Arco 10 Capítulo 77
La situación de los artesanos
Traducido por Alsabov
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
Al anochecer del siguiente día, Kazura y Liese, que habían terminado los trabajos en los campos el día anterior, se reunieron con Zirconia para visitar un taller en específico. Habían enviado a Ayla, Marie y demás criados de la mansión de antemano, por lo que solo los acompañaban unos pocos guardias.
El taller que visitaban era uno dedicado a la carpintería, cuyo nombre era ‘Número 1’ ; en él se encontraban grandes troncos de madera en una esquina del patio, esperando a ser aserrados. En medio de aquel patio había un almacén donde se guardaban las tablas de madera completamente aserradas y junto a este, se encontraba el taller.
En este momento, los tres estaban dentro del taller. Junto a ellos esperaba un carpintero anciano, y entre todos rodeaban una mesa sobre la cual se extendían los diferentes planos para los componentes de las norias. Aquel anciano era el maestro del taller, un veterano que había trabajado en este campo durante cuarenta años.
Zirconia le había explicado el asunto referente a la falta de precisión en la manufactura de las partes de la noria al maestro, por lo que éste tenía una expresión de mal humor mientras pensaba en silencio. Además de ellos, en el taller había tres jóvenes carpinteros, que trabajaban con todo su corazón la madera, únicamente usando una sierra de bronce y un martillo de madera, con solo la iluminación que las velas cercanas les proveían. Al parecer, después del tratado de cese al fuego de hacía cuatro años, este taller había estado trabajando siempre así, hasta altas horas de la noche todos los días.
El maestro se quedó en silencio de esta forma por un tiempo, pero al final, comenzó a hablar, aunque sin mucho convencimiento.
“Es solo una suposición… Pero las piezas defectuosas debieron fabricarse a manos de Krupp en el taller Número 2, ubicado al lado de este. Dado fueron ellos los que perforaron las aletas de la noria, y si la velocidad de rotación es irregular, no se me ocurre otra causa más que esa. Si después de corregir esto, todavía no funciona como debería, entonces el responsable debería ser el taller que fabrica las partes exteriores de la noria.”
“Ya veo. Entonces iremos ahora mismo a visitar ese taller. Señor Kazura, Liese, ¿estáis de acuerdo?”
Después de incitar a Kazura y Liese, Zirconia se dirigió hacia la entrada.
“Perdón por la intromisión.” – dijo a modo de despedida Kazura para después caminar tras Zirconia hacia la entrada.
“Señora Zirconia. Sé que esto no es algo que alguien en mi posición pueda decir, pero, ¿podría hacerlo de todas maneras?” – el maestro se dirigió a Zirconia cuando lo tres estaban a punto de salir del taller.
“Sí, ¿qué pasa?”
Zirconia dejó de caminar, se dio la vuelta y miró al artesano, que estaba nervioso mientras inclinaba la cabeza hacia un lado. Kazura y Liese también se dieron la vuelta para mirar al artesano inquisitivamente.
“Nosotros somos artesanos. Cuando recibimos un trabajo hacemos todo lo que podemos para terminarlo. De igual manera, no toleramos que haya ningún defecto con lo que hacemos. Si en realidad Krupp es la causa del fallo, entonces le golpearé muy fuerte hasta que vomite sangre. Pero, de ser posible, por favor haga la vista gorda solo por esta ocasión.”
“Mmm… Tomemos asiento para hablar de ello.”
El maestro había dicho esas palabras con gran tristeza en su rostro, por lo que Zirconia decidió volver al taller para tomar asiento en la mesa, invitando al artesano hacer lo mismo. Igualmente, Kazura y Liese se sentaron en un banco cercano. Los jóvenes carpinteros que estaban trabajando en el taller no pudieron evitar dejar de trabajar para centrar su atención en el silencioso maestro, que hacía una expresión de súplica mientras se dirigía a Zirconia.
“Ese chico perdió a su padre y a su mejor discípulo durante la guerra anterior. Lo mismo ocurre en el resto de talleres, la mayoría de sus trabajadores veteranos murieron o quedaron lisiados durante la guerra, por lo que carecen de manos para el trabajo. Aquí mismo, en mi taller, de los dos que siempre trabajaban conmigo, uno murió y el otro perdió una mano, por lo que ya no puede trabajar de carpintero. Estos jóvenes que ve usted aquí, son sus hijos o sus familiares.”
“Continúa…”
Con una expresión seria, Zirconia invitó al maestro para continuar su historia. El artesano miró a Zirconia antes de comenzar a hablar desanimadamente.
“Sabemos que debemos dejar todo de lado cuando hay un pedido del Señor Feudal y también sabemos que este pedido es importante para la provincia, por eso mismo todos los talleres aceptaron la petición. Aunque lo hayamos completamos con prisa ya que se trataba de un pedido urgente, esto no es excusa para la falta de precisión; por supuesto, todos los artesanos lo entienden. Pero, usted sabe…” – el maestro habló hasta que sus palabras cesaron temporalmente. Su voz temblaba un poco. – “Incluso nosotros tenemos un límite. Todos los artesanos fueron enviados a las líneas del frente para reparar la equipación o participar en la construcción del campamento. Hubo muchos artesanos ancianos que murieron por enfermedad al no poderse ajustar a este estilo de vida. Un artesano no es un título que se pueda dar después de uno o dos años como aprendiz. Uno solo se puede considerar como un artesano después de veinte o treinta años de experiencia. En Isteria no hay más gente que pueda remplazarlos.”
Los jóvenes carpinteros, quienes escucharon lo que su maestro acababa de decir, tragaron saliva. Lo que su maestro había dicho se podía considerar como una crítica hacia los líderes de Isteria.
“Madre, lo que el maestro dice está justificado.” – cuando Zirconia estaba a punto de decir algo, Liese la llamó, como para interrumpirla. – “Estos artesanos se han forzado a sí mismos para trabajar sin descanso por el bien de la provincia. Así que por favor, por favor, no los culpes.”
“¿Eh? No voy a hacerles nada…”
Zirconia mostró una expresión perpleja hacia Liese, que con esas palabras trataba de proteger a los artesanos. Al parecer, el maestro y Liese habían malentendido su gesto y pensaban que Zirconia los iba a reprender por el defecto en las partes de la noria. Zirconia no tenía la mínima intención de enfurecerse con ellos, ya que simpatizaba con los carpinteros y los demás artesanos, que trabajaban hasta el límite todos los días.
La verdad era que quería recompensar en gran medida a los artesanos que se habían involucrado en la producción de la noria, y como había sido un pedido urgente, ni siquiera le habían puesto precio todavía.
“Señorita Liese… En verdad, muchas gracias…”
“¡Qué compasiva…!”
Sin embargo, viendo cómo los aprendices expresaban su gratitud por la intervención de Liese, Zirconia, que estaba a punto de explicarse, se quedó callada. Ya que la situación parecía haberse calmado de alguna manera y Kazura se encontraba cerca, decidió tomar el papel del villano.
“Entiendo lo que quieres decir. Simplemente he venido hasta aquí porque había un defecto en las piezas fabricadas, no para impartir castigos, por lo que por favor quédese tranquilo. Estará bien con que ustedes puedan encontrar la causa y corregirla.”
Cuando los carpinteros escucharon las palabras de Zirconia, levantaron la mirada, asombrados. Y, por alguna razón, volvieron a darle las gracias a Liese, que sonreía gentilmente sus acciones.
‘¿Sera que soy tan aterradora?’ – pensó Zirconia.
Viendo la escena tan conmovedora al lado suyo, Zirconia estaba un poco abatida y herida.
‘¿Como debería decirlo…? ¡Buen trabajo!’
A partir de su apariencia, Kazura podía adivinar lo que Zirconia estaba pensando y la animaba dentro de su corazón.
* * *
Tras eso transcurrieron tres horas. Después de realizar la inspección de los demás talleres, los tres regresaron a la mansión y tuvieron una cena rápida junto con Narson.
En ese momento, Kazura, Zirconia y Narson se encontraban en una reunión en la oficina. Como era usual, Liese se dio un baño y después de eso fue directa a su cama para dormir. Como para Liese resultaba un hábito dormir y levantarse temprano, sería muy duro para ella quedarse despierta para atender a estas reuniones como el resto.
Kazura había escuchado de Narson que Liese tenía catorce años de edad. Para una chica en la pubertad, estar despierta hasta tarde por la noche podría afectar en su belleza y en su crecimiento, por lo que aunque se propusiera para ayudar, todos los demás le decían que fuera a dormir.
“Fue solo una corta inspección, pero parece que todos los talleres carecen de trabajadores cualificados… Además, están tan llenos de trabajo, que las piezas salieron con defectos en su precisión.” – empezó Kazura.
“Conocía la situación de los artesanos desde hace tiempo… Sin embargo, parece que mi manejo de este asunto no ha salido bien. De verdad, estoy apenada por esto…”
Mientras Zirconia decía estas palabras, bajó su cabeza avergonzada con una expresión triste.
Después de los eventos con el maestro, el grupo de Kazura inspecciono los demás talleres, pero fue tal como el maestro del primer taller les dijo; cuando le preguntaban a los artesanos, les decían que había una falta de trabajadores cualificados para el trabajo. Nada más ver a Zirconia, los trabajadores se encogían de miedo, por lo que no podían decirle cuáles eran los obstáculos para el trabajo. Pero después de la intervención de Kazura y Liese, los trabajadores podían compartir la situación poco a poco.
“Bueno, como puedes ver, la situación es inevitable. La falta de trabajadores se puede compensar con herramientas. Voy a ver si puedo proveerles un aserradero impulsado por una noria para que puedan cortar los troncos, así como cualquier otra herramienta necesaria. Si aumentamos la eficiencia de trabajo, entonces la carga de los artesanos se reduciría considerablemente.”
“Sí…”
Eso era lo que Kazura proponía, pero la expresión de Zirconia aún era melancólica. Cuando Kazura llegó por primera vez a Isteria, Zirconia había aparentado tener más ambición. Pero después sentía que se había vuelto de alguna manera pesimista, o mejor dicho, se había vuelto insegura. Kazura estaba preocupado porque sus consecutivos errores en asuntos de los que se encargaba le hubieran hecho perder la confianza en sí misma.
“Por favor, no pongas esa cara. Va a estar bien, seguro que saldrá bien.”
“Sí, muchas gracias.”
Cuando Kazura le dijo esas palabras, Zirconia por fin mostró una sonrisa. Se trataba de una sonrisa con un indicio de tristeza tras ella, pero era mucho mejor que tener una expresión deprimida todo el tiempo.
“Entonces, dejemos de lado el tema de los talleres de carpintería por ahora. Centrémonos en inspeccionar a los herreros y los poceros. Quisiera examinar si hay algo que pueda hacer por ellos una vez regrese al reino de Dios. Tengo especial interés en los pozos de agua, ya que en ellos incide la salud y el saneamiento del lugar donde no hay forma de obtener agua de un río, por lo que tenemos que solucionarlo de una manera o de otra.” – continuó Kazura.
Después de que el grupo de Kazura inspeccionara varios talleres de carpintería, pasaron por los talleres de los herreros y el de los poceros. El problema que les compartieron los herreros era el mismo problema que tenían los carpinteros, por lo que Kazura creía que solo la introducción de la máquina herramienta podría resolverlo. Sin embargo, después de discutir con los poceros, el problema que se habían encontrado era un asunto completamente diferente.
Cuando hacían un pozo en Isteria, excavaban sobre una capa de arena marrón unos seis u ocho metros de profundidad antes de que encontrar agua. Sin embargo, esta agua no era tan buena para usarse y las prendas blancas que se lavaban con esta agua se volvían de un color rojo brillante al día siguiente. Cocinar alimentos con esta agua les daba un mal sabor y su consumo prolongado podía ser peligroso para la salud. Por cierto, debajo de la capa de arena marrón había una capa de roca, sobre la que los poceros construían la base para el pozo de agua de madera. También podrían construir pozos de piedra, pero como era más costoso, en su mayoría hacían los pozos de madera.
“Muchas gracias. El agua de los pozos ha sido un problema desde hace mucho tiempo y ha causado inconvenientes para las personas que viven lejos del río. No podemos construir un acueducto para cubrir toda la ciudad, y aunque solucionarlo es un tema pendiente, no sabemos qué hacer al respecto.” – dijo Narson inclinando la cabeza, agradeciendo la propuesta de Kazura.
Si podían resolver el problema de los pozos de agua, entonces tal vez el problema de salud de Isteria mejoraría drásticamente. Para Kazura, los asuntos sobre la excavación de pozos estaban fuera de su conocimiento, por lo que al volver a Japón buscaría la guía de algún experto, y con algún manual técnico que le proveyeran o, de ser posible, las herramientas para la excavación, entonces de alguna manera deberían ser capaces de manejarlo.
“Por cierto, mientras nos dirigíamos con los poceros, la señorita Liese charlaba amistosamente con los artesanos. ¿La señorita Liese también acostumbra visitar esos talleres?” – preguntó Kazura.
Cuando el grupo visito el taller de los poceros, los artesanos se encogieron al ver a Zirconia, pero cuando veían a Liese, su expresión se relajaba. Incluso hablaban con ella de manera amistosa. Kazura había escuchado las palabras «Gracias como siempre.» entre su conversación, por lo que sentía curiosidad por si Liese se había encontrado antes con los artesanos.
“Ah, quizá sea porque Liese personalmente repone el barro que utiliza para lavarse de los poceros. La mayoría de los instrumentos que utilizan las jóvenes de la nobleza para lavarse, así como para lavar la piedra de la mansión, provienen de los poceros. Hay muchas que usan jabón, pero Liese prefiere el barro en su lugar.” – explicó Zirconia.
“Ah, ¿barro…? ¿Es más efectivo que el jabón?”
“Depende del tipo de barro, pero el que usa Liese, el barro blanco, es de gran calidad, por lo que es muy superior al jabón. ¿El señor Kazura quiere intentar usarlo? Si le preguntas a Liese, podría compartir un poco contigo.”
“Hmm… Entonces, la próxima vez se lo pediré personalmente a la señorita Liese. Estoy un poco interesado en ello.”
Usar el barro para lavarse el cuerpo o la cabeza podría considerarse contraproducente, pero también en el propio Japón las compañías de cosméticos vendían productos basados en el barro para el cuidado del cuerpo. Ya que el barro, hasta cierto punto, también se usaba en Japón, este material en cuestión podría tener un desempeño superior que el jabón científicamente probado.
“¿Sera que la señora Zirconia también usa barro?”
“Yo casi no me preocupo por ese tipo de cosas… Sin embargo, tal vez lo pruebe por una vez.”
Después de tener esta clase de charla, los tres reanudaron la discusión sobre los talleres.
* * *
“Vidrio, molino de harina, trilladora y… ¿No se ha vuelto ya una buena cantidad? Me va a llevar tiempo poder preparar todo al respecto…”
Una vez terminada la reunión, Kazura regresó a su habitación y se sentó sobre su cama mientras escribía los asuntos pendientes que debía atender una vez regresara a Japón. A la mañana del día siguiente partiría hacia la aldea de Grisea, por lo que estaba ordenando la información de manera que no se le olvidara nada de investigar o comprar.
Ya que el viaje de ida de Isteria a la aldea de Grisea llevaba aproximadamente dos días, si se llegaba a olvidar de comprar algo, entonces no podría volver rápidamente. Era una distancia no tan corta pero tampoco tan lejana, aun así, no quería tener que volver a recorrerla de ser necesario.
“Si el carruaje y los guardias van a marcha forzada podríamos llegar a la aldea en un día, pero si va tan rápido, Marie y yo terminaremos vomitando. Debe haber algo que pueda hacer al respecto…” – murmuró Kazura.
Ya que el camino entre Isteria y la aldea Grisea era un camino de tierra sin emparejar, que el carruaje viajase muy rápido terminaba siendo un acto suicida. Aun si pudiera soportarlo de alguna manera usando el aceite de esencia, no quería causarle demasiados problemas a Marie, ya que en el último viaje a la aldea Grisea el balanceo del carruaje fue muy duro para Marie. Podría ser mejor para ella si la dejaba en la residencia, pero Kazura pensaba que con la posición de Marie eso no sería algo muy bueno para ella.
“Umm, recibir el generador, confirmar el progreso del proyecto de construcción…”
Mientras seguía murmurando para sí, Kazura pasó la noche entera mirando su libreta. Por cierto, en ese tiempo, Ayla estaba en la cocina esperando a Kazura. Sin embargo, Kazura que estaba muy ocupado con las preparaciones para su viaje del día siguiente, no se acordó de pasar por la cocina. Al final, Ayla recordó que Kazura partiría a la aldea de Grisea al día siguiente, por lo que regresó abatida a su habitación para dormir.