1ª parte: Juego de Supervivencia
Capítulo 25
Ola de Zombis X
Traducido por Tars
Corregido por Lord
Editado por Tars
Corregido por Lord
Editado por Tars
El tiempo que tardaba la gente en convertirse en zombi variaba. Si tuvieras mala suerte, tomaría solo unos segundos, antes de convertirte en parte de la horda.
Era demasiado peligroso lidiar con los zombis con Min Seo a su lado, por lo que Byung la empujó a una oficina vacía, y miró a los zombis mientras blandía su cuchillo. A pesar de que todos habían sido amigos hasta hace tan solo unos momentos, tenía que eliminarlos aquí y ahora. El agarre de Byung sobre su cuchillo se apretó hasta que sus manos comenzaron a temblar. Sabía que no podía perder más tiempo, o habría graves consecuencias.
“¡Ahhhhh!” – gritó Byung en voz alta, mientras apuñalaba a Sung Bae en la cuenca del ojo. El cuchillo fue hasta el fondo, lo sacó y lo incrustó en la cabeza de Ki Moon. Después de lidiar con sus camaradas caídos, necesitaba matar al resto de personas que habían sido mordidas, sin darles la oportunidad de convertirse en zombis.
“S… ¡Sálvame!”
Sin embargo, el problema era que estas personas aún no se habían transformado. Sung Bae fue el primero en cambiar y, él solo, ya había infectado a ocho personas. A pesar de que aún no se habían convertido en zombis, no tenían esperanza.
“¡Por favor!”
Aun así, la resolución de Byung Jin vaciló, cuando vio la desesperación en sus ojos.
“Todos los que fueron mordidos, por favor, reúnanse en un lado.”
“¿¡De qué estás hablando!? ¡Tenemos que matarlos!” – gritó Seo Jun, rechazando la decisión de Byung. Pero este, sacudió la cabeza. Incluso si esto era algo que tenía que hacerse, era demasiado para él matar gente, cuando aún estaban vivos.
“Cuando se transformen… Es cuando…”
Byung Jin fue interrumpido por el fuerte crujido de una puerta de acero que se abría. Todos se volvieron hacia el origen del sonido.
“Mi… ¿Min Seo?” – preguntó Byung, al ver lo que ocurría, cuestionándose si era real.
Min Seo estaba saliendo de la oficina, pero sus ojos tenían una mirada en blanco. Parecía que estaba buscando instintivamente a su esposo, mientras se dirigía hacia él, quien también era la persona que se encontraba más cerca.
Byung dejó caer su cuchillo.
“No, no puede ser. ¿Esto es una broma verdad?”
“¡Byung Jin!” – gritó el anciano Park.
“¡Ten cuidado!” – advirtió Seo Jun.
Sin embargo, nadie pudo detenerlo mientras se acercaba a su esposa. Con manos temblorosas, le acarició las mejillas. Min Seo le devolvió la mirada sin comprender. Sus ojos una vez limpios y puros, habían desaparecido, y habían sido reemplazados por unas pupilas blancas y remarcados vasos sanguíneos de color rojo. Byung sintió que todo su cuerpo se adormecía mientras la miraba.
“No puede ser...”
Min Seo abrió mucho la boca, y en un instante, fue todo lo que Byung Jin pudo ver.
* * *
“Ugh…”
Yohan se despertó sintiendo un fuerte dolor en el abdomen. Luchó por abrir los ojos, pero todo lo que pudo ver fue la oscuridad. Trató de sacudirse las telarañas de su cabeza y, de forma instintiva, buscó a tientas su arma. Pero en lugar de encontrarla, sus manos aterrizaron en el mango de un cuchillo.
Su visión borrosa, reveló una oscura silueta cercana. Yohan busco con torpeza el cuchillo por un instante, antes de agarrarlo de forma adecuada y blandirlo.
“¡Hmph!”
El hombre situado frente a Yohan evitó el peligroso ataque, inclinando simplemente la cabeza hacia atrás.
‘No es un zombi.’
Yohan volvió a sacudir la cabeza de nuevo y miró a su alrededor. La silueta resultó ser Ha Jin, el atleta musculoso.
Cuando recuperó la vista, también lo volvieron sus recuerdos. Antes de que pudieran escapar, el director le disparó desde el otro lado del patio del centro comercial. A pesar de tener tres heridas de bala, el director aún lo atacó. Yohan sabía que esto iba a suceder, por eso quería terminar lo que comenzó, antes de salir del centro comercial.
Era extraño que sus enemigos siempre lograran sobrevivir con tanto ahínco. Incluso cuando Yohan estaba seguro de que habían muerto, aparecerían de la nada y lo obstaculizarían una vez más.
“Lo siento. Pensé que eras un zombi.” – se disculpó Yohan, una vez que sus ojos recuperaron la vista, mientras miraba a Ha Jin.
“A pesar de que acabas de despertarte, tu ataque es muy preciso. Casi obtengo un agujero en la cabeza.” – respondió Ha Jin. – “Realmente pensé que habías muerto. No imaginé que llevases un chaleco antibalas.”
Yohan no respondió, sino que intentó mover su cuerpo.
Si el director estuviera más cerca, podría haberle roto los huesos o haber causado graves daños a sus órganos internos. Afortunadamente, estaban a una buena distancia y Yohan pudo evitar lo peor. Sin embargo, su cuerpo todavía le dolía y temblaba cada vez que se movía.
“¿Cuánto tiempo estuve desmayado?”
“No mucho, ¿Unos 30 minutos?”
Yohan asintió con la cabeza.
‘Menos mal.’
Respiró hondo e intentó moverse de nuevo. Sintió que algo estaba subiendo hasta su garganta y lo escupió sin dudarlo. Había sangre mezclada con su saliva.
“Vamos a… Descansar por 10 minutos y luego nos movemos. Mi cuerpo no me responde.”
“Podemos descansar un poco más. No creo que vaya a empeorar.” – respondió Ha Jin.
Yohan lo miró fijamente. De mala gana, reconoció que ahora le debía su vida. El seguro en el que había invertido, ya estaba dando sus frutos. Había una pistola y algo de comida, justo allí, sobre la mesa. Una mirada extraña cruzó la cara de Yohan.
De cierta manera, Ha Jin no solo estaba siendo amable, estaba siendo estúpido. Uno podría pagarlo caro si juzgaba a otra persona únicamente por su apariencia, pero Ha Jin se comportó exactamente como se veía. Tenía la mentalidad de un artista marcial.
Su cuerpo solo gritaba la idea de que iba a hacer las cosas a su manera. Eso era todo. Incluso si se tratara de una situación de vida o muerte, era el tipo de persona que querría luchar contra su enemigo de manera justa.
“No me abandonaste.”
“No me gusta estar endeudado. Además, es peligroso para mí salir solo.”
“Ya veo.”
Yohan levantó su camisa. Había un moratón negro en medio de sus duros abdominales.
“¿Qué vas a hacer ahora?” – preguntó Ha Jin.
Yohan lo pensó por un momento. Los zombis eran un problema, pero, mientras el director estuviera vivo, sería complicado intentar escapar por la salida de emergencia. Por supuesto, el director ya podría haber sido devorado por los zombis después de todo el alboroto que hizo, pero no estaba dispuesto a arriesgarse de nuevo, después de experimentar las consecuencias de la última vez.
“Tenemos que encontrar un nuevo camino. No importa dónde. Tiene que haber un lugar por donde podamos escapar.”
“Conozco un lugar.”
Yohan miró a Ha Jin, pero este se encogió de hombros. No fue el que acaba de hablar. Era una voz que venía del techo.
La rejilla de ventilación comenzó a temblar y terminó cayendo al suelo, creando un fuerte sonido metálico con el impacto, para luego salir girando hacia un lateral. Dos pies colgaban del agujero de ventilación.
Yohan alcanzó rápidamente el arma sobre la mesa.
“Déjame participar en ese plan de escape.”
Una cara familiar apareció desde el agujero de ventilación. El hombre se aferró al conducto de ventilación y estiró su cuerpo todo lo que pudo, antes de dejarse caer al suelo. Era el hombre responsable de la captura de Yohan, Barrendero.
“Ei hermano. Nos vemos de nuevo.”
Había una sonrisa en su rostro.
“Todavía estás vivo.”
Yohan le devolvió la sonrisa, pero aún sostenía su arma con fuerza en la mano.
“Todo es gracias a cierta persona que destruyó totalmente a los bastardos de la Luna Dorada.” – respondió Barrendero con una amplia sonrisa, mientras hacía un gesto con la mano, levantando el pulgar. Había revelado un conjunto de dientes blancos perfectos.
Yohan recordó que Barrendero tenía asuntos aquí. Parecía que su pelea con la pandilla de la Luna Dorada le había ayudado de alguna manera.
“Si has terminado con tu asunto, ¿por qué no escapaste? ¿Qué te trae por aquí?”
“Estaba planeando escapar. Pero, cuando estaba a punto de irme, apareció un gran grupo de zombis. Sin embargo, sí conozco una salida, puedo guiaros por ese camino si me incluyes en tus planes.”
“Primero, dime la salida.”
“Solo si prometes incluir... No, espera, antes de eso... ¿Por qué eres tan grosero conmigo? Le hablas con mucho respeto a ese hermano de allí.”
“Habla.” – dijo Yohan, inclinando la cabeza.
“Bueno, lo que sea. De todos modos, en lugar de salir por la superficie, si vas a B2F, hay un pequeño pasadizo que conecta con el metro. Hay una buena posibilidad de que podamos escapar por ahí, pero hay demasiados zombis para que pueda ir yo solo. Necesito una pistola.”
El tono de Barrendero, indicaba que no necesitaba gente, solo una pistola.
“Si necesitaras un arma, podrías haberla tomado mientras estaba desmayado.” – comentó Yohan.
“Ese hombre aterrador de allá lo estaba protegiendo. Además…” – respondió Barrendero, mientras se movía de forma incomoda, como una joven colegiala confesando su amor.
Al verlo, tanto Yohan como Ha Jin fruncieron el ceño al mismo tiempo. No importa lo guapo que fueras, no había excusa para comportarte de esa manera.
“Hermano, me gustas.”
Yohan frunció el ceño una vez más.
“Esa frialdad. Esa habilidad con las armas. Dios… eres tan guay. ¿Cuántas personas en este mundo podrían enfrentarse a esos bastados de la Luna Dorada sin ayuda? ¿Hmm?”
La personalidad tranquila de Barrendero hizo que sus rostros se pusieran como si hubieran comido algo rancio. Estaban presenciando algo que no deberían haber visto. Yohan se frotó la frente, sintiendo un dolor de cabeza.
“¿Por qué simplemente no le disparas?” – preguntó Ha Jin con cuidado.
“Esa es una gran idea.” – respondió Yohan, levantando su arma. Tan pronto como apuntó al cuerpo de Barrendero, este saltó y levantó las manos.
“¡Es una broma! ¡Estoy bromeando! Como puede ver, soy un ciudadano respetuoso de la ley. No robo las cosas de otras personas.”
“Deberías decir ‘Aunque me veo así’ en lugar de ‘Como puedes ver’. Te ves cómo alguien que no cumple la ley.”
“¡Oye! ¡Eso es ir demasiado lejos!” – protestó Barrendero, pero Yohan lo ignoró. A pesar de lo que dijo, lo pensó detenidamente y asintió.
‘No sería tan malo trabajar con él.’
Basado en lo que acababa de suceder, sabía que Barrendero no era parte del grupo de mafiosos de la Luna Dorada y que todos acabaron atrapados aquí. Además, no iba a beneficiarlo de ninguna manera si intentaba traicionarlo y lo apuñalaba por la espalda.
Mirándolo detenidamente, Barrendero tampoco parecía ser del tipo de persona que lo retrasaría. Más bien, podría ser de gran ayuda.
“Dijiste que conocías el camino. ¿Has pensado en cómo vamos a llegar hasta el metro?”
“No, pero conozco aproximadamente su ubicación. Desde aquí, debemos tomar la escalera mecánica para bajar.”
El plan de Barrendero era llegar a la zona con forma cuadrada, en el lado opuesto del patio. Desde su ubicación actual, estaba muy lejos.
“Dado que el director está vivo, avanzar sin cuidado será peligroso. Estaremos indefensos si nos embosca mientras luchamos contra los zombis.” – continuó Barrendero. – “Además, dijiste que te llamas Ha Jin, ¿verdad? Hablaré de forma informal para hacer las cosas más cómodas.”
“Suena bien. Estaba a punto de morir por la incomodidad.” – respondió Ha Jiun, con la cara seria.
“Lo primero es bajar hasta el segundo piso. Ese piso es diferente a este. Todas las tiendas tienen enormes escaparates de vidrio y podremos ver la ubicación de los zombis y de los bastardos de la Luna Dorada. Desde ahí, bajaremos otro piso y nos dirigiremos hacia la escalera mecánica, mientras nos mantenemos vigilantes.”
Mientras Yohan describía su plan, los otros dos miembros del grupo lo miraron sin expresión. Cuando se dio cuenta, Yohan les echó una mirada como para preguntar: ¿Qué?
“No estoy exactamente seguro si entiendo lo que estás diciendo. ¿No tenemos que salir para llegar al segundo piso? ¿No nos pondría en riesgo el director? ¿Y a qué te refieres con ver la ubicación de los zombis?”
“Bien, debajo de nosotros hay tiendas de ropa. Si dividiéramos el segundo piso del centro comercial por la mitad...” – dijo Yohan, dibujando un rectángulo en el aire y cortándolo a la mitad con el dedo. – “De este lado, todas las tiendas tienen puertas de cristal. Es un gran lugar para atraerlos, porque nos seguirán nada más vernos.”
“Soy estúpido, porque no entiendo nada. ¿Cómo vamos a llegar al segundo piso?”
Los dos fueron incapaces de comprenderlo, pero en lugar de responder, Yohan simplemente se levantó y caminó hacia la ventana.
“Ah… De ninguna manera…”
“No sé si habéis hecho escalada alguna vez, pero…” – dijo Yohan, con una cara inexpresiva, pero había un indicio de algo siniestro en su voz. – “Estoy planeando bajar escalando por la fachada.”
“…...”