viernes, 25 de octubre de 2019

G4L Capítulo 38

Arco 6 Capítulo 38
Saciedad y hambre
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder

“Lamento profundamente el retraso por la preparación de la comida. Debido a que estamos tierra a dentro, no se ve tan bien como la comida del territorio de Fraise, pero por favor, disfrútenla.” – dijo Havel. Había pasado una hora desde que Kazura saliera del baño. En la mansión Levenson había cuatro personas sentadas en una mesa: Havel, Kazura, Valetta y Varin. Y antes ellos se estaban sirviendo varios platos de lujo. Se trataba de una larga mesa rectangular, cuya longitud debía alcanzar los cuatro metros. Había multitud de platos colocados encima de la mesa al alcance de la mano, donde todas las viandas estaban perfectamente ordenadas. Havel y Kazura estaban sentados en los llamados ‘Asientos de honor’ mientras que Valetta y Varin estaban a ambos lados de la mesa. A cierta distancia, dos criadas se encontraban al lado de una pequeña mesa tapada con un paño. Asimismo, también se podían ver varias jarras de cobre con bebidas. Una de las criadas era Marie, mientras que era la primera vez que veían a la otra doncella, desde que llegaron a la mansión. Havel se había quitado la armadura y actualmente llevaba una túnica holgada, similar a la que estaba usando Kazura. Por otro lado, Varin y Valetta vestían una ropa similar, aunque era un poco diferente a la de Kazura. “Esto es extremadamente…” – comenzó a decir Kazura mientras miraba con admiración los diversos platos que se alineaban ante él. Después de todo, la calidad de los platos excedía bastante sus expectativas. Muchos de los platos colocados sobre la mesa estaban hechos con ingredientes que no había probado desde que había llegado a este mundo, como la carne o el pescado. La variedad de recetas también era abundante. Había platos parecidos a la carne asada, filetes de pescado con salsa y otros tipos que eran más parecidos a lo que se podía encontrar en Japón. Pero también había algunos platos que harían que un japonés se desmayara si se lo ponían delante, como oruga asada o gusanos salteados. Sin embargo, dado que estaba encima de la mesa, debía significar que podía ser una cocina de clase alta. Como Kazura había probado los platos creados con gusanos de Arcadia hechos por Valetta, no sintió asco ni tuvo problemas con ese tipo de plato. “Increíble… Nunca había visto platos tan lujosos.” – dijo Valetta algo nerviosa. Varin se mostró de acuerdo, asintiendo con la cabeza. La comida de los nobles era algo que un campesino común casi nunca vería, así que esta era una reacción natural. “Sería un placer si puedes disfrutar de esto. También hemos preparado un vino de frutas de alta calidad, ¿todos pueden beber alcohol?” – preguntó Havel. “¡Podemos!” – dijo Varin con entusiasmo. “Me alegra escucharlo.” – respondió Havel con una sonrisa. A continuación, llamó a Marie y comenzó a servir el vino de frutas en la copa de cobre que estaba frente a Varin. “¿Qué hay de ustedes dos?” “Puedo probarlo.” – respondió Kazura. “El alcohol es un poco…” – dijo Valetta. “Oh, ya veo, entonces, ¿qué tal un poco de zumo?” – dijo Havel. “Ah, sí. Está bien…” Al escuchar la respuesta de Valetta, Havel dio instrucciones a la otra criada que se encontraba en la habitación. Marie, que había terminado de llenar la copa de Varin, pasó a hacer lo mismo con la copa de Kazura. “Entonces, disfrutad. Las criadas os ayudarán a buscar los platos fuera de vuestro alcance, así que no dudéis en pedirlos.” – dijo Havel, para a continuación mover la comida a su plato. Al ver esto, Varin y Valetta también comenzaron a mover la comida a sus propios platos. Siguiendo al resto, Kazura cogió la carne asada de un plato que tenía cerca. “¡Que aproveche…! Hmm, ¡esto está delicioso!” – dijo Kazura, que estaba muerto de hambre. Llevaba con entusiasmo la carne a la boca mientras expresaba su admiración. Tenía una textura similar a la carne asada. En realidad, este plato se había cocinado asando carne con una pizca de sal en una sartén y luego se había cubierto con salsa hecha de hierbas y concentrado de frutas, por lo que el método de cocción era bastante similar al de la carne asada. Se trataba de un sabor familiar, que le recordaba a algo que podía comer en Japón, aunque el uso de condimentos como ajo, pimienta, wasabi o la salsa de soja podían considerarse artículos de lujo. “Me alegra que se adapte a tu gusto. Como hay muchos más platos, siéntete libre de comer a placer.” – dijo Havel mostrando una expresión de alivio tras ver cómo comía la carne con alegría. Como no sabía qué tipo de comida le gustaría, había ordenado preparar tantos platos como pudo, sin embargo, nunca se habría imaginado que podría tener éxito con el primer plato que eligió Kazura. “Por cierto, señor Kazura, esto podría ser grosero por mi parte, pero hay algo que quiero pedirle.” – dijo Havel. Habían pasado quince minutos desde que comenzaran a cenar, por lo que todos estaban satisfechos, ya que sus estómagos se habían llenado un poco. Hasta ese momento, había planteado temas con un contenido inofensivo, como el tipo de comida que le gustaba o cosas sobre la ciudad, pero a medida que pasaba el tiempo, decidió hablar de otro tema. “Sí, ¿qué es?” “Si Kazura necesita organizar algunas personas en el futuro, me gustaría que me dejara encargarme de ese trabajo y que pueda confiar en mí… Aunque pueda parecer lo contrario, soy bien conocido entre los comerciantes y el resto de nobles de Isteria, así que creo que puedo ser útil.” Al escuchar la repentina propuesta de Havel, Kazura volvió a colocar en el plato la oruga que iba a poner en su boca. Por cierto, la oruga no era un gusano de Arcadia, sino de otra especie. “Es una sugerencia agradable. Si necesito las habilidades del señor Havel, le preguntaré. En ese momento, espero su cooperación.” – respondió Kazura, asintiendo. Al escuchar la respuesta de Kazura, Havel puso ambas manos sobre la mesa. “Muchas gracias. Por favor, pídame cualquier cosa que necesite.” – dijo Havel mientras se inclinaba por respeto.
* * *
Después de la cena, el grupo de Kazura regresó a la habitación y conversaron amistosamente mientras descansaban con la panza llena. “Kazura, ¿pasa algo?” – preguntó Valetta. Estaban sentados en el sofá que se encontraba al final de cada cama, hablando sobre cocina, cuando Valetta notó que Kazura tenía una expresión extraña. Al escuchar la pregunta, Kazura se frotó el estómago hinchado y frunció el ceño. “No, siento algo raro en mi estómago…” “¿Eh?” – exclamó Valetta. La frase de Kazura diciendo que todavía tenía hambre justo después de cenar, alarmó a Valetta, haciendo que corriera a su lado. Tenía miedo de que hubieran puesto veneno en los platos. Sin embargo, luego notó la extraña condición de Kazura. No parecía que estuviera sufriendo de dolor, sino que se frotaba el estómago, como si no estuviera satisfecho con algo. ‘Esto es extraño…’ – pensó Kazura. “¿Estás bien? ¿Te duele el estómago?” – preguntó nerviosa Valetta, poniendo su mano sobre el estómago de Kazura. “Ah, no, no duele…” Al notar la mano sobre su estómago y ver cómo Valetta tenía una mirada ansiosa, Kazura se puso nervioso tratando de dar una explicación. Era cierto que se sentía incómodo, pero no era doloroso. “Es solo que me siento hambriento y mareado…” – dijo Kazura. ¿Eh…?” Al escuchar que Kazura sentía hambre, Valetta y Varin quedaron estupefactos. Era extraño ya que acababan de cenar, además, había demostrado tener una gran cantidad de apetito y había comido una cantidad tan grande que su estómago estaba visiblemente hinchado. No quedaba espacio para nada más. A pesar de eso, Kazura no podía evitar sentir hambre. No entendía qué estaba pasando. “En realidad ayer… No, desde antes de ayer, mi estómago apenas se sentía lleno, aunque acabase de comer. Sin embargo, todavía era soportable. Sin embargo… Ah, el problema es que apenas me siento lleno, incluso tras comer una cantidad de comida que hace que mi estómago se hinche…” – dijo Kazura, mientras seguía frotando el estómago. Valetta también frotó el estómago de Kazura con expresión confundida. Aunque Kazura había pensado por un momento sobre lo que estaba pasando, no podía entender nada. Al principio pensó que la sensación de saciedad no estaba funcionando, así que no importaba cuánta comida engullera, no podía sentirse lleno. Quizá debía volver a Japón e ir a un hospital. “Uh, tengo tanta hambre… Tal vez podría comer otra pieza de fruta…” – dijo Kazura, mientras se levantaba para recoger una de la que estaba sobre la mesa. Pero, cuando se levantó, de repente su pierna falló y cayó en el acto. “¡Kazura!” – gritó Valetta, abrazándolo con rapidez para evitar que golpease contra el suelo. Debido al frágil cuerpo de Kazura, parecía que era incapaz de sostenerse sin ayuda. “Lo siento, de alguna manera me siento mareado…” – dijo Kazura, agarrándose al hombro de Valetta. Intentó pararse sobre sus pies. Pero cuando quiso soltar su mano del hombro de Valetta, notó un leve temblor de su dedo. “¿¡Qué demonios…!?” Sus dedos estaban temblando. Sus pies se sentían inestables. Esto era algo que ya había experimentado con anterioridad. Había sucedido cuando todavía estaba trabajando a destajo como empleado de la compañía. Había sufrido unos síntomas similares cuando se pasó desde la mañana a la noche en su escritorio sin comer. Eran unos días con una gran carga de trabajo. Al final había investigado los síntomas por internet para averiguar qué le pasaba a su cuerpo y había encontrado la solución. “Oh… Así que es eso.” – dijo Kazura, dándose cuenta de lo que le pasaba. Se frotó el estómago con la mano derecha mientras miraba los dedos temblorosos de su mano izquierda, que se encontraban agarrando el hombro de Valetta “Valetta, ya estoy bien. Gracias.” – dijo Kazura, dándole las gracias a la preocupada Valetta, mientras se soltaba y se acercaba a su mochila. Estaba buscando algo dentro de la bolsa. ‘Esto es una llamada de atención… Si no me doy cuenta, podría morir de hambre.’ – pensó Kazura. “¿Ya sabes qué te pasa?” – preguntó Valetta, al verlo buscar dentro de la bolsa. Aunque Kazura parecía entender qué estaba pasando, Valetta no tenía idea de lo que estaba sucediendo. “Creo que esto es hipoglucemia. Bueno, tal vez…” La hipoglucemia ocurría cuando el nivel de azúcar en sangre era extremadamente bajo, haciendo que se sufrieran temblores y debilidad en las extremidades. Aunque existían diferentes síntomas según la persona, la mayoría de los síntomas aparecían cuando el nivel de azúcar en sangre disminuía debido a un ayuno prolongado. Sin embargo, si se comía algo y se aumentaba el nivel de azúcar en sangre, los síntomas desaparecían en unos minutos. “Hipoglucemia… Ah, eso es algo que aprendí antes. Sin embargo…” Al escuchar la palabra ‘hipoglucemia’, Valetta mostró una expresión incómoda que indicaba que no se encontraba completamente satisfecha con ese razonamiento. El libro que había leído, indicaba que solo se producía cuando alguien estaba en ayunas y Kazura acababa de comer. “Bueno, si realmente es hipoglucemia o no, lo sabremos después de comer esto… Hmm, aunque tenía hambre, mi estómago está lleno… Me pregunto si puede entrar…” Mientras escuchaba las objeciones de Valetta, sacó una cuchara de plástico y una lata de naranjas de su mochila. A continuación, abrió la tapa. Cuando se abrió, un peculiar sonido metálico resonó en la habitación y el ligero olor dulce salió de la lata. En un instante, se comió toda la comida de la lata e incluso se bebió el almíbar. Estaba ingiriendo una gran cantidad de calorías y azúcar, pero si la conjetura de Kazura era correcta, no habría ningún problema. “Si me recupero con esto, podría explicar por qué los cultivos del pueblo tuvieron un rápido crecimiento y todos los aldeanos se recuperaron a gran velocidad. Hasta el aumento de fuerza… Quizá esto pueda explicarlo…” Mientras Varin estaba desconcertado con lo que sucedía, Valetta escuchó la explicación de Kazura con una cara seria. “Kazura, ¿qué es ‘Haipogleemia’?” – preguntó Varin, dando a entender que no conocía la palabra. “Oh, la hipoglucemia es…” – contestó Kazura, comenzando a explicar los síntomas al jefe de la aldea. Aunque sabía que Varin pensaba que era Greisior y sería algo extraño que tuviera alguna enfermedad, ya habían hablado sobre ello, así que no podía hacer otra cosa que explicarlo. Se sentía mal por la preocupación de Valetta, pero creía que no estaba equivocado. Después de emplear unos veinte minutos explicando qué era la hipoglucemia al jefe de la aldea y responder las preguntas de Valetta, se levantó y trató de verificar su estado físico. Sus pies ya no fallaban y su mano había dejado de temblar. Parecía que su conjetura era correcta. “Como esperaba… Es por eso…” – murmuró Kazura, mientras se cruzaba de brazos y comenzaba a meditar sobre la comida que había consumido en los últimos días. Tenía dos hipótesis. La primera era que la comida de este mundo no contenía prácticamente ningún nutriente. Con esta teoría, podría explicarse con facilidad que los síntomas parecidos a la hipoglucemia y el rápido crecimiento de los cultivos en la aldea. Kazura, apenas había consumido comida traída de Japón en los tres últimos días. Únicamente había tomado algo de comida enlatada hacía dos noches, cuando marchaba con el ejército. Si la comida de este mundo no contenía ningún tipo de nutriente, sería obvio que su cuerpo estuviera en ese estado. También pasaba lo mismo con los cultivos de la aldea, conjeturó que los cultivos se encontraban en ese estado después de sufrir de desnutrición crónica, por lo que cuando se le dio de repente el estímulo de abonos forestales y fertilizante japonés, recuperó su condición original. Lo mismo estaba ocurriendo con los aldeanos. Dado que sus cuerpos estaban siempre desnutridos, cuando recibieron la energía necesaria, pudo recuperar su fuerza original. Con esta hipótesis, los aldeanos ya poseían una excelente capacidad física desde el principio, pero les faltaba el combustible necesario para emplearlo por completo. El único problema era cómo explicar que un humano fuese capaz de sobrevivir durante tanto tiempo sin los nutrientes necesarios y aun así ser capaz de mostrar una fuerza similar a la de un humano de la tierra. No podría explicarse por el bajo consumo de combustible. Serían una forma de vida que excedía el sentido común. En la segunda hipótesis, Kazura simplemente no podía absorber los nutrientes de los alimentos de este mundo. Además, la comida y el fertilizante tenían un efecto especial en los aldeanos y los cultivos. Con esta hipótesis, la comida de este mundo contenía suficientes nutrientes, pero por algún motivo era incapaz de asimilarlos. Aunque esto podría explicar por qué sobrevivían los humanos de este mundo, Kazura no entendía por completo la razón por la cual las personas de este mundo tenían una tasa de recuperación tan fuerte o por qué poseían una fuerza sobrehumana tras comer los alimentos de Japón. Aunque asumiese que la comida y el fertilizante tenían algún tipo de efecto especial, la comida y el fertilizante que había comprado eran mercancías de un mercado común. Pensaba que, al traerlas a este mundo, habían obtenido algún efecto especial. Sin embargo, sonaba algo fantasioso, haciendo que fuera difícil de aceptar. Aunque ya era una locura que hubiera una habitación que le permitiese moverse a otro mundo. “Esto, Kazura…” – dijo Valetta con una mirada preocupaba, interrumpiendo sus pensamientos. “Oh, lo siento. Me quedé ensimismado pensando… Ya me siento mejor.” – dijo Kazura. Por un instante pensó en explicarle a Valetta las hipótesis en las que estaba pensando, pero se dio cuenta de que todavía estaban frente a Varin, así que sería mejor dejar la conversación para otro momento. Como Varin era el padre de Valetta, no creía que hubiera ningún problema si se lo explicaban todo, pero dado que pensaba que era Greisior, tampoco se atrevían a desilusionarlo. Después de volver a llenar una vez más su estómago con las naranjas en lata, sintió que comenzaba a dolerle, así que sacó un medicamento de la mochila y se tomó varias pastillas para la digestión.