viernes, 15 de mayo de 2020

Survival Capítulo 83

2ª parte: La ley de la jungla
Capítulo 83
Unión de Supervivientes de Seúl – Segunda Ronda IV
Traducido por Tars
Corregido por Lord
Editado por Tars

Seguiré buscando otros 15 minutos y luego me iré.’ – pensó Jung Hwan, con pesar. Se sintió mal solo con pensarlo, pero incluso si Ah Young fuera atrapada, no sería una gran amenaza para el campamento. Era poco probable que supiera dónde estaba ubicado el campamento del equipo de reconocimiento. Aun así, Jung siguió buscando, medio motivado por las órdenes de Yohan y medio motivado por su sentido del deber de salvar a la joven. Empujó su cuerpo hasta el límite. Si se fuera a encontrar con una situación peligrosa en este momento, sería un gran problema. Había llegado la hora para comenzar a tomar decisiones insensibles. Por eso su líder lo había enviado a hacer esta tarea. Jung Hwan jadeaba de forma ruidosa mientras corría por el edificio de apartamentos. Sacudió la cabeza, pero cuando estaba a punto de darse por vencido, notó la figura de una estudiante agachada, en una esquina de un remoto pabellón. Tan pronto como la vio, pudo sentir como sus piernas se convertían en gelatina. “¿Eres Ah Youyng?” La figura se estremeció ante la voz y se dio la vuelta. Frente a ella había un grupo de gatos, todos maullando y comiendo de una lata abierta de atún. “Ah… ¿Quién es usted?” Tan pronto como vio su rostro, Jung Hwan la recordó. Saeri solía ser la encargada de las mujeres supervivientes, por lo que no había mucho que recordar. Era una chica bonita, que destacaba entre sus compañeras. Ah Young llevaba un pantalón de chándal debajo de su uniforme. Tenía el pelo recogido en un par de coletas y llevaba la montura de unas gafas grandes, sin lentes. También estaba usando un poco de colorete, aplicado de forma torpe por sus mejillas, y algo de pintalabios. No tenía idea de dónde sacó el maquillaje, pero definitivamente la hizo destacar en sus recuerdos. Además, por supuesto, tenía una personalidad tranquila y tendía a esconderse en algún rincón. Jung Hwan abrió la boca. Había tanto que quería decir en este momento. ‘¿Qué crees que estás haciendo? ¿Quién dijo que podrías venir aquí?’ – pensó. – ‘Ni siquiera tenemos suficiente para comer, ¿por qué desperdicias comida con unos gatos? ¿Estás loca?’ Al final, Jung Hwan tuvo que tragarse estas palabras y poner una cara agradable mientras explicaba la situación a Ah Young. “Entonces vamos, Ah Young. Será peligroso si te quedas aquí.” “Quiero quedarme aquí… No quiero ir al campamento del pueblo de Park.” – Ah Young miró a Jung con ojos oscuros y suplicantes. Su mirada era brillante e inocente. Eran tan puros que se sintió mal por sospechar que era una traidora o una espía. Jung Hwan se preguntó qué sucedió para que pequeña niña fuera a esconderse del campamento, pero no tuvo tenía tiempo para preguntar. Intentó agarrar su mano, pero Ah Young la apartó. “Ah… Lo siento.” Al final, Jung Hwan todavía tenía dificultades para tratar con las mujeres. “No, lo siento.” Ah Young parecía tan sorprendida que le dolía el corazón. Jung Hwan tímidamente ofreció su mano una vez más y puso la expresión más amigable que pudo mostrar. “Ah Young, gente aterradora viene al campamento ahora mismo. Será peligroso si te quedas aquí. No iremos al campamento del pueblo de Park. ¿Puedes venir conmigo?” Los ojos de Ah Young se abrieron por un breve momento antes de asentir. Jung Hwan le tendió la mano, pero ella la ignoró y le sujetó la manga. De repente, se escuchó el sonido de motocicletas acercándose desde muy lejos.
* * *
- Las minas antipersonas están instaladas. La voz de Hyuk llegó a través de la radio. Eran poco más de las dos de la tarde. Instalar las minas y preparar la emboscada les había llevado una hora. Ahora Yohan y los equipos de reconocimiento esperaban dentro de dos edificios comerciales de gran altura, ubicados al comienzo de la calle. Yohan había optimizado cada ubicación para la emboscada, asignando personalmente a cada miembro, mientras Hyuk instalaba las trampas a ambos lados de las calles. Había usado cadáveres de zombis y hierba seca para camuflarlo lo más posible, antes de esconderse debajo de un gran autobús. Yohan se quedó en el primer piso de su edificio para poder salir corriendo en cualquier momento y comprobar personalmente si había algo fuera de lugar. Sin embargo, su configuración fue impecable. Después de revisarlo todo, Yohan activó el PRC-999K para llamar al equipo dos. “Barrendero.” - ¿Jefe? “¿Cómo va todo por ahí?” - No hay problemas aquí. Se habían librado de tantos zombis como pudieron y, aparte de los cuerpos utilizados para ocultar las minas, los escondieron. Un superviviente experimentado definitivamente sospecharía si hubiera montones de cadáveres de zombis frescos por todas partes, por lo que era importante hacer que la zona se viera lo más natural posible. Yohan le había dado a Hyuk la tarea de detonar las minas. Era un trabajo peligroso pero importante, para el que Hyuk se había ofrecido voluntario. El asfalto negro comenzaba a emitir un calor intenso, por el sol de verano, distorsionando su visión con su neblina espectral. Cuando se movieron, cayó una breve llovizna, lo que hizo que Yohan se preocupara. Un monzón o tifón veraniego introduciría una gran cantidad de variables y haría imposible garantizar un resultado específico. Afortunadamente, el cielo se calmó después de esa breve ducha. Con el calor, ni siquiera se podía decir que acababa de llover hace poco. Si la lluvia hubiera comenzado un poco más tarde, las minas se habrían mojado. Era una variable peligrosa que estaba más allá del control humano y, afortunadamente, la suerte estaba de su lado. “Mercenarios, ¿me oís?” - Sí, podemos escucharte. Habían arreglado un nuevo conjunto de frecuencias y canales para usar en sus tres radios de grado militar. Un canal era para los mercenarios, otro para el equipo de reconocimiento uno y el último para el equipo de reconocimiento dos. Por pura suerte, acababan de adquirir la cantidad correcta de radios con su última batalla, haciendo que la ejecución de la misión fuera más fluida. Era algo que les dio a todos un poco más de confianza. Incluso si sucediera algo inesperado, podrían reaccionar y lidiar con eso de inmediato. Además, cada grupo tenía una batería de repuesto, que no debería entrar en juego para una misión que se suponía que duraría tan solo uno o dos días. El viejo se había quejado por la batalla adicional y que no era parte de su trato original. Sin embargo, Yohan le explicó que el área sería atacada independientemente de lo que hiciera y el anciano terminó por asentir, entendiendo la situación. El taller de reparación de automóviles, donde lucharon contra el equipo de reconocimiento de la Unión, estaba más cerca de su campamento que de la organización de Yohan. Al final no tuvo que explicarle que, si no les hubieran golpeado primero, su campamento habría sido atacado primero. Los mercenarios habrían sido asesinados y cualquiera que sobreviviera sería vendido como esclavo. Aunque Yohan sabía que estaba usando su campamento como escudo y como cebo para su propia organización, no se sentía mal por eso. Ahora todo lo que podían hacer era esperar. Yohan asumió que, a estas alturas, Jung habría reunido a todos los miembros del campamento y se habría escondido a salvo. A pesar de que era un poco blando, siempre completaba todas las tareas que Yohan le asignaba. Barrendero hacía las cosas de manera demasiado sutil, mientras que Ha Jin no era lo suficientemente sutil y siempre intentaba usar sus habilidades físicas para resolverlo todo. En cambio, Hyuk estaba lleno de una empatía inútil que siempre lo metía en problemas. Aunque Jung Hwan no era tan físicamente capaz como los otros tres, nadie podría manejar esta tarea mejor que él. Incluso si sucediera algo inesperado, Yohan estaba seguro de que podría manejarlo. El ruido blanco y la estática crujieron por la radio, poniendo a Yohan nervioso. De repente, el sonido de las motocicletas se escuchó a lo lejos. Se acercaba la Unión de Supervivientes de Seúl, seguida de una larga fila de zombis. - A las 12 en punto, ya vienen. Informó, Kyung Wook. Estaba mirando desde el punto más alto con un par de prismáticos. - Alrededor de 15 personas. La motocicleta en la parte trasera tira de una especie de carro. Era justo como Yohan había predicho. No llegó ningún informe desde el equipo de reconocimiento dos, lo que significaba que aún no se habían enfrentado al enemigo y probablemente no se estaban moviendo hacia el carromato de suministros del enemigo. Si lo hicieran, los moteros que iban delante del carromato serían demasiado para ellos. Yohan miró su reloj y se dio cuenta de que todavía no habían pasado dos horas. La Unión había llegado antes de lo esperado. Ahora podían ver a los moteros a simple vista, apareciendo como líneas punteadas en las afueras de la ciudad. Conducían hacia la ciudad sin dudarlo, pero se detuvieron y se reunieron a unos 500 metros de donde se instalaron las minas. Yohan podía sentir como sus palmas se humedecían cuando el sudor comenzó a rodar por su espalda. “Que todos los del equipo uno, cambien a su canal específico. Equipo dos, manténgase alerta.” – ordenó Yohan. Se dio cuenta de que uno de los moteros, cerca de la parte delantera, se había bajado de su moto. Yohan sacó unos prismáticos para verlo mejor. El motero era alto y delgado y llevaba un carcaj de flechas a la espalda. Yohan lo reconoció de inmediato. Era un arquero llamado ‘Cola Bear’. En contraste con su apodo cursi, era un miembro brutal del grupo de liderazgo de la Unión. En la línea de tiempo anterior, fue miembro de la Unión durante mucho tiempo y ocupó un puesto elevado. Yohan no sabía lo que hizo antes del apocalipsis, pero sí sabía que su arco compuesto era preciso y mortal. Sin embargo, Cola Bear tenía más experiencia luchando contra zombis que contra humanos. Detuvo a su equipo y miró a su alrededor, mirando al suelo mientras pasaba las botas sobre algunas manchas de sangre. Probablemente ya había notado que algo estaba mal. Sin duda sospechaba que no había muchos zombis bloqueando su entrada a la ciudad y que las manchas de sangre estaban frescas. Los miembros de su grupo comenzaron a discutir algo y Cola Bear envió a dos de sus hombres a las profundidades de la ciudad para explorar. “Dos personas se están acercando a la ciudad. Apaga las radios y no salgas hasta que te dé la señal.” – susurró Yohan en su radio lo más bajo posible. Luego bajó el volumen de su radio y contuvo el aliento. Si el enemigo olisqueaba la emboscada, las cosas se complicarían. Momentos después, se escucharon disparos provenientes de una tienda lejana. Acto seguido escuchó pasos pesados, mientras el sonido de los disparos se acercó. Al final, alguien entró en la tienda en la que Yohan se estaba escondiendo. “Loco bastardo. No hay nada aquí.” – murmuró el subordinado, claramente insatisfecho con las órdenes que les dieron. Se escucharon otros pasos, incluso más cerca, cuando el segundo hombre se detuvo debajo del conducto de ventilación en el que Yohan estaba escondido. Sin embargo, Yohan se había escondido en un conducto estrecho que conducía al exterior y estaba espiando al hombre a través de las cuchillas del ventilador. No había forma de que lo vieran. Los otros miembros del grupo de Yohan se escondieron de manera similar. Incluso si la Unión de Supervivientes de Seúl se movía con cuidado y enviaba un escuadrón de búsqueda entregado, no serían atrapados. Yohan había inspeccionado personalmente todos los escondites. ‘No hay forma de que nos atrapen. Hyuk sería el único, ya que se esconde debajo del autobús. Pero si están lo suficientemente cerca como para encontrarlo, será demasiado tarde para ellos.’ El repentino choque sorprendió a Yohan. Uno de los subordinados estaba desahogando su ira pateando algunas estanterías. “¡No hay nada aquí!” Yohan dejó escapar un suspiro de alivio. Los dos hombres registraron todos los rincones de la tienda y se fueron, sacudiendo la cabeza mientras informaban el resultado negativo. Observó a Cola Bear escuchar el informe y cómo ordenaba al grupo que avanzara. Cuando se acercaron a las minas, Yohan pateó el aspa exterior del ventilador que había desprendido antes y disparó un tiro en el aire. El disparo resonó en el aire. Era la señal para detonar las minas. Después de disparar la señal, Yohan subió el volumen de su radio, salió del conducto de ventilación y salió corriendo de la tienda. Las cosas se movían según el plan. Probablemente, todos los compañeros de Yohan también estaban volviendo a encender sus radios y dirigiéndose a la zona de emboscada. - ¡A cubierto! La voz de Hyuk llegó a través de la radio unos segundos antes de que estallara una fuerte explosión. Las explosiones de las minas enviaron metralla por el aire y levantaron una enorme nube de polvo, causando un caos instantáneo. La sangre y las partes de las motocicletas volaban por el aire. El carromato de suministros que arrastraba el enemigo probablemente también llevaba explosivos, ya que se podían escuchar explosiones secundarias. En un primer momento la carne y los huesos se elevaron, como un sombrío espectáculo de fuegos artificiales, para luego, como las flores de un cerezo, se dispersaron mientras volvían al suelo. Los miembros de la Unión estaban desorganizados. Cuando Yohan salió de su edificio, sacó su rifle de asalto. Inmediatamente vio a un enemigo en el suelo, tratando de arrastrarse hacia una radio y le disparó sin dudarlo. No iba a darle la oportunidad de tocar el transmisor. Yohan acercó su radio a la boca. “¡Fuego!”