1ª parte: Juego de Supervivencia
Capítulo 41
Enfrentamiento I
Traducido por Tars
Corregido por Lord
Editado por Tars
Corregido por Lord
Editado por Tars
Barrendero escuchó voces detrás de una puerta y se inclinó para escuchar.
“¿Qué pasó?”
“Hace unos días, algunas personas aterradoras en motocicletas… Entraron y… Comenzaron a matar… A los maestros y los soldados…”
“¿De repente? ¿Sin ningún propósito?”
“No lo sé. Ellos… cuando el capitán Dong les dijo que eran intrusos y los bloquearon sacaron cuchillos de repente y…”
La chica que estaba hablando se detuvo y comenzó a llorar. Sus sollozos eran contagiosos y poco después el resto de niños la acompañaban.
“La gente empezó a correr. Comenzaron a matar gente y a arrancar la ropa a las chicas…”
Los niños habían presenciado y experimentado cosas que no deberían pasar con su edad. Pero ahora vivían en un mundo cruel. Era desagradable.
“Sniff, cuando todas las personas en la carpa murieron, intentaron entrar en el aula, así que nos escondimos, pero… Estábamos tan asustados…”
Mientras los estudiantes continuaban hablando, Barrendero lentamente salió del aula y encendió un cigarrillo.
Hace solo unos meses, estos niños se dedicaban exclusivamente a hacer recuerdos. Sin embargo, ahora esos preciosos momentos fueron contaminados por este mundo feo y horrible. No podía imaginar las cosas que habían experimentado hasta este momento y lo que experimentarían en el futuro.
“Ah, qué manera de arruinar mi buen humor.”
Barrendero se apoyó en la pared y fumó cinco cigarrillos de forma consecutiva. Un zombi notó el humo y corrió hacia él. Barrendero apuñaló furiosamente la cabeza del zombi. Al final, presionó el botón de su radio para llamar a Yohan.
“Jefe, soy yo.”
Después de un momento de silencio, llegó una respuesta.
- Te escucho.
“¿Lo has comprobado?”
- Si. Esos bastardos también marcaron nuestro muro.
“Malditos bastardos. ¿Hay algún lugar que no hayan marcado?”
- ¿Cómo están las cosas por ahí?
“Es un refugio temporal que los soldados están vigilando.” – Barrendero hizo una pausa por un momento, ya que hubo algunos ruidos de estática. Era complicado explicarlo todo en detalle, por lo que solo compartió la información más importante. – “Los soldados protegen a los estudiantes. No son una amenaza.”
- Ya veo.
La respuesta de Yohan fue corta. Era incómodo tener una larga conversación por radio, pero parecía que ya lo había comprendido.
“Creo que fueron atacados. Esos bastardos también vinieron aquí.”
- “……”
“¿Qué debemos hacer?”
- ¿Qué sugieres?
“Bueno, por mí, haré lo que el jefe decida.”
- La persona que ha presenciado la escena debería tomar las decisiones.
Barrendero guardó silencio durante un largo momento, por lo que Yohan continuó hablando.
- Tú decides. Puedes volver solo, matarlos o traerlos.
“Entendido.”
Al final, Barrendero decidió vigilarlos un poco más y volvió a entrar.
De todos modos, ya era demasiado tarde como para hacer algo. Comió algunas de las raciones que trajo consigo y se dirigió al tejado. Quería estar atento para ver si los moteros todavía estaban cerca.
Mientras se ponía el sol, contempló el paisaje muerto de la ciudad. Después de terminar su cigarrillo, se dirigió hacia abajo para encontrar un lugar donde dormir por la noche. Había colillas de cigarrillos por toda la zona en la que había estaba sentado.
Se movió sigilosamente por la escuela y encontró un aula que no estaba demasiado lejos, ni demasiado cerca, de donde se encontraban los estudiantes y los soldados.
Barrendero se colocó dentro de un armario de acero que se utilizaba para almacenar productos de limpieza. Puso algunas sábanas adentro, para convertirla en una cama. Cuando andaba solo, solía hacer camas como esa. Con la puerta del armario cerrada, estaba completamente oscuro.
No sabía cuánto tiempo había pasado, pero fue despertado por la luz del sol que brillaba a través de los agujeros del armario. Parecía que era por la mañana.
Barrendero se frotó los ojos y, lentamente, abrió un poco la puerta del armario. Sin embargo, cuando se movió, hizo un sonido más fuerte de lo esperado. El ruido lo hizo estremecerse.
Justo entonces, escuchó algunos susurros cercanos y se giró para mirar de dónde provenía el sonido. Justo delante, había dos alumnas, mirándolo con los ojos muy abiertos. Estaban en medio de cambiarse de ropa y se encontraban medio desnudas. Barrendero parpadeó.
“Guau, esta es de verdad una buena vista.” – dijo sin darse cuenta. Había expresado sus pensamientos en voz alta.
Las estudiantes parecían que iban a gritar en cualquier momento y Barrendero les dio una sonrisa respetuosa e intentó pedirles un favor a las chicas.
“Lo siento señoritas. Me iré en silencio, así que si pudieran no…”
“¡Ahhhhh!”
Las estudiantes gritaron en voz alta.
“Maldición…”
Eran demasiado ruidosas.
De inmediato Barrendero se levantó y las chicas se cayeron al retroceder.
Las cosas se volvieron más caóticas cuando las mesas y las sillas cayeron, creando un barullo enorme. No mucho después, se pudo escuchar a la gente gritar fuera.
“¿Que está pasando?”
“¿Quién está ahí?”
“Mierda… Me disculpo, señoritas. No quiero hacerles daño.” – dijo Barrendero guiñándoles un ojo a las chicas. A continuación, abrió la puerta y salió corriendo.
La gente apuntó con sus dedos a Barrendero y lo persiguió.
Barrendero salió por la otra puerta y corrió por el pasillo lo más rápido que pudo. Los hombres que vestían uniformes militares le gritaron que se detuviera y se unieron a la persecución.
Era como una escena de una película de acción de tercera categoría. Un estudiante masculino intentó bloquear su camino. Tenía una cara joven que no coincidía con su alta estatura y abrió los brazos para tratar de agarrar a Barrendero.
“¡Uh!”
Barrendero se inclinó hacia atrás, como si estuviera jugando al limbo, y lo esquivó pasando bajo los brazos del chico. Él siguió corriendo.
‘Espera.’
De repente, un pensamiento lo golpeó. ¿Por qué estaba huyendo de nuevo? Pensando en ello, no había razón para echar a correr. Se habían visto antes e incluso habían conversado. Además, los soldados crearon este campamento para proteger a los estudiantes, por lo que no parecían malas personas.
Si fueran tan benevolentes como él, entonces debería ser fácil hablar las cosas.
Después de llegar a esta conclusión, Barrendero se dio la vuelta y levantó los brazos. Los hombres que lo perseguían se detuvieron frente a él.
“Hola hermano, puede parecer extraño, pero acabo de pasar la noche aquí. ¿Podríamos hablar?”
“Eres…”
“Teniente, esta no es la primera vez que nos vemos.” – dijo Barrendero con una brillante sonrisa.
Al reconocerlo, el teniente tenía una expresión complicada en su rostro.
“Cómo… ¿nos estabas siguiendo? ¿Cuál es tu plan? ¿Cooperaste para encontrar dónde está nuestro campamento...?”
“Eso es parcialmente correcto, pero también parcialmente incorrecto.” – respondió Barrendero incómodo. – “Los seguí hasta aquí, pero no quiero hacerles daño. Nunca tuve la intención de tomar el control de tu campamento. Solo tenía que verificar si erais una amenaza o si iban a vengarse de nosotros. ¿Podemos buscar un lugar cómodo para hablar? Agradecería un poco de té.”
El comentario de Barrendero se encontró con ceños fruncidos y confusión. No podían decir lo que estaba pensando. Sin embargo, mientras seguía sonriendo, los soldados terminaron por bajar sus armas.
“Por favor, entregue sus armas.” – dijo el teniente, con un tono agrio.
“No puedo hacer eso. De todos modos, me superan en número. Además, no se desarmaron en nuestro campamento.”
Hubo otro silencio incómodo mientras los soldados miraban a su teniente. Al final, el oficial asintió.
“Por favor, por aquí.”
Barrendero fue llevado a la zona de ciencias, el lugar donde se alojaban los supervivientes. Eran tres laboratorios con puertas de acero. Probablemente decidieron residir aquí porque eran las únicas habitaciones con esas medidas de seguridad.
‘Hay algunos elementos útiles.’ – pensó Barrendero mientras miraba los diversos equipamientos de ciencias.
“De todos modos, siento que seguirnos fue algo muy grosero. Sé que ustedes nos dieron suministros, pero…”
Barrendero juntó las manos para hacer un gesto de disculpa.
“Oh, lo siento por eso. Me disculpo. Originalmente iba a escuchar e irme, pero terminé quedándome dormido. No pensé que me atraparían.”
“……”
“Pero gracias a eso, vi algo… ¡Ah! De todos modos, ¿puedo hacerte algunas preguntas?”
“Responde a mis preguntas primero.”
“Podemos tomar turnos. Puedes empezar.”
“Hace unos días nos encontramos con algunos asaltantes en motocicletas. ¿Estás con ellos o sabes quiénes son?” – preguntó el teniente después de pensar por un momento.
“No y sí.”
“¿Perdón?”
“No estamos con ellos, pero sí sé de ellos. Probablemente son enemigos. Mi turno. Los tipos que atacaron aquí, ¿Cuántos eran?”
El teniente se volvió para mirar a los estudiantes. Uno de los estudiantes respondió vacilante.
“Había alrededor de cuarenta…” – respondió uno de los estudiantes con vacilación.
“Eso es mucho.”
“Mi turno. ¿Quiénes son todos ustedes?”
“Esa es una pregunta difícil. No ha pasado tanto tiempo desde que me uní a este campamento. En mi opinión… Es solo un campamento donde los supervivientes se han reunido. El líder es inteligente y experimentado. Ahora es mi turno de nuevo. ¿Qué armas tenían esos tipos?”
Una vez más, el teniente no respondió y se volvió hacia el estudiante.
‘’Incluso si es el teniente de una fuerza de reserva, sigue siendo un soldado. No puedo creer que no hayas recibido información sobre los números y las armas de los enemigos.”
“No estoy seguro.” – respondió un estudiante.
“¿Tenían armas?”
“No…”
“¿Arcos?”
“¡Un arco! ¡Había uno sosteniendo un arco!”
“¿Qué tipo de arco? ¿Del tipo que usa un arquero?”
“No, era una ballesta.”
‘Una ballesta. Ese grupo puede atacar a distancia.’
Tampoco se atrevió a descartar la idea de que tuvieran armas de fuego.
“Siguiente. ¿Alguna otra pregunta?” – preguntó Barrendero al teniente.
El oficial dudó, pero no se le ocurrió nada más.
“Cuando se te ocurra algo, pregunta. Mi turno. ¿Quieren unirse a nuestra organización?”
* * *
Era la segunda vez que Yohan distribuía armas a los supervivientes.
Le dio el M16 a los miembros del equipo de reconocimiento Ha Jin y Dong Seok. Las mujeres recibieron revólveres y los hombres las escopetas Maxus. Esto era diferente a la distribución anterior, donde los guardias tenían que intercambiarse el arma cada vez que cambiaban de turnos. De ahora en adelante, cada persona tenía un arma.
Al menos ese era el plan.
Aunque quería distribuir armas a todos, no había suficientes armas y municiones. Por ello, Yohan priorizó a los veteranos y luego a los hombres, tanto jóvenes como viejos. También dio prioridad al campamento del centro comercial. Cuando se quedó sin armas, repartió tirachinas a todos los demás y les enseñó cómo usarlas.
‘Debería pasar por una base militar pronto.’
Sin embargo, Yohan no podía abandonar el campamento con facilidad. Una vez que se hubiera hecho cargo de los moteros, planeaba visitar los lugares de almacenamiento de municiones que el teniente había marcado en el mapa.
“Yohan, ¿cuánto tiempo más tengo que aguantar esto? Me duele el brazo.” – se quejó Saeri.
A un lado del aparcamiento, los supervivientes estaban practicando con las armas que acaban de recibir. Estaban colocados en una fila y apuntando a los zombis que había calle abajo. Como no había mucha munición, no podían disparar el arma. En cambio, practicaron como apuntar, cargar, disparar y cambiar el cargador.
Los revólveres y la escopeta Maxus necesitaban un entrenamiento especial, ya que recargarlos era una molestia. Si no practicaran, podría resultar fatal en un combate real.
“Practica los movimientos y luego apunta de nuevo. No hay necesidad de quedarse quieto.”
“Deberías habérmelo dicho antes.”
“Entonces te diré algo ahora mismo. Es mejor que prestes atención. Si alguno dispara accidentalmente su arma, les golpearé la cabeza contra el piso del aparcamiento. Y si atrapo a alguien apuntando con su arma a otra persona, lo desnudaré y lo arrojaré al primer piso.”
“Guau, que violento.”
- Jefe.
Barrendero llamó por la radio.
“Barrendero, un segundo. Deja de jugar y práctica.”
Yohan fue al lado opuesto del aparcamiento y subió el volumen de la radio una vez que estuvo en un lugar tranquilo.
“Sí, soy yo.”
- Me puse en contacto con el campamento militar. Tengo información sobre esos bastardos en moto.
“Adelante. Te escucho.”
- Hay alrededor de 40. Tienen una ballesta. La mayoría portan armas contundentes. No estoy seguro de si tienen armas de fuego.
“Ya veo.”
- Esos bastardos… No apuntan a suministros o personas.
Yohan frunció el ceño.
- Simplemente matan gente.
Era tal y como había esperado.
“Llevaré a esas personas conmigo.”
“¿Cuántos?”
- Ocho soldados y cinco niños.
“¿No nos guardan rencor? Dejamos que uno muriera.”
- El teniente culpa a sus propias decisiones. No te preocupes.
“Ya veo. Vale.”
- Hay muchas cosas que llevar, así que saldremos por la tarde o mañana por la mañana.
“Recibido. Buen trabajo.”
Cuando terminó la conversación, Yohan levantó la vista y vio que todos estaban sudando y sin aliento. Echó un vistazo al reloj analógico y notó que habían estado practicando durante dos horas.
Justo en ese momento, Ji Hye Sohn apareció por la puerta de la salida de emergencia y Yohan les indicó a los supervivientes que podían descansar. Uno por uno, se tumbaron en el suelo.
“Yohan, ¿terminó el entrenamiento?” – preguntó Saeri.
“Casi.”
“Señor. ¡Kim dijo que había terminado de instalar las lámparas!” – informó Ji Hye.
“Oh, entonces deberíamos ir a verlo.”
Casi se habían quedado sin velas, así que esa noticia hizo feliz a Yohan.
El Señor Kim, solía trabajar en una ferretería y utilizó un generador portátil para distribuir electricidad al primer piso y a la planta B1F.
A medida que llegaron más personas, el Señor Kim comenzó a dar una explicación grandiosa que claramente había preparado de antemano.
Comenzó a hablar sobre el generador, el rectificador y el inversor. Sin embargo, Saeri lo interrumpió de inmediato, diciendo que no lo iba a entender y puso nervioso al anciano. Al final lo convenció de encender las luces.
Las bombillas emitían una luz brillante, provocando jadeos de placer entre la multitud. Curiosamente, y a pesar del cableado desorganizado que tenían delante, los supervivientes se sintieron sentimentales al ver que un pequeño fragmento de tecnología moderna había regresado.
Sin embargo, Yohan no se sentía sentimental. Estaba decepcionado por el ruido que hacía el generador. Era más fuerte de lo esperado y usaba gasolina en lugar de energía solar. Por supuesto, hasta ahora había podido adquirir gasolina sin ningún problema, pero era un recurso escaso.
Sin embargo, ya no tenían que esperar a oscuras, de la noche al amanecer. El campamento había acabado de recuperar su energía y las bombillas lo hacían aún más brillante.
“En unos días lo instalaré en todas las habitaciones.” – dijo Kim.
La expresión de la multitud se animó aún más. Hace poco, los miembros del campamento habían recibido sus propias habitaciones.
Después de limpiar los artículos de las tiendas, crearon suficiente espacio para 10 habitaciones. Cuando terminaron de colocar las camas, parecía un dormitorio. Aunque tenían que compartirla entre dos personas, mejoró la moral. Dormir en el suelo como refugiados sin hogar comenzaba a volverlos locos.
“Oh, anciano Park.” – dijo Yohan. Hacía mucho tiempo que Park no bajaba a los pisos del sótano. Parecía que estaba disfrutando de su vida cuidando el huerto de la azotea.
“Ah Yohan. ¿Está todo bien?”
“En realidad, tengo algunas cosas que necesito discutir contigo.” – dijo Yohan. A continuación, se volvió hacia Seo Jun. – “¿Puedes dedicarme algo de tiempo?”
“Claro.” – contestó Seo, asintiendo.
“Que Jung y el equipo de reconocimiento también vengan.”
Yohan llamó a todos los encargados. Quería tener una seria discusión sobre su próxima batalla con los moteros.
“La razón por la que los llamé a todos aquí es porque habrá una batalla en el futuro. Nosotros…”
Hasta ahora, solo habían estado matando zombis. Cada vez había que eliminar personas, Yohan prefería moverse por su cuenta. Sin embargo, no podían esconderse y hacer que Yohan los protegiera para siempre. Esto era lo que quería discutir. Tenía que decirles a los supervivientes que, para mantener la paz que estaban disfrutando, a veces tenían que ir en contra de esa paz.
No era diferente a un médico que recomendaba una cirugía a pesar de conocer los riesgos que involucraba. Para vivir, tenían que matar a algunas personas.
“¿Qué pasa? ¿Por qué tienes una expresión tan seria?” – preguntó Seo Jung.
Había tres miembros del equipo de reconocimiento y tres encargados en la sala de reuniones. Todos notaron que, si bien siempre tenía una expresión severa en su rostro, la expresión que tenía hoy era especialmente sombría. Yohan organizó sus pensamientos y continuó hablando.
“Estoy seguro de que algunos ya lo saben… Estamos siendo amenazados por un grupo desconocido.”
“Amenazado como en…”
Con calma, Yohan comenzó a explicar, en detalle, la historia que escuchó en el hospital. Luego, les contó sobre los cadáveres que encontraron en el centro de rehabilitación y la información que le había dado Barrendero.