jueves, 16 de enero de 2020

Survival Capítulo 32

1ª parte: Juego de Supervivencia
Capítulo 32
Expansión del campamento III
Traducido por Tars
Corregido por Lord
Editado por Tars

El equipo de reconocimiento llegó hasta el Hospital Soon Chun Hyang. Los cuatro exploraron los exteriores antes de entrar, atentos a otros grupos de supervivientes que pudieran ponerlos en peligro. No se podían ver luces encendidas dentro del hospital y las ventanas rotas, insinuaban el caos que había sucedido aquí, durante los últimos seis meses. Este lugar probablemente había estado lleno de pacientes enfermos y de aquellos que hicieron el juramento hipocrático para ayudarlos. Ahora, solo había cortinas revoloteando misteriosamente por las ventanas rotas, creando una escena sombría. “¿Ves algo?” – preguntó Yohan a Barrendero, que estaba mirando a su alrededor con los prismáticos. “No, creo que tendremos que entrar.” “¿Ninguna persona?” “Es difícil saber si son humanos o zombis, pero creo que la mayoría son no muertos.” Barrendero le entregó los prismáticos a Yohan, que los usó para revisar el hospital. Como dijo Barrendero, la mayoría de las figuras que podía ver eran zombis. Desde el exterior, parecía que el edificio estaba lleno de muertos vivientes. “No podemos hacer mucho más que enfrentarnos a ellos.” “¿Por dónde debemos entrar?” “Entremos por la puerta de atrás.” – respondió Yohan, sin dudarlo. Entrar con el sol a sus espaldas era lo más seguro. Cuanto más profundo caminaran en el edificio, más oscuro sería, por lo que tuvieron que apuntar a la parte del edificio que poseía la mayor visibilidad. El cuarteto entró lentamente en el hospital. Había muebles y cristales rotos por todas partes, creando un escenario premonitorio, no muy diferente a los de una película de terror. Era especialmente cierto, en los puntos iluminados por la luz solar, dejando otras áreas oscuras. Esto desaceleró su ritmo, ya que tenían que discernir entre zombis que se movían y cadáveres de zombis. Sin embargo, como el pasillo era estrecho, no era tan peligroso. Sin embargo, Yohan sintió que algo estaba mal. Había una diferencia entre los cadáveres de los no muertos y los zombis todavía animados. Los cadáveres tenían agujeros en la cabeza y se encontraban en un proceso de descomposición, indicando que habían estado muertos por mucho tiempo. Por otro lado, los zombis que se movían tenían pocos signos de descomposición. “Hubo supervivientes.” – declaró Yohan, utilizando intencionalmente el tiempo pasado. Había signos obvios de que, al menos un superviviente, llegó hasta aquí. No sabía si aún estaban vivos. – “Creo que solo tenemos que revisar la cafetería y el colmado de la planta baja. Barrendero, ten cuidado. Hay dos zombis al lado de la escalera mecánica de la izquierda.” Yohan fue el primero en sentir la presencia de los zombis. Cuando pasaron por las escaleras mecánicas, los zombis emergieron de un punto ciego, mostrando sus dientes. Sin embargo, Barrendero estaba preparado y arrojó al primer zombi a un lado, mientras se estrellaba contra la cabeza del otro. Poco después, terminó con el que había apartado primero. “En serio, ¿cómo puedes saberlo? Ni siquiera fui capaz de escuchar nada.” Yohan se tocó los labios con el dedo índice dos veces, indicando silencio, mientras rodeaba a Barrendero, que estaba enfurruñado. El colmado estaba casi vacío. No había signos de humanos refugiándose aquí. En cambio, había un montón de cadáveres con agujeros en la cabeza, tanto dentro como en los alrededores de la tienda. Inspeccionó la capacidad de almacenamiento de la tienda, tratando de averiguar cuántos suministros habría en su interior. No sabía cuánta comida tendría la cafetería, pero si un solo grupo hubiera saqueado todo lo que había en ambos lugares, habrían tenido suficientes suministros para aguantar durante seis meses. Yohan comenzó a hacer señales a los otros miembros del equipo de reconocimiento y salieron de la tienda. Desde que salieron del campamento, rara vez hablaba y, en su lugar, usaba señales con las manos para emitir las órdenes. Si algún miembro del equipo hablaba, los reprendería. No se les permitía hablar hasta que daba la señal de ‘todo despejado’. La cafetería del personal estaba en el mismo piso que la tienda y no se encontraba muy lejos. Yohan probó la manilla de la puerta, pero estaba bien cerrada. Después de mirar a los otros miembros del equipo de reconocimiento, llamó lentamente a la puerta. “Disculpe.” Su tono no era formal, pero tampoco era demasiado informal. Yohan intentó usar su voz más tranquila, para llamar a la puerta y darse a conocer a los posibles supervivientes. Sin embargo, no hubo respuesta. Yohan levantó la voz y volvió a intentarlo. Su voz y sus golpes eran lo suficientemente fuertes como para atraer a algunos zombis cercanos, pero todavía no hubo respuesta detrás de la puerta. Esperaron con calma, el tiempo suficiente para que Saeri ya no pudiera soportar y se sintió obligada a expresar su frustración. “Yohan, no creo que haya nadie...” “No. Hay un superviviente.” – respondió Yohan. Los ojos de Saeri se abrieron por la sorpresa, como pidiendo una explicación. “La puerta está cerrada por dentro. Eso significa que alguien entró y cerró la puerta. Si esa persona se hubiera convertido en un zombi, habría reaccionado cuando llamé a la puerta.” “Podría haber estado bloqueada desde el principio... o alguien podría haberla cerrado con una llave desde el exterior, ¿verdad?” “Saquearon la tienda. No hay forma de que hubieran ignorado la cafetería. Si solo hay un superviviente, probablemente no saldrán hasta que se hayan quedado sin suministros. Si se han quedado sin suministros, entonces no habría razón para que cierren la puerta.” “¿Qué pasa si hay más de un superviviente?” – preguntó Saeri, inclinando la cabeza hacia un lado, no muy convencida. “Entonces habrían tenido un guardia en lugar de cerrar la puerta. Los supervivientes tienden a quedarse cerca de los suministros. Alojarse dentro de la cafetería es lo más fácil, ya que es más grande que la tienda.” – concluyó Yohan. A continuación, llamó a la puerta una vez más. “Sé que estás ahí. Compartiremos algunos de nuestros suministros, así que abre la puerta.” Una vez más, no hubo respuesta. “Si no abres la puerta, asumiré que no hay supervivientes y romperé la puerta.” – dijo Yohan. Parecía que realmente iba a romper la manilla de la puerta, cuando agarró el hacha de Barrendero y golpeó la manilla con la parte posterior de la cabeza del hacha. Por supuesto, realmente no iba a romperla. Estaba hecha de hierro y no parecía que fuera a romperse con facilidad. Aun así, su amenaza funcionó. “No necesito tus suministros, así que vete…” La voz de una mujer sonó, muy bajito, desde el otro lado de la puerta. Yohan miró a sus compañeros y le devolvió el hacha a Barrendero. “Entonces dejaremos algo de comida en la puerta para ti.” – dijo, mientras sacaba un poco de comida seca de su bolsa y la colocaba en el suelo. Luego hizo la señal de esconderse y todos se alejaron de la puerta. Se escondieron. Mucho tiempo después, la puerta se abrió un poco y se asomó una mujer. Verificó los alrededores para asegurarse de que no había nadie, antes de agacharse para recoger la comida. En ese momento, Yohan salió de detrás de la puerta y evitó que se cerrara. Hubo un grito agudo y la mujer trató de golpearlo con la tubería de acero que sostenía en la mano. Yohan bloqueó la tubería con su brazo acolchado y, suavemente, la envolvió con su mano para desarmar a la mujer. Al principio, la mujer luchó con fuerza, pero se detuvo cuando se dio cuenta de que Yohan estaba sosteniendo una pistola y tembló. Por un instante, Yohan se sintió mal, por ser la causa de su reacción, pero la contuvo de inmediato y la metió en la cafetería. La cafetería era bastante grande, pero no había otros supervivientes o zombis en su interior. “¿Estás sola?” La mujer mantuvo la boca cerrada, fingiendo ser muda. Cuando los otros miembros del equipo de reconocimiento, totalmente armados, entraron y cerraron la puerta, comenzó a parecer preocupada. Yohan miró casualmente a su alrededor y se le ocurrió su propia respuesta. “Así que sois unos cinco.” – dijo con seguridad. Los ojos de la mujer se abrieron. – “Y parece que el resto salió a buscar suministros.” “Quién…” “No planeo matarte, así que no tengas miedo. ¿Podemos hablar?” “Di… Dices que no planeas matarme, pero estás agitando tu arma.” Yohan se encogió de hombros. No la estaba apuntando con ella, solo la sostenía. “Si estuviera planeando matarte, te habría disparado tan pronto te vi.” “¡No hay garantía de que no me acosarás después de bajar la guardia!” “¿Acosarte?” “Sabes... como... mi cuerpo...” Yohan sintió que había algún tipo de malentendido y que ella estaba siendo injusta. Sin embargo, dada la situación, decidió ser comprensivo y dejarlo ir. Recordó que antes, Saeri lo había llamado depredador, aunque fuese solo por un momento. ‘Como si fuera a hacer algo así.’ – pensó. – “Sé que no tengo ninguna forma de garantizarlo, pero sé que no soy ese tipo de persona, ni tengo ese tipo de malicia. Mientras esperamos a tus compañeros, cuéntanos tu historia.” “¿Qué historia?” La mujer todavía era muy seca con él. Parecía hablar a propósito con un tono áspero para ocultar su voz temblorosa. “Cómo sobreviviste, qué tipo de personas son tus compañeros… ¿Eres médico?” “No…” “¿Hay un médico en su grupo?” La mujer no respondió. Yohan la miró mientras inconscientemente tocaba el arma en su mano. No estaba tratando de amenazarla, pero parecía haberlo logrado de todos modos, ya que la cara de la mujer se puso pálida y respondió de inmediato. “Hay un médico… Y una enfermera.” Yohan quería gritar de alegría. El personal médico era uno de los talentos más raros. Su rostro se iluminó visiblemente ante esa noticia. Fue un hallazgo increíble para su primera excursión. “¿Cuánto tiempo ha pasado desde que se quedaron sin suministros?” “Ha pasado más de una semana. Hemos estado buscando, pero...” “Debes estar muerta de hambre. Saeri, dale un poco de agua y comida.” Saeri tomó la comida y el agua que habían dejado frente a la puerta y se los entregó a la mujer. Le dio unas palmaditas en la espalda a la mujer e intentó tranquilizarla. Como compañera del mismo género, sus esfuerzos parecían tener un efecto mucho más positivo en la mujer y comenzó a calmarse. En su interior, Yohan ajustó el puntaje de la contribución de Saeri de 0,3 a 0,4. La mujer debía haber estado muerta de hambre, ya que comió con mucha rapidez. Parecía que había estado cerca de su límite. Su grupo, probablemente estaba en el punto en el que tenían que moverse a una ubicación diferente. Su equipo había llegado justo a tiempo. Las cortinas de la cafetería estaban a medio cerrar, dejando entrar algo de luz. Probablemente estuvieron completamente cerradas al comienzo del apocalipsis, para que las personas pudieran esconderse mejor. Había una gran cantidad de suministros del día a día sobre las mesas de la cafetería. En lugar de arriesgarse a salir, este grupo parecía haber decidido quedarse en un espacio familiar y esperar el rescate. Una vez que se quedaron sin suministros, se vieron obligados a aventurarse más allá de la puerta. Los cadáveres podridos que encontraron, probablemente eran los restos de sus combates antes de entrar en su refugio. “¿Cuántas personas estaban contigo cuando huisteis al principio a este lugar?” – preguntó Yohan, haciéndole otra pregunta a la mujer y manteniendo la atmósfera tensa. “Más de 20 personas. La mayoría de ellos murieron mientras veníamos aquí.” La mujer bajó un poco la guardia, probablemente sentía que les debía un favor por la comida, así que Yohan aprovechó la oportunidad para hacer todas sus preguntas. Estaba interesado en el caos que tuvo lugar en el hospital, al comienzo del apocalipsis. Como cualquier otro hospital, había muchos pacientes. Esto significaba que la infección se propagaría a gran velocidad, convirtiéndolo en uno de los lugares más peligrosos al comienzo del brote. En los hospitales de menos tamaño, podría haber esperado encontrarse con algunos supervivientes, pero no en un gran hospital como este. Cuando vinieron aquí, Yohan estaba más concentrado en adquirir medicamentos. Sabía que tendrían que ser extremadamente afortunados para poder encontrar un médico. Quedaron un total de siete supervivientes. Un médico, una enfermera, un dietista y una familia de cuatro personas. Durante el brote, todos estaban en la misma habitación y, gracias en gran parte al pensamiento rápido de uno de los miembros de la familia del paciente, lograron llegar a la cafetería. Lamentablemente, el paciente murió en el camino, junto con la mayoría de las personas que se encontraban con ellos desde el primer momento. La mujer, que era la dietista, se encontraba trabajando en la cafetería y se unió al grupo cuando llegaron. “Hay alguien que sea capaz de luchar contra los zombis?” “La gente que se fue.” Yohan estaba a punto de hacer otra pregunta cuando, de repente, oyeron fuertes pasos y una voz urgente en la puerta. “¡Abre la puerta!” “¡Han vuelto!”