jueves, 13 de febrero de 2020

Survival Capítulo 45

1ª parte: Juego de Supervivencia
Capítulo 45
Enfrentamiento V
Traducido por Tars
Corregido por Lord
Editado por Tars

Saeri gritó mientras pateaba la cara del invasor. La sangre manaba de sus ojos, pero no la soltó. La arrastró por el pie y balanceó su brazo por el aire. Un puño pesado conectó con la cara de Saeri. No dio en el blanco, pero el golpe de refilón fue suficiente para sacudir su cerebro y hacerla volver a caer al suelo. Inmediatamente, notó el cuchillo que el invasor le había quitado de la correa del muslo antes. Extendió la mano, pero solo pudo rozar con sus dedos el frío acero. “Estúpida perra…” – maldijo el invasor, mientras volvía a buscar el revolver en su bolsillo trasero. Sin embargo, debido a la pelea, ya no estaba allí. Mientras el invasor buscaba frenéticamente el arma, el agarre del pie se aflojó. Saeri agarró su cuchillo e inmediatamente lo levantó. Reuniendo toda su energía, apuñaló la muñeca de la mano que la estaba agarrando. “¡Aaaaah!” La sangre salpicó el suelo. El cuchillo atravesó la muñeca del hombre y golpeó el suelo al otro lado. Cuando Saeri se escapó de sus manos, el hombre alcanzó el arma tirada en el suelo y disparó a ciegas. Terminó disparando en la dirección completamente opuesta. Inmediatamente, Saeri corrió hacia Dong Seok para conseguir el arma que llevaba. Al principio, se suponía que él tenía un rifle, pero esa noche intercambió su papel con el de Jung Hwan y ahora tenía una pistola. Hubiera sido terrible si todavía lo tuviera y los invasores lo hubieran conseguido. El invasor se había vuelto loco o estaba completamente ciego. Estaba apuntando con el arma salvajemente hacia el aire mientras luchaba por levantarse. La sangre brotaba de sus ojos y de su muñeca. Saeri sabía exactamente cuántos disparos se podían hacer con su revolver. Al hombre todavía le quedaba una bala. Si desperdiciara un tiro más, estaría indefenso. Su oponente parecía saberlo, ya que estaba agitando el arma y ya no disparaba, pero Saeri no iba a quedarse parada esperando a que desperdiciara su última bala. Agachada, se acercó lentamente hacia el invasor. Una vez que se acercó lo suficiente, separó el martillo del arma. El hombre se estremeció tan pronto como escuchó el clic de la pistola e intentó darse la vuelta, pero Saeri disparó primero. La bala atravesó el centro de la frente del invasor y su cuerpo se desplomó hacia atrás. “Adiós, basura psicópata.” – gritó Saeri mientras se sentaba en el suelo. La adrenalina la había abandonado y le dolía todo el cuerpo. Aun así, volvió a ponerse en pie con gran dificultad y fue a ver a Dong Seok. Estaba inconsciente, pero aún respiraba y no sangraba por ningún lado. La sangre que estaba en el bate de béisbol del invasor no era suya. “Aquí los guardias de la azotea. Soy Saeri. Primer piso, ¿están ahí?” - Ah, ¡Saeri! ¿Qué pasó? ¿Estás bien? Se escuchó la voz de Seo Jun y Saeri dejó escapar un suspiro de alivio. “Nos emboscaron. Matamos a dos, pero Dong Seok está herido y no puede moverse. ¿Puedes venir a ayudar?” - Iría de inmediato, pero también están en el aparcamiento. No bajes. Espera un poco. “¿Qué hay de Yohan? Yohan, ¿me escuchas?” - No puedo ponerme en contacto con ellos. Creo que sucedió algo. Saeri frunció el ceño.
* * *
Tan pronto como Yohan dijo ‘tres’, corrió hacia el edificio donde se escondían los hombres que los habían emboscado. Ha Jin lo vio correr y rápidamente se movió hacia la bengala, pero se congeló tan pronto como escuchó como algo zumbaba en el aire. Una flecha golpeó un punto justo delante de él. Un escalofrío le recorrió la espalda cuando el ataque que vino de la oscuridad falló por poco. Ha Jin pudo sentir como el miedo se apoderaba de su cuerpo. Era como si el suelo estuviera cubierto de pegamento. Intentó mover los pies, pero los sentía extremadamente pesados. Apretó los dientes y se obligó a moverse. Se concentró en la bengala mientras corría y no disminuyó la velocidad incluso después de agarrarla. La lanzó, luciendo como un jugador de béisbol profesional que lanza desde la primera base a la tercera para una doble jugada. La bengala voló en un arco bajo y Ha Jin regresó inmediatamente junto a Jung Hwan. Su mano estaba quemada, pero la ignoró mientras ayudaba a Jung Hwan a ponerse de pie. Los zombis todavía se acercaban a ellos. Mientras sostenía el peso de Jung Hwan con un brazo, le era difícil empuñar un arma. Tampoco estaba seguro de cuándo lloverían flechas sobre ellos. Sus instintos le advirtieron con fuerza que abandonara su cobertura. “¡Corre!” – gritó Yohan, disparando su arma en el aire para llamar la atención de los zombis. Aparte de los pocos no muertos que estaban más cerca de Ha Jin y Jung Hwan, toda la horda se movió hacia el sonido de los disparos. ‘Cree.’ Ha Jin agarró su cuchillo. No tenía más remedio que confiar en Yohan. Comenzó a moverse mientras balanceaba el cuchillo de caza que Yohan le había dado y cortó las cabezas de los zombis de izquierda a derecha. Atacó con todas sus fuerzas. No sabía cuánto tiempo podría seguir así, pero sabía que no era el momento de conservar energía. En solo unos instantes, su cuerpo estaba cubierto de sudor. Yohan observó cómo Ha Jin avanzaba mientras disparaba contra los zombis. Su munición se estaba agotando rápidamente. Miró hacia arriba y hacia donde fue arrojada la bengala. La bengala que estaba destinada a atraparlos ahora era un faro que revelaba a sus enemigos. En unos segundos, Yohan estaba disparando a través del brillante resplandor. Uno de los hombres que los había emboscado pateó la bengala y levantó la ballesta para apuntarle. Los ojos de Yohan se abrieron y el tiempo pareció ralentizarse. Su cuerpo era tan sensible al peligro que parecía que cada nervio de su cuerpo estaba encendido. Esta concentración y manera de centrarse mejorada lo habían salvado en cada ocasión que se enfrentó a la muerte. Sentía un hormigueo cada vez que su cuerpo le advertía que estaba en una situación peligrosa. El hombre parecía estar cargando la ballesta a cámara lenta. Cuando disparó, para Yohan, la saeta era como una pelota de playa suspendida en el aire. ‘Esquívalo.’ Yohan se movió rápidamente y la flecha pasó a su lado. Estuvo cerca. Gracias a su concentración mejorada, podía decir que la flecha falló por unos 30 centímetros. Tan pronto como esquivó el disparo, el tiempo pareció volver a la normalidad y Yohan corrió a toda velocidad hacia el edificio. El interior estaba envuelto en la oscuridad, lo que dificultaba discernir algo, pero no podía encender una linterna. Revelaría su posición. Tan pronto como entró en el edificio, se escondió bajo la escalera y comenzó a abrir y cerrar lentamente los ojos, una y otra vez. Estaba realizando un ejercicio para ayudar a sus ojos a adaptarse a la oscuridad en menos de 30 segundos. Podía escuchar al enemigo bajando las escaleras y esperó a que se acercaran. Sin embargo, también escuchó a un zombi aullar a su lado. Sacó el cuchillo de la cintura y avanzó hacia adelante, terminando con el no muerto en un movimiento rápido. “¿A dónde fue?” Yohan pudo identificar a los enemigos por sus voces. Rápidamente se dio la vuelta y regresó hacia las escaleras. Incluso en la oscuridad, podía sentir sus movimientos. Continuó escuchando mientras se movía a través de la oscuridad y apuntaba con cuidado con la Glock. Los disparos estallaron y fue recompensado con un breve grito. Yohan continuó disparando hasta que vació el cargador. No sabía cuántas balas dieron en el blanco, pero había escuchado cuatro gritos. Rápidamente insertó otro cargador nuevo y comenzó a subir las escaleras. Los enemigos estaban en el segundo piso. La puerta estaba cerrada, pero no bloqueada con llave. El equipo de reconocimiento había roto todas las cerraduras de las puertas de todos los edificios cercanos. Yohan no podía decir cuántas personas lo esperaban al otro lado de la puerta, pero eran como un pez rape que espera pacientemente a que su presa caiga en la trampa. No importaba cuántos había, él estaba solo y tenía que luchar por su cuenta. Para poder moverse sigilosamente había silenciado la radio y había enviado al herido Jung Hwan devuelta al campamento con Ha Jin. Al final, dependía de él limpiar ese lugar. Incluso los moteros demoníacos tendrían miembros experimentados y de élite. A juzgar por la forma en que manejaron la situación, Yohan tenía el presentimiento de que las personas que estaban detrás de la puerta eran los miembros de élite de la banda de moteros. La forma en que usaron la ballesta era diferente a cómo la usaría una persona común. A diferencia de las pequeñas moscas del campamento del hospital, cada disparo de estas élites era peligroso y preciso. En el momento en que abra la puerta, se vería envuelto en una lucha de vida o muerte. Seguía sintiendo un hormigueo por todo su cuerpo, avisándole del peligro. Una pequeña parte de él quería abandonar el campamento, huir y sobrevivir. Se estaba diciendo que no era necesario que asumiera la responsabilidad por el resto de supervivientes. ‘¿No es más importante sobrevivir? ¿No es lo que siempre te dices a ti mismo?’ El monólogo que tenía en su interior lo hizo dudar. Ni siquiera lo notó, pero una vez más estaba cayendo en sus viejos hábitos, arriesgando su vida por sus compañeros, aunque se prometió a sí mismo que ya no lo volvería a hacer. ‘No. Esta vez es diferente. Estoy luchando porque son mis compañeros y no personas que me han gustado a nivel personal. No los estoy protegiendo, solo quiero preservar la base por la que trabajé tan duro por construir.’ Yohan intentó convencerse a sí mismo. Incluso si no era cierto, se repitió el pensamiento, una y otra vez, en su cabeza. Sabía que no podía apegarse demasiado a nadie, o de lo contrario causaría un tremendo conflicto interno si los perdiera. Tenía que mantener la calma cada vez que había una pérdida. ‘No quiero que mis planes a largo plazo fracasen. Tengo que deshacerme de aquellos que amenazan mis objetivos.’ Yohan dio un paso decidido hacia la puerta. La manilla estaba rota y detrás se encontraba un número indeterminado de enemigos esperando para atacar. Con la mente todavía dando vueltas con pensamientos conflictivos, abrió la puerta y, tan pronto como lo hizo un objeto pesado y contundente cayó frente a él. Yohan se detuvo rápidamente y dio un paso atrás. Al mismo tiempo, disparó con su Glock al atacante y luego, antes de que el atacante cayera al suelo, agarró al cadáver para usarlo como escudo. Las saetas golpearon al escudo de carne y Yohan respondió con disparos hacia la dirección de la que vinieron los ataques. Los invasores estaban usando las estanterías como una barricada, pero no fue suficiente para protegerlos. Todos esos pensamientos desaparecieron cuando Yohan se enfocó únicamente en matar a los enemigos que tenía delante. Su cuerpo respondió automáticamente. Si solo se movía después de pensarlo, ya habría muerto. En lugar de moverse a través de las estanterías que usaban como barricadas, Yohan se agarró a la parte superior del marco de la puerta y pateó la estantería con los dos pies. El estante que estaba bloqueando su línea de visión cayó al suelo. A través de un espejo roto que estaba en la pared, pudo ver a las tres personas que había visto desde la calle. Una vez más, levantó el cadáver de uno de los invasores con la mano izquierda, tan alto como pudo, para bloquear las flechas. Mientras tanto, derribó a los invasores uno por uno mientras se dirigía hacia el hombre que estaba en el medio. Su instinto le dijo que ese era el líder. Tan pronto como lo apuntó, el líder levantó la mesa que estaba en el suelo y, aunque Yohan dudó por una fracción de segundo, la bala golpeó la mesa de acero haciendo un fuerte sonido metálico. Yohan disparó su última bala al hombre que estaba a su izquierda que, se tambaleó por un instante, antes de caer por la ventana. A continuación, con un movimiento suave, soltó el escudo de carne, movió la Glock a su mano izquierda, sacó una daga de su cintura y se la lanzó al hombre que estaba a su derecha. “¡Gaaaaah!” Justo entonces, sintió un dolor en el hombro. Los invasores que había matado ya se habían convertido en no muertos y lo estaban mordiendo. Por un instante, Yohan se sintió mareado y pudo sentir como sus nervios se volvían locos.