viernes, 31 de mayo de 2019

G4L Capítulo 25

Arco 4 Capítulo 25
¿Qué tipo de persona eres?
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars

Era la mañana del cuarto día después de plantar las hierbas. En el jardín de la residencia del jefe de la aldea, Kazura se encontraba vestido con la misma ropa lisa que usaban el resto de aldeanos, cruzado de brazos mientras meditaba tras examinar las macetas donde habían plantado la menta y la citronela. Sus predicciones sobre el crecimiento de las plantas habían sido totalmente diferentes a lo que había esperado. Aunque la ropa que llevaba Kazura era algo que Valetta había terminado de coserle ayer, se ajustaba perfectamente a su cuerpo. Se sentía maravilloso. ‘Hmm… Pensaba que terminaría de crecer cuando aumentara algo más de tamaño… ¿Esto significa que no hay ningún cambio en el efecto del fertilizante?’ Los dos tipos de hierbas que estaban frente a Kazura, solo eran algo más grandes que cuando las había comprado. Sin embargo, la tasa de crecimiento no era muy diferente a la que habría ocurrido en Japón. En cuanto al estado de las plantas que había comprado en el centro comercial, la citronela mostraba un crecimiento normal, mientras que la menta que había recibido el fertilizante en la maceta también tenía un crecimiento similar. Además de las semillas que habían plantado, solo las albahacas habían germinado en una gran cantidad, del resto de semillas solo habían brotado dos o tres plantas de rúcula. Las semillas que había plantado en el suelo y las que había colocado en macetas tenían el mismo grado de crecimiento. Al final, los días necesarios para germinaran eran similares a lo que indicaba la información de la tienda. “Es diferente de los cultivos de la aldea, las hierbas no crecieron de golpe… Ah, la rúcula ha germinado.” – dijo Valetta apareciendo por la puerta de la casa, mientras Kazura se encontraba sumido en sus pensamientos. Valetta descubrió los pequeños brotes que no estaban allí el día anterior e inmediatamente se puso en cuclillas y tocó las pequeñas hojas con un dedo mientras sonreía. Kazura no pudo verificar su primera su primera teoría de que las plantas tendrían un crecimiento repentino, ya que, por ahora, las planta parecían crecer de forma normal. Solo le quedaba esperar y ver qué ocurría más adelante. En las macetas donde habían plantado las semillas había varios carteles de madera con el nombre de las plantas escritas en katakana. Aunque habían sido escritos por Valetta usando un rotulador permanente, estaba realizado con gran habilidad. “Hmm… Aunque esperaba que creciera algo más rápido. Bueno, incluso si crecen a una velocidad normal, sigue siendo bueno.” – dijo Kazura. “Está bien. Aunque crezcan a un ritmo normal vamos a tratarlas con mucho cuidado.” – respondió Valetta con una sonrisa. A continuación, frotó con ternura las hojas de rúcula y se levantó. – “El desayuno ya está preparado, regresemos. Cuando terminemos, tenemos que ir a montar la rueda hidráulica. ¡Hagamos nuestro mejor esfuerzo!” Valetta se encontraba apretando los puños ante su pecho con un gesto parecido al de un psicópata, pero al verla las mejillas se Kazura se suavizaron y sonrió. Era lamentable que las hierbas no alcanzasen rápidamente el tamaño esperado al igual que había ocurrido con los vegetales que se sembraron en los campos de la aldea. Se habían desarrollado de una forma increíble. Desde ese día, el tamaño de las patatas había seguido creciendo y las verduras, aunque solo se habían plantado hacía dos semanas, ya habían aumentado hasta un tamaño en el que podían comenzar a aparecer en las mesas de algunos aldeanos en unos pocos días más. Además, los aldeanos estaban tan llenos de vitalidad que era difícil de creer que esta aldea casi había sido eliminada por la hambruna hacía menos de cuatro semanas. Comparado con eso, la cuestión de si las hierbas no lograban un crecimiento rápido era algo trivial. Dado que originalmente había traído una gran cantidad de plantas a este mundo para investigar qué causaba ese comportamiento anómalo con el fertilizante que había traído de Japón, no tenía ninguna intención de ponerse a producir hierbas en masa. Aunque tenía cierto interés en ver si las plantas mostraban un crecimiento explosivo, si lo evaluaba desde el punto de vista de la investigación, había logrado su propósito. “Es verdad. Solo con que logremos que gire un poco, sería bueno… Lo espero con ansias, aunque me pone algo nervioso…” – dijo Kazura. “Si no gira, solo necesitamos revisarlo. Podemos consolarnos haciendo té con el hibisco y mucha miel.” – respondió Valetta. “Hmm, eso parece una buena idea… Ah, ¿no es solo algo que la señorita Valetta quiere beber?” “Je, je, je.” Desde que regresaron de Isteria, había estado observando los cultivos, quitándole las malas hierbas a los campos, fabricando partes de la rueda hidráulica o estudiando después de la cena. Kazura se pasaba todo el día con Valetta y la atmósfera entre ellos había mejorado aún más. La antigua timidez con la que Valetta interactuaba con Kazura había desaparecido. Ahora se podía decir que la frecuencia con la que ponía una sonrisa natural en su rostro había aumentado durante los últimos días. Sus preocupaciones anteriores, como el agua y la escasez de alimentos en el pueblo, por la que ella había estado desesperada, se habían resuelto por completo. Sin mencionar que ahora podía saciar su ansia de aprender, aunque esos conocimientos fueran algo diferentes a los de este mundo. Habiendo desaparecido los motivos por la que estaba angustiada y cumplidos sus deseos, para Valetta se podía decir que su vida cotidiana actual se había vuelto extremadamente satisfactoria. “Todo el pueblo tuvo mucho cuidado a la hora de fabricar las distintas piezas, así que seguro que puede girar. Además, es algo que el Señor Kazura ha diseñado, ¡por lo que seguramente funcionará!” – dijo Valetta. Debido a que era la primera vez que diseñaba una rueda hidráulica, no importaba cuántas veces escuchara que ‘estaba bien’, seguía ansioso por saber si lo estaba haciendo bien. Por ahora, decidió pensar de una manera positiva sobre cómo terminarían la instalación de la rueda hidráulica una vez ensamblada y, si giraba bien, podría simplemente rehacer algunas partes para mejorarla. “Sí, tienes razón, es un plan que hemos preparado juntos, así que seguro que sale bien.” – dijo Kazura. “Sí, lo que dices es cierto, pero estoy preocupada…” – respondió Valetta. “Estará bien, ¿no estás de acuerdo?” Y así, Valetta compartía hábilmente una parte de la responsabilidad de Kazura, mientras que ambos regresaron a la residencia para desayunar.
* * *
Después de desayunar, Kazura y Valetta participaron en el ensamblaje de las piezas para la rueda hidráulica junto a otros diez aldeanos. Usando un carro completamente cargado con las distintas piezas, llegaron hasta el río donde habían instalado la rueda hidráulica traída de Japón. La rueda que se había instalado en la parte superior de una tabla de madera reforzada, giraba de forma continua y enviaba el agua de forma eficiente hacia el acueducto que fluía hacia la aldea de Grisea. Bajo el sol del verano que brillaba de forma incesante, la neblina que salía del agua centelleaba mientras la rueda giraba de forma vigorosa. “Tan hermoso.” – comentó un aldeano al ver esa vista impresionado. “Bueno, vamos a montar la rueda hidráulica. Todos, espero vuestra cooperación en esta hazaña.” – dijo Kazura. Kazura llamó a los aldeanos que estaban embelesados mirando cómo la rueda transportaba el agua y, al oírlo, inmediatamente comenzaron a descargar las partes de la carreta y se pusieron a ensamblar las distintas partes. Cuando ensamblaron la rueda hidráulica venida de Japón, siguieron las instrucciones que venían en una hoja, pero ahora estaban uniendo las piezas para la rueda que Kazura y los aldeanos habían hecho por sí mismos. Probablemente, dado que los aldeanos tenían una cierta comprensión sobre cómo funcionaban las distintas partes de la rueda, sabían dónde encajaba cada pieza, por lo que parecía que su trabajo había tenido un comienzo espléndido. “Valetta y yo comenzaremos los preparativos para reemplazar la rueda.” “Sí, detendré el agua del canal.” – añadió Valetta. Desde el carro, Valetta sacó una voluminosa tabla de madera de diez centímetros de grosor y se dirigió a la entrada de la corriente de agua. A continuación, insertó la tabla de madera para bloquear la corriente. La rueda hidráulica que giraba de forma vigorosa y continuada, dejó de moverse cuando el agua dejó de empujar sus hojas. Mientras Valetta bloqueaba el agua, Kazura sacó dos toallas del carro con la etiqueta ‘Compañía manufacturera Shino’. Tras comprobar que el agua se había detenido por completo, comenzó a girar la rueda para tirar toda el agua almacenada en los recipientes de madera. “El sol está pegando fuerte, con que lo dejemos al sol, se secará rápidamente.” – dijo Valetta. Kazura le dio una toalla a Valetta, que había regresado de detener el agua del canal. “Es verdad. Pero dejemos que la rueda se seque algo más. Si alguna mano se desliza mientras la estamos desmontando por culpa de la humedad, podría ser peligroso.” – dijo mientras pasaba la toalla por la rueda. Para poder separar la rueda hidráulica que estaba instalada actualmente, solo era necesario la cooperación de varias personas, pero si alguien se resbalaba debido al agua del río, podría causar una situación peligrosa y terminar aplastado bajo el peso de la rueda. Por eso era importante que la rueda estuviera seca. Si la dejaban bajo este sol abrasador, solo iban a necesitar otros treinta minutos para secarla. Aunque ese tiempo seco había atormentado al pueblo hasta ese momento, para esta ocasión era un aliado confiable. Mientras estaban secando la rueda de agua por el lado opuesto, Valetta notó las letras de la toalla que tenía en sus manos y se quedó quieta. “Señor Kazura, las letras ‘Compañía manufacturera Shino’ que están escritas en la ropa, ¿es algún tipo de tienda de tu país?” – dijo mientras extendía la toalla. “Ah, ese es el nombre de la compañía de mi padre.” – respondió mientras seguía limpiando la rueda. “¿El padre del Señor Kazura…?” – preguntó Valetta cambiando su mirada sorprendida de las letras de la toalla hacia la cara de Kazura. “Sí, eso es correcto. Pero, aunque se llama compañía, solo es un pequeño taller que es operado únicamente por mi padre y mi madre.” – respondió Kazura mientras dejaba de trabajar y señalaba con su dedo la palabra ‘Shino’ que estaba bordada en la toalla que estaba sosteniendo Valetta. – “Ese ‘Shino’ es el nombre de mi familia. Eso me recuerda que, incluso desde que vine a este lugar, solo me presenté con mi nombre… ¿Ocurre algo?” Kazura estaba confundido acerca de la expresión con la que lo estaba mirando Valetta. “No… Esto… Señor Kazura, tú…” Cuando Valetta estaba a punto de hablar, Kazura volvió la cabeza de repente hacia atrás y notó que los aldeanos habían terminado de ensamblar las distintas partes de la rueda. En ese momento, ella dejó escapar un ligero suspiro de alivio. “¿Hmm? ¿Qué pasa conmigo?” – preguntó cuándo volvió a girar la cabeza, pero ella esquivó la pregunta. “Esto, continuemos con la conversación más tarde a la noche… Por otro lado, acabo de darme cuenta, pero este eje está hecho de metal, mientras que la nueva rueda tiene el eje y el cojinete de madera, ¿funcionará?” – respondió con una pequeña sonrisa, cambiando de tema. Aunque Kazura tenía curiosidad por saber lo que Valetta quería decir, no era realmente necesario que la acosara con una respuesta. “Ah, creo que estará bien. La cantidad de piezas es algo menor que la rueda que traje de Japón, por no mencionar que la cantidad de agua que bombea no es muy elevada, por lo que el eje no recibirá demasiada carga. Sin embargo, si seguimos usándolo, podría desgastarse, por lo que tendremos que comprar cobre o bronce en Isteria.” – respondió Kazura, mientras continuaba secando la rueda hidráulica. Aunque pensaba que no iba a pasar, si el eje de la rueda hidráulica número dos terminaba por desgastarse, entonces podría ser necesario desmontarla y rehacer el eje. Sería problemático tener que volver a Isteria a comprar cobre o bronce y fabricar la pieza necesaria. De cualquier manera, como esperaba que el eje aguantara durante un tiempo, no habría ningún problema para que girara hasta que volviera Isaac, el subordinado de Narson. Si de verdad era necesario, siempre podían volver a hacer otro eje de madera o volver a instalar la rueda número uno. “Bronce… ¿Hay alguien en el pueblo capaz de fundirlo y hacer un eje con él?” – preguntó Kazura. “Creo que sí, pero puede ser más rápido solicitarlo al herrero de Isteria… Bueno, creo que ya está suficiente seco.” Ya se había secado casi toda el agua, por lo que Kazura se quedó mirando la rueda y tomó un breve descanso. Después de esto, ensamblarían la rueda número dos mientras desmontaban la rueda número uno. Y para hacerlo sería necesario desmontar también los pilares que sujetaban el cojinete de la rueda. Aunque sería un trabajo muy duro, pero como los aldeanos se habían fortalecido físicamente con la comida que había traído Kazura, parecía que podrían llevar a cabo esta tarea fácilmente. “¿Necesitamos ayudar a montar la rueda hidráulica?” – preguntó Kazura. “Sí… Sin embargo, parece que ya han terminado de montarla.” – respondió Valetta. Al escuchar la respuesta de Valetta, Kazura miró a los aldeanos. Ya habían terminado de montar la rueda. Parecía que el hecho de haberla fabricado ellos mismos les había ayudado a ensamblarlas rápidamente. “¿Qué? Es verdad. Bueno, tomemos un descanso mientras la rueda termina de secarse.” “Sí, tienes razón.” – respondió Valetta. Aunque ya habían terminado de montar la nueva rueda hidráulica, necesitan algo de tiempo para que la antigua se secara. Además, como no había necesidad de apresurarse, decidieron tomarse un descanso.
* * *
Después de que los aldeanos terminaran de montar la nueva rueda, se tomaron un descanso de treinta minutos, bebieron agua del río y luego quitaron la rueda antigua. Kazura quería ayudarlos, pero los aldeanos no le dejaron. “Si es solo desmontarla, podemos hacerlo nosotros. Descansa un rato.” Junto con el resto de aldeanos que no estaban ayudando, Valetta y Kazura observaron a los aldeanos realizar la tarea sin ningún problema. Gracias a sol abrasador, la rueda se había secado lo suficiente para retirarla de su rodamiento de forma segura y sin que ninguna mano se deslizara. A continuación, desenterraron el cojinete que estaba fijado al suelo. Gracias a la fuerza física de los aldeanos, pudieron terminar la tarea rápidamente y lo reemplazaron por uno nuevo hecho de madera. Al igual que el modelo venido de Japón, estaba diseñado para que el agua pasara a través del cojinete y disipara el calor generado con el movimiento de la rueda. “Bueno, entonces, instalemos la nueva rueda.” Los aldeanos que habían rechazado la ayuda de Kazura alzaron la voz mientras levantaban la rueda que estaba colocada en el suelo. “Finalmente la rueda que hemos construido girará… Iré a quitar la tabla que bloquea el agua.” – dijo Valetta. “Muchas gracias… Me pregunto si girará correctamente…” – añadió Kazura. Mientras Kazura estaba ansioso por la dificultad técnica, habían terminado de instalar la rueda hidráulica número dos. Después de esto, solo necesitaban dejar que el agua fluyera por el canal. “Voy a quitar el tablero.” – dijo Valetta cuando confirmó que la rueda hidráulica estaba instalada. Avisando a todos para que se apartaran, quitó la tabla de madera que bloqueaba el agua, haciendo que el agua bajara por el canal y empujó las palas de la rueda. Comenzó a girar lentamente. “Oh, está girando, ¡está girando! Aunque la velocidad es algo irregular…” La rueda comenzó a girar. Al ver esto, los aldeanos aplaudieron o se golpearon los hombros para mostrar su alegría, mientras Kazura controlaba la rueda de agua desde un lado con una expresión seria. “Señor Kazura, ¿cómo va?” – preguntó Valetta regresando al lado de Kazura con la tabla en una mano. “Hmm. Sí, creo que esto está bien.” Al escuchar su respuesta, Valetta mostró una sonrisa de alivio en su rostro y miró cómo el agua fluía por el acueducto hacia la aldea de Grisea. Si se la compara con la antigua rueda, solo bombeaba la mitad del agua, sin embargo, la rueda número dos era capaz de cumplir con su función a la perfección y enviar el agua hacia el pueblo. “Ahora que hemos terminado de reemplazar la rueda, tenemos que desmontar la vieja y regresar a la aldea.” “Señor Kazura, ¿no podemos simplemente llevar la rueda al pueblo tal como está?” – sugirió uno de los aldeanos que se encontraban junto a la rueda hidráulica, al escuchar las palabras de Kazura. “Aunque sería mejor si la transportamos como esta, creo que será demasiado pesada.” A pesar de que las partes de la rueda una vez separadas no pesaban mucho, el conjunto completo superaba los cuatrocientos kilos. Aunque de alguna manera sería posible transportarla, dado que era posible agarrarla con facilidad, sería una tarea complicada. “Estará bien, creo que podemos turnarnos, ¿no creéis?” – respondió el aldeano. “¡Sí! ¡Podemos llevarla tal como está!” – añadió otro. Mientras los aldeanos decían eso, entre seis levantaron la rueda del suelo y, con dos al frente, dos en la parte posterior y otros dos en los laterales, comenzaron a caminar con paso firme hacia el pueblo. Las dos personas de los laterales solo estaban allí para mantener el equilibrio, por lo que, en realidad, eran solo cuatro personas las que estaban cargando con el peso de la rueda. El resto de aldeanos se limitó a caminar detrás del grupo. “Ah… Seguramente cada persona necesita levantar unos 100 kilos, pero… ¿Cómo pueden hacerlo sin esfuerzo…?” – murmuró Kazura. “Señor Kazura, volvamos a la aldea.” – dijo Valetta. Kazura estaba inmóvil, conmocionado y abrumado por este evento inesperado que se estaba desarrollando ante él, pero a continuación escuchó la llamada de Valetta y se volvió hacia ella. “Ah, esto… ¿Hay algo mal?” – preguntó la encantadora y sonriente Valetta con la espalda empapada de sudor. Al ver cómo la miraba intensamente, Valetta enrojeció de vergüenza. A su vez, Kazura también se puso nervioso e inmediatamente desechó una imagen donde ‘Valetta estaba aplastando una manzana con una sola mano’. A continuación, ambos comenzaron a caminar, siguiendo al resto de aldeanos hacia el pueblo.
* * *
Ese mismo día por la noche. Después de terminar de cenar, Kazura y Valetta se sentaron uno al lado del otro ante el fuego de la cocina y comenzaron su lección de estudio. El tema de la lección de hoy era sobre las funciones del cuerpo humano. Leyeron un libro que hablaba del tema y aprendieron sobre anatomía y fisiología. A pesar de que Kazura no sabía mucho sobre ese campo, aprovechó para estudiarlo junto a Valetta, pero pronto se dio cuenta de que ella era mucho más rápida y se sintió algo abrumado. Desde ese día, decidió cambiar el tema de la lección que enseñaba a Valetta todas las noches, así podían aprender un poco cada día. Los temas iban desde las matemáticas o la física hasta lo que decían los expertos sobre la preparación del té o los métodos de conservación de alimentos. Kazura le enseñaba distintas lecciones que venían en los libros o con materiales de primera mano. A su lado, Valetta absorbía todo dentro de su cabeza como si fuera una esponja seca. Además, estaba escribiendo caracteres japoneses y tomando notas con diligencia, como si ya hubiera dominado el idioma. Mientras Kazura escuchaba cómo Valetta leía el libro de referencia y tomaba notas frenéticamente, recordó lo que había pasado ese mediodía, cuando Valetta parecía que quería decirle algo. “Si el vaso sanguíneo es un río, entonces los glóbulos rojos son los botes…” “Señorita Valetta, sobre lo de este mediodía…” – preguntó Kazura cuando Valetta terminó de leer el libro. “Señor Kazura, el plasma es… Ah, sí, ¿qué es?” Aunque Valetta quería preguntarle el significado de una palabra que nunca había visto con anterioridad, cambió su estado al escuchar la pregunta de Kazura. “Acabo de recordar que este mediodía, la señorita Valetta quería preguntarme algo, tengo curiosidad por lo que querías preguntarme…” “Ah…” Ante esa pregunta, el rostro de Valetta mostró inmediatamente una expresión perpleja. A continuación, consiguió algo de resolución en su interior y observó a Kazura con una mirada seria. Al ver esta expresión, Kazura se preguntó qué tipo de tema quería abordar y se preparó mentalmente. “Señor Kazura… Eres… ¿Eres humano?” – preguntó Valetta.