Volumen 2 Capítulo 33
El tiempo, el ajedrez y la torre de la magia V
Traducido por Thornapple
Corregido por Tars y DaniR
Editado por Tars
Corregido por Tars y DaniR
Editado por Tars
El humor para interrogar a Desir se evaporó cuando Romántica se dio cuenta de lo que había dicho Pram.
“¡Pram! ¡Me estás traicionando!”
“Pero el Señor Desir no es así.” – dijo Pram moviendo su mirada del líder de su grupo a Romántica.
“Está bien. Pram tiene toda la razón. No conseguí esto gratis. Hice un trato con el Maestro de la Torre.” – contestó Desir asintiendo y comenzando a explicar la secuencia de eventos que habían tenido lugar en la reunión.
Para ocultar el hecho de que había vuelto del futuro, mezcló una serie de verdades y mentiras para crear una historia y, cuando terminó de contar lo que había sucedido, Romántica se quedó sumergida en sus pensamientos. Parecía que no estaba muy convencida. Justo en ese momento llegó el helado que acababa de pedir y, tomando una cucharada, se la ofreció a Romántica.
“¿Qué tal si comemos el helado antes de que se derrita?”
“Supongo que podría ser peor.”
Al darse cuenta de que no podía hacer nada, Romántica tomó el helado de Desir, que se derritió suavemente en su boca.
“Dulce.”
“¡Está rico!” – dijo Pram asintiendo con entusiasmo y mostrándose de acuerdo.
“¿Qué habéis hecho mientras estaba en la Torre de la Magia? ¿Habéis explorado la ciudad?”
“Sip. Ha estado bien. Como habría de esperar de una ciudad turística, hay muchísimas cosas para comprar, pero con las prisas al venir, me olvidé de traer dinero.” – dijo Romántica apretando los puños frustrada.
“¿Y tú, Pram?”
“¡Hay tantas cosas divertidas! ¡El paseo en góndola a lo largo del río! ¡El viaje en péndulo! Mm… Y ese lugar… ¿Se llamaba porco temático?”
“Parque temático.”
“Ah, ¡eso! ¡El parque temático! ¡Ese lugar es increíble y definitivamente quiero ir a verlo! Es una pena que no tuviéramos dinero para pagar la entrada” – dijo Pram deprimido.
“Bueno, después de que terminemos de comer, salgamos de compras y vayamos al parque temático.” – dijo Desir bajando la cuchara, al resto de miembros de su grupo.
“¿Qué pasa con el dinero?” – preguntó Romántica.
“No tienes que preocuparte por eso. El Maestro de la Torre me ha prestado su tarjeta de crédito. Así que, ya que estamos aquí, quería que lo pasaremos bien.” – dijo Desir sonriendo mientras buscaba dentro de su chaqueta y sacaba una tarjeta negra con un borde dorado. Al verla, Pram y Romántica se abrazaron de alegría. En momentos como estos, actuaban como los amigos más cercanos.
“¡La tienda de ropa primero!” – exigió Romántica.
“¡No! ¡Al parque temático!” – refutó Pram.
Pram y Romántica comenzaron a pelear a donde debía ir el grupo primero y sus voces seguían alzando la voz mientras Desir intentaba pacificarlos.
“En primer lugar, terminemos de comer el helado…”
Pero antes de que pudiera terminar su oración, los dos de inmediato saltaron sobre sus helados como un enjambre de langostas y tan pronto como terminaron, se prepararon para irse en un instante. Abrieron la puerta y miraron a Desir para que saliera.
“¡Venga! ¿Qué estás haciendo? ¡Vamos!” – dijo Romántica mientras golpeaba con impaciencia el suelo con el pie. Pram estaba saltando de impaciencia.
“Pagaré por el helado y nos encontraremos afuera.”
“¡Date prisa!”
Pram y Romántica salieron al escuchar sus últimas palabras. Ver sus caras sonrientes hizo reír a Desir. Era la mejor recompensa que podía pedir. En ese momento, el empleado de la tienda le dio un golpecito en el hombro.
“Señor, ¿cómo va a pagar?”
Desir le entregó al empleado la tarjeta de crédito y la transacción terminó rápidamente. Antes de irse, le pidió al empleado de la tienda que le prestara un bolígrafo. Con él, sacó un pedazo de papel de su bolsillo y tachó dos líneas: el incidente de la Torre de la Magia y el evento para el patrocinio de la Torre de la Magia.
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“Y el evento más importante…”
Los ojos de Desir estaban fijos y subrayaron el evento para enfatizarlo.
6 puntos. Aparición del Mundo de las Sombras – 20 Julio.
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Hoy era 7 de Julio y todavía faltaban dos semanas para que apareciera el Mundo de las Sombras.
“No tenemos mucho tiempo, debemos comenzar a entrenar…”
Su voz se fue apagando mientras miraba hacia afuera. Romántica y Pram estaban hablando y riéndose juntos.
‘Bueno, supongo que podemos tomarnos un día libre.’
Hoy les mostraría misericordia y, durante las próximas dos semanas, sería mejor que estuvieran listos para cruzar el infierno.
* * *
Mientras el grupo de Desir disfrutaba de su tiempo libre, se estaba celebrando un baile en el Salón principal de la Academia Hebrion. Los pasillos estaban bellamente iluminados y un sinfín de platos exóticos fueron llevados hasta donde se celebraba el evento.
“Hoy es un día feliz.” – dijo el profesor Nifleka.
Alrededor de un centenar de personas estaban reunidas en la sala, desde funcionarios de la Torre de la Magia hasta profesores cercanos a Nifleka. También estaban los miembros de la Luna Azul. El baile era la celebración por conseguir durante tres años consecutivos las subvenciones otorgadas por la Torre de la Magia al grupo de la Luna Azul. Nifleka hizo un gesto hacia la Torre de la Magia mientras hablaba al grupo.
“Nuestro grupo ha conseguido una vez más el apoyo de la Torre. Puedo decir con confianza que nuestro grupo es el más fuerte de la historia. A pesar de unos desafortunados eventos recientes, el grupo de la Luna Azul siempre ha estado en la cima.” – dijo Nifleka levantando su copa de oro. – “Pero esto es solo el comienzo. En la historia de Hebrion, siempre estaremos en la parte superior. El mejor equipo formado únicamente por nobles. ¡Un grupo que todos los plebeyos admiran!”
Los aplausos y rugidos de los fanáticos llenaron la sala en respuesta a sus palabras. Nifleka era uno de los profesores más influyentes de la Academia Hebrion y se alejaba de los valores de igualdad que proclamaba la profesora Brigitte. En cambio, él priorizaba el linaje y trataba a los plebeyos con violencia. Como resultado, los estudiantes de la clase Beta lo desagradaban en gran medida y hacía que una gran mayoría de los estudiantes de la clase Alfa lo apoyaran. La Academia Hebrion abogaba por la igualdad en la educación, pero el profesor Nifleka tenía mucha influencia y ni siquiera la Academia podía impedir que hiciera lo que deseaba.
Los ojos de Ajest Kingscrown se volvieron fríos al observar al infame profesor Pugman Nifleka.
“¡Regocijaos! ¡Bebed hasta estar satisfechos! ¡Por los nobles!” – exclamó el profesor Nifleka.
Multitud de aplausos entusiastas surgieron de la multitud y el sonido de los vasos brindando por el grupo de la Luna Azul resonaron por el pasillo. Ajest cerró los ojos e hizo todo lo posible por ignorar el alboroto. Su cabeza palpitaba… Francamente pensaba que irse a dormir no sería una mala idea. Como mínimo significaría que no tenía que escuchar ese discurso.
“Vaya, vaya. Si es la señorita Ajest.”
Por supuesto que eso no iba a suceder. Un joven desconocido había aparecido y la saludaba cortésmente. Como polillas atraídas por una llama, poco después una gran multitud de personas se reunieron alrededor de la famosa espadachina.
“Por la gracia del Dios supremo, ¡qué oportunidad para conocernos!”
“El futuro del grupo de la Luna Azul está en tus manos.”
Al principio solo había uno o dos, pero al momento casi una docena de personas se agolparon a su alrededor clamando por su atención. Sus palabras eran como un tifón y no dejaban de elevar su tono como si un maremoto amenazara con sumergirla por completo.
“Deseo salir por un segundo, por favor, discúlpenme.” – dijo mostrando una actitud irritada y distante. No había contestado a nadie.
Sus palabras fueron ahogadas por la gran cantidad de alabanzas con la que intentaban alagarla. A medida que pasaba el tiempo, se estaba hartando cada vez más de ese grupo de personas que la estaban asediando. Pero cuando estaba a punto de estallar, un hombre atrajo la atención de la multitud con unas simples palabras.
“Una dama solitaria rodeada de tanta gente. ¡Qué terriblemente grosero por su parte!”
En respuesta al ataque del nuevo desconocido, alguien de la multitud exigió saber quién era.
“Elheim Triquincy, a su servicio. Tuve un compromiso previo con la Señorita Kingscrown, y me preguntaba dónde estaba.”
Elheim Triquincy. Un mago de hielo del cuarto círculo, mentor de Ajest Kingscrown. Ajest levantó la cabeza y sus ojos se encontraron.
“¿Te acuerdas? Se suponía que nos encontraríamos en la terraza como mentor y estudiante.” – comentó Elheim. Ciertamente estaba teniendo tacto al planear un camino de escape para su estudiante sin causar ningún malentendido. Ajest asintió con la cabeza, mostrándose de acuerdo.
“La terraza está por aquí.” – dijo Elheim mientras alejaba a Ajest de la fiesta. Estaba aliviada.
El ambiente en la terraza era mucho más relajado, con la música desvaneciéndose en el fondo y, en lugar del fervor y el bullicio de la fiesta, una brisa suave indicaba una perezosa noche veraniega. Finalmente, al verse lejos de la fiesta, Ajest se relajó.
“¿No te gusta la fiesta?” – preguntó Elheim.
Ajest negó con la cabeza como respuesta.
“A decir verdad, me pasa lo mismo. Me gustan las fiestas, pero este tipo de eventos son un poco desagradables.” – añadió Elheim, mostrándose de acuerdo.
El poderoso mago de hielo dio un trago a su bebida.
“Estoy sorprendida. Sé que no te gustan mucho los plebeyos.” – admitió Ajest.
“Es verdad. Mi familia está a favor de la Corona. Sin embargo, guardo estos pensamientos para mí, no los expreso de manera tan pública.” – explicó Elheim.
La familia Triquincy apoyaba a la Corona y no le gustaban los plebeyos, pero, aun así, Nifleka era demasiado radical.
“En lo que a mí respecta, no tengo ni idea de lo que piensa el profesor Nifleka.”
“Tiene su propia agenda y planes para dar ese discurso.” – dijo Ajest.
“¿Qué quieres decir con su propia agenda?”
“Esa abrumadora sensación de superioridad como noble y el temor de que algún día puedan ser derrocados. La más mínima estimulación sirve para volverlos locos. Eso es lo que Nifleka está usando.”
Ajest miró hacia la dirección del grupo. Por ejemplo, estaba Doneta Hadun, que veía a Nifleka a través de unas gafas tintadas de rosa. Era uno de los fanáticos que escuchaba cada palabra del profesor. Pero Elheim era incapaz de entender una cosa.
“¿Qué tiene que ganar con todo esto?”
“Si piensas en qué clase de personas se han reunido aquí, es fácil de entender. Casi todos los estudiantes son de la clase Alfa, que lo apoyan con todo su corazón. Al prenderles fuego, los ha atraído a su redil. Y si piensas que la clase Alfa tiene el derecho de votar en la elección del próximo director, todo queda muy claro.”
Los ojos de Elheim se ensancharon ante la repentina realización.
“Quiere convertirse en el director…”
Así podría controlar todo lo que pasara en la Academia Hebrion, además de tener contacto con los antiguos alumnos; era una posición que manejaba a casi un millón de magos y caballeros, con un poder parecido al de un primer ministro. Por eso el heredero de la familia Nifleka había entrado en la Academia Hebrion.