1ª parte: Juego de Supervivencia
Capítulo 22
Ola de Zombis VII
Traducido por Tars
Corregido por Lord
Editado por Tars
Corregido por Lord
Editado por Tars
El director estaba claramente molesto.
“Qu… ¿Qué debemos hacer?” – tartamudeó uno de sus subordinados, después de escucharlo.
‘Estúpido bastardo.’ – pensó, mientras abofeteaba a su subordinado. A continuación, se volvió hacia el secuaz que estaba a su derecha, sosteniendo un M16. – “Jefe Kim.”
“¡Señor!”
“Lleve a cinco o seis personas con usted y apoye a los que guardan la basura.”
“Sí, señor.”
“El resto, seguidme. Vamos al tejado.”
No pudo entender qué estaban haciendo los intrusos. Sin embargo, todavía se sentía confiado. Solo eran dos y ni siquiera estaban armados.
‘Haré que se arrepientan de no huir cuando tuvieron la oportunidad.’ – pensó, mientras tomaba a sus hombres y corría hacia el tejado.
Se dirigieron a la puerta de metal que conducía a la azotea, que estaba firmemente cerrada. El director hizo un gesto a uno de los hombres armados con la barbilla. El secuaz, con una expresión nerviosa en su rostro, abrió con cuidado la puerta. La puerta crujió, antes de revelar el paisaje desolador de la azotea.
No había nadie.
“Señor, no hay nadie.”
‘¿Fue una distracción?’
El director bajó su pistola.
Los intrusos parecían haberlos atraído hacia el techo para que fuera más fácil rescatar a la basura. Afortunadamente, ya había enviado muchos refuerzos hacia allí. Los bastardos estaban bailando en la palma de su mano.
Justo cuando el director estaba pensando eso, escuchó un zumbido proveniente del borde de la azotea, justo al lado de la barandilla de seguridad. Alguien había dejado un transmisor portátil tirado en el suelo. Pudo sentir como su rostro se ponía rojo de ira al pensar que esos bastardos estaban jugando con él.
Sin embargo, respiró hondo y se calmó. Hizo un gesto nuevamente con la barbilla, para que sus hombres entraran en la azotea.
Se quedó quieto, con uno de sus secuaces, mientras el resto caminaba lentamente hacia la radio, teniendo mucho cuidado con su entorno. Como sospechaban, no había nadie alrededor.
Una vez que llegaron al borde del techo, uno de los subordinados de mayor edad se acercó a la radio. La recogió y comenzó a gritar.
“¡Oye, pedazo de mierda! En el momento en que te atrapamos, estás muerto. ¿Lo tienes?”
Aunque expresó su ira hacia el dispositivo, no hubo respuesta. Solo un misterioso silencio.
En ese momento, se escuchó un suave sonido metálico detrás de ellos. Los ojos del subordinado mayor se abrieron de par en par. Todas las cabezas de los mafiosos giraron simultáneamente.
Yohan estaba de pie, encima del tejadillo que permitía la entrada de la azotea, al lado de la instalación de la antena. Sostenía un rifle y se encontraba apuntando directamente hacia ellos. En un instante, los disparos surgieron del arma de Yohan.
Como si el tiempo se hubiera ralentizado, el director pudo ver que sus hombres iban a ser derribados e intentó darles una advertencia, pero sus palabras apenas habían salido de su boca cuando los sonidos de los disparos llegaron hasta sus oídos y sus hombres comenzaron a caer al suelo.
Yohan disparó su rifle a los hombres que estaban por debajo de él, apuntando primero al que tenía un arma. Un esbirro, armado con un rifle, cayó antes de que pudiera apuntar con su arma.
El director atravesó a toda velocidad la entrada a la azotea e intentó apuntar con la pistola a Yohan. Sin embargo, una bala perdida le rozó el hombro y tuvo que arrastrarse de regreso al edificio a cuatro patas.
“¡Uaaaaa!”
Las balas perforaron los cuerpos de los mafiosos y la sangre salpicó desde sus cerebros e intestinos. Los subordinados se asustaron y trataron de evitar la lluvia de balas. Sin embargo, Yohan era disciplinado con los disparos y no hubo escapatoria.
En este punto, no era una batalla. Estaban siendo cazados y era más una masacre unilateral.
Incluso cuando sus gritos, llenos de dolor, llegaron a sus oídos, Yohan siguió disparando su arma sin parar. Cada disparo resonó ruidosamente en la azotea hasta que tuvo que agacharse detrás de las antenas para recargar.
El director reconoció la oportunidad de inmediato.
“¡El tiroteo se detuvo! ¡Dense prisa y vuelvan a entrar!” – gritó a los subordinados que seguían vivos.
“Director… ¡Aaaargh!”
A instancias de su jefe, los hombres se apresuraron a regresar a la entrada, pero esto solo hizo que fuera más fácil para Yohan, cuando se dio cuenta de que sus objetivos se le estaban acercando por su cuenta.
El director observó a sus hombres caer con una mirada en blanco en su rostro, pero rápidamente se recuperó, y comenzó a bajar corriendo por las escaleras para escapar.
Yohan siguió disparando hasta que no quedó nadie en pie.
Los cadáveres llenos de balas estaban tirados por el suelo, mientras los heridos se retorcían, gimiendo por el dolor. El cañón del rifle humeaba.
Yohan saltó ágilmente del edificio sobre la entrada de la azotea y evaluó con cuidado la situación, cerca del hueco de la escalera. Se dio cuenta de que había un rastro de sangre bajando las escaleras. El director había escapado, pero no estaba ileso. Yohan podría perseguirlo más tarde en su tiempo libre.
Yohan caminó fatigado por el mar de cuerpos esparcidos por la azotea.
El asfalto gris ahora estaba manchado de sangre. Colgó su rifle M16 A1 en diagonal sobre su espalda para que estuviera situado, cómodamente, entre su hombro izquierdo y su cadera derecha. Encontró su ballesta en las manos de uno de los cadáveres y se la colocó sobre el hombro derecho. Ahora su cuerpo se sentía pesado, como si estuviera usando un caparazón de tortuga gigante.
‘Bueno, no es como si pudiera dejar mis armas atrás.’
Los mafiosos resultaron ser más ingenuos y estúpidos de lo que podía esperar. Probablemente aún no habían experimentado los verdaderos horrores del apocalipsis. Todo salió de acuerdo al plan, habían actuado exactamente como había esperado.
Hace tres horas, cuando Yohan se liberó de sus ataduras, había ido hasta su refugio para recuperar su rifle de asalto. Luego regresó rápidamente al Centro comercial H usando la moto que tenía guardada.
Como los mafiosos no sabían cuáles eran los objetivos de Yohan, probablemente pensaron que estaba allí para encontrar a alguien. Si eso fuera cierto, habrían asumido incorrectamente que los atrajo al techo como una distracción para rescatar a las personas. Desafortunadamente para ellos, su objetivo real era emboscarlos en la azotea y eliminarlos.
Habían juzgado mal su intención y, como resultado, se volvieron descuidados, lo que condujo a su muerte. Con arrogancia pensaron que eran los cazadores y nunca soñaron que eran la presa. Por ello, Yohan logró dividir las fuerzas enemigas y atraer a los objetivos principales a una zona ideal para matar. Se agruparon de forma conveniente al borde de la azotea, prácticamente pidiendo ser masacrados.
Sin embargo, el hecho de que el director escapara con vida molestó a Yohan. No esperaba que fuera tan cobarde como para enviar a sus hombres a la azotea mientras se quedaba dentro del edificio. El número de muertos ya había alcanzado la cifra de treinta personas, pero si bien no le importaba demasiado si algunos de los secuaces se escapaban, sabía que el jefe tenía que ser encontrado y eliminado.
Yohan organizó sus pensamientos y se volvió para irse.
“Uuugh… Sálvame…”
Se escuchó un gemido de la pila de cadáveres. Parecía que alguien tuvo la suerte de evitar recibir un disparo en un lugar vital. Yohan empujó un cuchillo en la cabeza del hombre y esperó a que su cuerpo dejara de temblar. Echó un vistazo desde la barandilla y vio que el ruido de los disparos había atraído a un gran número de zombis, que ahora rodeaban todo el edificio. Los bastardos estaban atrapados como ratas en un frasco.
Justo cuando Yohan pensaba que las cosas terminarían con facilidad, escuchó un aullido agudo desde los zombis que había abajo. Uno por uno, los zombis comenzaron a sumarse a ese chillido, creando un horrible estruendo, que hizo que todos los zombis de la ciudad se hicieran eco y comenzaran a lanzar aullidos de forma simultánea.
Hacían tanto ruido que Yohan tuvo que taparse los oídos.
‘Una ola de zombis.’
Ese aullido marcaba el comienzo de una oleada zombi. Era un círculo vicioso, donde con cada nuevo aullido, se atraían más zombis. En un abrir y cerrar de ojos, las calles de la zona se llenaron de muertos vivientes.
Daba igual a qué dirección mirara. Era un desfile de zombis y todos estaban enfocados en un solo lugar.
‘¿Dónde está el mutante?’
Los ojos de Yohan se posaron sobre el espectáculo mientras una gota de sudor frío se formaba sobre su frente. Una oleada zombi solo podía comenzar si un mutante se encontraba en algún lugar cercano.
Yohan escaneó las calles con rapidez, pero no pudo encontrar lo que estaba buscando. Tenía que estar escondido entre la multitud, pero por ahora dejó de buscar.
Un mutante era lo suficientemente llamativo como para poder encontrarlo más tarde. Además, era necesario identificar el objetivo de la oleada. El mutante probablemente aún no había aparecido debido a los campamentos militares cercanos.
Habían escuchado aullidos y disparos en las últimas semanas. Esto no era el sonido de una batalla a pequeña escala. Lo más probable es que el objetivo anterior de la ola de zombis era la Base del Ejército de Bucheon. El hecho de que la oleada estuviera ahora en la vía pública significaba que todas las tropas militares de las cercanías habían sido destruidas y que el mutante había comenzado a atacar campamentos civiles.
En cualquier caso, esto era un problema y Yohan sabía que necesitaba abandonar el área con urgencia. Tenía que alejarse lo más posible del objetivo. Reprimió su creciente ansiedad con mucho esfuerzo y trató de averiguar a dónde iban los zombis.
‘El objetivo es…’
El centro comercial H.
Era el edificio en el que se encontraba. Todo el cuerpo de Yohan se tensó. Esta era la primera ola que encontró en la línea de tiempo actual y podía sentir como los pelos de su cuerpo se ponían de punta.
Sin importar cuantas veces lo hubiera experimentado, las oleadas de zombis nunca dejaban de sorprenderlo.
La vista de cientos o miles de zombis corriendo a un solo lugar era realmente un espectáculo horrible de contemplar. Estaba claro ahora que estaban apuntando al centro comercial H, pero el corazón de Yohan estaba lleno de preocupación por el campamento de Gunn. Había más de treinta sobrevivientes en ese edificio.
Era natural que el centro comercial H fuera el primer objetivo, ya que había cerca de cien supervivientes allí, pero no había garantías de que este fuego no se propagara.
‘Solo puedo rezar.’
Si el fuego se extendía a otros campamentos, los supervivientes que se encontraban allí serían prácticamente aniquilados y no había nada que pudiera hacer al respecto.
Yohan imaginó el peor de los escenarios. Aunque lo había experimentado innumerables veces con anterioridad, la sensación de pérdida e impotencia era tan poderosa como siempre. Después de todo, era un campamento que habían construido minuciosamente juntos.
‘Tengo que aguantar y rezar.’
Todo lo que podía hacer era esperar que el zombi mutante estuviera satisfecho con solo ese centro comercial. Yohan escaneó el área una vez más, buscando una ruta de escape. Ahora no era el momento de preocuparse por el otro campamento. Tenía que preocuparse por su propia vida.
‘¿Por dónde puedo escapar…?’
Los ojos de Yohan se movieron con rapidez.
Había un total de ocho salidas, si consideraba los grandes almacenes y el centro comercial como un edificio interconectado. Los zombis estaban congestionando todas las calles. Necesitaba encontrar un hueco por el que poder escapar.
Pero no solo tenía que preocuparse por huir, sino que también tenía que decidir si trataba con el director antes de irse. La presa que estaba cazando todavía respiraba, pero ya estaba herido. Las posibilidades de que el director sobreviviera a este desastre parecían escasas, pero parecía ser el tipo de persona que sería tan tenaz como una cucaracha y reaparecería en el peor momento.
Yohan no tuvo que pensar demasiado. Comprobaría con rapidez los lugares donde el director podría esconderse. Si no podía encontrarlo, entonces simplemente se rendiría y se iría. Una vez decidido, Yohan se movió sin dudar.
Tan pronto como volvió a entrar al edificio, pudo mirar hacia abajo y ver como los zombis llenaban la planta baja. La puerta de cristal de la entrada se había roto, incapaz de soportar el peso y la presión de la ola zombi que intentaba entrar.
“¡Aaaah!”
Un grito agudo atrajo la atención de Yohan.
El área frente a la escalera mecánica entre la planta baja y el sótano era ruidosa. Había un grupo frente a la tienda de alimentos tratando de bloquear a los zombis. Hubo disparos esporádicos, que indicaron que la situación no era buena.
Justo cuando ese pensamiento cruzó por su mente, alguien fue desgarrado y el bloqueo se derrumbó. A medida que aumentó el número de víctimas, también aumentó el número de desertores. Desafortunadamente para los fugitivos, fueron rodeados por el enjambre.
Una serie de gritos resonaron por todo el patio.
Yohan encontró y siguió un rastro de sangre que se alejaba de la entrada de la azotea. Las manchas de sangre lo llevaron hacia el segundo piso del centro comercial. Mientras seguía el rastro, notó que el sangrado era irregular.
Pero para cuando llegó al puente aéreo, un grupo de zombis se había reunido a su alrededor. Parecía que se habían agrupado después del paso del director, así que se dio la vuelta y subió al tercer piso para evitar atraer su atención. Había otros dos lugares que pensaba revisar, la enfermería y la oficina general.
Dado que no sabía la ubicación exacta de la enfermería, fue primero a la oficina general. A medida que avanzaba, se dio cuenta de que el número de zombis que se apiñaba en la planta baja no dejaba de aumentar y aceleró el paso.