Arco 9 Capítulo 69
Armonía preestablecida
Traducido por Alsabov
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
A la mañana siguiente estaban en el comedor de la residencia de Narson, donde varias criadas colocaban hábilmente el desayuno. La mesa de un metro y medio de largo, que se encontraba en el centro de la habitación, había sido preparada con platos, copas y más cubiertos de plata. En ese momento, las criadas servían sopa, pan recién horneado y demás alimentos en los platos.
En la mesa estaban sentadas las cuatro personas habituales. Los residentes de la casa Estelle y Kazura; este último estaba discutiendo con Narson sobre los avances en el trabajo de día anterior.
Entre las criadas que estaban preparando el desayuno se encontraba Marie, quien un día antes había comenzado a trabajar a tiempo completo en la residencia. Aunque Marie no se había acostumbrado todavía al nuevo ambiente de trabajo, el apoyo y guía de las otras criadas, comenzando por Ayla, que se encontraba a su lado, le permitía poder servir los alimentos con entusiasmo. Ya que Marie había trabajado como criada desde su infancia en la mansión Levenson, las actividades laborales le eran familiares.
Dentro del menú que estaba servido en la mesa, había una parte diferente a las demás. Los platos eran los mismos, pero los ingredientes utilizados eran totalmente diferentes. Aquella porción era para Kazura, y los alimentos que tenía en su plato consistían en sopa instantánea y pan enlatado que Kazura le había entregado a Marie por la mañana. A la sopa le había añadido una pequeña porción de verduras picadas en la cocina. Pero el pan solamente había sido sacado de la lata.
Mientras la comida era servida, Liese estaba observando a los demás miembros de la mesa mientras pensaba para sí.
‘Parece que esta gente está a punto de desmayarse.’ – pensó Liese.
El resto de miembros que esperaban a que el desayuno estuviera servido denotaban una gran fatiga en su rostro, con bolsas debajo de sus ojos. Solo Kazura aparentaba estar un poco mejor; aunque tenía una apariencia agotada, su tono era animado mientras discutía con Narson sobre el progreso de los campos.
Kazura había dormido alrededor de seis horas el día anterior, por lo que físicamente se encontraba bien. Además de eso, la noche anterior Kazura había consumido tres batidos de chocolate con menta súper dulce que había hecho a partir de la barra de helado que se le había derretido hacía unos días. Y ya que el consumo de azúcar ayuda a recuperar la fatiga, Kazura estaba satisfecho pese a que no había podido consumir la barra de helado como él quería.
En contraste, como si su consciencia se hubiera ido volando, Zirconia observaba con una expresión perdida el cielo azul que se podía ver desde la ventana de la habitación. Juzgando por aquella imagen, resultaba evidente que se encontraba terriblemente cansada y su pálido rostro denotaba que no había dormido la noche pasada.
“Esto, Ma-madre…” – dijo Liese.
“…”
“¿Madre?”
“El cielo… ¡Qué hermoso es!”
Liese intentaba iniciar una conversación con ella, pero Zirconia seguía observando el cielo sin responder, como si no escuchara nada de lo que Liese decía.
“Zir, Liese te está hablando.” – remarcó Narson.
“…”
“¡Zir!”
“¿¡Eh!? ¡Ah! Lo lamento. ¿Qué pasa?” – exclamó sorprendida Zirconia al escuchar el grito de Narson.
“¿Te encuentras bien? Pareces terriblemente agotada…”
“Estoy bien. No hay de qué preocuparse.”
Zirconia arregló su postura, pero pese ello no aparentaba estar nada bien.
“Señora Zirconia, ¿qué te parece si descansas por el día de hoy? Como parece que no te sientes bien…” – dijo Kazura.
“No es necesario, de verdad, estoy bien. Además, incluso ahora los deberes no hacen más que incrementar, por lo que aún no es momento para que descanse.”
“¿Cuánto dormiste anoche…?”
“Alrededor de una hora…” – murmuró una avergonzada Zirconia.
Al escucharla, Kazura y Narson se giraron, sorprendidos. Una hora de sueño no podía ni siquiera llamarse ‘un pequeño sueño’.
“Zir, descansa durante el día de hoy. En tu condición, puedes desmayarte en cualquier momento.”
“Entonces… Descansaré lo que queda de la mañana.”
“No, será mejor que descanses durante todo el día. Así que por favor, que tengas dulces sueños.” – dijo Kazura.
“Pero…”
‘No puedo permitirme descansar.’ Esa era la respuesta que quería dar, pero no podía. La verdad era quería irse en ese mismo momento y meterse en su cama para dormir, pero sus deberes eran tantos que no había manera en que pudiera dormir.
Los últimos días, Zirconia había acompañado a Kazura en su viaje a la aldea Grisea y había ido con él a supervisar el trabajo en los campos, por lo que había dejado completamente de lado sus deberes de administrar el territorio y los informes de la armada y oficiales civiles que debía manejar. Aunque había delegado algunos de los informes y actividades a oficiales militares y civiles, la cantidad de documentos que solo ella podía manejar era considerablemente grande. Si Zirconia seguía dejando de lado aquella pila de documentos indefinidamente, tal como una hilera de dominó, las siguientes actividades esperando por ella serían pospuestas y pospuestas, por lo que Zirconia no podía permitirse dormir. Además de eso, los trabajos relacionados con la manufactura de componentes para las norias no podían ser encargados a otros. Como tal, dado que solo tenía un par de manos para tanto quehacer, la única manera para poder manejarse con tanto trabajo era reducir sus horas de sueño.
“Madre, por favor permite que te ayude de alguna manera. Aunque el manejo de documentos sea imposible para mí, puedo ayudarte supervisando el progreso del trabajo en el campo.”
Ya que Zirconia se notaba renuente a descansar, Liese ofreció su ayuda.
“¿En el campo…? ¿Pero no tienes ocupado el día de hoy? ¿Qué vas a hacer con todas las visitas programadas?”
“Voy a enviar un mensajero para informar que las reuniones de hoy serán suspendidas. Los asuntos del territorio son más importantes.”
“¿Quiénes eran las personas con las que debías reunirte el día de hoy?”
“Mmm…” – murmuró Lise mientras le pedía ayuda con la mirada a Ayla, que estaba de pie junto a la pared.
“Por la mañana tienes programada una reunión con el noble de la provincia de Gregorn, el señor Gunter Branden, y por la tarde otro noble de la provincia de Gregorn, el señor Nibel Ferdinan.” – dijo solícitamente Ayla.
“Nibel… ¡Ah…!” – exclamó Zirconia.
“Y, entonces… ¿Qué es lo que pasa con él?” – preguntó Narson.
Cuando Ayla nombró a las personas con las Liese tendría audiencia, Zirconia y Nelson parecieron haber entendido algo.
“Sí… Bueno, no es que no me agrade esa cosa… Quiero decir, el señor Nibel.” – dijo dubitativa Liese.
‘Ah, lo acaba de llamar esa cosa…’ – pensó Kazura.
Liese se dio cuenta de lo que había dicho al ver la expresión de Kazura, por lo que rápidamente se corrigió mientras agitaba su mano. Aun así, al ver su reacción, los demás miembros de la mesa no tenían una buena impresión de este sujeto llamado Nibel.
Kazura no estaba enterado, pero la noche anterior Liese no había podido estar presente en la cena porque Nibel no dejaba la residencia Narson, sin importar cuánto tiempo pasaba. Liese había buscado de diferentes maneras terminar la conversación y terminar la audiencia, pero Nibel estaba tan emocionado que no podía leer el ambiente. Como resultado, Liese había quedado atrapada y tenido que cenar con él; cuando por fin se fue, eran más de las ocho de la noche, por lo que había sido un pésimo y miserable día.
“Bueno… Como ya te reuniste con él ayer, está bien si declinas la cita de hoy. Señor Kazura, ¿te parece bien si llevas a Liese en mi lugar para supervisar los trabajos en el campo?” – preguntó Zirconia.
“No hay problema. Sin embargo, los trabajos van a ser prácticamente los mismos que el día de ayer, por lo que estaría bien aunque vaya solo.”
“No, eso sería descortés por nuestra parte… Además, creo que los asuntos del gobierno van a ser algo de lo que Liese tendrá que ocuparse pronto. Por eso deseo que podamos usar esta oportunidad para que el señor Kazura le enseñe muchas cosas…”
“Muchas cosas, ¿en serio…?”
Mientras Kazura pensaba qué hacer en esta situación, se fijó en Liese, que le miraba con una expresión seria mientras dijo:
“Daré lo mejor de mí intentando ser de utilidad para el señor Kazura. Por favor, permite que te acompañe.”
“Ah, no tienes que estar tan tensa. Ya que no trataremos asuntos tan complicados, hagamos las cosas con calma.”
Al escuchar la aprobación de Kazura, Liese puso una relajada sonrisa.
“Ya que estaremos caminando por todo el lugar hasta la tarde, por favor, lleva un atuendo más informal. Además, dado que comeremos allí, encárgate de preparar tu propia comida, porque mi parte se cocina por separado y la tuya debe hacerse individualmente.”
“Lo entiendo. Ayla, ¿puedo encargarte los preparativos?”
“Por supuesto.”
“Ah, Ayla, espera un momento.” – interrumpió Zirconia cuando Ayla estaba saliendo de la habitación. – “Como era muy tarde no lo había comentado, pero he asignado a Marie y Ayla como las asistentes del señor Kazura. Dado que ambas vivirán dentro de la residencia, puedes encargarles cualquier cosa en el futuro.”
“¿¡Eh!?”
Al escuchar lo que acababa de decir Zirconia, Liese y Ayla no pudieron ocultar su sorpresa.
“Lo siento, había olvidado mencionároslo…”
“Pe-pero, Ayla es mi asistente personal…” – tartamudeó Liese.
Ayla había estado junto a Liese desde que tenía tres años, por lo que habían convivido durante un periodo de once años. Desde que era pequeña, Ayla siempre había estado a su lado, por lo que para Liese no había nadie en quien pudiera confiar más de lo que confiaba en Ayla. Resultaba natural que Liese estuviera indispuesta al ver que Ayla era separada de su lado.
“Ah, no es que ella deje de ser tu asistente. Solo quiero que Ayla tenga ambas posiciones para que pueda guiar y ayudar a que Marie se acostumbre a la residencia y sus nuevos deberes como asistente del señor Kazura.” – explicó Zirconia.
“Entonces… ¿Guiar…?”
Al escuchar que Ayla no dejaría de ser su asistente, Liese se relajó, pero aun así no estaba del todo convencida. Sin tomar en cuenta a Liese, Zirconia se dirigió a Ayla.
“Ayla, antes de que termine el día te voy a preparar una habitación dentro de la mansión, por lo que por favor mueve tus pertenencias a ella. Y no tardes demasiado, no hay problema en que hagas uso de los demás criados para que te ayuden.”
“Vivir dentro…”
Después de recibir una orden que no podía rechazar, su expresión se tensó. Hasta ahora, cada mañana Ayla dejaba la casa de sus padres en el pueblo para caminar durante treinta minutos hasta la mansión. Aunque el tiempo para empezar su turno cambiaba cada temporada, Ayla siempre llegaba a la residencia a las seis y media de la mañana y se dirigía hacia donde Liese estaba haciendo sus prácticas matutinas y empezar su rutina. Esto cambiaría si se volvía empleada a tiempo completo; y si no lo hacía, su carga de trabajo sería demasiado grande para poder terminar todas las tareas.
Ayla se deprimió al pensar todo esto, pero la orden de su maestra, la señora Zirconia, era absoluta y no tenía ningún impedimento o asunto familiar que le prohibieran mudarse a la mansión. Además de que esto seguramente incrementaría su salario, por lo que no lo pensó más y decidió obedecer la orden.
Si después de empezar con sus nuevas labores concluía que la carga de trabajo era muy fuerte, entonces ya lo consultaría con Zirconia. Además, las criadas tenían permitido dos días de descanso cada diez días. Podían ajustarlo de diferentes maneras, consultándolo con su maestra o cambiando de día con el de otras criadas. También había criadas que no utilizaban su día de descanso y lo trabajaban como horas extra para un aumento de salario.
“Ya que algunos conceptos como el salario van a cambiar, te haré llegar el nuevo contrato más tarde.”
“Entiendo…”
Ayla le respondió a Zirconia y después de una reverencia salió de la habitación para organizar los preparativos del viaje de Liese. Mientras, Liese observaba su espalda con gesto reacio.
“Ya que Ayla seguirá siendo tu criada como siempre, no tienes de qué preocuparte. Aunque tú y el señor Kazura tengáis asuntos separados, Ayla seguirá siguiéndote.”
“Sí…”
‘¿Eh?’
Kazura exclamó en sus pensamientos, confundido por el ambiente y el giro tan repentino de la conversación. Algo, algo le daba la impresión de ser bastante extraño, pero no podía saber qué era. Mientras todo esto pasaba, los preparativos para el desayuno estaban completos, por lo que los cuatro individuos sentados en la mesa comenzaron a comer.
* * *
Mientras desayunaban, Ayla caminaba hacia la cocina de la residencia para preparar los ingredientes.
“¿Eh…?”
Entonces, cuando por fin llegó a la cocina, se detuvo y pensó.
‘Ahora que lo pienso, creo que la señora Zirconia ha dicho que me prepararía una habitación dentro de la mansión, pero seguramente he escuchado mal.’
Generalmente, los empleados a tiempo completo se quedaban en unos dormitorios separados de la mansión para su uso. Y la residencia de Narson no era la excepción, dentro de la misma se encontraban los dormitorios para los criados. Por lo que Ayla concluyó que había entendido mal y continuó con sus deberes.