sábado, 5 de diciembre de 2015

Volumen 6 - Capítulo 7

Volumen 6 Capítulo 7
Lazos del pasado
Traducido por DaniR
Corregido y editado por AM y DaniR



El Rey Zet, tercero en la dinastía Belsos La Deus, ha desaparecido de todos los libros del Continente de Versalles. Pero de repente, por un golpe de suerte, unos miembros de las Alas Carmesí encontraron una breve referencia suya en una biblioteca privada.
“Mirad. Puede que haya algún secreto asociado con él.”
“Quizás. Busquemos un poco más.”
Desde ese momento, los miembros del gremio comenzaron a investigarlo.  Preguntaron sobre su historia a los PNJs, buscando cualquier mención sobre su reinado o la época en que había vivido. A pesar de no tener grandes expectativas, todo apuntaba a que podían descubrir una misión de nivel alto.
Durante su búsqueda, uno de los miembros del gremio llegó al lejano reino de Mersel, donde consiguió una audiencia con el Conde Kresse, una persona intrigante, mezquina y muy inteligente, el cual le encomendó una misión:
“El Rey de la dinastía Belsos tenía muchos tesoros. Y el más valioso de todos ellos era la Flauta Negra, creada a partir de un cuerno. Si la encuentras y me la traes, te recompensaré generosamente. Pero es imprescindible que sólo personas de absoluta confianza conozcan este acuerdo.”
¡Ding!
Nueva misión: [La sombra del Rey regresado].
El gran Rey, cuyo gobierno abarcó una vez basto reino, se encuentra en estos momentos reposando en una total oscuridad. Hubo un tiempo en que su poder fue absoluto, por tanto su tumba estará repleta de oro, plata y de objetos mágicos de gran rareza. Hasta ahora no ha habido nadie lo suficientemente valiente, ¿quién se atreverá a entrar en la tumba?
Si eres capaz de encontrar la Flauta Negra y llevársela al Conde Kresse, él te entregará una generosa recompensa.
Dificultad: A
Recompensa:
Los tesoros de la tumba del Rey.
Restricciones:
No se puede usar magia dentro de las ruinas.


Habitualmente, los jugadores conseguían las misiones encontrando algo inusual durante sus cacerías o hablando con ciertos PNJs. Muchas de ellas eran para encontrar ciertos ingredientes, proteger algo o limpiar una zona infestada de monstruos. Sin embargo, gracias a una extensa investigación, el gremio Alas Carmesí había conseguido encontrar una misión con dificultad de rango ‘A’.
“¡Sí! ¡Son las ruinas de la Tumba Real!”
Habían encontrado la ubicación de las ruinas, incluso un mapa de su interior. El gremio estaba celebrando su triunfo, sin olvidarse de guardar cuidadosamente su secreto.
“¿Qué nos importa ahora si el gremio Hermes tiene a Bard Ray? ¡Si completamos esta misión, seremos capaces de ponerlo todo patas arriba! – Teros, el líder del gremio de las Alas Carmesí, estaba dando un discurso para todos los miembros del gremio.
Desde el inicio del juego, los gremios fueron apareciendo por todas partes, como champiñones después de la lluvia. Pero en estos momentos la situación se había estabilizado y la competición principal se centraba en una docena de ellos: los gremios más grandes y más poderosos.
Pronto, la situación iba a cambiar. Los gremios se estaban haciendo lo suficientemente grandes como para reclamar el control de reinos enteros, lo que significaba que los tiempos de relativa tranquilidad iban a llegar a su fin. Por eso era importante conseguir tanto poder como fuera posible antes de que comenzaran los nuevos enfrentamientos. El poder se basaba en los objetos raros, niveles altos y aliados influyentes; todo esto era proporcionado por misiones difíciles.
El gremio de las Alas Carmesí había llamado sólo a jugadores con nivel elevado: doscientos que tenían personajes con niveles cercanos al 330, junto con cincuenta jugadores contratados de nivel superior a 350 pertenecientes a los Jugadores Oscuros. El resultado era una potente escuadra de doscientas cincuenta personas. Si llegaran a fallar, las Alas Carmesí perderían un sesenta por ciento de su poder durante cuatro días completos en el tiempo de Royal Road. En ese caso, otros gremios podrían aprovecharse de su debilidad para apoderarse de sus castillos.
Ese era el motivo por el que las Alas Carmesí habían tomado todas las medidas posibles para que la noticia no se filtrase. Habían contratado a personas ajenas al gremio, pero ninguna de ellas sabía a dónde se dirigía ni, lo más importante, cuándo iba a ocurrir.
En el día señalado, se reunieron en las ruinas abandonadas, ocultas en la zona central del continente de Versalles.
“Debemos desenterrar la entrada a las ruinas. Como todos sabéis, esto es una misión con dificultad de rango ‘A’. Sed cuidadosos y no dejéis que os maten, cada muerte supondrá una gran pérdida para nuestro gremio. Gale, te paso la palabra.”
“Sí, gran maestre.”
“Tú liderarás el equipo de búsqueda.”
“¡Sí! Déjalo en mis manos.”
Gale estaba muy orgulloso de ser el elegido para la importante tarea de exploración. El equipo de búsqueda estaba compuesto por unas pocas docenas de ladrones, cuya tarea era detectar trampas y monstruos a lo largo del camino que recorrerían las fuerzas principales, encabezadas personalmente por el líder del gremio.
Empezaron a explorar lentamente la zona. Paso a paso, los jugadores iban peinando cada parte de las ruinas. Los ladrones iban delante, seguidos por los guerreros, con los sacerdotes en la última línea. A pesar que estos últimos no podrían lanzar hechizos debido a las restricciones de la misión, siempre podían echar una mano en una situación crítica o arrastrar a los compañeros heridos fuera del peligro.
“¡Tened cuidado!”
“¡No paséis nada por alto!”
Las ruinas estaban habitadas por peligrosos monstruos con garras afiladas y estaban repletas de numerosas trampas escondidas de forma ingeniosa. Estas trampas estaban colocadas a pocos metros la una de la otra y se interconectaban de tal manera que, incluso un jugador de nivel 300, moriría instantes después de activar aunque sólo fuera una de ellas. Si se llegaran a instalar ese tipo de trampas en mazmorras normales, muy pocos jugadores estarían dispuestos a entrar en ellas. Además, los monstruos de las ruinas tenían un nivel muy alto y no era fácil acabar con ellos.
Una parte importante de los Jugadores Oscuros que habían sido contratados, había perdido la vida por ir en primera línea explorando el camino debido a las trampas. Por el momento, el gremio sólo había perdido a treinta personas.
“¡No podemos renunciar ahora! No hemos tenido grandes pérdidas pero, si nos retiramos ahora, todo lo que hemos hecho se perderá y la muerte de nuestros compañeros será en vano.” – Teros continuaba alentando al resto de los jugadores y continuaba avanzando de manera constante en las ruinas a pesar de las pérdidas sufridas.
Algunos de los Jugadores Oscuros querían irse de este lugar, pero se veían obligados por el contrato que habían firmado. Además, se les había prometido un extra en caso de fallecimiento.
Cuando los jugadores llegaron a la parte más profunda de las ruinas, no pudieron contener su sorpresa. La entrada a la Tumba Real estaba bloqueada por algo aparentemente reciente, con un encantamiento nada disimulado en una de las puertas que tenían grabadas la imagen de un escorpión rojo, junto con algunas inscripciones en una lengua completamente desconocida para ellos.
Delante de las puertas, había un pequeño altar de piedra.
“¿Alguien puede leer la inscripción de las puertas?”
Para responder a la pregunta de Teros, los magos y los sacerdotes se acercaron a la puerta. Uno de los más veteranos conocía varios idiomas antiguos, incluso símbolos sagrados. Pero los dibujos de la puerta no pertenecían a nada que él conociera.
Afortunadamente, uno de los mejores magos de las Alas Carmesí, Shavron, reconoció los signos.
“Esto son las letras Varon.”
“¿Son muy diferentes de otros lenguajes mágicos?”
“Proceden del alfabeto rúnico. Es algo que usan los chamanes en lugar de los magos. Veamos. Para conseguir cierta calidad de encriptado, los caracteres han sido un poco deformados. Lo aprendí sólo por si acaso, aunque nunca creí que llegara a ser útil.”
“Vamos, léelo.”
Shavron empezó a interpretar con mucho cuidado los símbolos de la puerta.
“La entrada a la Tumba Real se abrirá sólo para aquel que muestre el debido respeto. Durante toda su vida, el amado Rey veneró a los escorpiones, así que sólo el que traiga siete estatuillas con forma de escorpión será capaz de abrir las puertas y entrar en la Tumba.”
El altar que estaba delante de la tumba tenía siete pequeños pedestales con siete gemas rojas.
“¿Estatuillas?” – todos los miembros de la expedición estaban confusos.
Como todos los demás, Teros estuvo confundido por un momento, pero se recuperó rápidamente y envió un mensaje a todos los miembros del gremio. Esto significaba que el mensaje no era sólo para los participantes de la misión, sino para todos los pertenecientes al gremio, por lo que se extendió por todos los reinos de todos los continentes.
“Un escultor. ¡Encontrad a un escultor que sea capaz de tallar estatuillas con forma de escorpión!”


* * *


En una mañana cálida y soleada un grupo de jugadores abandonó Serabourg por las puertas del este.
“¡Guau! ¡Genial!”
“Mirad, cuentan con Pluto, incluso con Haisyns…”
“¡Bien! Deberíamos partir hacia las Llanuras de la Desesperación ahora mismo.”
Los jugadores que cazaban en los alrededores de Serabourg no podían reprimir su entusiasmo. Participar en una aventura tan peligrosa era, en estos momentos, el límite de su imaginación.
“¡Estoy celoso! ¿Cuándo podremos participar en un viaje como ese?”
“De momento no podemos. Vamos, tenemos que hacer muchas cacerías si queremos aumentar nuestros niveles y ser capaces de unirnos a ellos. Sólo aceptan jugadores con nivel 250.”
“¿En serio? Quizás haya un montón de gente así en los reinos centrales, pero aquí suponen como mucho uno de cada mil.”
“De eso se trata, son la verdadera élite.”
El grupo que había causado tal excitación, partió por el camino. Marchaban orgullosos, haciendo ligeros gestos con la cabeza a los jugadores que se cruzaban, los cuales los miraban con admiración y reverencia.
El grupo llegó sin retrasos a la frontera este del reino y su líder dio la orden de detenerse.
“Ya se ha hecho en la ciudad, pero es necesario que reviséis todas vuestras armas y equipo.”
Siguiendo sus propias órdenes, Oberon se sentó en el suelo y comenzó a revisar su equipo.
Por lo general, la posición de líder de un grupo era ocupada por un guerrero que tuviera un alto [Liderazgo]. Cuando se luchaba bajo el mando de un usuario, todo el mundo recibía un poco más de experiencia y tenía un ligero aumento en sus estadísticas.
Como la cacería en las Llanuras de la Desesperación iba a ser muy difícil, habían seleccionado al guerrero más renombrado y con mayor experiencia para liderarlos a todos, Oberon.
“Todo correcto.”
“He terminado mis preparativos.”
Tras esperar el informe de todos los miembros de su grupo, Oberon asintió con la cabeza y ordenó ponerse de nuevo en movimiento.
A lo largo de la frontera este del Reino de Rosenheim, se había construido un alto muro para bloquear la entrada de los monstruos que moraban en el otro lado. Para llegar a las Llanuras de la Desesperación había que subir por unas escaleras hasta la parte superior del muro y descender cuidadosamente por una escalera oculta que había por el otro lado.
“¡Guau! Pensar que existe un lugar como éste…”
“Sí, es un paisaje espectacular.”
Los jugadores que se habían unido a la expedición, estaban extasiados. Sin embargo, Pluto, Oberon y Haisyns apenas mostraron una sonrisa.
“Continúa. Espera sólo un poco más y verás algo aún más impresionante.”
Estos tres eran los más experimentados del grupo, ya que habían hecho este recorrido otras cinco veces y ya sabían lo que les esperaba más adelante.
El grupo descendió de la muralla y, nada más alejarse un poco, fueron atacados por una manada de lobos. Se trataba de lobos desalmados con nivel ligeramente inferior a 200. Unos cien de ellos se acercaban rápidamente a los jugadores.
Mirando con calma a los lobos, Oberon dio una serie de órdenes.
“¿Qué hacéis ahí quietos? ¡Esto es sólo el comienzo! Magos, ¡atacad!”
“¡[Bola de fuego]!”
“¡[Cuchillas de viento]!”
“¡[Bendición]!”
Unos treinta miembros del grupo comenzaron a lanzar hechizos de forma simultánea. Múltiples hechizos elementales se dirigieron a los lobos, quemándolos, cortándolos y haciendo explotar a muchos monstruos al mismo tiempo.
«¡Guaaaaaaaaah
El líder del grupo lanzo un poderoso grito desde lo más profundo de sus pulmones. Dicho grito era similar al  [Rugido del León], pero en vez de añadir [Espíritu de Lucha],  proporcionaba [Vitalidad] y [Resistencia] a los jugadores cercanos.
“¡Magos, apuntad a los flancos y a los enemigos lejanos! ¡Guerreros, atacad!”
Todos los guerreros, junto con los paladines, agarraron con fuerza sus espadas y mazas y se precipitaron a la lucha, con Oberon al frente.
“Son venenosos. Tened cuidado, ¡no dejéis que os muerdan! Cada uno debe estar atento de su [Salud] y su [Maná] y retroceder hacia los sacerdotes cuando sea necesario. Si alguien muere, ¡será culpa suya!” – Oberon continuaba dando órdenes.
La peligrosa batalla había comenzado. Los monstruos llegaban de todas partes. Los guerreros intentaban acabar con todos los que tenían cerca y eliminar a los que se acercaban a los magos, para que éstos no muriesen debido a un ataque repentino. Mazas y espadas se lanzaban contra los cuerpos de los lobos con fuerza letal, los sacerdotes gritaban oraciones de curación y los magos lanzaban sus hechizos sin parar. Todo el tiempo que duró la batalla, el grupo repelía un ataque tras otro.
Al final, cuando el número de lobos se redujo a más de la mitad, los monstruos, siguiendo un cierto desorden, se apresuraron en su retirada y desaparecieron tan repentinamente como habían aparecido.
“¡Hurra! ¡Victoria!” – animaron algunos de los novatos.
“¿Qué vendrá a partir de ahora si nada más entrar en las Llanuras de la Desesperación ya nos encontramos con estos monstruos? – preguntaron otros.
Sin embargo, no obtuvieron respuesta. Oberon los miró con calma medida y dijo:
“Gracias por un trabajo bien hecho. Haremos un breve descanso para que los magos restauren su maná.”
Tras una batalla tan intensa, el grupo se instaló para descansar en un lugar cercano al campo de batalla. Algunos jugadores fueron en busca del botín dejado tras la muerte de los lobos.
“¿Qué hacemos con su piel?”
“Sí, ¿y la carne, y sus dientes?”
Los jugadores que habían venido por primera vez observaban a los compañeros con más experiencia, que estaban tranquilamente sentados en el suelo.
“Si coges eso ahora, puede que luego te resulte una carga.” – dijo Pluto.
“Cierto. Las pieles, los dientes y todo lo demás no valen gran cosa. Puedes llevarte todo si quieres.” – confirmó Oberon.
Debido a esto, ya no había jugadores dispuestos a recoger el botín tras sus palabras, y los que lo habían hecho los tiraron  bajo las miradas aprobadoras de los jugadores más experimentados.
“Seguro que encontraremos algo valioso más tarde y esta basura no va a ocupar su lugar.”
Después de un breve descanso, el grupo recogió sus bártulos y se adentraron en las Llanuras de la Desesperación.
“Estad alerta. Es posible que no entendáis lo que nos espera. Cubríos el uno al otro y nadie morirá.”
El grupo sólo había avanzado unos cien metros desde el lugar de descanso cuando un punto negro apareció a lo lejos. ¡Crecía gradualmente y se acercaba al grupo a gran velocidad! Los primeros en verlo fueron los arqueros, que tenían una visión más aguda.
“¡Monstruos!”
“¡Tomad posiciones! ¡Se acercan monstruos!”
Como la última vez, los jugadores hicieron rápidamente una formación de batalla, escondiendo a los magos y los clérigos tras las espaldas de los guerreros. Los magos prepararon sus hechizos y los clérigos renovaron sus bendiciones, los ladrones desenvainaron sus dagas y se posicionaron en los flancos. Todos estaban listos para una emboscada.
Finalmente, el punto creciente se acercó lo suficiente para identificarlo.
“¿Cómo? … ¡Es un orco!”
“Un orco muy delgado…”
Un orco pequeño, todo huesos y piel, vestido únicamente con unos trapos rotos y polvorientos se acercaba rápidamente al grupo.
“¡Chwiiik!”
¡Tap! ¡Tap! ¡Tap!
“¡Chwiiik!”
Cada tres pasos que daba, hacía ruidos fuertes y repentinos, provocando un estruendo constante contra los arboles debido a la inmensa cantidad de peso que llevaba en su espalda.
“Antes no había orcos en esta zona…”
“Entonces, ¿de dónde viene éste?”
“¿Y qué está transportando?”
Parecía que este pequeño orco había decidido de forma repentina hacer un viaje o trasladar todas sus pertenencias a un nuevo lugar. Nadie del grupo había oído nunca algo así. Mientras estaban ahí quietos, intentando adivinar lo que sucedía, el orco llegó lo suficientemente cerca para poder ver su rostro.
Se le veía muy cansado pero, al mismo tiempo, con una mirada de extrema determinación.
“¡Chwiiik!”
Gritó otras dos veces, más fuerte aún que antes, para después pasar al grupo haciendo un amplio arco, sin frenar ni un segundo. Y, aunque nadie sabía por qué estaba haciendo esto, todos habían sentido empatía, viendo lo difícil que era dar cada paso, con una montaña encima de sus hombros.
Entonces, los ojos del orco se iluminaron de forma repentina y se lanzó al lugar donde el grupo había dejado tirado su botín hacía un tiempo. Corrió hacia allí y empezó a rebuscar a su alrededor.
“¿Qué está haciendo?”
“Ni idea. Es un bicho raro.”
“Parece que se ha vuelto loco.”
Los miembros del grupo seguían de pie, observando al extraño orco. Él seguía rebuscando por todo el campo de batalla y, por donde quiera que pasara, iba haciendo desaparecer todos los objetos. Con la mano derecha cogía los dientes y las pieles, y con la izquierda la carne de los lobos. De repente, sus ojos brillaron todavía más, como las de un chacal que encuentra comida por primera vez tras diez días. ¡Había encontrado tres monedas de plata!
“¡Chwi-i-i-ik!”
Tras recoger el inesperado dinero, el orco continuó corriendo hacia el Reino de Rosenheim, sonriendo satisfecho.


* * *


“Ya falta poco.” – Weed murmuraba en voz baja.
Por supuesto, él era ese orco. Tras convertirse en el pequeño Karichwi, había corrido a través de toda la Llanura de la Desesperación. Pero primero había visitado los pueblos de los exiliados más cercanos a las montañas. Con un poco de persuasión, todos ellos estuvieron de acuerdo en participar en la batalla contra las fuerzas de los no-muertos.
“No nos gustan los orcos pero, si los no-muertos ganan, nadie sobrevivirá. Nos uniremos a la batalla para defender nuestro nuevo hogar.” – dijo el herrero del primer pueblo antes de ir a reunir a la mayor cantidad posible de guerreros y partir hacia las Montañas Yuroki.
En el resto de aldeas ocurrió algo similar. En general, no le fue difícil convencerlos para luchar contra los no-muertos, pero su problema principal era el transporte. Las aldeas se esparcían por todas las Llanuras de la Desesperación y tuvo que ir visitándolas una por una.
‘Estoy tan cansado como un perro…’
Weed, que había estado corriendo por encima de su capacidad durante todo este tiempo, estaba bajo una gran presión. Incluso para un humano acostumbrado al pesado trabajo manual, éste iba ser un reto complicado;  y Weed se había transformado en un pequeño orco. Además, llevaba una carga muy pesada en su espalda, consistente en todos sus artículos personales junto con una pequeña pero pesada estatua de orco. Debido a todo eso, ya no sentía sus piernas.
Aun así, los primeros días habían sido relativamente buenos. Tenía sus habilidades a pleno rendimiento y correr era bastante entretenido. ¡Debía evitar los monstruos peligrosos a toda costa! Para Weed, esta carrera contra la muerte había resultado muy excitante.
Las Llanuras de la Desesperación estaban entre las diez regiones más peligrosas del juego, y por eso había muy poca información acerca de la zona. Nadie conocía los monstruos que la poblaban, cuántos de ellos había o dónde estaban sus guaridas.
Pero Weed tenía un mapa de esta tierra. El mapa señalaba con exactitud las aldeas y las zonas peligrosas que debían ser evitadas. Por otra parte, ¡daba información extra de cada uno de ellos!
Weed rodeaba las zonas peligrosas y continuaba su recorrido corriendo sin parar. Aunque su viaje duró mucho tiempo, era completamente seguro. Otros viajeros, los que carecían de tales conocimientos, antes o después llegaban a un lugar nada apropiado y morían en plena batalla. Esa era la razón por la se extendió el rumor de que este lugar era tan peligroso.
A pesar de todo, su tiempo estaba limitado. La batalla contra los no-muertos daría comienzo en veinte días; durante ese tiempo debía completar todos los preparativos y estar de vuelta. Cuando todavía conservaba todas sus fuerzas, corría a cuatro patas. El delgado orco Karichwi corría como el viento a través de las peligrosas Llanuras de la Desesperación.
Durante las veinticuatro horas del día, Weed se encontraba bajo una presión constante, ya que tenía que vigilar a los ocasionales monstruos errantes. Incluso comía mientras continuaba corriendo. Como resultado de todo esto, perdió todo su [Aguante] y terminó enfermo.
Estás completamente agotado.
Pierdes tus energías por no haber descansado durante un periodo de tiempo prolongado.
Disminuyen temporalmente los siguientes atributos: [Aguante], [Fuerza] y [Agilidad].
Lo más adecuado sería descansar. Si no lo haces, es posible perder la consciencia debido al agotamiento.


Desplomarte por el agotamiento y esperar la muerte por las garras de un monstruo. ¿Hay algo más ridículo? Seguramente sería el primer jugador en Royal Road en morir debido al agotamiento.
Tras leer esta ventana, Weed se pusó furioso.
‘Así que hasta ahora no he trabajado lo suficientemente duro…’
Durante todo este tiempo había pensado que operaba al límite de sus capacidades. ¡Y ahora recibía un mensaje de este tipo! Precisamente ahora se acordaba de todas sus aventuras en Royal Road y gritó pensando en todas las posibilidades que había dejado pasar.
“¡A-a-a-a-a-a-a-ahhhhhh!”
Entonces empezó a llover. Se trataba de una lluvia extremadamente fuerte, como si un dios hubiese hecho un agujero en el cielo y toda el agua del mundo fluyera por ahí. Llovía con fuerza a lo largo y ancho de todas las Llanuras de la Desesperación. El árido suelo absorbía el agua con avidez. La marchita hierba empezó a llenarse de vida.
Weed continuó corriendo.
Al principio no le dio ninguna importancia, todo lo contrario, ¡el agua fría servía para enfriar su cuerpo sobrecalentado! Pero, sin importar el tiempo que estuviera corriendo, la lluvia continuaba.
“¡A-a-ah! ¡A-a-a-ah! ¡A-a-a-a-ah!”
La lluvia continuó durante tres días y tres noches. El suelo se cubrió de charcos de barro y de corrientes de agua, que obstruían el camino como si fueran pequeños ríos. Ahí fue cuando tuvo su segundo ataque de nervios.
Weed tenía que hacer grandes esfuerzos para poder evitarlos. Por desgracia, estaba solo en este viaje, y no había nadie que pudiera ayudarle; para él cualquier error sería fatal.
Durante su viaje, se dirigió a un gran pantano cenagoso, por donde le sería muy difícil transitar debido a sus cortas piernas de orco. Algo igual de desagradable era que no podía pararse a descansar a causa de fuertes lluvias que caían constantemente.
Todo el mundo sabía que la climatología en Royal Road cambiaba drásticamente sin avisar. Había muchos foros de Royal Road que trataban de pronosticar el tiempo con resultados muy variados.
Pero Weed estaba atravesando una zona escasamente explorada. Por supuesto, el mapa le estaba siendo de gran ayuda.
‘Invierno… ¡Odio el invierno! ¡Chwiik! El verano también. ¡Odio el verano! Primavera y otoño, esas son las mejores estaciones.’ – murmuraba durante su viaje.
Weed ya había caído agotado muchas veces, pero cada vez se había vuelto a levantar para continuar con su camino.
La lluvia seguía cayendo, y poco a poco iba perdiendo su [Fuerza]. También tenía algo de fiebre.
‘Sólo es agotamiento. No pasa nada.’ – intentaba convencerse.
El día se acercaba y tenía que darse prisa. Pero ese desprecio tan importante de su cuerpo no pasó sin consecuencias. Su [Agilidad] se redujo todavía más y el peso de su carga parecía aumentar a cada paso. Bajo sus ojos aparecieron grandes ojeras y todo su rostro contrajo una sombra azul en vez del verde habitual.
Has llegado al máximo de tu agotamiento.
Has dejado de recuperar [Aguante].
Tu [Salud] se reduce gradualmente.


Weed no podía permitirse morir en medio de una inundación en las Llanuras de la Desesperación. Buscó entre sus pertenencias y comenzó a masticar una hierba curativa tras otra. Hacía todo lo posible por mantener en pie un cuerpo agotado de tanto trabajar.
De este modo, dándose ánimos a sí mismo, llegó al Reino de Rosenheim en seis días. Siendo más precisos, al séptimo día vio los muros de la Ciudadela de Serabourg.
“¡Cancelar [Transformación Escultural]!” – tras gritar esto, cayó de rodillas, ya en su cuerpo humano.
Se trataba de un milagro, había sido capaz de llegar a Serabourg sin morir por el camino. Cruzar las Llanuras de la Desesperación había sido la cosa más peligrosa que había hecho desde que empezara a jugar a Royal Road. Y no precisamente porque estuviera plagado de monstruos peligrosos, sino porque casi había muerto extenuado.
Tras regresar a su forma humana, Weed se sentó en el suelo un momento mirando al vacío. Su cuerpo, al fin, se había relajado y ahora no era capaz de ponerse en marcha de nuevo. Mientras tanto, otros jugadores pasaban a su lado en su salida o entrada de la ciudad. La mayoría de ellos, especialmente las chicas, ¡no le dejaban tranquilo!
“¡Ánimo!”
“¡Vamos, tío! ¡No pierdas la esperanza!”
“…”
A los pies de Weed, fueron cayendo pequeñas monedas, una tras otra. Debido a que estaba escuchando el dulce sonido del dinero, nunca habría admitido que no era un mendigo. Así que fue recogiendo todas haciendo un pequeño montón.
‘Tres monedas de plata y catorce de bronce.’
Había habido momentos, como cuando estaba en la escuela, que no había tenido nada que llevarse a la boca. Casi toda su asignación mensual, proporcionada por el gobierno, se iba en los gastos de su hermana pequeña. Así que muchas veces había tenido que rebuscar en la basura para encontrar alimentos caducados. Para una persona que ha experimentado ese tipo de situaciones, cada moneda supone una fortuna.
“Uh-oh…”
Al fin, Weed se obligó a levantarse. Su cuerpo aún estaba fatigado y le temblaban las piernas. Este era uno de los momentos en lo que notó lo demasiado bien que estaba programado Royal Road. Estaba cansado, no sólo físicamente, sino también mentalmente. Correr durante siete días seguidos no estaba al alcance de cualquiera. Además, si no hubiera utilizado la [Carrera Cuadrúpeda], habría necesitado más tiempo.
Weed sacudió la cabeza y se dirigió con lentitud a las murallas de la ciudad. Había acordado reunirse con Mapan en la fuente de la plaza central.
En los últimos tiempos, el Reino de Rosenheim tenía muchos más jugadores que antes. Su población no era mucho menor que la de los reinos centrales. Otros reinos fronterizos habían notado el crecimiento de población en Rosenheim. Por supuesto, la causa de esto era una estatua gigante en forma de esfinge. No sólo aportaba efectos beneficiosos, sino que aumentaba varios atributos. Gracias a ella, era mucho más fácil cazar los monstruos de la zona. Claro que la situación no se iba a mantener por mucho tiempo.
‘Cuando otros reinos consigan sus propios escultores, pintores y todo tipo de artistas, los jugadores volverán a dispersarse.’
Gracias a la escultura de la esfinge, muchos jugadores estaban escogiendo la profesión de escultor. Con el tiempo irían apareciendo más obras magníficas, incluso obras maestras, en otros reinos, y Rosenheim perdería su ventaja.
“¡Weed! Estoy aquí.”
Centrado en sus pensamientos, no se había dado cuenta que estaba en la plaza central, donde Mapan le esperaba. Estaba agitando su mano, tratando de llamar la atención de su amigo.
“¡Guau! Ha pasado mucho tiempo. Aquí tengo lo que me pediste.” – como lo haría un comerciante en la vida real, Mapan ya tenía todo listo. – “Dos millones de flechas de plata, y plata suficiente para darle un baño de plata a un total de sesenta mil lanzas.”
Había diez caravanas llenas con el material.
“He procurado conseguir el precio más barato posible. Al final todo ha costado 65.000 monedas de oro. Sé que nuestro trato estaba en 70.000, pero te lo dejo todo a su precio de mercado. ¿Te lo paso a tu inventario?” – terminó un cuidadoso Mapan.
Honestamente, Mapan le debía un par de favores a Weed. Le había presentado a Pale y a los geomchis, lo que le había ayudado a conseguir dinero extra. Además, este negocio había aumentado bastante sus habilidades. Por lo tanto, Mapan esperaba que le pidiera un descuento debido a una compra tan importante, cuando menos el pago a plazos.
Sin embargo, Weed hizo un gesto negativo con la cabeza.
“Setenta mil. Te pagaré en efectivo.”
“¡Woah! ¿En serio?”
Mapan sabía que Weed en realidad era una fuente de dinero pero, ¡nunca había esperado que fuera TAN rico! Le dio un golpe en el brazo y empezó a preocuparse. Se trataba de su viejo amigo Weed, el que nunca movía un dedo si no existía una buena razón.
Tal y como esperaba, Weed continuó hablando:
“Pero sólo cuando el pedido llegue a su destino. Te pagaré el total cuando entregues la mercancía.”
“…”
Mapan suspiró aliviado. Su suerte continuaba. Seguía siendo el único responsable de la mercancía, puesto que no había forma posible en que Weed transportara una caravana que llenaba diez carros.
“Entonces, ¿dónde debo hacer la entrega?”
“En las Llanuras de la Desesperación.”
“…”
“En las Montañas Yuroki, para ser exactos.”
“…”
“Y debe hacerse en diez días.”
“¡Maldita sea!”
¡Decir que Mapan estaba enfadado era poco! Estaba a punto de darle un sopapo en toda la cara a Weed cuando éste le pasó su carta de triunfo. ¡El mapa de las Llanuras de la Desesperación! Con esto, cualquiera podía evitar las zonas peligrosas y llegar a su destino siguiendo una ruta segura. Mapan no tenía más elección que aceptar. Además…
‘La aldea de los exiliados… Es mi oportunidad para aumentar mis habilidades de negociación.’
Si conseguía hacer una ruta de comercio con los asentamientos, que no habían sido visitados por otros mercaderes, Mapan recibiría gran cantidad de experiencia y podría amasar una fortuna. La fama y la riqueza lo dejaron extasiado.
“Perdóname entonces. Si es así, necesito darme mucha prisa.”
Tras despedirse sin más preámbulos de Weed, Mapan comprobó con rapidez los carromatos y partió inmediatamente camino a las Llanuras de la Desesperación. Weed decidió coger otro camino. Cuando viajaba a través del portal tenía ciertas restricciones relativas a la carga máxima que podía llevar, por lo que no se ajustaba a lo que ahora mismo necesitaba. Además, aún tenía pendiente visitar algunos asentamientos de exiliados.
Así que visitó fugazmente algunas tiendas y completó sus preparativos lo más rápido que pudo. Después se dirigió a los establos para comprar un caballo y, montado en él, puso rumbo a las puertas de la ciudad.


* * *


De repente, la plaza principal de Serabourg se iluminó con el destello de un brillante portal, a través del cual dos jugadores entraron en la ciudad. Una era una belleza vestida toda de rojo, el otro un monje calvo.
“¿Así que piensas que hay un escultor aquí?” – preguntó el monje a su compañera con voz tranquila.
“Sí. ¿No lees los foros? Ha habido gran revuelo por aquí debido a la construcción de una escultura…”
“¡Bah! Como si no tuviera nada mejor que hacer. ¡El hecho de tener que venir a este agujero infecto es suficiente! Si no fuera por esa maldita misión…”
“¡Ja ja! Cálmate. Cuando la completemos, conseguiremos todo lo que queramos.”
Psyche y Mako caminaban por la ciudad, hablando entre ellos. Psyche era una chica que llevaba un bonito vestido de terciopelo rojo y Mako era un monje, envuelto en ropas ceremoniales de un color amarillo brillante.
“Uhmmmm…. Estas personas…”
“Una maga y un monje.”
“¿Qué están haciendo en Rosenheim?”
Por todas partes, la gente hablaba de ellos sin esconderse. Estos dos jugadores eran muy conocidos en el juego debido al Salón de la Fama de Royal Road.
Psyche y Mako estaban acostumbrados a este tipo de comentarios y no prestaron ninguna atención. A pesar de que no estaban demostrando su poder, todos los jugadores que los miraban estaban de acuerdo en que ellos estaban a otro nivel.
“Psyche, ¿te acuerdas de ese juego al que jugábamos?”
“¿Ein?”
“Me pregunto lo que estará haciendo ese chico ahora mismo.”
“Mako, ¿otra vez estás hablando del tipo ese, Weed?
“Sí. Ese malnacido. Ha sido el único capaz de pasar por encima de mí y humillarme.”
Había muchos jugadores de Continent of Magic que jugaban a Royal Road en la actualidad. Y muchos de ellos buscaban a Weed. No hacía tanto tiempo que Weed había desvelado viejos y polvorientos secretos de Continent of Magic. Siempre cazaba solo en los lugares más peligrosos y su fama era absoluta.
Mako y Psyche, como muchos otros, habían seguido sus pasos celosamente. Muchas veces habían observado sus movimientos desde la distancia y habían visto que, aunque pareciera ridículo, su vida siempre estaba en juego.
Cuando entraba en una mazmorra, no paraba hasta eliminar a todos los monstruos. Sus acciones eran extremadamente violentas y eficaces cuando luchaba contra los monstruos más peligrosos del juego. Los jugadores que seguían atentamente sus movimientos, veían como cada golpe se llevaba una vida.
Por aquel entonces, Weed era considerado como el jugador más peligroso y de más éxito. El que nunca se daba por vencido, el que siempre sigue adelante, el que luchaba y ganaba. Gracias a eso se ganó el apodo de Caballero Oscuro.
Psyche y Mako habían llegado a las puertas occidentales.
“De acuerdo con nuestros informes, el escultor fue visto por aquí la última vez.”
“¡Es él!” – Psyche señaló a Weed, que iba montado en un caballo.
Tras pasar por tantas dificultades en los últimos siete días, Weed había decidido volver con el máximo de comodidad. En las Llanuras de la Desesperación había muchos caballos, pero sólo los jugadores con ciertas profesiones, como los caballeros o los mercenarios, podían domesticarlos. Incluso eran capaces de hacer que corrieran más rápido.
En cambio, los escultores no tienen ninguna habilidad relacionada con los caballos. Incluso los druidas podían usar el [Espíritu del lobo] y los bardos tenían sus canciones. Pero los escultores…
‘Mi profesión sólo mejora a través del trabajo más duro.’
Sólo tras atravesar las Llanuras de la Desesperación, Weed había empezado a entender las ventajas de la profesión de escultor.
“¡Hey! ¡Veamos lo rápido que eres capaz de correr!”
En el momento en que mandaba a su caballo a galopar, dos jugadores bloquearon el camino. Una mujer con un traje rojo y un monje calvo. Sin darle tiempo a mostrar su enfado, la mujer preguntó:
“¿Eres el escultor?”
“Sí… esa es mi profesión. ¿Qué quieres de mí? – pregunto Weed con cautela. Nunca le habían gustado las complicaciones innecesarias y tampoco tenía tiempo para ellas ahora mismo.
Psyche sonrió levemente y continuó hablando:
“Esto quiere decir que yo tenía razón. Eres tú, el constructor de la pirámide. Tío, ¿por casualidad podrías hacernos unas estatuillas en forma de escorpión?”
“Me temo que no. Parece que has comprado antes alguna de mis estatuillas pero, desafortunadamente, ya no fabrico más recuerdos.”
Weed no tenía tiempo suficiente para perderlo por un par de monedas de plata, así que había decidido mentir. Siempre aceptaba los beneficios adicionales, pero ahora tenía pendiente una misión muy importante de la que esperaba una gran recompensa.
“Pero esto es urgente. Necesitamos esas estatuillas ahora mismo. ¿No podrías ayudarnos?”
“Lo siento, pero eso es imposible. Hablad con otro escultor.” – Weed se negó bruscamente, dando a entender que no pensaba continuar con la conversación.
Pero Psyche, viendo que la conversación se desviaba por un camino equivocado, le entregó una pequeña gema.
“Ya hemos hablado con otros escultores. Pero todos dicen que necesitamos a un escultor con habilidad Intermedia. Sólo un escultor así podrá tallarnos las estatuillas que queremos.”
Desgraciadamente para Weed, la situación se estaba complicando y era obvio que no iban a desistir con facilidad.
“El nivel de mi habilidad no es tan grande, encima tengo prisa.”
“Sabemos que se trata una petición complicada. Por eso es que, si nos ayudas, obtendrás esta gema como recompensa.”
El rubí de un color rojo brillante atrajo completamente la atención de Weed. Él ya había experimentado anteriormente el tallado de gemas, y podía calcular su valor con facilidad.
‘Podría venderla por cuatrocientas monedas de oro. Incluso por quinientas si me esfuerzo.’
Recordar que acababa de gastar 70.000 monedas de oro sólo reforzaba su habitual codicia. Weed se bajó rápidamente del caballo y, sonriendo amistosamente, dijo:
“Dadme un momento y lo haré ahora mismo. ¡Podéis contar conmigo!”
Psyche y Mako se miraron confusos. ¡La actitud del escultor había cambiado por completo en el momento en que se había mencionado la entrega de la gema! ¡Sus rasgos eran los de alguien tan joven! Nunca antes habían visto un comportamiento así en el juego.
“Necesitamos siete estatuillas. ¿Puedes empezar ahora mismo?”
“Ummm… ¿Siete?”
“¿Te parecen muchas?” – Psyche lo miraba con algo de preocupación. Weed le respondió con una mirada lamentable.
“Como sabéis, soy un artista. Admiro el arte, por eso me he convertido en un escultor. Aunque se trate de hacer estatuillas iguales, debo hacer un gran esfuerzo para que sean originales. He de utilizar técnicas especiales para esto.”
Weed hablaba con una mirada sincera, como si fuera el hombre más honesto del mundo. Visto así, parecía un jugador con gran ética, alguien que había dedicado su vida al arte. Como Weed tenía mucha experiencia en este tipo de negocios, se había transformado en un actor increíble.
“¡Oh! No había pensado en eso. Si las cosas son así, en el caso que nos hagas las estatuillas, añadiremos otra gema a tu recompensa. ¿Puedes trabajar con este material?”
Psyche sacó siete piedras rojas. Mientras lo hacía, examinaba cuidadosamente los alrededores. El monje puso la mano en la empuñadura de su espada. Si veían algún movimiento sospechoso por parte del escultor, acabarían inmediatamente con su vida.
Pero Weed sólo miraba las piedras.
‘Es verdad que se necesita nivel Intermedio para tallar esto. Con el cuchillo de Zahab podría hacerlo con facilidad.’
“Seguro, puedo hacerlo. Espera un momento. Voy a tallarte los mejores escorpiones del mundo.”
Weed se relajó, aunque mantenía una apariencia de extrema dedicación, mientras empezaba el trabajo. Por lo general, muchos jugadores curiosos se reunían para verlo pero, esta vez, Psyche y Mako se encargaban de ahuyentar toda atención indeseada.
“Hey, Mako…”
“¿Qué pasa, Psyche?”
“¿Crees que también podría estar jugando en este juego? Weed, quiero decir.”
Las hábiles manos del escultor se congelaron por un momento, para continuar su trabajo un segundo después como si nada hubiera pasado. Que alguien estuviese hablando de él era algo muy poco probable en este mundo enorme. Ellos debían estar hablando de alguien con su mismo nombre.
“Uhmmm. Es lo más probable. He oído que vendió su cuenta en Continent of Magic y vino aquí. Existen algunos rumores que dicen que está jugando a este juego, pero que se ha convertido en un paladín de la orden de Freya. Está claro que una nunca pude confiar en los rumores, pero…”
“¡Qué! ¿Se ha dado cuenta de sus errores y ha decidido seguir el camino de la luz? ¿Se trata del Caballero Oscuro, el que destrozaba todo a su paso, como una máquina de matar?”
Las manos de Weed temblaron por un segundo. Lanzó una mirada fugaz a sus rostros.
“Me gustaría tanto conocerlo en persona…” – añadió Mako en voz baja.
“Lo sé, Mako. Cuando comenzaste a jugar a este juego, hace ya dos años, sólo lamentabas no haber matado a Weed en el Continet of Magic.”
“Sí… Yo quería ser reconocido como el jugador más fuerte.”
“Te entiendo. Todos los que consiguieron algo significativo en el Continent of Magic pasaron por esos sentimientos.”
“¡Cierto! Superar al que está en la cima. Quitarle su puesto y hacerle sufrir. Si él estuviera aquí ahora mismo le haría pagar por todo. Está claro, ¡es necesario coincidir con él! El continente es grande pero, sin duda, pero seguro que nuestros caminos se cruzan algún día.”
“¿Y qué harás cuando lo encuentres?”
“¡Oh, lo saludaré alegremente! Será un momento feliz. ¡Ja ja ja!” – Psyche mostraba una sonrisa irónica.
“Yo pienso hacer lo mismo. Cuando me encuentre con él, le daré una buena bienvenida.”
“Cierto. Deberíamos matarlo, como mínimo, unas mil veces.”
Las manos de Weed se movían tan rápido que apenas eran visibles. Sólo el cuchillo de Zahab parpadeaba de vez en cuando.
“Escultor, no hace falta que vayas tan rápido…”
“No…”
Weed acabó las estatuillas lo más rápido que pudo y se las mostró a Psyche.
“Has hecho un gran trabajo.”
Asintió satisfecha, le entregó la recompensa que había prometido y se giró hacia su compañero.
“Por fin podemos regresar.”
“Sí, démonos prisa.”
Mako y Psyche se despidieron del escultor, se dieron la vuelta y se alejaron. Cuando estuvieron suficientemente lejos, Weed suspiró aliviado.
‘¡Phew! Nadie debe saber que he jugado al Continent of Magic.’
El odio que sentían por él era tan grande como la fama que había conseguido. Había que tener en cuenta que había tratado sin misericordia a todo el mundo.
Había oído hablar de Psyche y Mako antes. Pero, gracias a la realidad virtual, era capaz de ver las caras de las personas que podían llegar a convertirse sus peores enemigos en el futuro.