Volumen 2 Capítulo 32
El tiempo, el ajedrez y la torre de la magia IV
Traducido por Thornapple
Corregido por Tars y DaniR
Editado por Tars
Corregido por Tars y DaniR
Editado por Tars
Era una oferta increíble. Con veintiocho meses por delante hasta la graduación de Desir, la cantidad de dinero que recibiría sería…
“3.360 monedas de oro. Según mis cálculos, eso debería ser suficiente para demostrar que tus esfuerzos no han sido en vano. Al ganar una partida de ajedrez has aumentado tu recompensa veintiocho veces. Con eso, no tendría que incumplir mi palabra y sería como recibir la subvención.” – dijo Zod mientras miraba seriamente a Desir, esperando su aprobación.
“Esos son términos muy favorables. Casi quiero aceptar de inmediato.” – respondió Desir, sacudiendo la cabeza. – “Pero eso no cambiará mi petición. Quiero hacer un trato.”
“Esperaba que eligieras más sabiamente. Has rechazado mi oferta y no puedo aceptar tu trato. Con eso, las negociaciones han terminado.” – añadió Zod, expresando su desdén por la elección del niño y procediendo a levantarse de su asiento.
“No, Maestro de la Torre. Vamos a aclarar esto primero. No es que no pueda aceptar el acuerdo, es que no puede aceptar un trato donde salga perdiendo.”
A primera vista, ese era el problema.
“Sin embargo, esto significa que aceptaría el trato si fuera un intercambio justo.”
“Así que crees que es un trato justo.” – dijo el Maestro de la Torre claramente molesto por las palabras de Desir.
Desir había visto el problema. No había forma de que cualquier espectador viera este intercambio como algo justo. Era absurdo.
“Entiendo por completo cuál es su posición, Señor Exarion. Una mera idea de un estudiante contra el apoyo de la Torre de la Magia. Siendo lógicos, no hay forma de que alguien crea que ese trato es adecuado.” – continuó Desir, intentando apaciguar a su viejo colega.
Acto seguido, se levantó de su asiento y jugó con la pieza del barco de guerra del ajedrez.
“Pero usted, de todas las personas, debería saber mejor que nadie que hay muchas cosas que se encuentran fuera de la lógica. Por ejemplo, un hombre de veinte años se convierte en Maestro de la Torre tras desarrollar con éxito la técnica de encantar. O tal vez, incluso menos probable, que un estudiante de la Academia de Hebrion termine derrotando al Maestro de la Torre en un juego de ajedrez.”
“¿Qué estás tratando de decir?” – dijo Zod, que no estaba nada impresionado, esperando a que Desir llegará rápidamente al fondo de la cuestión.
“A pesar de lo ilógico que pueda parecer, este acuerdo es bastante justo. Si tengo que demostrarlo, puedo hacerlo ahora mismo. ¿Le gustaría quedarse un poco más y escuchar lo que tengo que decir?” – dijo Desir mientras colocaba el barco de guerra directamente frente a Zod, esperando una respuesta.
“Demuéstralo…” – dijo Zod cruzándose de brazos y dándole una oportunidad para explicarse.
Desir miró a su alrededor. Había estanterías con libros a lo largo de las paredes de la habitación. El tablero de ajedrez con el que habían jugado yacía sobre el escritorio, iluminado por una lámpara. También había varios cristales mágicos esparcidos sobre el escritorio.
Caminando hasta la mesa, tomó uno de los cristales. Ninguno de los cristales mágicos estaba encantado, haciendo que fueran inútiles. En ese momento, Desir rodeó el cristal mágico con una cobertura de maná y al momento comenzó a palpitar. Un sonido resonó desde el cristal como si fuera un acorde musical. Desir comenzó a vibrar sus partículas de maná una por una, mostrando su control único sobre el maná.
‘Lentamente, concéntrate en su frecuencia.’
Poco a poco, Desir aumentó lentamente la frecuencia del maná, hasta que el zumbido del cristal mágico comenzó a vibrar con más ferocidad que antes, haciendo que resonara de un lado a otro.
‘¿Está manipulando el maná interno del cristal sin usar el método de encantar?’ – pensó Zod con una mirada aturdida.
Según sus teorías, eso era imposible. Si no estuviera sucediendo ante sus ojos, no podría creerlo. Desir no le prestó atención. El maná interno continuó girando violentamente, creciendo exponencialmente, haciéndose más fuerte. Giró vigorosamente, formando un círculo perfecto. Tan pronto como Desir sintió que alcanzaba su punto máximo, se limitó a decir dos simples palabras.
“Se acabó.”
“¿Se acabó?” – preguntó el Maestro de la Torre con la boca abierta.
“Sí, eso es todo.” – contestó Desir, para a continuación lanzarle el cristal mágico.
Zod atrapó el cristal mágico, aun teniendo dificultades para que su mente aceptara lo que acababa de suceder. El cristal mágico se veía exactamente igual, aparte del maná interno que giraba de forma constante.
“¿Qué has hecho?” – preguntó, mientras miraba a Desir desconcertado. Pero la respuesta que estaba buscando no vino de Desir, sino del cristal mágico.
- “¿Señor? ¿Hay algún problema?”
Zod casi dejó caer el cristal al escuchar la voz de su secretaria.
- Señor, le recuerdo que queda menos de un minuto para su reunión.
La voz continuó hablando.
“También se puede utilizar como transmisor.” – explicó Desir con indiferencia.
Zod se quedó aturdido por la noticia. El mago del séptimo círculo eligió sus siguientes palabras con mucho cuidado.
“Te devolveré la llamada en un momento.” – dijo con voz temblorosa, colocando a continuación suavemente sobre la mesa el cristal mágico. – “Voy a necesitar una explicación.”
“Como puede ver, he colocado un hechizo de comunicación en el cristal mágico. Cuando atendió su llamada antes, confirmé el número de su secretaria…”
“Puedo llegar a eso. Lo que pregunto es cómo has colocado el hechizo en el cristal sin encantarlo.”
La mirada de Zod era intensa, esperando encontrar alguna pista de la respuesta de este estudiante, que estaba revolucionado las teorías de la magia por completo.
“Cada partícula de maná tiene algo que se llama frecuencia única. Si puedes sintonizar esas frecuencias con el resto de partículas de maná, puedes hacer que se armonicen entre sí, creando una resonancia mágica.”
Era un fenómeno único que no había sido descubierto en esta era.
“Esta resonancia de maná se puede aplicar a una gran variedad de objetos: un cristal mágico no es una excepción. Si haces vibrar su entorno a la misma frecuencia que el maná, la vibración le permite viajar a través de la capa exterior de maná, creando este tipo de resonancia.”
Desir recuperó el cristal de Zod y una vez más le mostró cómo funcionaba.
“Si giras el maná que rodea el cristal, el maná almacenado gira con él. Una vez que las rotaciones alcanzan un punto crítico, el maná interior se mueve en una forma circular. Este tipo de proceso se denomina ‘Círculo’ y…”
“…puedes activar tantos hechizos como quieras, incluso sin el proceso de encantar.”
“Exacto.”
Desir apretó el cristal mágico activado en su mano.
“Las aplicaciones son infinitas. Mientras el maná lo permita, puedes activar docenas de hechizos a la vez. Esto significa que no tenemos que agotar inútilmente nuestros cristales mágicos y elimina uno de los principales problemas del método de encantar.” – dijo Desir. – “Con esta tecnología, los Forasteros no habrían tenido la oportunidad de romper sus puertas exteriores. El método de encantar los cristales hace olvidar el problema de tener que elegir entre una barrera física y otra mágica. Ahora se abre un abanico de posibilidades. Incluso si es un mago de un círculo bajo, este método te permite acceder a toda una gama de magia siempre que tengas un cristal mágico suficientemente poderoso.”
Esto era solo el principio. Usando este método, se podrían desarrollar innumerables técnicas.
“¿Tú has descubierto esto?” – preguntó Zod con voz temblorosa.
“Lo sé.” – respondió Desir, sin dar una respuesta directa.
En realidad, sería Zod quien iba a crear esa técnica en el futuro. Tres años después de entrar en el Laberinto de las Sombras, Zod Exarion descubrió la resonancia de maná y destrozó la forma de comprender la ingeniería mágica. A partir de ahí, continuó expandiendo su teoría y, poco a poco, permitió que alguien usara un cristal mágico sin el método de Encantar. Este descubrimiento llevó a la humanidad a adquirir nuevas técnicas que les permitieron continuar con vida dentro del Laberinto de las Sombras. Arrinconada en una esquina, la humanidad no tuvo otra opción que innovar y sacar a la luz esos descubrimientos.
Después de regresar al pasado, Desir pensó en llevar las técnicas del futuro a su tiempo. Si todo el conocimiento obtenido durante la lucha desesperada en la mazmorra pudiera ser llevado al pasado, tal vez aumentarían las posibilidades de limpiar el Laberinto de las Sombras.
‘Con la habilidad de los miembros de la Torre de la Magia, podrían crear una gran cantidad de técnicas nuevas.’
Eso era todo. Desir no estaba aquí para recibir apoyo; había venido a apoyarlos a ellos. Cuando el Maestro de la Torre comparó el trato con cambiar una barra de oro por un cacahuete, tenía razón. Sin embargo, no se había dado cuenta de en qué lado estaba.
“Esto es extremadamente sorprendente… Reescribirá la historia de la ingeniería mágica tal como la conocemos.”
La mente de Zod estaba a cientos de kilómetros de distancia, pensando en todas las posibilidades que esto podía producir.
“Me alegra oírlo, Maestro de la Torre. Pero también quiero que sepa que esto solo es una pequeña parte de las ideas que tengo. Estoy dispuesto a ofrecerle todas las técnicas que conozco y, la Torre de la Magia podrá usarlas en sus productos. Todo lo que pido a cambio es que patrocine a mi grupo con objetos realizados con esas técnicas. Esa es mi oferta.”
Zod volvió a concentrarse cuando escuchó las palabras de Desir.
“Una pequeña parte…"
Zod se volvió hacia su pantalla sin la menor vacilación.
“Secretaria, cancele la reunión.”
- ¿Señor? Pero…
La secretaria se sorprendió.
“No, no esta reunión. Cancela todo hasta que te diga lo contrario.”
- ¡Señor! ¿De qué está hablando? ¡Tienes más de veinte reuniones programadas!
“Dile a Hephatus que se ocupe de ello. Voy a colgar ahora. Es probable que no pueda responder por las próximas dos horas, quizá más.”
Click
“Ahora que la barrera del límite de tiempo ha desaparecido, tenemos la oportunidad de discutir en profundidad este tema.” – dijo Zod que se había vuelto animado y se veía voraz por obtener más información.
“¿Supongo que está aceptando el trato?” – preguntó Desir.
“Claro que sí, no me he vuelto loco todavía.” – respondió el Maestro de la Torre riéndose de sí mismo y tendiendo la mano a Desir para cerrar el trato.
* * *
“¡Por aquí, Señor Desir!” – gritó Pram, llamando al líder de su grupo con entusiasmo.
Desir se sentó a su mesa y miró a su alrededor. Esta tienda era rara incluso en la capital.
“Así que conseguiste encontrar un lugar como este. Una heladería…”
“Hmph. Ignorante.” – dijo Romántica con una expresión altiva. – “Baskin-Rise 79 es una visita obligada para todos los que vienen a Altaea. ¡No puedes irte de la ciudad sin probar el helado de fresas con frutas del bosque o su algodón de azúcar! ¡Están para morirse!”
“Así que me estás diciendo que pida uno…” – dijo Desir riéndose ante las palabras de Romántica para, a continuación, llamar al camarero.
“¿Le fue bien, Señor Desir?” – preguntó Pram, ansioso por saber cómo fue la reunión.
“Por supuesto, todo está arreglado.”
Desir se rio entre dientes y pensó para sí mismo lo lindo que era Pram.
“Uf, eso es un alivio.”
“Un alivio, pero para estar segura…” – dijo Romántica dando un gran suspiro. – “¿Podrías explicarte?”
“¿Qué quieres que explique?”
“La razón por la que rechazaste la recompensa de ciento veinte monedas de oro. Con toda honestidad, no puedo imaginar por qué renunciaste a ciento veinte monedas por jugar al ajedrez.”
“Ah, eso. El objetivo principal no era jugar al ajedrez con el Maestro de la Torre, sino encontrar una excusa para reunirme con él. Mi verdadero objetivo era pedir su apoyo y, como dije antes, todo está arreglado. Por ahora tenemos apoyo a nivel de patrocinio.”
“¡Guau!” – gritó Pram saltando por el aire para celebrarlo.
¡Nunca hubiera imaginado que una persona tan elevada como el Maestro de la Torre les había dado su apoyo! Romántica miró a Desir de una manera sospechosa. No había manera de que él hiciera esto de forma legítima.
“¿Te diste cuenta de su debilidad o algo así? ¿Es un corrupto que experimenta con criaturas vivas? Conociéndote debes haberlo chantajeado…” – dijo estremeciéndose al pensar en lo que podría haberle pasado al Maestro de la Torre.
“¿Qué clase de persona crees que soy?” – exclamó Desir.
“Un completo sádico. Definitivamente no soy la única que piensa así. Pram, cuéntale.” – contestó Romántica haciendo una mueca.
“Se… Señor Desir, no de… Debería ir chan… Chantajeando a la gente. No es bueno…”
“Eh… ¿Tú también Pram?” – dijo Desir cayendo de rodillas.
“Je, je, je. Es una broma Señor Desir. Creo en ti.” – añadió Pram sacando la lengua y sonriendo juguetonamente. Se veía tan adorable que los otros dos no pudieron evitar sonreír.