Arco 8 Capítulo 55
La dama es una excavadora
Traducido por Tars
Corregido por Lord y DaniR
Editado por Tars
Corregido por Lord y DaniR
Editado por Tars
Aproximadamente seis horas después.
Mientras la luz del sol le llegaba desde una posición inclinada, Kazura adoptó una pose desalentadora frente a la enorme montaña de abono. A su lado había otra gran cantidad de sacos con cal, mientras que un refrigerador y un generador eléctrico portátil estaban cerca de la puerta de entrada a la casa, junto al ordenador portátil y una gran cantidad de comestibles.
El automóvil estaba lleno de víveres, medicinas, joyas y accesorios para convertir en dinero en Isteria. También tenía artículos de primera necesidad, como despertadores y jabones. Por supuesto, había comprado alimentos y verduras congelados que había colocado en un gran cajón aislante repleto de hielo seco.
Ahora tenía que llevar todo eso al otro mundo. Para ser sinceros, incluso ahora Kazura sentía bastante aprensión por esa situación. Sin embargo, a diferencia de la última vez, había un compañero fuerte a su lado.
“Bueno, mini-exca. ¡Puedo luchar si estás a mi lado!”
Frente a la montaña de abono había una mini excavadora. La había comprado con dinero en efectivo en una tienda que había encontrado de vuelta a la empresa de ingeniería y vendía maquinaria de construcción. Además, a su lado había un tractor con una capacidad de carga de 500 kilos y una función de descarga hidráulica en la parte trasera. Era la mejor combinación.
En una esquina del patio, el carro que había estado trabajando de forma incansable hasta ese momento, los estaba vigilando.
En ese momento, Kazura sintió que no iba a perder contra nadie. Había estado tan ocupado que llegó a dolerle la cabeza, pero ahora no le importaba. No sabía por qué, pero estaba emocionado.
Cuando subió a la mini excavadora y arrancó el motor, accionó la palanca mientras leía las instrucciones del concesionario. Siguiendo las órdenes de Kazura, el brazo de la mini excavadora se movió con un gruñido. Con cuidado, lo metió en la montaña y lo retiró cargado de abono. Luego, manteniendo el brazo nivelado, giró el cuerpo y dejó caer el abono en la sección de carga del tractor. Perfecto.
Hubo momentos en los que parte del abono se caía de la pala y otros en los que recogía poco abono, pero aunque le sucedían esas cosas, se alegraba. Podría transportarlo todo sin sobrecargar su cuerpo. Al darse cuenta de la realidad, Kazura empezó a temblar de emoción. Hasta hoy, nunca había apreciado tanto el poder de la ciencia. Sus ojos brillaban con fuerza.
De esa manera, Kazura trabajó duro para manipular la mini excavadora por primera vez y transportar las cincuenta toneladas de abono a la aldea de Grisea.
Cuando se dio cuenta ya eran más de las 4 de la tarde. Aunque sabía que le sería imposible llevar todas las mercancías antes de la caída de la noche, no había nadie que pudiera ayudarlo, ni aunque se echara a llorar. No tenía más remedio que seguir trabajando con los ojos en blanco y la boca entreabierta, mientras gruñía su resentimiento y soltaba maldiciones a medida que se iba agotando.
Como el tractor no tenía una función de medición de peso, simplemente cargaba el abono hasta lo que imaginaba que era lo correcto. Pensaba que si intentaba cargar demasiado, terminaría derramándose durante el transporte. Cuando juzgó que había cargado una cantidad razonable, se bajó de la mini excavadora y se subió al tractor.
‘¡Bien! ¡A la aldea de Grisea! ¡No debo pensar en cuántos viajes me quedan!’
Kazura puso en marcha el motor y lo condujo hacia la residencia. Mientras el tractor hacía un fuerte estruendo, ascendió con suavidad por la pendiente. Había colocado una estera de hierro de la mansión como rampa.
Debido a que el tractor de transporte era un modelo de oruga, el tractor avanzaba de forma constante sobre las planchas de hierro esparcidas por el suelo. No sabía quién o por qué motivo habían colocado las planchas de hierro por todo el suelo de la casa, pero estaba resultando extremadamente útil.
Condujo el tractor y cruzó con éxito el umbral que llevaba hacia el otro mundo, apareciendo en el pasaje de piedra. Poco después, pasó al lado de la tumba y se dirigió a la arboleda. Después de conducir el ruidoso tractor dentro de la arboleda, el paisaje familiar de la aldea de Grisea le llamó la atención. Todos los aldeanos se habían reunido en la entrada a la arboleda; parecía que habían sido atraídos por el ruidoso motor del tractor.
“¡Hola a todos! Hoy hace demasiado calor.”
“Ka… ¡Kazura! ¿Qué es eso?”
Los aldeanos estaban sorprendidos por la visión de Kazura levantando una mano saludándolos mientras operaba el tractor con la otra. Era una reacción natural.
Hasta ahora, Kazura había transportado la mercancía mientras tiraba un carrito, pero hoy aparecía con un vehículo enorme que producía un estruendo poderoso. No era una exageración decir que los aldeanos estaban sorprendidos.
“Ah, ¿esto? Es un vehículo fabricado y utilizado en el reino de Dios para transportar una gran cantidad de mercancías. Es realmente útil ya que puede cargar con muchas cosas al mismo tiempo. Voy a descargarlo, ¿podéis alejaros un poco?”
Después de que los aldeanos se alejaran del tractor, Kazura inclinó la plataforma de carga desde el panel de mando y dejó caer el fertilizante al suelo.
“Bueno, con esta cantidad de fertilizante, necesitaré hacer esto cien veces más. Ya que lo dejaré aquí, ¿puedo pediros que algunas personas se queden en este lugar y me ayuden?”
“En… ¡Entendido!”
“¡Kazura!”
Justo cuando Kazura puso su mano en el volante para regresar a la mansión, Valetta llegó corriendo desde la aldea. Al igual que el resto de aldeanos, mostró una expresión de sorpresa cuando vio el tractor. Aunque había aprendido sobre la existencia de los automóviles de un libro que Kazura había traído de Japón, el impacto causado por ver una versión real, en vez de una fotografía, era enorme.
“Señorita Valetta…”
Al verla corriendo, la emoción que mostraba hasta ese momento se atenuó. Después de la situación que había vivido hacía dos días, no tenía ni idea sobre cómo reaccionar. Sin embargo, la expresión sombría que Valetta tenía en su rostro el día anterior por la mañana había desaparecido y volvía a su estado habitual. Detrás de Valetta estaba la chica a la que había pedido ayuda ayer. Cuando sus ojos se encontraron, la niña puso una sonrisa mientras asentía. No sabía cómo habían ido las conversaciones, pero parecía que había sido efectivo.
“Kazura, eso es… ¿Fertilizante?”
“Sí, vamos a llevarlo todo a Isteria. Creo que podremos restaurar la región devastada y volver a producir cereales. Por ahora he preparado cincuenta toneladas, así que debería funcionar.”
“¿Cincuenta toneladas? Es mucho… Pero creo que hará falta mucha agua, ¿también vas a traer muchas norias?”
“No. En este momento las norias se están produciendo en masa en Isteria. Después de dividir las partes en varios grupos diferentes, le ordené a un artesano de la ciudad que las hiciera.”
Hacía unos días, cuando Kazura emitió una multitud de órdenes al grupo de Narson, también le pidió a Zirconia que hiciera los preparativos para fabricar todas las piezas necesarias. Si hacía lo que le había pedido, en este momento deberían estar comenzando a fabricar todas las piezas necesarias para la noria.
“Producción en masa… Bueno, si movilizas a todos los artesanos de la ciudad, puedes hacer muchos molinos a la vez.”
“Sí. Reutilicé los planos que usamos para crear la noria de la aldea, me ahorró muchos problemas.”
Los dibujos que había entregado a Zirconia eran los planos de la ‘noria número dos’ que ya habían construido en la aldea de Grisea. Sabía que todos los materiales necesarios para fabricarla estaban disponibles en este mundo. Aunque nunca había planeado que esto sucediera de esta manera, estaba realmente contento de haber hecho una nueva noria para la aldea.
“¿Qué pasa por el lado de Valetta? Parece que ya has comenzado el trabajo de construcción.” – dijo Kazura mientras volvía su mirada hacia el pueblo.
No podía verlo bien por la distancia, pero había madera apilada en varias zonas de la aldea y ya se estaba comenzando a construir la empalizada y las torres de vigilancia.
“Sí, con la ayuda de todo el pueblo hemos comenzado la construcción de lo que hablamos hace dos días. Primero planeamos construir una empalizada que rodeará todo el pueblo; luego levantaremos la torre de vigilancia.”
“Ya veo. Hmm… Ah, también he preparado un poco de lima. La traeré después. Creo que será suficiente porque son unas dos toneladas…”
“¡Muchas gracias! Si la tenemos, ¡creo que estará bien!”
Kazura se sintió aliviado dentro de su corazón cuando vio que volvía a su actitud animada habitual. Había quedado bastante preocupado al descubrir que Valetta estaba deprimida todo el tiempo. Peor aún, pensaba que podía haberla lastimado por culpa de sus acciones. Aunque, de hecho, hacía dos días, Kazura no había hecho nada para lastimar sus sentimientos.
“Por favor, dime si necesitas algo más… Volveré para transportar el resto de mercancías.” – dijo mientras le daba una sonrisa a Valetta. A continuación, regresó a la mansión de Japón.
* * *
Mientras Kazura transportaba los fertilizantes desde Japón, un gran grupo de carruajes y carretas llegó a la entrada de la aldea de Grisea.
Así era la formación del ejército popular en este mundo. Una fuerza compuesta completamente de caballería como la que había acompañado a Kazura el día anterior era una vista inusual. El grupo iba encabezado por Zirconia y estaba compuesto por casi doscientos guardias. La mayoría se trataba de infantería pesada y el resto eran tropas montadas que usaban para explorar. Esta era la composición regular de un ejército en este mundo. La composición del regimiento que había acompañado a Kazura hacía unos días era extremadamente rara.
Zirconia no llevaba la ropa suelta que usaba cuando estaba en la mansión, sino que estaba vestida con una armadura de bronce y llevaba un escudo redondo a la espalda. Además iba armada con una espada corta y una espada larga en la cintura, al igual que el resto de soldados. En contraste con la impresión gentil que solía tener, ahora tenía una apariencia mucho más digna.
“Bienvenida, señora Zirconia. Debe estar cansada por la marcha. Aquí tiene el símbolo de mando.”
“Gracias por su arduo trabajo… Hmm, ¿qué es ese sonido?” – preguntó Zirconia dirigiendo sus ojos hacia la aldea de Grisea mientras recibía el símbolo de mando de Isaac.
Había algún tipo de sonido extraño que llegaba desde la aldea. Era el estruendo creado por el motor del tractor de Kazura.
“Empezó a sonar hace un rato… Pero no sabía si debía entrar a la aldea sin el permiso de Kazura, por lo que me quedé observando la situación.”
“Ah, sí. Pero, ¿hay algún problema por entrar al pueblo? Se nos dijo que podíamos continuar gobernando el pueblo. Sin embargo, creo que será mejor que cualquiera que no sepa sobre ‘ese asunto’ tenga prohibido ingresar a la aldea.”
“Yo… Ya veo. Entendido, iré al pueblo y volveré después de preguntar sobre ese asunto.” – dijo Isaac tras pensar qué hacer por un momento, mientras asentía. Parecía que Isaac era similar a Kazura en su tendencia de prestar demasiada atención a las cosas.
Por cierto, ‘ese asunto’ que mencionaba Zirconia era el hecho de que ‘Kazura era Greisior’.
“Te lo encargo. Además, he traído los sacos que Kazura ordenó preparar. Están en ese carro, llévalo contigo.”
“Sí, señora.” – contestó Isaac haciendo una pequeña reverencia. Luego corrió hacia el carro que Zirconia le había señalado.
Después de confirmar que Isaac se había llevado el carro, ordenó a sus tropas que preparasen el campamento. Tras recibir la orden, los soldados y sus seguidores comenzaron a hacerlo a toda velocidad. Los soldados que ya estaban acampados ante la aldea de Grisea también se apresuraron a acercarse al grupo que acababa de llegar y comenzaron a ayudarlos con los preparativos.
“Otis.”
“¡Señora!” – contestó. Se trataba de uno de los guardias que hacía de escolta y corrió hacia Zirconia cuando escuchó su nombre.
“¿Puedes llevarme a donde fueron enterrados los cadáveres de los bandidos?”
“El lugar donde fueron enterrados… ¿Señora?” – respondió Otis al escuchar esa orden. Estaba cuestionando de forma inconsciente a Zirconia.
Otis se encontraba con los aldeanos cuando enterraron los cadáveres de los bandidos después de escuchar el informe de Varin, por lo que conocía su ubicación. Sin embargo, no comprendía lo que Zirconia quería hacer en ese lugar.
“Sí. ¿Conoces su ubicación?”
“Lo sé, señora. Pero ir a un lugar así… No puede ser.”
Otis tragó saliva involuntariamente. Se acababa de imaginar una escena horrible en su mente.
“¿No está claro? Vamos a desenterrar los cuerpos.” – añadió Zirconia mirándolo, confirmando la peor expectativa del soldado.