Capítulo 167
Noticias del norte y la segunda oleada de refugiados
Traducido por Tars
Corregido por Noe
Editado por Tars
Corregido por Noe
Editado por Tars
Temprano en la mañana, en el horno de ladrillos junto al río.
Vanus estaba aturdido frente a la caja cuadrada de madera que tenía en la mano. Todavía no había descubierto cómo usar esta cosa. Bajó la cabeza con cautela y humildemente le pidió consejo al capataz que estaba a su lado.
“Esto… ¿Cómo debería usarlo?”
Cachorrito era una persona amable. No se quejó de la torpeza de su subordinado y le explicó con paciencia.
“Este es un molde para hacer ladrillos. Ponle barro, presiónalo con fuerza y colócalo boca abajo sobre la tabla de madera. Cuando se seque un poco, puedes sacar el molde. Pero recientemente ha hecho demasiado frío, ya sea el barro del río o el que está bajo nuestros pies, se ha vuelto tan duro como una piedra. Tenemos que transportar el barro a la cueva para calentarlo… Primero deja el molde aquí y sal afuera a recoger algo de leña."
Vanus asintió sin comprender, dejó el molde y luego caminó hacia el bosque cercano. Mirando el campamento detrás de él, pensó en huir, pero solo se le ocurrió por un momento antes de darse por vencido.
‘¿Escapar? ¿Dónde puedo escapar de aquí?’
Al sur y al este había junglas de acero congeladas, al oeste había un lago y al norte un páramo helado. Sin armas, comida y combustible, caminar por el páramo era convertirse en un trozo de carne gorda a los ojos de los mutantes y depredadores. Una prenda delgada no podía brindarle ninguna sensación de seguridad.
Esos verdaderos salvajes no le darían la oportunidad de pagar ningún rescate. Con mucho gusto le cortarían la cabeza, convertirían su piel en un cojín para una silla o una alfombra, ¡y luego les dirían a sus hermanos bárbaros que estaba hecha de la piel del comandante de brigada de la Legión a quien derrotaron! Vanus sintió que, en lugar de morir así, sería mejor que le dispararan o lo ahorcaran y luego lo enterraran. Al menos, con ese tipo de muerte preservaría algo de dignidad.
El viento del norte soplaba con fuerza y la intensa nevada intermitente, hacía que de vez en cuando la nieve cayera de los pinos. Después de finalmente recoger suficiente madera, Vanus tomó el manojo de leña seca y caminó de regreso a la fábrica de ladrillos, solo para ver que el espacio abierto, que originalmente estaba desierto, se había vuelto animado.
Cachorrito, que estaba instruyendo a los trabajadores a transportar el barro a la cueva cercana, lo miró. No le preguntó por qué se había retrasado tanto, solo lo instó a traer la leña rápidamente. Vanus no se atrevió a descuidarlo e inmediatamente corrió hacia la cueva con la leña en los brazos.
La temperatura en la cueva era muy alta, como en verano. Antes estaba temblando de frío, pero ahora estaba sudando de calor. No era de extrañar que todos trabajasen con tanta diligencia, ¡resultó que aquí se estaba mucho más cómodo que afuera! Dentro de la cueva, Vanus notó que había un horno hecho de ladrillos y una chimenea imponente que conectaba el piso y el techo, y se extendía hacia afuera desde la parte superior de la cueva.
Los trabajadores fabricaban carbón debajo de la chimenea. El humo era drenado al exterior y el carbón producido se enviaba a los hornos para fabricar ladrillos. El calor residual se empleaba para calentar la tierra congelada que había junto al río y poder tener barro. La idea era simplemente brillante.
‘¿Se les ocurrió a ellos mismos?’
Vanus se sorprendió. Aunque fue educado en una academia militar, nunca había realizado trabajos de bajo nivel. Pero aquí, solo podía estar a merced de los demás. Básicamente, necesitaba hacer lo que otras personas le pidieran y ayudar a otros como si fuera un ayudante. Sin embargo, aunque era torpe, no creó muchos problemas a los demás. Había estado ocupado durante todo el día.
El grupo de personas trabajó en equipo para amontonar diez columnas de ladrillos dentro de la cueva. Las colocaron sobre rejillas de hierro con ruedas y luego lo enviaron a otra cueva adyacente, a lo largo de un camino liso, pavimentado con ladrillos.
Encender el carbón al fuego. Sellar la entrada del horno. Solo entonces Vanus se dio cuenta de que no solo estaba sudando, sino que también estaba cubierto de barro, haciendo que todo su cuerpo tuviera el mismo color que el carbón.
Cachorrito lo miró por un momento, luego se rio y le dio unas palmaditas en el hombro.
“Es normal terminar así la primera vez. Ve a bañarte más tarde.”
“Un baño… ¿Dónde?
“Aquí hay un pequeño baño público. Normalmente somos demasiado vagos para ir al puesto de avanzada que está a un kilómetro de distancia, así que lo instalamos aquí. Pero hay que recoger la leña uno mismo. Todo el carbón se usa para hacer ladrillos y no podemos usarlo.”
Al escuchar que había agua caliente, Vanus suspiró aliviado. Con este maldito tiempo, el río estaba a punto de congelarse, ¡así que tomar una ducha fría sería como una tortura!
* * *
Tarde en la noche.
Después de ducharse, Vanus se vistió con ropa de piel y se sentó en el cobertizo en el que trabajaban con el brasero encendido. El capataz Cachorrito se acercó y le entregó una caja de madera. Tenía la misma forma que el molde de ladrillos, pero no estaba llena de barro. Dentro, había un trozo de patatas shofar asadas y un trozo de cecina del largo del dedo medio, y el grosor de un pulgar. Estaba caliente.
“Hay agua caliente en la estufa. Si la necesitas, ve a buscarla tú mismo.” – dijo Cachorrito con una sonrisa, sentándose a su lado. – “¿Cómo se siente el primer día de trabajo? ¿Te estás acostumbrando?”
Vanus sonrió irónicamente. ¿Cómo se atrevería a quejarse? Trabajando aquí, al menos tenía fuego, y después de que se sellase la cueva, no se estaba tan ocupado. Estaba mucho más cómodo que sus subordinados que cavaban trincheras en el norte.
“Sí, más o menos… ¿Cuánto tiempo llevas viviendo aquí?”
“Ha pasado más de un mes. ¿Qué pasa?” – respondió Cachorrito.
“Pareces estar muy familiarizado con este lugar, así que pensé que habías estado aquí durante mucho tiempo.”
“No es que estemos familiarizados con este lugar, pero es como un hogar para aquellos de nosotros que estamos aquí.”
“¿Hogar?”
“Sí, casi morimos en la prisión de los depredadores. Fue el sabio y poderoso Administrador quien nos salvó de su campamento… No teníamos adónde ir después de ser liberados, así que simplemente nos quedamos aquí.”
De hecho, en comparación con los rescatados cuyas casas habían sido destruidas, todavía tenía un lugar adonde ir. Era de la Calle Bett, donde todavía estaban sus familiares, y podía llegar fácilmente caminando cuatro o cinco kilómetros al sur del Parque de Humedales. Pero, ¿cómo podría ser su hogar más cómodo que este lugar?
No solo poseía una casa cálida, sino que también había leña para calentarse, tres comidas al día y le daban dinero para sus gastos… Para ser honesto, antes de venir aquí nunca había escuchado que existiera algo llamado cena en este mundo. En la Calle Bett no existía nada parecido y hasta las lámparas de aceite escaseaban.
Tan pronto como oscureciera, solo el castillo de la vieja sanguijuela seguiría iluminado; todos se acostarían temprano para descansar. A lo sumo, algunas personas preparaban una olla de pasta de trigo verde por la noche, la secaban hasta convertirla en tortas y luego la guardaban como alimento seco para el día siguiente.
Después de que el Administrador expulsara a la familia de la vieja sanguijuela, Cachorrito se tomó un permiso y regresó para echar un vistazo a su antigua casa. Pero después de quedarse dos días, volvió corriendo aquí. Desde entonces, no solo no tenía intención de regresar, sino que incluso quería traer a su familia. La vida aquí era nada menos que el paraíso.
Cachorrito habló durante mucho tiempo hasta que tuvo la boca seca, luego se dio cuenta de que solo él había estado hablando todo el tiempo, así que miró a Vanus con curiosidad.
“Hablando de eso, ¿qué hay de ti? ¿También fuiste rescatado por el Administrador?”
“Mm…”
Considerando la reputación de la Legión en el exterior, Vanus no se atrevió a decir que era uno de sus miembros, por lo que asintió vagamente.
Los ojos de Cachorrito se iluminaron, sin dudarlo en absoluto. Luego continuó hablándole de lo buena que era la vida aquí. Bajo el gobierno del Administrador, no solo eran alimentados y vestidos, sino que también podían estar lejos del acoso de depredadores y mutantes. Al escuchar las palabras del capataz, Vanus se quedó en silencio, aparentemente pensando en algo.
La gente aquí también parecía vivir bajo un orden. Sin embargo, era completamente diferente al sistema que utilizaba la Legión para gobernar su territorio. No tenía ninguna duda de que el orden de la Legión era supremo.
Solo los fuertes podían hablar de civilización, y solo los poderosos podían vivir en este mundo bárbaro que se adhería a la ley de la jungla; mientras que los débiles nacían esclavos, y los genes y personalidades inferiores no eran dignos de vivir en este mundo.
Como miembro de ese poderoso grupo, con ciclonita fluyendo por sus venas, merecía tener los bienes materiales más lujosos, ya fuera una mansión, oro, buen vino o mujeres hermosas… Pero Vanus tuvo que admitir en su corazón que tal vez para estas personas débiles e inferiores con líneas de sangre impuras y genes contaminados, la vida aquí era de hecho un poco más cómoda.
El orden les dio la mayor tolerancia, permitiéndoles disfrutar mientras construían. ¿Dejar que los fabricantes de ladrillos comieran carne? Eso era simplemente una locura.
* * *
Alrededor de las diez de la noche.
Llegaron noticias de la Ciudad de la Longevidad de que un grupo de refugiados había llegado desde el norte. La mayoría eran ancianos, débiles, mujeres y niños. Había alrededor de un centenar y, al igual que Wu Hacha de Hierro, todos eran nómadas que vagaban por el norte, pero su número era obviamente mucho mayor.
Después de escuchar la noticia, Chu Guang inmediatamente lanzó una misión y reunió a dos conductores que sabían conducir camiones y más de 30 jugadores que todavía estaban en línea para ir a la Ciudad de la Longevidad para brindar apoyo. Debido a que las recompensas que dio el Administrador eran elevadas, muchos jugadores que acababan de regresar de la ciudad lo siguieron con entusiasmo sin siquiera quitarse el equipo.
Al pasar por la puerta norte del Parque de Humedales, Chu Guang recordó de repente que parecía haber dejado a un comandante de brigada de la Legión en la fábrica de ladrillos, por lo que se detuvo para echar un vistazo. Cuando llegó al horno de ladrillos, todos estaban dormidos excepto Cachorrito, que estaba a cargo de la guardia nocturna, y otro trabajador vigilando el horno. Desde la choza, le llegaba el sonido de los ronquidos.
“¿Cómo le fue a la persona que os entregué hoy? ¿Era vago? ¿Desobediente?” – preguntó Chu Guang, tras acercarse a Cachorrito.
Al escuchar al Administrador preguntar por el extranjero, Cachorrito no lo pensó demasiado.
“¿Te refieres al de ayer? Es bastante trabajador, pero un poco torpe. No parece muy inteligente.” – respondió con respeto.
Parecía que ese hombre comprendía bastante bien su situación. Sabiendo cuando ceder y cuando no. No era de extrañar que pudiera ser comandante de brigada. Para Chu Guang, el hecho de que Vanus fuera tan obediente le ahorraba muchos problemas.
“Mm, entiendo.”
Después de enterarse de la situación aquí, Chu Guang se dio la vuelta y se dirigió a la puerta norte del Parque de Humedales para encontrarse con los jugadores que lo esperaban allí. Dos camionetas transportarían a más de 30 personas. Mientras Chu Guang y su grupo estaban en camino, había un desastre afuera de la puerta norte de la Ciudad de la Longevidad.
Cientos de refugiados se reunieron alrededor de la puerta, sin atreverse a acercarse, pero sin intención de retirarse. Estaban negociando con el viejo Luka que estaba en la puerta. Detrás, estaban los guardias liderados por Llave Inglesa. Los quince guardias habían sido divididos en dos grupos, con un grupo colocado junto a la puerta y el otro sobre la muralla. Todos agarraban sus armas con firmeza, en alerta máxima.
De pie junto a Llave Inglesa, el joven guardia no se atrevió a relajar su vigilancia ni por un momento, mirando fijamente al grupo de refugiados que tenía delante. Incluso controlaba cuidadosamente el aliento blanco que exhalaba.
“Lo sabía… un humo tan grande definitivamente atraerá a la gente mala.”
“¿Cómo se atreve esa gente a acercarse? ¿No tienen miedo de que seamos depredadores?” – susurró otro guardia que estaba a su lado.
“Je, je… ¿crees que son buenas personas? Míralos, ¡obviamente, todos tienen escopetas a la espalda! Apuesto a qué si no fuera por las quince armas en nuestras manos y el muro alto que construimos… ¡Tendríamos que librar una dura batalla hoy!” – añadió el joven.
Los demás miembros de los guardias a su lado expresaron su acuerdo, sin dudar en absoluto de esa frase. Ni siquiera tuvieron el más mínimo desacuerdo. En el páramo, la bondad era más rara que el oro. La gente ni siquiera confiaría en sus vecinos, ¡y mucho menos en estos refugiados sin hogar!
Cuando se encontraban con una fuerza más poderosa que ellos, cada uno se convertía en una ovejita mansa que sabía cantar y bailar. Cuando se encontraban con supervivientes más débiles… No sería sorprendente que todos se quitasen sus pieles de oveja y se convirtieran en lobos hambrientos. ¡Casos similares no eran nada nuevo en el páramo!
“Afuera el viento es tan fuerte que nuestros niños y mujeres embarazadas están a punto de morir congelados… Por favor, tengan piedad, déjenos descansar aquí un rato. Nos iremos en cuanto pase la tormenta de nieve.”
De pie frente al grupo de refugiados había un hombre corpulento con un rifle de cañón de hierro colgando a la espalda y un revólver en su cintura, no lejos de su mano derecha. El viejo Luka también notó que las esquinas de la ropa del hombre tenían sangre seca, pero no estaba seguro si era de una bestia o de un humano.
A juzgar por el respeto y el asombro en los ojos de las personas que lo rodeaban cuando miraban su espalda, este hombre probablemente era su patriarca o líder, y su prestigio no era bajo. Poder viajar largas distancias en el páramo con tanta gente era imposible para un líder incompetente.
“No puedo tomar decisiones sobre este asunto, tengo que esperar a que venga mi maestro.”
Aunque era como una rama muerta frente a este hombre poderoso, no había ningún rastro de cobardía en el rostro del viejo Luka. Su maestro era un hombre tan poderoso que incluso podía derrotar al Clan Mano Sangrienta y ganarse el respeto de la Compañía de la Costa Este. Y unos pocos refugiados no eran suficientes para asustarlo.
El hombre lo miró fijamente antes de continuar.
“¿Dónde está? ¿Puedo hablar con él?”
“Está de camino hacia aquí. Llegará pronto.” – El viejo Luka levantó levemente la barbilla, lo miró a los ojos y continuó con un tono firme y tranquilo. – “Por cierto, ¿no deberías darnos tu nombre primero? Además, ¿quién eres tú? ¿Quiénes son las personas detrás de ti? ¿De dónde eres y adónde planeas ir?”
El hombre miró al anciano en silencio sin responder. Después de mucho tiempo, miró a los guardias detrás de él y en la muralla, como juzgando si sería sencillo tratar con estas personas. El viejo Luka frunció el ceño.
“Parece que no tienes la sinceridad de decirnos la verdad, así que no tenemos nada de qué hablar.”
“Lo siento, no quise ocultar nada.” – Al ver que el viejo Luka parecía querer irse, el hombre habló rápidamente. – “Mi nombre es Li y la mayoría de nosotros somos del interior de la Provincia del Valle del Río.”
“¿Qué quieres decir con mayoría?”
El hombre llamado Li asintió antes de continuar.
“No somos del mismo asentamiento de supervivientes. Al menos la mitad de la gente aquí se unió a nosotros a mitad de camino.”
“No tiene sentido. Si realmente es como dices, y perteneces a un asentamiento de supervivientes, entonces… ¿por qué te fuiste de allí de repente? Y por qué te fuiste durante el invierno.”
“¡Por la maldita guerra! No queremos, ¡pero no tenemos otra opción!” – dijo enojado el hombre llamado Li. – “Deberías haber escuchado que la Legión ha estado librando una guerra en el norte. Ha pasado casi un año. La repentina llegada del invierno probablemente les impidió continuar la guerra, por lo que mucha gente huyó al sur.”
Luka frunció el ceño.
“¿Te encontraste con la Legión?”
“No. Siendo precisos nos encontramos con los soldados derrotados de la Legión. Esas personas no son diferentes a los depredadores. ¡Roban todo lo que ven! Son unos bastardos. Hasta se puede intentar negociar con los depredadores, ¡pero ellos son simplemente un grupo de escoria! ¡Bestias! ¡Bastardos!” – añadió Li, enojado.
Ese hombre corpulento soltó casi todas las malas palabras que se le pasaron por la mente y detalló las atrocidades que habían cometido en las regiones norte y central. Sin embargo, el viejo Luka no se centró en esos detalles.
‘Por lo que dice esta persona, parece que… ¿La Legión perdió?’
O al menos estaba a punto de perder. Después de todo, si se tratase de un saqueo organizado, no sería un grupo de soldados a la fuga. Había una mirada de sorpresa en los ojos de Luka.
El Administrador parecía haber dicho antes que, dado que la fuerza expedicionaria de la Legión en el norte podía enviar una brigada completa de 2.000 personas para interceptar al colonizador de la Compañía, eso significaba que o iban a ganar la guerra, o era casi imposible que continuaran peleando, por lo que querían saquear el Colonizador antes de retirarse.
Si estas personas decían la verdad, entonces el Administrador podría haber acertado…
La sorpresa en los ojos del viejo Luka se convirtió gradualmente en admiración. Pero el hombre llamado Li todavía le estaba contando los desafortunados que eran, tratando de persuadir al anciano frente a él para que los dejase entrar.
En ese momento, el sonido de los motores llegó repentinamente desde la distancia. Hubo una conmoción entre los refugiados que rodearon la entrada, todos tenían expresiones de pánico en sus rostros. Li también retrocedió medio paso, alerta y puso su mano derecha sobre la pistola que tenía en la cintura.
Llave Inglesa fijó sus ojos en él, su pulgar había liberado el seguro del Árbitro y todos los guardias a su lado levantaron ligeramente sus armas. Al ver que la atmósfera empeoraba, el viejo Luka levantó la mano rápidamente para indicarles a todos que se calmasen, a pesar de la alegría en sus ojos.
“¡No seas impulsivo! ¡Es el Administrador!”
“¿El Administrador?”
Li Weiwei estaba aturdido.
En ese momento, los dos faros delanteros del camión se encendieron de repente. Li miró en dirección a la luz y entrecerró los ojos inconscientemente. Vio una figura majestuosa situada junto al camión con las luces encendidas. Ese hombre debería ser el Administrador del que estaban hablando. O para decirlo de otra manera, era el gobernante de este sitio.
Llevaba un exoesqueleto, pero lo que hacía que la gente no pudiera ignorarlo, no eran el rifle que llevaba a la espalda o el martillo de guerra. Eran los guerreros que había detrás de ese hombre, mirándolo ferozmente y con rifles en las manos. Frente a la luz deslumbrante, Li sintió un escalofrío en el corazón.
“Bajad las armas y aceptad nuestro acuerdo…”
En ese momento, una voz majestuosa atravesó la nieve y llegó desde lejos.
“O… ¡Volved al lugar del que venís!”