Arco 10 Capítulo 78
El partidario perfecto
Traducido por Alsabov
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
La mañana del día siguiente. Kazura, como siempre, tomaba el desayuno con la familia Narson. Una vez terminó, él, junto con Liese, Ayla y Marie, se dirigieron hacia la plaza de la residencia. En la plaza, Isaac y Havel lo esperaban con los carruajes y treinta guardias a modo de escolta. Además había veinte criados que los acompañarían durante el viaje, carretas para transportar los bienes necesarios para acampar y carretas vacías para llevar los bienes que Kazura trajera desde Japón. Para este viaje iban a participar alrededor de cincuenta personas, por lo que parecía un pequeño convoy del ejército.
“Me llevará unos cinco o seis días… Tal vez me lleve más tiempo, ya que regresare después de conseguir los objetos. En mi ausencia, voy a encomendar la tarea de la construcción de las norias en los campos de cultivo a la señorita Liese, si estás de acuerdo.” – dijo Kazura.
“Claro, daré lo mejor de mí. El señor Kazura no tiene de qué preocuparse, solo debe cuidarte a tí mismo… Además, toma esto.”
Liese le entregó una pequeña bolsa que tenía en su mano a Kazura.
“¿Um? Esto es… ¿Un brazalete?”
Kazura abrió la bolsa y miró su contenido. Dentro de la bolsa había un brazalete de tela color azul oscuro sujeto por un broche de plata. Parecía hecho a mano, y estaba adornado con un hermoso bordado de hilo rojo.
“Sí, aunque no es algo muy bien hecho…” – contestó Liese mientras sonreía avergonzada.
Podría estar diciendo que no estaba bien hecho, pero a los ojos de Kazura, el bordado lucía de bastante calidad.
“Muchas gracias. Lo guardaré como un tesoro.”
Kazura se lo agradeció con una sonrisa y se puso el brazalete en la muñeca izquierda. Viendo esto, las mejillas de Liese se sonrojaron un poco mientras sonreía complacida.
“Entonces, salimos ya. Señorita Marie, vámonos.”
Kazura llamó a Marie que estaba de pie tras él. Y entonces ambos subieron al carruaje. Isaac cerró la puerta y, tras hacer una reverencia a Liese, se dirigió al frente del carruaje. Así pues, con la guía de Isaac, el convoy comenzó a moverse hacia la aldea de Grisea.
* * *
Después de ver al grupo de Kazura salir por la puerta de la residencia, Liese dejó salir un suspiro, como si hubiera terminado una tarea difícil.
“Es hora de ir a construir las norias. Y como quiero comprar algo cuando regresemos, terminaremos el trabajo de hoy un poco antes… Mmm, ¿está todo bien?”
Ayla seguía observando hacia la dirección del grupo de Kazura, que ya había salido de la residencia.
“Señorita Liese, ¿esto no será muy cruel para el señor Isaac…?”
“¿A qué te refieres? Después de todo, no se puede evitar.”
Liese comprendía lo que Ayla quería decir, por lo que lo negaba con el ceño fruncido.
“Ya que no estoy interesada en él en absoluto, sino todo lo contrario, sería rudo de mi parte si le presto atención especial, ¿cierto? En lugar de darle falsas esperanzas, creo que esto es mucho más considerado.”
“Sin embargo, otorgarle al señor Kazura el ‘Brazalete de alta estima’ justo frente al señor Isaac es un acto sin corazón…”
Ese brazalete, que Liese le había entregado a Kazura, se daba principalmente cuando una mujer quería enviar un mensaje a un hombre. El color del brazalete en sí no tenía importancia, pero el color del hilo para el bordado podía cambiar su significado.
Hilo blanco significaba ‘Espero que vuelvas antes de que el blanco del brazalete cambie’. Se trataba de un regalo para la gente que salía a un viaje largo o para un amante que se dirigía a la guerra. Si se entregaba durante una despedida, se podía interpretar como una declaración de amor.
Hilo negro significaba ‘Te estaré esperando esta noche’. Solía utilizarse como una demostración de que la pasión del otorgante había crecido al recibir una declaración de amor, o también cuando el que lo daba quería demostrar que se sentía un poco ‘encendido’ pero tenía vergüenza de decirlo. Era un brazalete con un significado más adulto.
Y por último, el hilo rojo significaba ‘Te tengo en alta estima’. Tal como decía su nombre, era un brazalete usado cuando se querían demostrar sentimientos, o como una declaración de intenciones. El alcance de su significado era amplio, desde un simple ‘Te quiero’ a un enfoque más profundo como ‘Estoy interesado en ti’. Por eso mismo, entregarlo así podría interpretarse como una proposición repentina de ‘¡Vamos a amarnos-abrazo-beso-beso!’ y ser rechazado, por lo que era necesario prestar atención a cómo se entregaba el brazalete.
“Puede parecerte así pero, ¿no es mejor que encontrarnos cara a cara, no para declararme, sino para decirle ‘No tengo ningún sentimiento hacia ti’? Al menos de esta manera, considero que el padre de Isaac no perderá respeto.”
Liese ya se había propuesto volverse la candidata a esposa de Kazura. Como aún no conocía nada de su origen, solo estaba utilizando ligeras técnicas de seducción para sentar bases, pero no planeaba usar ningún esquema para hacer que pidiera su mano en matrimonio. Sin embargo, cuando Zirconia le dijo con voz firme que no había duda que era un excelente candidato, Liese decidió que sería mejor para ella si no tardaba en establecer una relación agradable y adecuada con Kazura.
En los pasados días, mientras trabajaban en los campos, Liese había podido tener charlas más cercanas con Kazura. Además, Liese sentía que las respuestas de Kazura eran como si reconociera a Liese no solo por su apariencia, sino también por su carácter desde el primer día.
Pensaba que antes de que pasara más tiempo podría ser capaz de preguntarle sobre sus orígenes, pero había decidido que sería mejor hacerlo una vez avanzara más su relación con él. Si lo intentaba tal y como estaban las cosas, existía la probabilidad de que Kazura se incomodara y su relación con ella se deteriorara. Y todo lo que había hecho durante varios días se fuera al traste.
Liese creía que no había nada como prepararse de más. Por lo que cualquier plan en el que tomaba parte jugaba a lo seguro tanto como le era posible. Para empezar, Liese no veía a nadie que pudiera convertirse en su rival entre los cercanos a Kazura, y esta era una de las razones por las que trataba de ser cuidadosa con su conducta. Por lo que pensaba que no había necesidad de apresurarse.
“Eso puede ser cierto. El señor Isaac es tan desafortunado…” – Ayla dirigió una vez más una mirada compasiva hacia la dirección de la salida.
Liese se quedó en silencio inconscientemente. Simplemente, Liese no veía a Isaac como un compañero de matrimonio, no sentía ningún odio o resentimiento hacia él. Objetivamente hablando, Isaac era honesto y se esforzaba mucho, era de la nobleza y bastante guapo. Un joven sin ningún defecto. Que era bien respetado como un oficial del ejército y se había esforzado para serle de utilidad a Narson, era algo que Liese sabía bien. Por eso mismo, cuando Ayla hablaba en ese tono, era como si estuviera diciendo que Liese era una mujer horrible y esto hacía que se sintiera dolida.
“¡Ah! ¡Lo lamento! ¡No es lo que quería decir!”
Ayla notó que Liese tenía mala cara, entonces se dio cuenta de lo que significaban sus palabras y rápidamente se disculpó con ella.
“Está bien, no importa. Mira, es tiempo que vayamos a trabajar. ¿Te puedo encargar los preparativos?”
Sin querer prestarle más atención al asunto, Liese le dio instrucciones. Ayla hizo una reverencia hacia Liese y se dirigió hacia la residencia para organizar los preparativos.
* * *
A la mañana del día siguiente llegaron a la entrada de la aldea de Grisea. Kazura bajó del carruaje con la bolsa de viaje en su mano y quedó atónito por lo que veían sus ojos. Isaac, que estaba junto a él, dejó salir un suspiro de asombro mientras veía lo que tenía ante sí.
“Es como si el pueblo fuera una guarnición del ejército… Pensar que cambiaría tanto en solo diez días…” – murmuró Isaac.
Hasta ahora, la aldea de Grisea había aparentado ser como un pueblo pobre en medio del campo, pero la impresión que daba ahora era como un campamento del ejército. El pueblo estaba rodeado por gruesas y afiladas empalizadas de madera que apuntaban hacia el exterior como lanzas; además de eso, estaba rodeado por un foso empinado. En las esquinas de la empalizada había torres de vigilancia de madera, aunque aún estaban incompletas.
Junto a la entrada del pueblo había un gran montículo de troncos que aparentaban estar recién cortados. Valetta le había dicho que quería instalar un puente elevadizo en la entrada del pueblo, por lo que esos troncos debían ser para eso.
Mientras Kazura e Isaac estaban abrumados por la vista del pueblo, Valetta avanzó hacia ellos desde la entrada de la aldea por su cuenta. Hizo contacto visual con Kazura y entonces apresuró el paso mientras sonreía encantada.
“Bienvenido de vuelta, señor Kazura.”
“He vuelto. Umm, esto ha quedado bastante asombroso. Había escuchado acerca de la construcción del exterior antes, pero pensar que ha avanzado tanto…”
Kazura había oído hablar acerca de la construcción exterior del pueblo de Valetta hacía diez días, pero nunca habría imaginado que hubieran podido avanzar tanto en el asunto en este corto periodo de tiempo. Estimaba que habría sido bastante satisfactorio solo con rodear el pueblo con tablas de madera y cavado un foso, algo no demasiado profundo, a modo de pequeño obstáculo. Pero la muralla que habían construido era una genuina empalizada de madera afilada, como las que se pueden observar en las películas de guerra durante la edad media. El foso tenía sesenta grados de inclinación y su profundidad era cercana a los dos metros.
Kazura se daba cuenta que había tomado la personalidad de Valetta a la ligera. Esta chica era del tipo de chica que realizaba a fondo las cosas que decía.
“En realidad, quería proceder con la construcción más rápido, pero hemos tenido que retrasar el trabajo porque los materiales eran insuficientes… Umm, aunque te había dicho de manera orgullosa que podríamos hacernos cago de una manera o de otra, ¿podría pedirte nos apoyes con algunos materiales y herramientas?”
“Claro, sin problema. Os daré todo lo que necesitéis. Solo tienes que pedirlo.” – Kazura le respondió con una sonrisa y Valetta sonrió encantada,
“De verdad muchas gracias. Esto… Tal vez podamos continuar con nuestra conversación dentro de la casa…”
“Ah, tienes razón, vamos para allí.”
Valetta le había hecho una sugerencia, con la que Kazura estaba de acuerdo. Antes de irse le dijo a Isaac que le esperara unos pocos días y entro en el pueblo.
* * *
Había pasado un largo tiempo desde la última vez que Kazura estuviera en la residencia de Varin. Y ahora estaba sentado en el comedor principal junto con Valetta y Varin mientras tomaban la cena y mantenían una conversación ociosa. La comida que habían preparado consistía en las patatas cosechadas en el pueblo y arroz mezclado con nueces de bellotas trituradas, verduras salteadas con carne de pollo enlatada, gusanos de Arcadia asados y melocotones enlatados.
“Ya veo, Isteria está en tal situación desesperada…” – dijo Varin.
“Exacto, hasta tal punto que apenas son capaces de sostenerse, ya que no tienen prácticamente nada. Si mi apoyo hubiese comenzado medio año más tarde, podría haber terminado en un desastre. Por ahora hemos construido norias; lo siguiente va a ser la expansión de los campos de cultivo y el problema de la higiene.”
Kazura les estaba relatando el resumen de todo lo que había hecho en Isteria. Varin asentía mientras escuchaba la historia con una expresión seria. Valeta también respondía mientras escuchaba la historia, pero de vez en cuando se giraba para observar el brazalete que tenía en su muñeca.
“Uff, problemas de higiene. Creo que se podrían solucionar de algún modo si tuvieran acceso constante a agua limpia como nosotros, pero la ciudad está llena de distritos desordenados, por lo que no es como si pudieran instalar canales de agua por toda ella.” – las palabras de Varin estaban llenas de emoción al mismo tiempo que comía rápidamente el arroz de su plato. Al terminar… – “Bueno, tengo que salir fuera para la patrulla nocturna. Volveré al amanecer, por favor, que tengas un buen descanso.”
“¿Eh? ¿Patrullar? ¿Ahora? Pero la unidad del señor Isaac está a la entrada del pueblo, por lo que no hay problema si descansas por hoy…”
“No, no es posible. Después de todo, no sabemos qué es lo que puede ocurrir. Así que me voy.”
Sin tener en cuenta lo que decía Kazura, Varin salió de la residencia.
‘¿Qué ocurre con estos arreglos, últimamente ocurren con bastante frecuencia…? No importa cómo lo piense. Bueno, tal vez solo está siendo considerado.’ – pensó Kazura.
En su visita anterior al pueblo de Grisea, durante varios días y hasta que Kazura partió hacia Isteria, Varin salía cada noche para dejar a Kazura y Valetta solos. Como la última vez el ambiente se había encendido hasta cierto punto, como era de esperar, Kazura había notado los sentimientos de Valetta, algo que él también consideraba agradable. Sin embargo, Valetta solo tenía quince años. En Japón estaría en tercer año de la escuela media, por lo que era muy joven y la excesiva diferencia de edad hacía dudar a Kazura de tomar el siguiente paso. No dar el siguiente paso solo por este simple razonamiento hacía ver a Kazura como un cobarde, pero honestamente, no podía negarlo.
Kazura se giró hacia Valetta, que observaba a Kazura un poco inquieta.
“Señor Kazura, ese brazalete…”
“Ah, ¿este? Cuando partí de Isteria, la señorita Liese… La hija del señor Narson me lo regaló.”
Tras la tímida pregunta de Valetta, Kazura se desabrochó el brazalete y se lo entregó a Valetta.
“La señorita Liese… Le regaló esto…”
Valetta observaba fijamente el brazalete que acababa de recibir.
“La señorita Liese tiene catorce años de edad, pero hace hasta el último esfuerzo para ayudar en el trabajo por el bien de la provincia. Parece tener cierta popularidad con los habitantes, por lo que con su ayuda, la eficiencia ha aumentado. Aún es joven, pero ya es tan asombrosa que resulta admirable.”
“E-es… Así…”
Viendo cómo Kazura alababa a Liese, Valetta, que seguía mirando el brazalete, solo pudo responder con voz débil.
“Además, interactúa con todos de manera amigable. Incluso me hizo este brazalete a mano. Es por estas muestras de atención como esta que es tan popular con los habitantes; debe haber varios nobles proponiéndole matrimonio. Después de todo, es la hija de un señor noble, por lo que sus acciones respaldan este hecho.”
Kazura describía con admiración a Liese, a lo que Valetta levantó su rostro con un ‘¿Cómo?’ reflejado en su rostro.
“Tener tal sabiduría y enfoque a tan corta edad es en verdad sorprendente. Tengo que aprender de su ejemplo y…”
“E-esto… Cuando la señorita Liese te entregó este brazalete, ¿te dijo algo?”
“¿Umm? No recuerdo… Ah, ¿dijo que cuidara de mí mismo? ¿O quizá que este brazalete era un amuleto de buena salud?”
“Ah, sí, algo así. Como… Haz todo lo que puedas para tener buena salud.”
Ante la falsa información que Valetta acababa de vomitar repentinamente de su boca, Kazura asintió como diciendo ‘Ya veo’. Valeta apretó con fuerza el brazalete de su mano y con una expresión desgarradora bajó su mirada una vez más.
“¿Señorita Valetta…?”
Por alguna razón, el estado de ánimo de Valetta había cambiado, lo que hizo que Kazura se alarmara en su corazón
‘¡Ah! ¿Qué he hecho?’
Pensaba que esto era debido a que había estado alabando a Liese, su trabajo y su popularidad con los habitantes. Sin embargo, Valetta inmediatamente levantó su rostro y miró a Kazura con gesto serio.
“Señor Kazura, hay algo que quiero pedirte.”
“Um, ¿pedirme?”
Kazura respondió desconcertado, a lo que Valetta asintió.
“Cuando vuelvas a Japón, me gustaría que compres más libros. Si es posible, me gustaría leer libros de historia o libros técnicos.”
“¿Libros de historia y libros técnicos? ¿Sobre qué tema quieres leer? Hay tantos tipos de libros históricos… Además, ¿libros técnicos sobre la ingeniería de construcción? Creo que en la librería que compré la otra vez había buenos libros al respecto.”
“Ya he memorizado el contenido de cada libro de esta casa. Ya sea sobre ingeniería, medicina, militar… El tema del libro no importa. Quiero leer más acerca de cosas que no he visto antes. Estaría agradecida si pudiera leer sobre un periodo similar al nuestro.”
“Eh, ¿también militar? Mejor dicho, ¿de verdad me estás diciendo que has leído todos los libros de esta casa…?”
Sin pensarlo, poco después Kazura le dijo a Valetta que le contara lo que recordaba del contenido de cada libro. La casa tenía varias decenas de libros que Kazura había comprado anteriormente. Poder recordar el contenido de cada libro en este corto periodo de tiempo… Era algo que Kazura no podía imitar.
“Sí, tal vez no lo pueda poner en práctica, pero he memorizado cada palabra. Sin embargo, no es suficiente. Quiero leer muchos más, de diferentes variedades… No importa que yo…”
Las palabras de Valetta se detuvieron. Como si estuviera soportando algo, bajó la mirada. Sin embargo, inmediatamente levantó la vista y miró a Kazura; sonreía aunque tenía los ojos brillantes por las lágrimas.
“Esta petición, ¿puedes cumplirla?”
“Sí, por supuesto. Compraré una montaña de libros.”
Kazura no podía leer las intenciones de Valetta, pero aun así asintió con una sonrisa. Valeta hizo una expresión relajada y expresó su gratitud a Kazura. Y así volvieron a su cena mientras continuaban charlando.
«Quiero estar a tu lado.» Para que Valetta pudiera decir estas palabras, se necesitaba un poco más de tiempo.