viernes, 10 de enero de 2020

G4L Capítulo 51

Arco 7 Capítulo 51
¿Por qué?
Traducido por Tars
Corregido por Lord y DaniR
Editado por Tars

Abrumada por el arrepentimiento y atormentada por la sensación de impotencia, mientras bajaba la cabeza y se ahogaba con las lágrimas que llovían hacia el suelo, Valetta notó que había una parte de ella que estaba terriblemente tranquila y había pensado en una idea. A su lado, Kazura palmeaba suavemente su espalda, preocupado por sus lágrimas y temblores. De repente, tuvo la idea de abrazar su pecho y dejar salir todas las quejas que había acumulado hasta ahora. Pero ese hombre seguramente tomaría amablemente todo lo que ella pudiera decir y complacería todos sus deseos. Pero la otra parte de su cerebro la estaba reprendiendo por sus estúpidas ideas. Ese hombre había salvado a su padre, salvado a la aldea y la cuidaba todos los días. Y ahora quería aprovecharse de su amabilidad. Nunca podría estar satisfecha si le pedía que se quedara a su lado. No quería ser el tipo de persona de la que siempre hay que preocuparse y proteger, sino que quería convertirse en una existencia que él necesitara. Aunque se había amonestado en su interior por esa idea egoísta, Valetta no podía liberarse de esa tentación tan seductora. Estaba segura de que si suplicaba mientras lloraba en ese momento, Kazura elegiría estar a su lado por encima de todo. Ese joven, que había venido de un país llamado Japón, era una persona increíblemente amable. No podía evitar ayudar a la gente que se acercaba para pedirle auxilio. Como resultado, no había logrado evitar las posibilidades de ser explotado y puede que terminara sufriendo. Incluso cuando recibía el respeto de las personas que salvaba y sus agradecimientos, nunca mostraba un comportamiento arrogante o engreído. Era algo totalmente opuesto a las personas que se acercaban a la gente de buena voluntad para aprovecharse de ellos. Sobre todo, si se lo comparaba con ella misma. “Kazura…” Una vez más, ella quería arrojar su egoísmo, sus quejas y todos sus problemas, para lograr su consuelo y, si lo hacía, con el tiempo sería completamente suyo. De repente, tentada por la idea de rendirse a su egoísmo, Valetta levantó la cara. Sin embargo, en el momento en que vio sus ojos, que la miraban con una expresión preocupada, fue como si vertieran un jarro de agua fría sobre su corazón. La ilusión que se estaba formando dentro de su cabeza se dispersó a toda velocidad. “¿Sí?” Cuando vio que Kazura le respondía con una sonrisa en su rostro, vio una evidente fatiga mezclada en su expresión. Había bolsas oscuras debajo de sus ojos y sus mejillas estaban más delgadas. Y solo habían estado separados durante tres días. Seguramente era porque había dado todos sus esfuerzos durante los últimos tres días para salvar a la gente de Arcadia. Desde el regreso de Kazura, Valetta había estado mirando su rostro sin parar. Incluso cuando los aldeanos fueron a saludarlo a la entrada del pueblo y tuvieron una conversación, ella había estado mirando su rostro. Sin embargo, no se había dado cuenta de su estado. No, se podía decir que ni siquiera había tratado de darse cuenta. Hasta ahora, Valetta había intentado saber más sobre Kazura, aunque solo fuera un poco. Así que se quedaba observando su expresión, tanto como fuera posible, para poder comprender su forma de pensar y sus sentimientos por la aldea. Y lo mismo ocurría con su condición física. Cuando mostraba el más mínimo estado de cansancio, ella le ofrecía un masaje o le sugería que terminara su sesión de estudio durante la noche anterior; cuando confirmaba que Kazura se había quedado dormido, continuaba estudiando sola. Cada vez que Valetta se ofrecía a darle un masaje o irse a descansar más temprano, siempre se negaba y decía que estaba bien, pero Valetta no se rendía. Aunque se sentía feliz por la amabilidad de Kazura, trataba de prestarle la mayor atención posible para que no se sintiera abrumado. Si lo dejaba solo, Kazura terminaría tratando de ayudar a los aldeanos a trabajar los campos o a recolectar leña, así que tenía que estar atenta para que no trabajase demasiado. Y a pesar de todo eso, Valetta estaba pensando en esa idea. ‘¿Qué estoy haciendo?’ – pensó Valetta. Solo estaba pensando en sí misma y eso era lo mismo que no pensar en lo mejor para Kazura. No sabía a dónde se había ido su deseo por convertirse en una existencia que él necesitara. Un deseo que la había estado preocupando hasta hacía unos momentos. Mientras estaba deprimida y preocupada por sí misma, Kazura había dedicado todos sus esfuerzos en aras de salvar a la gente de Arcadia. Además, al escuchar que la aldea había sido asaltada por bandidos, había regresado a toda velocidad. La sensación de estar envuelta por sus obsesiones y alimentar a sus dulces deseos era lo peor que había hecho. En ese instante, sintió un fuerte asco de sí misma. Su boca se secó y su respiración pareció detenerse dentro de su pecho. “Ah… Yo…” “Está bien. Tranquila.” – dijo Kazura con la voz más gentil que pudo dar. Sabía que se encontraba alterada y la intentaba calmar, acariciando la cabeza con ternura. Pero cuando se dio cuenta de que no se podían ver cambios en ella, la acercó a su pecho y la abrazó con suavidad. A continuación, siguió acariciando su cabeza con delicadeza mientras repetía una y otra vez: “Está bien.”
* * *
A la mañana siguiente. Varin, que había regresado a la residencia en algún momento, había preparado el desayuno y lo estaba comiendo junto a Kazura y Valetta. Sin embargo, los comensales no tenían una conversación como de costumbre y los únicos sonidos que se podían escuchar en la habitación era el mascar de la comida y el ruido que creaban los utensilios de madera. Un ambiente extremadamente sutil flotaba por toda la sala. ‘¿Qué es esta situación extremadamente incómoda…?’ – pensó Kazura. Mientras sorbía la sopa caliente de soja en lata y verduras de la aldea, Kazura le lanzó una mirada a Valetta. Se estaba llevando la comida a la boca con un gesto lento, con la misma expresión deprimida de la noche anterior. De repente, sintió la mirada de Varin y se volvió hacia él. Le estaba dando una mirada que indicaba con claridad que le preguntaba qué había pasado. Pero aunque hiciera esa pregunta, Kazura no sabía qué contestar. La noche anterior, Kazura había permanecido al lado de Valetta, abrazándola para consolarla, hasta que se calmó. Por supuesto, no tenía sentimientos confusos. Fue lo único que se le ocurrió cuando vio que su estado se había vuelto extraño. Sin embargo, después de estar abrazados durante un buen rato, Valetta se separó de repente. “Lo siento.” – dijo evitando el contacto con sus ojos y se fue a su habitación. Y así habían llegado a la situación actual. Después de desayunar en un ambiente tan complicado, Varin le pidió a Valetta que hiciera la limpieza y aprovechó para sacar a Kazura de casa con el pretexto de que tenían que reunirse con los aldeanos. “Señor Kazura, el comportamiento de Valetta es realmente extraño.” – dijo Varin. Había hecho todo lo posible para dejarlos a solas con la impresión de que Kazura podía arreglar la situación. Sin embargo, nunca habría esperado que el comportamiento de Valetta se volviera aún más extraño. La noche anterior, cuando escuchó el llanto de Valetta desde el otro lado de la puerta, se sentía optimista con el hecho de que ella dijera todas las cosas que tenía guardadas en su interior y se desahogara con Kazura. Pero las cosas habían empeorado. Siendo honestos, no comprendía qué estaba pasando. “Sí, pero no sé qué ha pasado. Durante el tiempo que he estado fuera del pueblo, ¿hubo algún cambio en Valetta?” “Esto… Algo…” Cuando escuchó la pregunta de Kazura, Varin pensó en la situación de Valetta durante los últimos días. Solo una cosa le venía a la mente, pero… ¡No ayudaba en absoluto! “Ha estado deprimida desde que nos separamos en Isteria. Pensé que se animaría un poco después de volver a verte, así que…” “Oh, oh.” – respondió Kazura, preocupado por su reacción al escuchar una información que no esperaba. Si se sentía deprimida después de separarse, eso significaba que le resultaba difícil separarse de él. Pero, dado que era su propio padre el que le estaba dando esa información, era una conversación bastante extraña. “Además, cuando los bandidos atacaron la residencia, uno de los bandidos empujó a Valetta contra el suelo. Afortunadamente, el bandido pudo ser derrotado antes de que pudiera pasar algo más, pero…” “¿Eh?” Aunque se sentía algo feliz por la información que le había dado con anterioridad, se sorprendió por lo que acababa de decir. Si un bandido la había empujado contra el suelo, significaba que iba a ser violada. Era normal que estuviera traumatizada. Eso solo podía significar una cosa. Anoche, cuando Kazura abrazó a Valetta para calmarla, había una gran posibilidad de que hubiera pisado una gran mina terrestre. En lugar de calmarla como pretendía, podría haberle reabierto la herida. Si lo pensaba de esa manera, sentía que el comportamiento de Valetta desde anoche era comprensible. “Varin…” “¿Sí?” “Si no me cuentas esas cosas primero, no puedo hacer nada.” “Ja, ja, ja.” Kazura dejó escapar un profundo suspiro, se dio cuenta de que Varin realmente no entendía la situación actual.
* * *
Una hora después. Kazura le explicó la situación a una joven de la aldea que era buena amiga de Valetta y le pidió que la cuidara y no la perdiera de vista. “En realidad me gustaría hacerlo yo mismo, pero es mejor que sea una mujer. Lamento pedirlo tan de repente, pero por favor, necesito tu ayuda.” “Realmente no me importa…” – dijo la chica. De alguna manera, la chica, después de escuchar la historia de Kazura, mostró una expresión de no comprender completamente la situación. Pero por ahora, se limitó a escuchar la historia y a aceptar la solicitud de Kazura. También le entregó una mezcla de hierbas que había sacado en secreto de la residencia y le enseñó cómo preparar una infusión. Le pidió que la bebiera junto a Valetta. Después de asegurarse de que la chica estaba de acuerdo, Kazura se dirigió hacia el campamento de Isaac, a la entrada del pueblo. “Buenos días, señor Kazura.” – dijo Isaac cuando vio a Kazura llegar a la entrada del pueblo. Le estaban esperando. Después de mucho tiempo, ambos parecían haber podido tener una buena noche de descanso; lucían una expresión brillante y su condición física parecía estar en plena forma. Su estado contrastaba con el de Kazura, que no había sido capaz de dormir bien por todas sus preocupaciones. “Buenos días. ¿Ha habido algún cambio en los alrededores?” “Hasta ahora no hemos encontrado ningún problema. Estamos enviado exploradores por los alrededores, pero no hemos encontrado a nadie acercándose a la aldea.” Tal vez debido al ataque a la aldea de Grisea, Isaac estaba muy preocupado por si alguien los había estado siguiendo. Pero dado que los veteranos soldados no habían encontrado nada extraño por los alrededores, la zona debería ser segura. “¿Sabes cuándo llegará el convoy de carruajes?” “Deberían haber salido de Isteria esta mañana, así que esperamos que lleguen mañana por la noche a más tardar. Hemos establecido patrullas en el camino, así que el señor Kazura será informado varias horas antes de su llegada.” – dijo Havel. ‘Eso significa que tendré casi dos días libres.’ Después de escuchar la respuesta de Havel, Kazura comenzó a calcular qué acciones podía tomar. En dos días, llegarían tres mil sacos de tela y una gran cantidad de carros y carretas. Su plan original era hacerlos esperar a la entrada del pueblo durante uno o dos días, durante los cuales planeaba ir a Japón a preparar los objetos necesarios. Sin embargo, al saber que la aldea de Grisea había sido atacada, partió inmediatamente de Isteria y, como resultado, se había desviado un poco del programa de su plan original. Sin embargo, de forma inesperada esto le permitía usar el tiempo de manera más eficiente. “Está bien. Mientras espero la llegada del convoy comenzaré las preparaciones. Iré al Reino de Dios por un tiempo, así que no podré ponerme en contacto con vosotros. Por favor, espera aquí.” “Muchas gracias. Estamos en deuda con usted.” – respondió Isaac. Mientras Isaac y Havel se inclinaban de forma respetuosa para despedirse, Kazura se dirigió hacia la arboleda que estaba conectada a Japón.
* * *
“Ah, siento que ha pasado mucho tiempo desde que regresé por última vez.” Al salir del pasaje de piedra, Kazura volvió a pisar la mansión de Japón tras estar siete días fuera. Durante los últimos siete días, el entorno que rodeaba a Kazura había cambiado de forma drástica y, ahora que había regresado a esa mansión que nunca cambiaba, se vio envuelto en una indescriptible sensación de seguridad. Después de disfrutar del paisaje desde la mansión, Kazura sacó su teléfono móvil del bolsillo y lo encendió. Como de costumbre, comenzó a buscar la información que necesitaba en internet. ‘Uh, venta de compost… Oh, y está cerca.’ Cuando hizo una búsqueda con las palabras ‘Venta de abono en Gunma’, aparecieron decenas de resultados. Entre ellos, había uno que se encontraba relativamente cerca de la casa, llamado ‘Granja Gunmar’. Parecía tener una gran cantidad de abono y lo vendía directamente al público en su granja. Si hubiera necesitado solo una pequeña cantidad, como la ayuda que había prestado a la aldea de Grisea, podía arreglárselas comprando fertilizante en el centro comercial. Sin embargo, la escala actual del proyecto era diferente. Después de haber visto el terreno mientras viajaba por Isteria, necesitaría restaurar una gran cantidad de campos agrícolas que iban más allá del horizonte. Sin embargo, por su experiencia con el uso de fertilizantes en la aldea de Grisea, sabía que los cultivos se desarrollarían de una manera anormal si los aplicaba de la misma manera que en Japón. Por ahora, iba a tratar de diluir la mezcla en una proporción de uno a diez y, dependiendo de las condiciones del cultivo, incluso estaba dispuesto a llegar a uno a cien. Aun así, la cantidad de fertilizante que necesitaba sería diferente a la que había empleado en la aldea de Grisea. f ‘Mmm, 3.000 yens por tonelada, es mucho más barato. Me pregunto si ese es el precio de mercado…’ Mientras se encontraba sorprendido de que el precio de venta al público de la granja fuera mucho menor que el del centro comercial, Kazura confirmó la dirección de la granja y, cuando se encontraba caminando hacia su coche, se detuvo. A continuación, volvió la vista hacia el suelo que cubría el piso por el que había estado caminando hasta ahora. ‘Esto… ¿Esta vez no se dañará el suelo?’ Esta vez, la cantidad de fertilizante que iba a trasladar sería de al menos quinientos kilos. Aunque planeaba trasportarlo usando su carro, sería un trabajo agotador para una sola persona. Por lo tanto, pensó en comprar un tractor pequeño o un todoterreno para tirar del carro. Sin embargo, se daba cuenta de que su plan tenía un problema evidente. Cuando llegó por primera vez a esta mansión, Kazura había escuchado de su padre, Shinji, que esta mansión era algo que se había transmitido de generación en generación. Era una mansión antigua de madera, por lo que debería ser un problema si llevaba un todoterreno tirando de un carro con quinientos kilos de abono. Aunque el suelo no termina cediendo, no sería extraño que acabara combado por el peso. Tal como estaban las cosas, había hecho muchos viajes usando el carro de arrastre hasta ahora sobre el suelo de madera. Aunque no podía verlo, era posible que estuviera a punto de romperse. Al final, estaba tan preocupado que agarró un lado del tatami y lo levantó. Y sin querer, sus ojos se abrieron como platos ante lo que encontró debajo del suelo. Había planchas de hierro por todas partes.

(FIN DEL TOMO 2)