1ª parte: Juego de Supervivencia
Capítulo 21
Ola de Zombis VI
Traducido por Tars
Corregido por Lord
Editado por Tars
Corregido por Lord
Editado por Tars
“Sé contar. Sois más de 50 y solo tengo 36 balas. Además, cuatro de vosotros tenéis armas. No hay forma de que pueda ganar y, si mato a algunos, sería imposible negociar.”
“¿Y si tuvieras más de 50 balas?”
“Me abriría paso por el lugar con la menor cantidad de personas y correría.”
El líder se rio a carcajadas y aplaudió encantado.
“¿De dónde sacaste el arma?”
“Hay una tienda de armas cerca de la estación de Bucheon.”
“¿Todavía hay armas allí?”
“Han pasado cuatro días desde que estuve allí. Así que, a menos que alguien más vacíe ese lugar, estoy bastante seguro de que todavía quedan muchas armas.”
‘Este tipo es demasiado honesto.’ – pensó el jefe, mientras se acariciaba la barbilla. – ‘Ni siquiera me tiene miedo. Además, obtuvo un arma por sí mismo y consiguió sobrevivir hasta ahora. No debería confiar en él tan fácilmente, pero sería un desperdicio matarlo o echarlo.’
El director sonrió.
“Te daré una oportunidad de trabajar para mí.”
Yohan hizo el ademán de pensarlo profundamente, antes de responder.
“Al menos, me gustaría ser tu mano derecha.”
“Ja, ja, ja, eres un bastardo realmente valiente. Eso es sorprendente.”
“Si me das algunas personas que sean agiles, puedo salir a buscar las armas y demostrar mi valía.”
“No, no. Enviaré a otros. Primero necesito verificar si estás diciendo la verdad. Dime la ubicación exacta.”
“Claro.”
“Si estás planeando algo, te mataré. ¿Lo entiendes?”
“Eso no será necesario.” – respondió Yohan.
El jefe parecía satisfecho con esa respuesta y le dio unas palmaditas en el hombro. La fuerza de la palmada fue suficiente como para sacudir todo su cuerpo.
Yohan planeaba escapar a la primera oportunidad, pero el director no le iba a comprar la historia con tanta facilidad. Parecía estar bien preparado para los tiempos turbulentos en los que vivían.
Su historia era una mezcla de verdades y mentiras. La ubicación de la tienda era cierta, pero ya no quedaban armas. No había estado allí por tres meses. Sin embargo, incluso si no quedaban armas dentro de la tienda, no podían culparlo por ello.
“Volveré más tarde. Quédate.” – dijo el director, señalando a uno de sus secuaces. – “El resto coged sus herramientas y seguidme.”
“¿Deberíamos llamar a los muchachos que están de guardia?”
“No, que sigan vigilando.”
Después de que Yohan divulgó la ubicación de la tienda de armas, el director se rio alegremente y salió de la habitación.
El resto de sus hombres hicieron bastante ruido mientras salían de la habitación como si se los estuviera llevando la marea.
El secuaz asignado para vigilar a Yohan y Barrendero inclinó la cabeza hasta que el director estuvo completamente fuera de la vista y, tan pronto como se fue, el guardia se sentó cerca de la puerta y se llevó un cigarrillo a la boca.
Una vez que todos se fueron, Yohan lanzó un pequeño suspiro.
“Hermano, verte soltar esa historia de mierda fue como una obra de arte.” – comentó Barrendero sarcásticamente. Suspiró internamente, notando cómo el comportamiento de Yohan podía cambiar en un instante. La forma en que actuó con el director y con él fue totalmente diferente.
“Intenta leer el ambiente.”
Barrendero chasqueó la lengua. Intentó hablar con él un poco más, pero Yohan lo ignoró. Estaba esperando en silencio, tratando de encontrar una abertura. Dos horas después, el guardia salió. Pudo escuchar como la puerta se cerraba desde afuera.
‘Siempre hay una abertura si solo hay un guardia.’
Había una razón por la que Yohan siempre asignaba dos guardias, todos necesitaban comer o ir al baño.
Ahora era su oportunidad. Luchó contra las ataduras para quitarse los zapatos. Se había atado a propósito una de sus botas de combate sin apretar demasiado, y ahora, poco a poco, se estaba desprendiendo.
“Eh, ¿Qué estás haciendo?” – preguntó Barrendero.
Yohan continuó ignorándolo mientras se concentraba en quitarse el calzado. No tenía prisa, pero aun así quería moverse con rapidez. El director se había ido y el grupo solo tenía cuatro armas.
Lo más probable era que no enviaría a sus subordinados solos para manejar una misión tan importante, así que iría con ellos. Calculó que, incluso si se movían rápido, les tomaría al menos seis horas. Ese era tiempo suficiente para que volviera a su refugio en casa, se reabasteciera de suministros e instalara más trampas.
Una vez que se quitó el zapato, Yohan pudo ver la cuchilla de afeitar en su calcetín. Se dejó caer como un pez en tierra firme, tratando de alcanzar sus pies con la mano. Parecía un idiota, pero logró agarrar la navaja. Después de eso, todo fue más rápido. Cortó la cuerda que había alrededor de sus manos y pies, y se levantó frotándose las extremidades.
“Eh, ¿Huh?”
“¿Por qué estás tan sorprendido? ¿Es la primera vez que ves a alguien escapar?”
“Guau, no pensé que alguien prepararía algo así.”
“En este mundo, ya nada es extraño.”
Yohan presionó su dedo contra los labios y Barrendero cerró la boca. A continuación, arrancó una tira de tela y se envolvió las manos. De su otro zapato, sacó un sedal de pesca.
Poco después, escucharon unos pasos acercándose. Cuando el guardia abrió la puerta, Yohan se movió a la velocidad del rayo, envolvió el sedal alrededor del cuello y tiró.
“Ack…”
Yohan fortaleció su agarre. La cara del guardia se puso azul y, después de luchar por un rato, dejó de moverse. Yohan comprobó la respiración. Encontró un cuchillo en el bolsillo del pecho del guardia y lo usó para apuñalarlo en la cabeza. Después, buscó por todo su cuerpo y encontró una radio portátil.
“¿Tenías que matarlo?”
“Lo consideré defensa propia en el momento en que tocó mi cuerpo.” – respondió, mientras abría la rejilla de ventilación del techo. Era angosta, pero había suficiente espacio para que se arrastrara. Sin embargo, Yohan solo quería que pensaran que estaba en el conducto de ventilación. Después de dejar la rejilla en el suelo, se movió para salir por la puerta.
“¿No olvidaste algo?” – comentó una voz a su espalda, con un toque de urgencia.
“¿Huh? No.”
“¿Qué hay de mí? ¿No me vas a ayudar?”
“¿De qué estás hablando? ¿Por qué debería ayudarte?” – contestó, mientras lo miraba con curiosidad, como si acabara de escuchar una tontería.
“Maldición, ¿por qué tienes que ser así? Vamos hombre. Por favor, ayúdame. Herma… No, hermano mayo… ¡Señor! Si me dejas aquí, moriré. ¡Lo escuchaste antes!”
“¿Por qué de repente me hablas de una manera tan formal? – preguntó Yohan, frunciendo el ceño, ante su rápido cambio de actitud.
“Hermano mayor, por favor, no seas así.”
“Agradece que no te mate directamente. Te mantengo con vida porque quiero que hagas algo por mí.”
“¿Hacer algo…?”
“Cuando pregunten por donde me fui, diles que atravesé el conductor de ventilación hacia la azotea. Si todavía estás vivo cuando termine con ellos, te soltaré.”
“¡Oye! ¡Hermano mayor!”
Yohan salió rápidamente por la puerta abierta.
* * *
El director y su pandilla llegaron a la armería.
De hecho, la tienda estaba donde Yohan lo había mencionado, pero todo lo que había dentro había desaparecido. Ni siquiera había una mota de polvo. Había cadáveres de muertos vivientes y también cadáveres de los que murieron antes de convertirse en zombis, todavía con sus chalecos militares. Todos tenían varias heridas de bala. Había signos de tiroteo por toda la armería.
“Umm… Director, no hay armas.” – dijo uno de sus secuaces, con una expresión preocupada en su rostro.
“Tengo ojos.” – gruño el director. El esbirro cerró inmediatamente la boca.
Su viaje hasta aquí ya les había costado dos miembros valiosos de su equipo y ahora tenían que regresar con las manos vacías.
Los ojos del director estaban llenos de ira. Era posible que otras personas hubieran tomado las armas, pero el director tenía la incómoda sensación de que esto no era lo que había pasado en esta situación. Revisó los cadáveres y examinó una caja llena de balas. Había cantidades iguales de polvo dentro y fuera de la caja. Esto no sucedió hace poco.
“Deberíamos apurarnos.” – dijo el director, mientras agarraba la radio de las manos de uno de sus secuaces y llamaba al guardia. – “Oye, ¿está todo bien con los dos intrusos?”
Un ruido estático, salió del auricular. Podía ser porque estaban bastante lejos, pero esta cantidad de ruido lo molestaba.
“Repito. ¿Estas vigilando de cerca a esos dos tipos?”
“No hay ningún problema.”
La voz que salía de la radio sonaba tranquila, pero sentía que algo estaba fuera de lugar. Arrojó la radio, enojado, a uno de sus subordinados. Definitivamente, algo no iba bien.
“Necesitamos volver lo antes posible.”
Tres horas después, el director regresó con su grupo y se dirigieron a la sala que albergaba a los dos intrusos. Estaba vacía, salvo por un cadáver. El director buscó el cadáver y descubrió que faltaba la radio.
“¡Director! ¡Parece que Min Gu y Min Seok fueron atacados!” – gritó un secuaz mientras llegaba corriendo para informar. Se quedó quieto, jadeando, para recuperar el aliento.
Los intrusos habían asesinado al guardia y luego acabaron con otros dos hombres. El director sabía que no podía dejarlo pasar.
Había signos de estrangulamiento en el cuello del cadáver. Después de ser ahogado por algo delgado y fuerte, el guardia fue apuñalado. Las marcas de estrangulamiento eran sólidas y el cuchillo atravesó un punto vital en una sola puñalada. Esto no era el trabajo de un aficionado.
‘No hay ningún problema.’
Se puso a pensar si esa era la voz del hombre que acababan de capturar. Desde el principio, todo era muy extraño. Aunque el intruso estaba en una situación peligrosa, sus ojos no mostraron signos de miedo o ansiedad. Además, por culpa de la estática, no pudo decir si conocía la voz y, para ser justos, el guardia era un tipo insignificante. Tampoco podía olvidar que se le daba mal recordar la voz la gente.
La cara del director comenzó a ponerse roja. Las venas sobresalían de su frente. Barrendero regresó a buscar su objeto, pero, ¿qué quería el otro intruso? ¿Tenía rencor contra ellos? El director trató de recordar, pero no importa cuánto lo pensó, estaba seguro de que era la primera vez que se encontraban.
Fue capturado en el tercer piso, lo que significaba que ya los había espiado antes de ser capturado. Estaba tramando algo. El director podía sentir que la ira en su interior comenzaba a enfriarse a medida que continuaba pensando. Ahora su mente estaba clara.
Antes, su juicio se nubló un poco, debido a la felicidad que sintió por atrapar a Barrendero. Si Yohan estaba aquí con un propósito, solo había una cosa. Probablemente estaba aquí para encontrar a alguien.
Ya había alguien vigilando a la bazofia de supervivientes.
La persona a cargo era el Jefe Shin. Era un hombre con talento que, antes del apocalipsis, hizo muchos trabajos extraños. También tenía un arma, lo que implicada que nadie sería capaz de luchar contra él con solo sus manos desnudas. El director aún no había escuchado nada del Jefe Shin. Agarró la radio una vez más.
“Jefe Shin, ¿me oyes?”
“Sí, director.”
Una respuesta llegó después de que la radio sonó y chirrió por un momento.
“Ah, Jefe Shin, ¿ha pasado algo en el basurero?”
“Nada inusual, director.”
“¿De verdad?”
“¿Hay algo que deba hacer?”
“No es nada. Un intruso escapó. Probablemente vaya hacia ti. Enviaré a algunas personas. Mantén la guardia.”
“Sí, señor”
Una sonrisa espeluznante se formó en la cara del director.
‘Así que todavía no has conseguido lo que querías…’
Sabía que el bastardo todavía estaba dentro del centro comercial. Justo entonces, la radio volvió a la vida.
“Director, ¡el bastardo está en la azotea!”
La voz no era familiar. El director entrecerró los ojos. Solo había cuatro radios en el grupo. Era muy probable que la voz desconocida viniera de la radio robada por el intruso.
“Bastardo, ¿Quién eres?” – preguntó el director a través de la radio, pero no hubo respuesta.
El director frunció el ceño y repitió la pregunta varias veces, pero el dispositivo negro de su mano permaneció en silencio. La ira volvió una vez más y pateó una silla.
“¿Qué debo hacer con ese engreído bastardo?”