jueves, 13 de agosto de 2020

Survival Capítulo 123

3ª parte: Etapa apocalíptica
Capítulo 123
Hilo enmarañado VIII
Traducido por Tars
Corregido por Lord
Editado por AMarauder

Utilizaron un improvisado vehículo de reabastecimiento de combustible para bombear combustible al helicóptero. Luca había utilizado un tanque de agua que originalmente se usaba para la agricultura y lo había convertido en un vehículo de repostaje. Yohan lo miró con interés. “¿No podrías repostar el helicóptero sin el vehículo?” “Sería complicado porque el combustible va al fondo del tanque y sería complicado empujarlo todo hacia arriba.” “Así que será difícil repostar en medio de una incursión.” “Sería mejor si estableciéramos una estación de combustible en algún sitio que tenga un vehículo de repostaje, un depósito de combustible y un helipuerto.” “Lo tendré en mente.” Luca terminó de repostar y usó un trapo para limpiar cualquier resto de gasolina que hubiera goteado. Se puso de pie y se sacudió el polvo de las manos. “Salgamos.” El motor se quejó cuando la hélice comenzó a girar de forma ruidosa, elevando al helicóptero en el aire. Yohan ahora estaba acostumbrado a la sensación de flotar y permitió que abarcara todo su cuerpo. El helicóptero cruzó rápidamente el mar occidental y llegó al puerto de Incheon. A medida que se acercaban, Luca aumentó un poco la altitud del helicóptero y Yohan miró por la ventanilla, buscando un posible lugar de aterrizaje. Sin embargo, desde que hundieron el barco a la deriva cerca de la costa del puerto de Incheon, tanto el puerto como el centro logístico estaban repletos de zombis. Desde lo alto, parecía una laboriosa colonia de hormigas. “Vaya, ha pasado un tiempo.” – gritó Luca mientras observaban el enorme puerto. Era el puerto comercial más grande del mar occidental. Había una gran cantidad de contenedores en un lateral esperando para ser clasificados, un gran edificio que actuaba como centro logístico y varias fábricas. Los zombis escucharon al helicóptero y se reunieron debajo de él. Yohan miró a la horda. “Luca, hay un helipuerto en el techo de un edificio a 1 km al sureste. Aterricemos allí.” “¿Vas a bajar?” “Quiero comprobar algo y no quiero desperdiciar nuestro precioso combustible.” “Si no va a tomar mucho tiempo, consumirá menos combustible si lo dejo encendido.” “Creo que nos llevará unas tres horas.” “Aterrizaré.” Cuando el helicóptero descendió sobre el helipuerto, el polvo se elevó en el aire, indicando que nadie lo había usado en mucho tiempo. Yohan se preparó para bajar y se dio cuenta de que los zombis los habían seguido y se dirigían hacia el edificio. “¿Habéis matado zombis antes?” “¿Eh…? He matado a algunos.” “Hay zombis reunidos en el exterior. Vamos a deshacernos de ellos.” “Ja, ja.” “Dije, vamos a deshacernos de ellos.” “¡Ja, ja, ja!” Luca se rio con fuerza. Yohan lo miró con incredulidad. “¿Nunca has matado a un zombi?” “Mira, Pio y Verda estaban a cargo de luchar.” “Excusas.” No sabía la suerte que tenía. En el apocalipsis, si solo te asustaban unos pocos zombis miserables, era probable que te convirtieras en comida para no muerto. Yohan no podía aceptar esta debilidad. “Realmente no quiero estar de acuerdo…” Los zombis ya habían aparecido. Yohan abrió la puerta del helicóptero, pateó al más cercano y se volvió para mirar a Luca. “Tienes suerte. No mucha gente recibe lecciones privadas de mí.” Yohan creó algo de espacio y saltó del helicóptero. Blandió su machete hacia los zombis que se acercaban. Cada movimiento de la hoja bien forjada derribaba a un zombi. A pesar de que no estaba poniendo mucho esfuerzo en sus movimientos, estaba cortando limpiamente a los zombis. Derribó a cinco zombis y corrió hasta la puerta de acceso al techo del edificio. Dejó que dos zombis más subieran a la terraza y los tiró al suelo antes de cerrar la puerta de golpe. Podían escuchar como más zombis golpeaban la puerta desde el otro lado. ‘¿Qué está haciendo?’ – se preguntó Luca, perplejo. Yohan cortó los brazos de los dos zombis y rebanó la mitad inferior de su cara, desde la nariz hasta la barbilla. “Ahora, mátalos. Yo miraré.” “Dios, ¿no tienes ningún respeto por los ancianos?” “Lo siento, no me di cuenta de que los zombis no atacan a los ancianos.” “Vale, vale.” Las manos de Luca estaban temblando. La falta de brazos y mandíbulas hacía que los zombis parecieran más espantosos que los zombis normales. Era suficiente para hacer que un menor se orinara. “¿No puedo usar un arma?” “No. Además, tu postura es inadecuada.” – dijo Yohan, pateando a los zombis para que retrocedieran un poco más. Luego golpeó la pierna trasera de Luca para corregir su postura. – “Pon ligeramente tu centro de gravedad sobre tu pie delantero para que no caerte si te empujan". “Ah, ¿sí? No creo que sea así como luchan los demás.” “Eso es porque ya han avanzado más allá del punto en el que dejarían que los zombis los empujen. Prepárate, ya vienen.” Luca blandió su cuchillo enérgicamente. Sin embargo, se atascó en el cuello del primer zombi. “Ah…” Luca trató de sacar su cuchillo, pero estaba realmente atascado. Todo lo que hizo fue acercarse al zombi. “¡Aaaah!” Antes de que el zombi pudiera manchar la camisa de Luca con la sangre que manaba de su cara, Yohan los separó. Agarró el cuchillo que estaba incrustado en el cuello del zombi y lo levantó, junto con el zombi, en el aire. Golpeó al zombi contra la barandilla del borde de la terraza hasta que el cuchillo cortó el resto del cuello del zombi. La sangre salpicó por todas partes. Luego le devolvió el cuchillo con calma a Luca. “En este momento te será complicado para ti cortarles el cuello. En lugar de eso, apuñálalos en los ojos. Ven, pruébalo con el otro zombi.” Luca hizo lo que le dijo. Agarró al zombi por la parte posterior de la cabeza y le clavó el cuchillo en el ojo. Pudo escuchar el sonido de la salpicadura al sentir como algo estallaba dentro del cráneo del zombi antes de ver un moco negro rezumar por sus orificios. “Buen trabajo. La próxima vez, no te estires para agarrarlo del cuello. En cambio, usa el antebrazo y apóyate contra él mientras intentas empujarlo hacia ti. Además, siempre que bajes del helicóptero, usa equipo de protección.” “Es… Está bien.” Yohan arrastró los cadáveres a un lateral para sacarlos del camino antes de coger unos prismáticos y mirar a su alrededor. Estaba buscando evidencias de supervivientes, el número de zombis en la zona y cualquier característica geográfica de interés. Esta era su típico sondeo preliminar antes de comenzar una operación de limpieza. ‘Si hubiera vallas o verjas en el perímetro, podría reunir a los zombis.’ El puerto de Incheon era esencialmente un terreno abierto. Había un apartamento residencial cerca, que podía albergar un potencial número indeterminado de zombis. Si quisiera limpiar toda la zona, tomaría demasiado tiempo. El problema más grande era que, incluso si lograban matar a todos los zombis en este momento, no podrían evitar que vinieran más. Pase lo que pase, cualquier visita al puerto sería un problema. Yohan sacó su diario y comenzó a tomar notas. El detalle más importante era la disposición del terreno. El área era demasiado grande para que pudieran entrar y matar a los zombis por capricho. Yohan esbozó un mapa del área y marcó todos los edificios principales. El centro logístico, la refinería de petróleo, el almacén con los contenedores y otros edificios de los que no quería olvidarse. Todo el proceso le tomó más de una hora. Al final se levantó del suelo de la azotea y llamó a Luca, que seguía apoyado en su helicóptero con los brazos cruzados. “Tengo hambre, ¿quieres comer?” “¿Aquí…?” – preguntó Luca. Había cadáveres de zombis y charcos de sangre a su alrededor. “¿Prefieres comer ahí abajo?” – respondió Yohan. El rostro de Luca se puso pálido y negó con la cabeza. A Yohan no pareció importarle el poco apetitoso paisaje que los rodeaba y sacó la fiambrera que Ji Hye les había preparado. De inmediato comenzó a meterse comida en la boca. Luca solo podía coger un poco de comida con su cuchara. “¿Puedo hacerte una pregunta personal?” – preguntó Yohan, interrumpiendo los sonidos que hacían los zombis al aullar y golpear la puerta. Servía como banda sonora a la hora del almuerzo. “Por supuesto.” “¿Obtuvo su permiso de piloto mientras servía en la Guardia Costera?” “No, yo era cadete en el NOP de Oslo y estuve destinado allí mientras estaba en la escuela.” “Oh, en el extranjero.” “Por supuesto. Estuve en el extranjero una temporada. Vine a Corea por mi experiencia. Como saben, al país le gustan las personas con experiencia.” Yohan no sabía qué era el NOP, pero sentía que era impresionante que Luca obtuviera su permiso en el extranjero. Supuso que Luca tenía una gran carrera. “Para alguien con una experiencia tan grande, ¿cómo terminaste siendo el piloto personal de Lina? ¿Cómo la conociste?” “Hm, estaba cerca del presidente, su padre. Más cerca de él que de Lina.” “¿Presidente?” “Bueno, estoy seguro de que te habrás dado cuenta, pero su empresa familiar tiene su sede en Oslo. Es una de las diez empresas más grandes de Europa.” “Una familia maravillosa. ¿Por qué su hija se hizo monja?” “Por sus sueños. Desde que era joven, ha tenido visiones sobre el futuro. La gente pensaba que estaba loca. También dijo que podía oír fantasmas. Honestamente, me sorprende que su familia no haya hecho nada para mantenerla bajo control.” Yohan se preguntó si Lina tenía una voluntad más fuerte de lo que parecía. “La primera visión que tuvo fue la de su madre muriendo en un accidente. ¿Puede que hayas oído hablar de ello? El incidente de la aerolínea Odaeyang.” Vagamente sonó una campana. Yohan recordó que había sucedido algo hace mucho tiempo, un gran accidente que apareció en las noticias cuando aún era joven. “Dio la casualidad de que la madre de Lina estaba sentada en primera clase en ese avión. Cuando todavía estaban en el aeropuerto, la señorita Lina lloró y armó un gran alboroto. Gritaba que su madre iba a morir.” Yohan escuchó la historia de Luca sin decir nada. “Al final, su madre falleció cuando regresaba a Oslo. Desde entonces, la señorita Lina anunciaba predicciones aterradoramente precisas al menos tres veces al año. Sin embargo, la gente no lo consideró como una advertencia del desastre. Pensaron que ella los estaba maldiciendo.” “Una reacción típica. ¿Es por eso que se hizo monja?” “Así es. Enmarcó sus visiones como una revelación de dios. La fe tiene el poder de hacer que la gente crea en cosas que normalmente no creería.” ‘Entonces Lina no empezó a soñar con el futuro después de convertirse en monja. Se hizo monja para que la gente creyera en sus visiones. Qué astuta.’ “Bueno, terminemos la conversación aquí. Siento que estoy hablando a sus espaldas, es incómodo. Quiero decir, no es un secreto. Si le preguntas, estoy seguro de que te lo contará todo de manera amistosa. Así que, si quieres más detalles, pregúntale tú mismo.” Yohan asintió. Ahora, ambas fiambreras estaban completamente vacías. “Oh, Luca, ¿qué hay de tu familia?” “Están muertos. Accidente. Fue el precio de no escuchar a Lina.” Yohan se congeló con la cuchara en la boca. Luca tenía una mirada larga y Yohan se preguntó si era una de esas personas que originalmente pensó que Lina los estaba maldiciendo. Se preguntó si Luca estaría resentido con ella después de perder a su esposa e hija. ‘Por qué… ¿Por qué no te esforzarte más para detenerlos?’ ‘Lo siento… Lo siento, señor…’ Luca estaba reviviendo sus recuerdos. Aunque sabía que solo estaba gritándole al viento, tenía que culpar a alguien por su pérdida. Llegó a echarle la culpa a Lina y ella aceptó con gusto su papel. No, más bien, Lina probablemente todavía se sentía culpable por su incapacidad para salvar a alguien. “Lamento hacerte recordar algo tan doloroso.” “No. Está bien. Fue hace mucho tiempo.” “¿Le pasó lo mismo a Verda y Pio?” “No, los tres son amigos de la infancia. El presidente adoptó a los dos de un orfanato y les pidió que pasaran tiempo con ella. Desde pequeños recibieron formación para convertirse en agentes especiales. Son los protectores de Lina.” Yohan sintió más curiosidad por el negocio familiar de Lina, pero decidió no molestar más a Luca. Tendría la oportunidad de preguntarle a Lina más tarde. “Bueno, jovencito. Creo que nos unimos un poco, ¿no estás de acuerdo?” “Sí. Gracias por responder a mis preguntas.” Yohan sacó su diario y el mapa y comenzó a dibujar de nuevo. Luca regresó a su lugar para recostarse junto al helicóptero y silbar una melodía. Una hora después, el dúo regresó a Sindo.
* * *
Después de su reconocimiento preliminar, Yohan decidió descansar y mejorar su condición durante unos días antes de comenzar la expedición. Aprovechó esa oportunidad para ponerse al día con la lectura. A primera hora de la mañana se encontraba relajándose en el cenador que se encontraba en medio del embalse, leyendo, mientras escuchaba los sonidos del agua fluyendo a su alrededor. Hizo maravillas por su salud mental. Mientras estaba absorto en su libro, notó que alguien se le acercaba. “¿Con qué estás tan concentrado? Esa apariencia no te queda bien.” – dijo Saeri inclinándose para leer el título del libro. – “Quiero comer tu páncreas de Yoru Sumino… Sé que probablemente no es lo que creo que es, pero el título es un poco raro.” Yohan cerró su libro con una sonrisa y se puso de pie, pero en ese momento exacto sintió un cosquilleo cuando sus intestinos gritaron por el peligro. Se dio la vuelta bruscamente. ‘¿Qué…?’ Sabía que el mutante Tiburón estaba muerto. Había triplicado el control para asegurarse de que todas las partes de su cuerpo fueran destruidas y que todos los trozos de carne no se regeneraban. No entendía por qué sus instintos estaban entrando en acción en este momento. También se sintió ligeramente diferente. Normalmente, la sensación era como si hubiera una amenaza justo debajo de sus narices, pero en este momento parecía que la amenaza venía de lejos, asfixiándolo lentamente. Yohan no sabía qué estaba pasando e inmediatamente corrió a buscar a Lina. “¿Yohan? Eh, ¡Yohan!” – gritó Saeri mientras Yohan huía sin decir una palabra. Estaba tan concentrado que ni siquiera la escuchó. Estaba decidido a descubrir la fuente de su ansiedad. Yohan corrió lo más rápido que pudo hacia la iglesia. Cuando se acercaba vio a Lina y Verda saliendo del edificio a toda velocidad y corrieron hacia él nada más verlo. Definitivamente estaban ansiosas por algo. Definitivamente algo estaba sucediendo. “Ah, ah… Señor Yohan…” – jadeó Lina. “¿Qué ocurre?” “La planta de energía… Creo que la planta de energía nuclear va a explotar.” La declaración de Lina golpeó a Yohan como una pared de ladrillos. Era jaque mate. El final estaba cerca.