1ª parte: Juego de Supervivencia
Capítulo 37
Expansión del campamento VIII
Traducido por Tars
Corregido por Lord
Editado por Tars
Corregido por Lord
Editado por Tars
“Barrendero, ven aquí. Tengo que pedirte un favor.” – dijo Yohan. Tenía una sonrisa de aspecto cruel en su rostro y, a pesar de ser un caluroso día de verano, Barrendero sintió como un escalofrío recorría su cuerpo mientras se acercaba.
Mientras tanto, el teniente Ahn estaba dirigiendo a sus tropas para llevarse las cajas de comida. Incluso con los seis soldados llevando suministros, solo podían coger la mitad de lo que se les prometió, pero no obstante estaban de buen humor.
“Señor, ¿no es peligroso cargar tanto? Y si cogemos menos y hacemos más viajes...”
“Nunca se sabe cuándo pueden cambiar de opinión. No te preocupes, ya es por la tarde y apenas había zombis cuando llegamos, así que solo tenemos que movernos con cuidado.”
Sin embargo, su plan fracasó tan pronto como dieron el primer paso fuera del aparcamiento. Las calles estaban repletas de zombis. Se preguntaban de dónde venía una horda tan grande.
“Señor…”
“N… No había tantos cuando llegamos…”
El teniente Ahn y sus tropas se retiraron rápidamente detrás de la barricada con gotas de sudor en sus cejas. Habían logrado su objetivo y estaban ansiosos por regresar a su vehículo, pero se encontraron con un obstáculo inesperado.
“Maldición…”
Era imposible escabullirse de los zombis.
Una gran multitud ocupaba las calles, los callejones y todos los caminos que conducían a su vehículo. Si caminaban llevando tantos suministros, acabarían rodeados y se convertirían en comida.
El teniente Ahn se sentó en el pasamanos del aparcamiento y reflexionó profundamente con la cabeza entre las manos. ¿Tendría que soportar la vergüenza de pedir ayuda o deberían tomar menos suministros y hacer varios viajes? Al final, decidió no pedir ayuda. No solo dañaría su orgullo, sino que no podían dejar que los civiles vieran que eran incapaces de manejar a los zombis. Podrían pensar mal de ellos.
“Cuatro llevarán suministros y los otros cuatro los protegerán.”
Originalmente había planeado cargar todo lo que pudieran para evitar desarrollos inesperados. Sin embargo, la situación actual impedía que solo los dos oficiales protegieran a los seis soldados que llevaban los suministros. Por lo tanto, decidió disminuir el número de soldados que cargaban suministros. Si, de alguna manera, pudieran esquivar a los zombis, podrían ir y venir varias veces.
“Uuuh, señor. Realmente no puedo ver delante de mí. ¿Está realmente bien?”
Las tropas que transportaban los suministros estaban ansiosas.
“¡Shh! ¡Cállate!”
El teniente Ahn trató de mantenerse lo más cerca posible del perímetro de la horda, pero la gran cantidad de zombis hizo inevitable que fueran detectados. El teniente Ahn golpeó la cabeza de un zombi que se acercaba, con la culata de su rifle. Sin embargo, no murió y continuó avanzando, lo que sorprendió al sargento Park y lanzó un grito asustado.
El grito fue tan fuerte que atrajo a más zombis cercanos. Entre los autos estacionados, podían escuchar los aullidos de los no muertos. Momentos después, fueron rodeados. Las tropas comenzaron a entrar en pánico.
“¡No podemos avanzar!”
“¡Teniente!”
“Hay un zombi detrás... ¡Ack!”
“¡Soldado Kang!”
Todo cayó en el caos. Cuando uno de los soldados que transportaba los suministros fue mordido, el resto de soldados arrojaron las cajas para intentar alejar a los zombis que se acercaban.
“¡Retroceder! ¡Vuelvan al aparcamiento!”
Al final, el teniente ordenó la retirada.
El resto de soldados abandonaron los suministros y corrieron hacia el aparcamiento. El soldado Kang quedó atrás y se convirtió en una víctima de la horda. Más zombis se apilaron sobre él y sus fuertes gritos, hicieron que los soldados en retirada miraran hacia atrás con expresiones horrorizadas.
Yohan y el resto de supervivientes estaban parados en el aparcamiento. Se quedaron allí, como si estuvieran viendo un espectáculo. Mientras los soldados corrían detrás del camión, los miembros del campamento se pusieron de pie para ocuparse de los zombis que los perseguían.
Usaron tirachinas, arpones zombi y una ballesta para despachar hábilmente a cada no muerto. Un perno de ballesta voló por el aire y atravesó la cabeza de un zombi lejano, era el único que quedaba a la vista. Yohan saltó del camión.
“No puedo creer que hayan tirado los suministros que acordamos darte…” – murmuró, mientras daba a los soldados una mirada de desaprobación.
“Ha… Hay demasiados… Zombis…” – jadeó el teniente.
“Queremos cooperar con usted, pero es un problema si no tiene una manera de llevarse los suministros que le dimos.” – dijo Yohan. Sus palabras no estaban fuera de lugar, pero hicieron que la sangre del teniente hirviera. – “Pero no te estoy diciendo que vayas a la muerte. ¿Quieres que te ayudemos a mover los suministros?”
Mientras que la primera declaración de Yohan lo hacía parecer el diablo, de repente, ante los ojos del teniente, su oferta lo transformó en un ángel enviado desde el cielo.
“¿Te importa?”
“Por supuesto que no. Es para el país.”
El teniente se reprendió en silencio por pensar mal de Yohan, y comenzó a agradecerle enérgicamente sin siquiera darse cuenta.
“Sin embargo, nos gustaría estar lo más seguros posible, así que por favor solo tome una cuarta parte de los suministros que originalmente iba a tomar. Y a cambio de los suministros, por favor proporciónenme más información.”
“¿Más información?”
“Si. Por favor, indique la ubicación de una base donde podamos obtener más munición.”
“No hay forma…”
"Si no quieres, está bien. Simplemente no te ayudaremos.” – contestó Yohan, chasqueando los labios, como si se sintiera arrepentido de no poder llegar a un acuerdo.
Apuntó su arma a un zombi que se acercaba y la disparó, haciendo que el sonido de los disparos reverberara por las calles. Atraídos por el sonido, nuevos zombis comenzaron a acercarse, haciendo que fuera aún más difícil para los soldados abandonar el aparcamiento.
“¿Qué crees que estás haciendo?” – gritó el teniente. Después de pensarlo, se dio cuenta de que era culpa de Yohan que los zombis hubieran sido arrastrados aquí. Los había puesto a propósito en esta difícil situación.
“Teniente Ahn, fue usted quien vino a un campamento civil para tomar la mitad de sus suministros. Acordamos obedientemente cooperar con sus solicitudes injustas. Es tu culpa que no puedas manejar tu propia avaricia. Si puedes llevarte los suministros, entonces llévatelos. Sin embargo, todo lo que dejes atrás será devuelto a donde pertenece.”
“Grr...”
“Y si todos terminan muriendo, recuperamos nuestros suministros. Después de todo, los cadáveres no necesitan cosas.” - continuó Yohan con indiferencia. El teniente comenzaba a sentirse mareado por esta terrible experiencia.
Al final, el teniente le dio una mirada exasperada mientras cedía.
Yohan con confianza, como si todo fuera de acuerdo a su plan, sacó un mapa.
‘Te falta experiencia para tratar conmigo, teniente.’ – dijo Yohan con confianza, sacando un mapa, como si todo fuera de acuerdo a su plan.
“La munición está en el 22º Batallón de apoyo… En cuanto a la ubicación…”
Yohan puso una brillante sonrisa mientras le entregaba un bolígrafo al teniente, que usó para marcar su ubicación. Tenía una mirada molesta en su rostro. Mientras Yohan continuaba molestándolo, hizo todo lo posible por recordar las bases restantes que tenían municiones.
“¿Satisfecho?”
“No, aún no.”
“¿Qué?”
“Deje la mitad de las armas en su posesión.”
“¡De ninguna manera!”
Las armas eran su medio de vida. Decirle a un soldado que entregara su arma era inaceptable. Esto era algo que les fue taladrado desde el primer día. Era una petición ridícula.
“¡Incluso te dije la ubicación del batallón de apoyo!”
“Y es por eso que le estamos dando una cuarta parte de todos nuestros suministros. Ahora tiene que pagarnos para protegerlo. Queremos sus armas. Si no, puede sacar los suministros usted mismo.”
“Estás cruzando la línea. Está menospreciando nuestro poder militar...”
“Estoy seguro de que la base tiene muchas armas que no se están utilizando. Probablemente no haya munición para ellos de todos modos. Aquí, te cambiaremos algunas cosas que realmente puedes usar como armas. Jung Hwan, dales cuatro armas, cuchillos o lo que sea.”
“Está bien, Yohan.”
Los soldados los miraron y fruncían el ceño en silencio.
“Ei, relájate. Tendrás arrugas si sigues haciendo esa cara.” – dijo Yohan, dando unas palmaditas en el hombro del teniente.
Los soldados entregaron sus armas y Yohan las cargó e intentó dispararlas. Estaban en condiciones aceptables.
“Está bien, cubriremos tu huida. Pueden llevarse los suministros. Equipo de reconocimiento, prepárate para trabajar. Ahuyentaré a los zombis y vosotros los escoltáis hasta su vehículo. Ha Jin, estás al mando cuando no estoy allí. Jung Hwan…”
“¿Sí Yohan?”
“Solo habrá tres personas y son cuatro lados para cubrir. Necesitaré que me ayudes.”
“¡Vale!”
Rápidamente, terminó de dar órdenes a los miembros del campamento y, a continuación, se volvió para enfrentar a los nuevos supervivientes que observaban la escena en silencio.
“Hola nuevos. Lo siento, pero tendrán que esperar un poco más.”
“Estamos bien.”
“Y Ji Hye…” – dijo Yohan llamando a su cocinera.
“¿Sí?”
Como de costumbre, parecía que estaba a punto de vomitar tras ver los cadáveres. Yohan la reprendió suavemente por su aprensión, antes de presentarle al Doctor Jae Beom Park.
“Él es nuestro nuevo compañero. Es un médico. Muéstrale el campamento y cocínale algo rico. Si necesita algo, consíguelo para él de inmediato.”
“Está bien, ¡lo tengo!” – respondió Ji Hye enérgicamente. Quizás con demasiado entusiasmo.
“Doctor, haremos las presentaciones más tarde. Por favor descansa por ahora.”
“Sí, gracias.”
El doctor Park parecía tranquilo después de ver la cantidad de suministros y el campamento perfectamente organizado en el centro comercial. Pronto se daría cuenta de lo bueno que era este lugar, después de comer la cocina de Ji Hye.
Yohan se volvió hacia los soldados. Sin duda se preguntaban qué iba a hacer ahora. Muchos zombis se acercaban a la barrera de vehículos.
“Que todos los que están en el aparcamiento entren ahora. Cuando de la señal, comiencen a moverse. La señal es mi arma. Cuando escuchen tres disparos, váyanse.” – dijo Yohan, dando órdenes simples. Luego, salió corriendo por la entrada principal, dirigiéndose hacia la retaguardia de la horda.
Poco después, se escuchó el primer disparo.
Los zombis que se encontraban cerca del aparcamiento se dieron la vuelta y comenzaron a perseguir a su nueva presa. Momentos después, los soldados pudieron ver que el área más allá del muro de vehículos estaba vacía, dejándolos sin palabras. En teoría era una cosa simple, pero en un mundo como este, Yohan era probablemente el único humano vivo que podía controlar a los zombis con esa libertad.
Los soldados y el equipo de reconocimiento pudieron dirigirse hacia el vehículo militar sin ningún tipo de problema. Pero no era solo que Yohan había atraído a los no muertos. Los pocos zombis que quedaron, no era rivales para el poder combinado de Barrendero, Ha Jin, Saeri y Jung Hwan.
Los miembros del campamento no solo despacharon a los zombis con rapidez, sino que lo hicieron sin hacer ruido. Estas eran las habilidades de combate que habían perfeccionado sobre el terreno.
Mientras los observaban, los soldados se dieron cuenta de que, al encontrarse con un zombi, era importante no generar la oportunidad de atraer a más.
Una vez que llegaron al vehículo militar, se dieron cuenta de que Yohan entraba detrás de ellos. Estaban seguros de que había ido en la dirección opuesta para atraer a los zombis, pero llegó al mismo tiempo que ellos. Todos estuvieron de acuerdo con el comentario de Saeri, de que Yohan era una raza de hombre diferente.
En realidad, el vehículo de los soldados no era un vehículo de tipo militar. Era un camión de transporte ordinario, de tipo caja, que tenía símbolos militares. Dentro del camión, había cajas que contenían raciones militares, dándole a Yohan la respuesta de cómo pudieron sobrevivir durante tanto tiempo.
Una vez que terminaron de cargar todos los suministros, el teniente Ahn se le acercó y le hizo una reverencia tranquila. Yohan regresó con un asentimiento silencioso.
Aunque había engañado al oficial, sintió que sus grupos estaban destinados a reunirse. Parecía que el resentimiento del teniente hacia ellos se había desvanecido. El oficial les había mostrado respeto cuando se fueron. Una vez que el camión se alejó, Yohan se volvió para mirar a su equipo. El equipo de reconocimiento se reunió con él.
“No he visto a Barrendero en mucho tiempo. ¿A dónde fue?” – preguntó Saeri, mirando a su alrededor. Como respuesta, Yohan le hizo un gesto con la barbilla.
Vieron a Barrendero tirado encima del camión militar, saludando al equipo de reconocimiento mientras se alejaba cada vez más.
“¿Qué está haciendo?”
“Espiando.” – respondió Yohan. Cualquiera que hubiera pasado tiempo con él entendería lo que quería decir.
‘¿Eres humano? ¿Realmente tuviste que acosarlo y luego enviarlo como espía? Si fuera yo, no molestaría a un compañero antes de pedirles que hagan algo así. Yohan... realmente eres una persona despiadada, fría y concienzuda hasta el final.’ – pensó Saeri para sí misma, haciendo una nota mental para nunca volver a actuar delante de él.
En ese momento, todos los presentes pensaban lo mismo.