vería el vago contorno de una bestia de maná sobre la que había leído.
“¿Has podido ver eso?”
Los ojos de Gideon se volvieron aún más intrigados mientras me estudiaba, tratando de descubrir exactamente de qué más soy capaz.
“Si bien el fénix-wyrm no es tan raro como un dragón, esta raza en particular sigue siendo una bestia de maná de clase S. No son realmente conocidos por su poder y capacidades de combate, sino por su habilidad única para preservar su propia vida. Cuando el fénix-wyrm está siendo atacado, sus escamas rosadas se alargan y endurecen a su alrededor, formando una especie de capullo.” – explicó Gideon.
Eso captó mi interés.
“Sin embargo, esa ni siquiera es la mejor parte. Cuando el súper duro capullo que le protege está a punto de romperse o de agotar su núcleo de maná, se transporta instantáneamente a donde sabe que está a salvo. Es una habilidad única, que solo he visto en el fénix-wyrm. Estos dos colgantes son probablemente los artefactos más valiosos que tengo. La joya en sí misma está hecha con el núcleo de una bestia de fénix-wyrm y también por pequeños fragmentos de sus escamas. Con ello, permite reproducir los efectos de la bestia para preservar la vida, hasta cierto punto.”
Cuando terminó su explicación, soltó un suspiro.
“¿Cuántas veces podrá el portador utilizar sus efectos?” – pregunté de forma directa, mientras estudiaba el colgante más de cerca.
“Honestamente... No estoy muy seguro. La Familia Real me presentó cinco de estos núcleos de bestia que se han guardado a lo largo del tiempo y de innumerables generaciones. Sin embargo, no sabían exactamente qué hacían estos núcleos de maná; solo saben que son extremadamente valiosos. Ya se han estudiado y ninguno tenía la voluntad de una bestia, pero, aun así, el valor de solo uno de estos núcleos de bestia cuesta más que los núcleos normales clase S. El primero de los cinco que hice fue un fracaso. No mostraba ninguna habilidad. El segundo y el tercero mostraron su habilidad una vez antes de convertirse en polvo. Me imagino que, dado que el núcleo de maná no se agota por completo después de transportar a un humano, funcionará al menos dos veces como los dos colgantes anteriores.” – dijo mientras me miraba con ojos esperanzados.
“Estos son para la Familia Real, ¿verdad? ¿Realmente está bien que los coja cuando la Familia Real proporcionó las materias primas para hacerlos?” – pregunté.
“Bueno, como he dicho, no saben exactamente qué podrían hacer esos núcleos de bestia, si solo hago un buen reemplazo por otro artefacto para salvar la vida, creo que estará bien. Por supuesto, si eliges cambiar tu plano con otra cosa, eso será aún mejor.” – respondió, sonriendo derrotado.
“¡Ja, ja! No soy tan amable, señor Gideon. Tomaré estos dos colgantes.”
A continuación, desenrollé el plano y rellené el resto de los componentes claves que había omitido en el primer dibujo.
“Ais... Me estás poniendo en una posición difícil, pero sé que estás haciendo una obra de caridad al darme estos planos. Con esto, imagino que nuestra gente podrá llegar al Nuevo Continente antes que ellos lleguen hasta nosotros.” – dijo para luego estudiar el plano por un momento, antes de doblarlo y ponerlo con cuidado en su estante.
Cuando se volvió hacia mí, su mirada ya no era como si estuviera mirando a un niño sino más bien a un igual.
“Pero, ¿de dónde sacaste esta idea? ¿Qué estás planeando realmente, Arthur? ¿Quieres acelerar el proceso para el viaje al Nuevo Continente?” – preguntó el genio inventor, rogándome porque respondiera a sus preguntas.
Pero solo me reí y salí por la puerta. El silencioso Vincent, que todavía estaba desconcertado por el giro de los acontecimientos, me siguió poco después.
“Como dije, señor Gideon, no soy tan buena persona. Solo quería darle a mi hermanita un buen regalo de cumpleaños.” – dije sin mirar atrás, mientras agitaba el pequeño estuche que contenía los dos colgantes antes de subir al carruaje.
Durante la primera mitad del viaje de regreso a casa, el carro estuvo silencioso, hasta que Vincent finalmente habló.
“¿No solo un genio potenciador, sino un brillante inventor? ¿Qué fue exactamente lo que dibujaste para Gideon?”
“Dibujé los planos para una máquina de vapor. Es capaz de producir mucha energía utilizando el vapor producido a partir de un tipo de material específico que existe en este continente. Con eso, y algunas modificaciones para que pueda intercambiarse con combustible alimentado por maná, recorrer una larga distancia no debería ser un problema.” – expliqué en términos simples.
“Uff… ¿En qué estrella mágica naciste?” – preguntó Vincent, sacudiendo la cabeza.
“Ja, ja, por favor, esta es una idea que obtuve de otro lugar y la modifiqué un poco para que funcionase mejor. Por favor, no hagas un gran problema de esto ante mis padres.” – dije sonriendo de forma humilde, mientras miraba los dos hermosos colgantes rosados una vez más.
“Bueno, tus padres probablemente ni siquiera harían una escena con esto, teniendo en cuenta lo anormal que eres.” – respondió, riéndose para sí mismo.
Afortunadamente no había nadie en casa, así que escondí con cuidado el estuche después de envolver los dos colgantes por separado. El cumpleaños de mi hermana era la semana siguiente y solo me faltaban un par de meses para cumplir doce años. Finalmente, había llegado el nuevo año en la Academia Xyrus. A pesar de que no estaría tan lejos de la familia mientras estaba en la escuela, sin duda tendría limitadas las ocasiones en las que podría visitarlos. Así, el objetivo principal en este momento era asegurarme de que pudieran cuidarse solos, en caso de que ocurriera algo malo.
Sé que probablemente estoy pensando demasiado en todo esto, pero prefiero estar seguro cuando se trata de mi familia. Para ello, incluso estoy dispuesto a vender mi alma.