martes, 1 de junio de 2021

SYN Capítulo 134

Volumen 13 Capítulo 3
La preparación de cada uno
Traducido por Alsabov y Tars
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder

David Brennan, el director de la Agencia Federal de Cazadores de los Estados Unidos estaba enloquecido por la frustración en ese momento. “¿Qué ha dicho la Asociación de Cazadores de Corea?” “Aún no han realizado ningún comunicado oficial.” “Entonces, ¿por qué demonios estás aquí?” “¿Señor…?” Había sido el propio director el que le había llamado a la oficina. Sin embargo, cuando vio cómo su subordinado se quedaba callado, aguantando la reprimenda sin contestar, estalló de ira. “¡Se supone que debes obtener una respuesta del Presidente de la asociación coreana! ¡Estrangúlalo! ¿No es ese tu maldito trabajo?” “¡Lo…! ¡Lo lamento!” “¡Largo de aquí! ¡Ve a investigar qué rayos está ocurriendo! ¡Ahora!” El director siguió hirviendo de ira mucho tiempo después de haber expulsado al jefe del departamento de inteligencia de su oficina. Una puerta que parecía más grande que la que se había abierto sobre Seúl había aparecido en el cielo de Canadá, una nación que compartía frontera con los Estados Unidos. No llevaría mucho tiempo que las llamas de la destrucción les salpicasen por completo. El mejor escenario posible era que esta puerta fuera similar a la aparecida sobre Seúl. Una puerta de la que salieron monstruos que se postraron ante el cazador Sung Jinwoo. Sería lo mejor. ‘El problema es…’ El único que podía darle una respuesta había desaparecido. Y la Asociación de Cazadores de Corea había estado en silencio hasta ahora. Ya habían pasado tres horas desde la aparición de las puertas gigantescas en varias partes del mundo y, desde ese momento, el Gobierno le había estado exigiendo una respuesta a la Agencia Federal de Cazadores. ‘Pensar que la Agencia Federal, una de las mejores agrupaciones de los Estados Unidos, solo puede esperar la respuesta de la Asociación de Cazadores de Corea…’ ¿Quién lo hubiera esperado? No era una sorpresa que el director estuviera a punto de volverse loco. Riiiing Con un profundo suspiro, el director vio que el teléfono se encendía y levantó el auricular. “¿Qué quieres?” - Señor, el Presidente quiere hablar con usted. “Dile que no me has encontrado.” - Di… ¿Director? ¡BAM! El director colgó el auricular como si tratara de romperlo y se quedó mirando hacia el techo con la mirada perdida. “¡Director!” – gritó entre jadeos el jefe del departamento de inteligencia entrando en su despacho después de ser expulsado. “¿Cómo te atreves a volver a mi oficina?” El jefe del departamento levantó apresuradamente las manos para impedir que le tirara el teléfono a la cabeza. “L… ¡La Asociación de Cazadores de Corea ha emitido un comunicado!” Casi al instante, la expresión del director dio un cambio de ciento ochenta grados; ahora tenía una gran sonrisa en su rostro. “¡Te lo había dicho! ¡Eso era todo lo que tenías que hacer!” Después de dejar el teléfono sobre la mesa, el director se acercó al jefe de inteligencia. “Bueno. ¿Qué han dicho?” “Ah. La cosa es… Dicen que si queremos saber más sobre las puertas súper grandes debemos ir primero a Corea.” “……” El director y el jefe de inteligencia se quedaron mirando el uno al otro sin decir nada durante un rato. “¿Quién? ¿Quién debe ir a Corea?” – preguntó el director después de recuperarse. “Cualquiera designado por el gobierno como representante les sirve.” “……” En ese momento… Riiiing Una vez más, el director descolgó el auricular para contestar la llamada. - Director, si sigue evadiendo la llamada del Presidente… Clic El director colgó la llamada y miró con seriedad al jefe del departamento de inteligencia. “Voy yo.” “¿Señor?” “Yo… Iré… A… Corea… Como… Representante… De… Los… Estados… Unidos…” – dijo el director lentamente, palabra a palabra, para que pudiera comprenderlo el aturdido jefe de inteligencia.
* * *
Convocados por la Asociación de Cazadores de Corea, los representantes de cada país abordaron rápidamente sus aviones uno tras otro. Era increíble. Hacía apenas dos años, Corea había recurrido a todos los líderes del mundo, pero el nivel de sus cazadores era tan débil que ni siquiera habían podido evitar que su nuevo cazador de rango S se fuera a los Estados Unidos. Hasta había sido ridiculizada por Japón al no poder manejar la mazmorra de la Isla de Jeju hacía apenas un año. Pero cuando apareció un cazador que sobrepasaba todos los rangos y niveles, cambió todo. El hombre que había sometido a todos los monstruos que salieron de una puerta ultra grande; si se trataba de él, seguro que podía explicar todo lo relacionado con las puertas que cubrían ahora el cielo de muchas partes del mundo. Podrían comprender todo lo sucedido hacía unos días. Todas las llaves estaban en la mano de un solo hombre. El problema era que no podían forzarlo si no quería hacerlo. ¿Quién podría ser capaz de obligarlo a hablar? Y, a pesar de que era capaz de derrotar a un cazador con rango de Autoridad Especial, no les preocupaba su fuerza, sino esos más de cien mil soldados que luchaban a su lado. Era imposible derrotarlos. Presidentes, primeros ministros, diputados, congresistas, directores de asociaciones de cazadores y otros grandes líderes influyentes. Todos esos peces gordos que representaban a las naciones se dirigían hacia Corea tras aceptar la invitación de la Asociación de Cazadores. “¿Han confirmado más países su asistencia a la reunión?” “Señor. Como le anuncié por la mañana, estos son los 152 países que han confirmado su presencia.” “Está bien.” El Presidente Woo estaba recibiendo un informe actualizado de la situación. La sala que habían habilitado como centro de emergencia cuando apareció la puerta ultra grande seguía siendo útil. “Señor, el representante húngaro acaba de llegar al aeropuerto.” “¿Quién han elegido como representante?” “El Presidente Yadesi Anor ha venido en persona.” “Maldición…” Cuando un dignatario venía de visita, la etiqueta establecía que debía recibirlo alguien de su misma categoría. Pero ahora, la Asociación de Cazadores no podía permitirse prestar atención a tal cortesía. “Llévalo a un hotel apropiado.” – dijo Woo Jincheol con una expresión abatida. “Sí, señor.” El empleado de la Asociación respondió con firmeza y se dio la vuelta para salir, pero entonces se quedó dudando, como si tuviera algo que decir. “¿Mm? ¿Hay algo más?” – preguntó Jincheol dejando de revisar los documentos y volviendo a levantar la cabeza. “Uh…” El empleado se quedó dudando por un tiempo antes de reunir el coraje suficiente para preguntar. “Señor, ¿qué es lo que le dijo el cazador Sung Jinwoo ayer dentro de su oficina? Verá, es que nunca le había visto ponerse tan pálido.” La verdad era que hasta el día anterior nunca pensó que una persona pudiera poner ese tipo de expresión. ¿Qué clase de conversación habían tenido? El empleado no había podido dejar de pensar en esa expresión durante toda la noche, por eso, aunque sabía que era inapropiado, no pudo evitar hacer la pregunta. Pero, tal como esperaba, el rostro de Jincheol se volvió totalmente serio. “Se… Señor, perdóneme. He preguntado algo que no debía…” “No, no es eso. No me siento infeliz con tu pregunta.” Recordó todas las imágenes que le había mostrado el cazador Sung con su poder. Un ejército de dragones saliendo apresuradamente de la oscuridad. Y un dragón gigante que volaba detrás. Aunque viajaba a la misma velocidad que el resto del ejército, se movía tan lentamente que parecía estar quieto. Su aura era tan increíble que ni uniendo a todos los cazadores del mundo podrían hacerle un solo rasguño. Daba la abrumadora sensación de que podía quemar todas las tierras del mundo con un solo aliento. Esa criatura lo tenía todo. Solo mirarlo le hacía sentir mareado. No importaba la fuerza que tuviera, no importaba la recompensa que le prometieran, no quería luchar contra esa cosa. ‘No puedo hacerlo…’ Por eso, el Presidente respetaba más al cazador Sung que sabía de su existencia y trataba de enfrentarlo en vez de huir. ‘Ahora que lo pienso, ¿qué estará haciendo el cazador Sung?’ Aún quedaba tiempo antes de que reunieran a los representantes de cada país. De repente, Jincheol sintió curiosidad por saber cómo pasaba el tiempo Jinwoo y volvió a llamar a su subordinado. “Ah, por cierto, ¿sabes dónde se encuentra el cazador Sung en estos momentos?” “Creemos que actualmente se encuentra en su casa, descansando.”
* * *
“¡Listo!” La expresión de Jinah se iluminó cuando Jinwoo colocó la olla con estofado de kimchi que acababa de cocinar sobre la mesa. “Guau, ¡huele muy bien!” Por otro lado, su madre lucia decaída por dejar que su ocupado hijo cocinara para ellas. “Me tenías que haber dejado a mí hacerlo…” “Mamá, solo quería mostrarte las habilidades que he perfeccionado a lo largo de los años.” – respondió Jinwoo con una sonrisa. Había sido un arduo trabajo persuadir a su madre de que se fuera de la cocina. Su madre también sonrió y tomó su cuchara instada por Jinwoo para que lo probara. “Fuu…” Sopló con cuidado, pero sus ojos se agrandaron de inmediato cuando se llevó la cuchara a la boca. Mientras, Jinah creaba un alboroto a su lado. “Mamá, ¿cómo esta? ¿Está bueno? ¿Verdad?” “Oh, por Dios.” Jinwoo se encogió de hombros cuando vio lo sorprendida que estaba su madre. “Verás, yo tampoco sabía que mi hermano fuera tan bueno cocinando. Mamá, prueba esto también. Es muy bueno haciendo guarniciones.” Jinah no dejaba de alabar sus habilidades de cocina mientras seguía metiéndose cucharadas de arroz en la boca. “¿Mamá?” – preguntó Jinwoo al notar que la expresión de su madre cambiaba lentamente. Gentilmente, su madre dejo la cuchara en el plato. “Jinwoo… ¿No hay nada por lo que deba estar preocupada?” – preguntó. Jinwoo fingió hacerse el loco mientras hacía su mejor esfuerzo por mantener una expresión lo más brillante posible. “¿A qué te refieres?” “Verás. Tu padre solía prepararme una comida como esta antes de salir a hacer algo peligroso.” “……” Su madre se preocupaba de repente por su hijo, que ni siquiera había hecho algo parecido cuando se fue a matar a los gigantes de Japón o cuando se abrió la gran puerta sobre Seúl. Pero ahora que lo había hecho no podía evitar preocuparse. Su intuición como madre le estaba avisando de ello. ‘De tal palo tal astilla. Incluso me parezco a mi padre en cosas como esta…’ Jinwoo se detuvo antes de decir lo que estaba pensando y negó con la cabeza. “Eso no pasará, mamá.” Ya fuera porque no quería preocupar a su hijo o porque de verdad creía en sus palabras, su madre sonrió y volvió a tomar la cuchara. Jinah, que había observado la conversación entre madre e hijo con la cuchara en la boca, sonrió y también reanudó su comida. Cuando la comida estaba llegando a su fin…
“Mi Señor.”
… Escuchó la voz de Belion.
“Como ordenaste, los soldados están en posición.”
Bien.’ Como si estuviera esperando su oportunidad, la voz de Beru también sonó en su cabeza.
“Mi Rey. Los aposentos especiales para su gracia están terminados.”
“Sí… Gracias.” Ni siquiera había pedido que le construyeran nada. Tras escuchar los informes de sus comandantes, se levantó de su asiento. “Gracias por la comida.” Pero entonces, cuando estaba recogiendo los platos, se detuvo al escuchar ruidos provenientes del exterior. ‘Pisadas de cuatro personas…’ Podía escuchar los agitados latidos de sus corazones. Aunque no le importaba; ninguno de los cuatro eran cazadores, sino personas normales. ‘¿Qué podrá ser?’ Ningún ladrón estaría lo suficientemente loco como para entrar a robar en la casa de un cazador de rango S. La entrada del edificio estaba custodiada por guardias y cazadores enviados por el Presidente de la Asociación, por lo que los periodistas tampoco podían entrar. Mientras Jinwoo pensaba al respecto, se escuchó el timbre de la puerta. Ding-dong. “Voy yo.” Detuvo a su madre, que ya estaba tratando de levantarse y caminó hacia la puerta. Clic Cuando abrió la puerta vio a tres jóvenes musculosos vestidos con trajes como si fueran parte de alguna agencia de inteligencia. ‘No parecen de la Agencia Federal…’ Jinwoo revisó sus atuendos. “¿Puedo ayudarles?” – preguntó con calma. Los tres jóvenes se apartaron a un lado y un anciano que estaba detrás de ellos dio lentamente un paso hacia delante. “Cazador Sung… Lamento haber venido sin avisar. ¿Podría concederme algo de su tiempo?” Jinwoo reconoció quién era y se sorprendió un poco. “¿Presidente Yoo…?”