viernes, 1 de noviembre de 2019

G4L Capítulo 39

Arco 6 Capítulo 39
Reunión con el señor
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars

Mientras Kazura tomaba medicamentos para el estómago en la mansión de Havel, Isaac estaba en medio de una reunión en la oficina que Narson tenía en su residencia. Como de costumbre, Narson estaba escuchando el informe de Isaac mientras leía un documento que tenía en su mano y hacía preguntas cuando lo veía necesario. Pero en esta ocasión, la situación era un poco diferente. “Isaac… Explícate otra vez. ¿Quién ha aparecido?” – preguntó Narson. Cuando Isaac entro en la sala, le pidió a su señor hablar a solas porque tenía que informar de algo. Sin embargo, al final Narson terminó levantando la cara del documento que estaba leyendo y le pidió a Isaac que volviera a comenzar desde el principio. Con una expresión seria y bajo la inquisitiva mirada de su señor, Isaac volvió a repetir sus palabras. “Su Divinidad Greisior. Greisior ha aparecido en la aldea de Grisea.” – respondió Isaac haciendo que el silencio descendiera sobre la habitación. Ninguno de los dos emitió sonido alguno ni movieron un músculo. Únicamente las sombras de ambos se balanceaban sobre la pared a la luz de las velas. “Oh… Hmm, Greisior… ¿El dios de la misericordia y la fertilidad de la leyenda? ¿Dices que ha aparecido un dios?” Al principio, Narson pensó que Isaac estaba haciéndole una broma. Sin embargo, con esa expresión, no parecía que estuviera bromeando. Además, no era de ese tipo de persona. “Sí. El hecho de que el agua fluyera por un canal hasta la aldea o el por qué la aldea no se había visto devastada por la hambruna, se debe a que su divinidad Greisior ha ayudado a la aldea de Grisea.” – explicó Isaac. “Sé más específico, ¿qué ha pasado exactamente en la aldea de Grisea? Como cuenta la leyenda, ¿trajo comida?” “Sí, hace aproximadamente un mes, su divinidad apareció en la aldea de Grisea y brindó apoyo a la aldea con una gran cantidad de alimentos. Además, suministró agua a los campos arruinados por la sequía y le otorgó a la aldea herramientas para poder extraer agua de tierras bajas y llevarla a tierras más elevadas. Dio sus bendiciones a los cultivos de la aldea para que crecieran rápidamente y confirió conocimientos y numerosas herramientas que nunca habíamos visto.” “……” Desde que había entrado en la habitación, Isaac contaba una historia increíble que confundía completamente a Narson. No podía creer que Greisior hubiera aparecido de golpe y salvado a un pueblo al borde de la hambruna. Además, estaba viviendo en la aldea y continuaba dando herramientas y conocimientos a los aldeanos. No podía creerlo en absoluto… Se mencionaban muchas historias de dioses que habían descendido al mundo en el pasado, pero hablar de que ese hecho mítico sucedía ante él, era algo completamente diferente. Por cierto, la interpretación de que el rápido crecimiento de los cultivos era por la bendición divina de Greisior era una conclusión a la que Isaac había llegado por sí mismo. Varin le había explicado que los cultivos crecían mejor después de mezclar el suelo del bosque con el campo, pero desde la aparición de Greisior había cambiado el motivo por el que crecían los campos. “Esta es una historia increíble, pero no puedo creerla. ¿Dices que viste a Greisior en la aldea?” “Sí. En realidad, me reuní y hablé con él… Sin embargo, he hecho cosas irrespetuosas hacia su divinidad… Aunque Greisior dijo que me perdonaba, me sigo lamentando por ello…” Cuando recordó su encuentro con Kazura, el semblante de Isaac se nubló e inclinó su cabeza hacia abajo con una expresión de tristeza. Por otro lado, Narson dudaba todavía más después de escuchar que se había encontrado con un Dios. “Señor Narson, me gustaría que te reunieras con él a primera hora de la mañana.” – dijo Isaac, levantado la cabeza y endureciendo su expresión. “Oye… ¿No querrás decir que la persona a la que quieres que vea sea…?” “Sí. Su divinidad Greisior.” Narson estuvo a punto de preguntar si era una broma, pero al ver la expresión de Isaac, retiró sus palabras. Su sentido de la realidad no había regresado, pero si lo que decía era verdad, era un asunto muy importante. Sin embargo, aunque sentía curiosidad por los numerosos actos de amabilidad de Greisior que había mencionado Isaac, no sabía qué esperar de una reunión en persona con un Dios. “Pero, aunque me pides que nos reunamos a primera hora de la mañana, es imposible llegar a la aldea de Grisea, aunque partamos ahora mismo. Si Greisior viniera en persona a Isteria, sería una historia diferente… Pero es imposible que…” “Su divinidad se encuentra actualmente residiendo en la mansión de Levenson. En realidad, quería llevarlo a mi casa, sin embargo, era imposible poder moverme en secreto… En este momento, los únicos que saben de la existencia de Greisior son mi subcomandante, dos subordinados, la población de la aldea de Grisea y yo. He ordenado a mis subordinados que no se lo digan a nadie.” Al llegar a este punto, Narson se dio cuenta de que se estaba desarrollando una situación increíble. Que un Dios se hiciera carne y apareciera en el mundo, como en la leyenda, era un incidente que tenía que ser tratado con cuidado. Además, en el caso de que fuera un Greisior falso, se trataba de un estafador realmente bueno si era capaz de convencer a alguien como Isaac. Si realmente era el verdadero Greisior o no, sería necesario confirmarlo. “Está bien, entonces hagamos eso a primera hora de la mañana… Por cierto, ¿de qué quiere hablar Greisior conmigo?” Tal vez porque se sintió aliviado con la respuesta de Narson y su aceptación para reunirse con Greisior, Isaac se relajó un poco y su expresión se suavizó. “Sí. Su divinidad Greisior nos ofrece su apoyo para ayudar a quienes padecen hambre. Nos enseñará el método para construir la noria que mencioné antes y la forma de aumentar la producción de cultivos. Además, si es en pequeñas cantidades, dijo que también podría dar ayuda alimentaria.” “Oh, esa es una bonita historia. Sin embargo…” – dijo Narson. Aunque era una noticia agradable, no podía liberarse de todas sus sospechas. Al ver la reacción de Narson, Isaac hizo una sonrisa irónica en su interior, no podía hacer nada si no lo creía. Él mismo había visto varias herramientas, pero solo había creído a Kazura cuando vio a una persona desaparecer frente a sus ojos. Ya había supuesto que Narson tendría problemas para aceptar todo esto simplemente con sus palabras. “Señor Narson, el Greisior con el que te encontrarás mañana es verdadero. Si te reúnes con él, lo entenderás de inmediato.” – dijo Isaac con un tono de confianza. “Ya veremos…” Narson quería hacer más preguntas, pero después de escuchar las palabras de Isaac llegó a la conclusión de que podría verlo por sí mismo a la mañana siguiente. Isaac estaba convencido de que era autentico y hacerle más preguntas no le ayudaría en nada. Tendría que conformarse con ver esas herramientas y verificar ese conocimiento del que nunca había oído hablar. “Iré a informar a Havel sobre la hora de la reunión.” – dijo Isaac inclinando la cabeza, antes de salir de la habitación a toda velocidad. Narson se quedó mirando la puerta por la que había salido Isaac, reflexionando sobre la conversación que acababa de tener cuando la puerta se abrió de nuevo. Zirconia entró en la habitación sosteniendo dos copas de cobre. Parecía que venía a traer unas bebidas. “¿Ha pasado algo? Vi a Isaac salir corriendo de la habitación.” – preguntó Zirconia confundida. Narson iba a comenzar a explicarle todo lo que había pasado, cuando de repente se le ocurrió una idea. “Zir, si no me equivoco, ¿naciste en una región montañosa del noroeste?” – preguntó Narson. “Sí, pero ya nadie vive allí. ¿Qué pasa?” – preguntó Zirconia con una cara que indicaba que no entendía nada. “Necesito tu ayuda con algo.” – contestó Narson para a continuación comenzar a explicarle a Zirconia que esperaba de ella.
* * *
A la mañana siguiente, después de desayunar en la mansión de Levenson, entraron en un carruaje junto a Havel y se dirigieron hacia la residencia del Señor Feudal. Eran las siete de la mañana. La calle principal que atravesaba el área residencial de clase alta, donde se encontraba la mansión de Havel todavía estaba desierta y prácticamente no se cruzaron con ninguna otra persona. El camino que llevaba a la zona central de la ciudad estaba pavimentado de piedra y ambos lados estaban repletos de árboles. Se trataba de un camino limpio y no se podía ver ningún tipo de basura. Era completamente diferente de la escena desordenada de las zonas exteriores de la ciudad. El carruaje se sacudió durante diez minutos hasta llegar a un edificio parecido a un gran castillo, situado en el centro de la ciudad. El edificio estaba rodeado por un muro de piedra de unos cinco metros de altura, con guardias armados con lanzas patrullando por sus almenas. También, poseía una gran puerta de madera reforzada de bronce. Dos guardias se encontraban de pie frente a la puerta. Cuando el carruaje de Kazura se acercó a la puerta, los guardias les hicieron detenerse. El soldado que se acercó pudo ver el blasón de la casa Levenson dibujado en el carruaje; después de intercambiar algunas palabras con Havel, avisó al otro soldado para que abriera la puerta. El carruaje atravesó la muralla y llegó a una plaza pavimentada de piedra. En los laterales de la plaza había varios carruajes estacionados, por lo que Kazura pensó que era como un aparcamiento. El carruaje se situó al lado del resto. “Buenos días, Señor Kazura.” – dijo Isaac, cuando llegó corriendo a su lado. En esos momentos, Kazura estaba ayudando a Valetta a bajar del carruaje. – “Gracias por venir tan temprano. El Señor Narson está listo para reunirse con usted, por favor, por aquí. Déjeme llevar su equipaje.” “Capitán, ¿se requiere mi presencia?” – preguntó Havel desde el otro lado del carruaje. “Ah, sí es mejor que vengas. Pueden preguntar por asuntos de la aldea de Grisea que ocurrieron cuando no estaba presente.” – respondió Isaac mientras sostenía la mochila con ambas manos. A continuación, guio al grupo hacia el lugar de la reunión. Havel también sostenía una bolsa de viaje. ‘Parece una fortaleza…’ – pensó Kazura mientras inspeccionaba los alrededores. Esa mañana Havel le había informado de que irían a ‘la casa del señor feudal’ para reunirse con Narson, por lo que esperaba que fuera algún tipo de mansión más lujosa que la casa Levenson. Pero la realidad era completamente diferente. En lugar de ser una casa particular para vivir, se había construido para albergar al ejército. Al mismo tiempo, Valetta y el jefe de la aldea miraban a su alrededor con interés, ya que era la primera vez que ingresaban a la residencia de su Señor. Sin embargo, después de caminar por un tiempo y pasar una gran puerta, similar a la que habían atravesado cuando entraron a la residencia, llegaron a un espacio abierto repleto de abundantes plantas. A su alrededor se podían ver murallas de piedra maciza, equipo militar, torres y puertas gruesas y pesadas. En cambio, frente a ellos había un hermoso jardín. Al final del jardín había un gran edificio de piedra de cuatro pisos, pero a diferencia de la fortaleza que acababan de atravesar, se trataba de una estructura mucho más parecida a la mansión de la casa Levenson. Parecía que la residencia estaba dividida en dos partes: Una parte exterior que servía como instalaciones militares y una zona central que se usaba como residencia. Después de atravesar el patio y entrar en el edificio, Isaac se detuvo frente a una puerta. “Señor Narson. Soy Isaac. Traigo a la persona de la que hablamos anoche.” – dijo Isaac tras llamar a la puerta. Al momento, la puerta se abrió y una mujer joven con el cabello plateado apareció ante ellos. “Oh, gracias por venir. Por favor, entre.” – dijo Zirconia con una sonrisa, invitando al grupo a entrar en la habitación. Dentro había un hombre que parecía estar en buena forma, de pie junto a una gran mesa. Tenía una gran sonrisa en su rostro. “Señor Narson, esta persona es Kazura. Los que se encuentran a su lado son Varin, el jefe de de la aldea de Grisea y su hija, Valetta.” – dijo Isaac presentando a sus acompañantes. Había entrado a la habitación y situado al lado de la pared para no ser un obstáculo. Havel se movió al lado de Isaac con nerviosismo, mientras ponía sus ojos sobre el grupo de Kazura. “Encantado de conocerte. Mi nombre es Kazura.” – saludó inclinando levemente la cabeza, ante el hombre que se llamaba Narson. Después de bajar la cabeza, se dio cuenta de que sería extraño inclinar la cabeza cuando se suponía que era un dios. Sus viejos hábitos de empleado de compañía le habían creado el reflejo condicionado de inclinar la cabeza.
“Muchas gracias por tomarse la molestia de venir hasta mi casa. Mi nombre es Narson Estelle , el Señor Feudal que gobierna este territorio. También soy el comandante del primer cuerpo del ejército de Arcadia. Es un placer conocerle.” – dijo Narson. Cuando Kazura levantó la cabeza, Narson hizo una profunda reverencia desde la cintura para presentarse. “¿Eh? ¿Señor Narson?” – dijo Isaac sorprendido. Al ver a Narson hacer su presentación, por alguna razón Isaac y Havel mostraron una expresión de sorpresa. Estaban sorprendidos porque su Señor Feudal había inclinado la cabeza. “Mi nombre es Zirconia, esposa de Narson. También sirvo como la segunda comandante del primer cuerpo del ejército de Arcadia. Estoy muy agradecida que su divinidad venga a Isteria a ofrecer asistencia. Si le parece bien, me gustaría pedirle consejo, no solo sobre herramientas y agricultura, sino también sobre asuntos militares…” – dijo Zirconia haciendo otra profunda reverencia mientras se presentaba. ‘¿Zirconia también? Qu… ¿Qué está pasando?’ Zirconia estaba actuando de la misma manera, haciendo que Isaac y Havel se pusieran completamente nerviosos. Kazura se dio cuenta de que estaban aún más conmocionados que cuando Narson inclinó su cabeza. “Puedo dar consejos sobre herramientas y agricultura, pero no tengo jurisdicción sobre asuntos militares… Creo que será difícil cumplir con sus expectativas.” – respondió Kazura con una expresión preocupada. Haciendo que Narson y Zirconia se miraran con una expresión de sorpresa. Isaac y Havel, que estaban al borde del desmayo, solo pudieron soltar un hilo de voz cuando escucharon las palabras de Kazura. “Aah…” “Quiero discutir los asuntos que me han traído aquí de inmediato…” – dijo Kazura, confundido por la reacción de las cuatro personas. “Ah, sí, por favor, siéntese.” – contestó Narson. A continuación, Kazura se sentó en la silla situada a un lado de la mesa.