Volumen 3 Capítulo 10
La furia de Kim Cheol
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars
“¡Aaaarg!”
“¡Uaa!”
Sus compañeros gritaban a su alrededor.
‘¡No hay manera!’ – pensó con sus ojos inyectados en sangre.
¡No podía aceptar que iba a fallar aquí! Era alguien que se iba a convertir en un miembro de élite del gremio Tigres Blancos. Incluso había recibido entrenamiento especial para esa meta. Y ahora, ¿iba a fallar? ¡Como rango A no podía aceptarlo!
Su grupo había soportado el frío y el hambre mientras luchaba contra los yetis y, después de eso, vinieron los gigantes de hielo. Habían perdido a dos de sus miembros, pero lograron seguir avanzando. La incursión parecía ir bien, pero…
¡¡¡Pero!!!
En el momento en que triunfaron sobre los gigantes de hielo, los caminantes blancos los emboscaron desde todas direcciones, como si los hubieran estado esperando. Esos bastardos habían estado observando a su grupo, esperando a que se agotaran y lo que siguió fue una masacre. Los cazadores cayeron uno tras otro en un instante.
“Li… ¡Líder!”
Un cazador tirado en el suelo extendió una mano ensangrentada hacia Kim Cheol, que dio un paso atrás. Un caminante blanco apareció de la nada y cortó el cuello del cazador que estaba en el suelo. Mientras el hombre se atragantaba con su propia sangre, el caminante blanco levantó la cabeza hacia Kim Cheol.
“¡Uaaaaaaargh!” – gritó el cazador de rango A.
Se dio la vuelta y corrió hacia el bosque. Aunque el bosque estaba lleno de osos de hielo, no eran nada en comparación con los yetis, los gigantes de hielo o los caminantes blancos. Kim Cheol corrió con todas sus fuerzas. Viendo cómo su figura desaparecía en la distancia, los caminantes blancos levantaron sus arcos y apuntaron, pero antes de que pudieran disparar, uno de los caminantes blancos, levantó su mano y los detuvo. Era un elfo de hielo con el cabello llegándole hasta la cintura. Al verlo, el resto de caminantes blancos bajaron sus arcos.
“……”
Poco después, hizo un movimiento y ordenó que siguieran a Kim Cheol. Uno por uno, todos los caminantes blancos desaparecieron de la vista.
* * *
Kim Cheol saltó a través de un arbusto.
“Arf, arf, arf.”
Sus pulmones se sentían como si estuvieran en llamas. La imagen de los caminantes blancos sonriendo mientras asesinaban a sus compañeros todavía estaba fresca en su memoria. El hombre se miró las manos, que estaban prácticamente congeladas. Sus dedos habían perdido hacía mucho tiempo la sensibilidad, por lo que era incapaz de pelear de forma adecuada.
‘Este maldito frío… No, si no hubiésemos estado muertos de hambre desde hace días, les habríamos ganado.’
Aunque estaba sufriendo un final amargo, Kim Cheol no podía reconocer su fracaso. Mientras iba corriendo y murmuraba para sí mismo, levantó la cabeza.
‘De todos modos, ¿cuánto tiempo llevo corriendo por el bosque?’
Se detuvo y miró a su alrededor. El olor a sangre le llegaba de algún lugar cercano y decidió caminar en esa dirección. No estaba lejos. Moviéndose a través de los árboles, llegó hasta un claro y no pudo creer lo que veía.
‘¿Cómo es esto posible?’
En frente a las cuevas había más de veinte cadáveres de osos de hielo. ¡Se había estado preguntando por qué no se había encontrado ni un solo oso hasta ese momento!
“¿Qué?”
Parándose a su lado, estudió los cadáveres. Todos tenían rastros de haber sido cortados por algo. Algunos de ellos también tenían zonas quemadas en sus cuerpos. Una imagen de Sung Jinwoo y su grupo cruzaron por su mente.
“No puede ser… ¿Esos bastardos hicieron esto?”
No. Kim Cheol negó con la cabeza. Las heridas en los cadáveres de los osos de hielo se habían hecho con una espada y, que él supiera, nadie del grupo de Sung Jinwoo tenía una espada.
‘Los dos cazadores de rango E ni siquiera tenían un arma.’
No había manera de que todavía estuvieran vivos. Solo podía llegar a una conclusión.
‘¡Los caminantes blancos también están aquí!’
Su corazón se aceleró. Pensaba que había logrado alejarse de los elfos, pero solo la idea de cruzarse con otro grupo hacía que su corazón temblase de miedo. Conteniendo el aliento, regresó por la dirección que había llegado.
‘Rápido, más rápido.’
Quería abandonar el territorio de los caminantes blancos lo antes posible.
* * *
Al mismo tiempo.
“¡Wuuuuuuuuuuuuuuuuuuah!”
Un oso de hielo cayó con un temblor. Los soldados de las sombras invadieron su cuerpo y se aseguraron de que no se volviera a levantar. Estaba muerto.
Has subido de nivel.
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“Bien.”
Jinwoo estaba en una guarida diferente. Habían pasado cinco días desde que atravesaron por la puerta y ya había terminado con tres guaridas de osos de hielo.
‘Parece que he terminado con todos los osos del bosque.’
Gracias a eso, tanto él, como su ejército habían aumentado mucho de nivel. Al principio, necesitaba dos soldados para contener un oso de hielo, pero ahora, uno solo era más que suficiente para derrotarlo. Jinwoo estaba satisfecho.
A medida que aumentaban las habilidades de sus guerreros, pudo comenzar a asignarles diferentes papeles. Su límite actual era de treinta sombras y, ahora mismo, veintiocho estaban asignadas al combate y las otras dos a recoger núcleos mágicos y carne. Ahora que no tenía que levantar ni un dedo para luchar o recolectar objetos, la vida se había vuelto increíblemente cómoda.
‘No siento más bestias mágicas.’
Parecía que había despejado todo el bosque.
‘¿Es hora de ir a por el jefe?’
Todavía faltaba un mes o, en el peor de los casos, varios meses para que se produjera una brecha en la mazmorra. Pero no tenía intención de esperar a que eso sucediera.
‘También tengo que matar a ese elfo arrogante.’
Una birria de bestia mágica que se burlaba de un cazador. Su sonrisa arrogante aún molestaba a Jinwoo.
* * *
La nariz de Kim Cheol detectó el olor de la carne cocinada en algún lugar.
Snif snif
Su sentido del olfato se había vuelto extremadamente sensible debido a su hambre. Después de cruzar por la puerta, todo lo que había conseguido para comer durante los últimos días había sido un conejo. Su boca no podía evitar hacerse agua por el olor de la comida.
Glup
Los caminantes blancos podrían estar comiendo en alguna parte.
‘Pero si solo hay unos pocos…’
Confiaba en poder tratar con ellos y robar su comida. Era una confianza errónea causada por el hambre.
‘Vamos a comprobarlo.’
Kim Cheol hizo todo lo posible por no hacer ruido caminando mientras se acercaba con cuidado a la fuente del olor. Finalmente, se encontró con el claro donde estaba el equipo de Jinwoo.
‘¿Qué?’ – pensó mientras ensanchaba los ojos con la sorpresa.
El olor a carne venía de su fogata.
‘¿Cómo es que están vivos?’
Sin embargo, no vio a uno de los cazadores de rango E.
‘Pff. Tomó la iniciativa con tanta confianza… Debe haber sido el primero en morir.’
Eso era obvio. Pero lo que no estaba nada claro era la escena que tenía delante. Era incapaz de analizar todo eso. Había algo raro.
‘Espera, ¿su ropa…?’
Ropa caliente, mantas, tiendas de campaña y otra equipación entraron en su ojo. Claramente estaban preparados para este tipo de clima.
‘¿Qué diablos?’
Mientras estaba alterado, la mirada de Kim Cheol se fijó en algo. Había un trozo de pan junto a la carne. No había forma de que hubieran encontrado o cocinado pan en este lugar. Debían haberlo preparado de antemano. Su confusión se convirtió rápidamente en ira.
‘Estos malditos…’
Crash
Kim Cheol rechinó los dientes. Estos cabrones tenían todo esto con ellos y se fueron por su cuenta.
‘Si mis manos no estuvieran congeladas, no, si no tuviera hambre, podría haberme encargado fácilmente de esos elfos de hielo.’
Al pensar en cómo acumularon con avidez algo que deberían haber compartido con todo el equipo de la incursión, Kim Cheol no pudo evitarlo.
“¡Bastardos!” – gritó saltando en medio del claro.
“¿Kim Cheol? ¿Cómo es que estás aquí?” – contestó Park Heejin levantándose del susto.
Para ser honesto, resultaba difícil decir que era bienvenido. Sus ojos estaban llenos de intenciones asesinas.
“Nuestro grupo fracasó en limpiar la mazmorra porque carecíamos del equipo y los alimentos adecuados. Entonces, ¿cómo diablos estás sentado aquí con toda esta comida y esas cosas?” – dijo sin ocultar su hostilidad.
“Eso es…”
Park Heejin no pudo responder. Temía que si decía algo, la ira de Kim Cheol se dirigiera hacia Jinwoo. No quería causarle problemas a su salvador.
‘Desde el principio no me gustó la forma en que ese hombre miró a Sung Jinwoo.’
Park Heejin cerró la boca. Al verla desafiar su voluntad, la rabia de Kim Cheol aumentó aún más.
“No voy a considerar que todos sois cómplices. ¿Quién escondió todo esto? Perdonaré al resto.”
Pero ante el silencio, las venas de su cuello se hincharon.
“¿¿¿CUÁL DE VOSOTROS TRAÍA TODO ESTO Y PUSO EN PELIGRO LAS VIDAS DE SUS CAMARADAS???”
Sus gritos resonaron ruidosamente por todo el bosque, pero Kim Cheol se dio cuenta de que tendría que subir las apuestas.
“Voy a contar hasta tres. Si nadie habla, consideraré que todos son igual de culpables.”
“Hermana…” – dijo Han Songyi tirando de la manga de Park Heejin.
Park Heejin abrazó a Han Songyi. Go Myunghwan y Yoon Giojoong también tragaron saliva mientras comenzaban a sudar. Kim Cheol era un rango A, y aunque intentasen combinar sus poderes, no tenían ninguna esperanza de ganar. Aun así, ninguno de ellos estaba dispuesto a traicionar a Jinwoo.
“Uno.”
Kim Cheol desenvainó la espada a su lado.
Shiiiiiiiiiiiiiing
“Dos.”
Unos meros cazadores de bajo rango se atrevían a ignorarlo. La ira de Kim Cheol no paraba de aumentar.
‘¿Cómo te atreves a ignorarme?’ – pensó mientras sus ojos se llenaban de intención asesina.
Primero mataría a esa mujer. Había traicionado a su equipo y decidido irse con los miembros más débiles. Park Heejin sería la primera en morir.
‘Sí. Ella debe haber estado escondiendo algo. Por eso se fue de mi equipo.’
Esa era la única razón que podía imaginar. Kim Cheol se acercó a Park Heejin y terminó su cuenta regresiva.
“Tres.”
Park Heejin cerró los ojos. Pero, de repente…
“Cuatro.”
¡Baaam!
Algo golpeó a Kim Cheol en la parte superior de su cabeza haciendo que cayese de bruces al suelo y que se deslizase unos metros hacia adelante. Todos los cazadores abrieron los ojos de par en par.
“¡Líder!”
Jinwoo lo había golpeado con tanta fuerza que su puño seguía humeando.
“¿Quién fue el hijo de puta que puso realmente en peligro la vida de sus compañeros?” – dijo cabreado.