Arco 10 Capítulo 79
Soldados divinos
Traducido por Alsabov
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
Era la mañana del día siguiente. Tal como lo había dicho antes, Varin regresó al amanecer y se unió a Kazura y Valetta en el desayuno. Cuando terminaron hicieron un pequeño descanso, que Valetta aprovechó para charla con Kazura mientras anotaba las cosas que debía traer desde Japón en su libreta.
Como Kazura no iba a volver a Isteria durante varios días, revisaba cuidadosamente la lista para que no llegara a olvidarse de comprar algo. Después de una revisión minuciosa que le tomó treinta minutos, Valetta acompañó a Kazura a la entrada de la residencia para que partiera a Japón. Después lavó con habilidad los platos que habían ensuciado. Posteriormente, cogió la cesta de ropa para lavar junto con un bote con jabón y salió de la residencia. Salió del pueblo y caminó hacia el acueducto por donde fluía el agua del río.
‘Lo ideal sería que por el acueducto del pueblo siempre circule agua.’
Cuando no estaban llenando la reserva de agua del pueblo, el agua que extraía la noria volvía al río por un canal que derivaba en la entrada del pueblo, por lo que no había agua en el acueducto dentro del pueblo. Por eso mismo, cuando la reserva de la aldea estaba llena, como en la situación actual, era necesario salir del pueblo para usar el agua.
Antes de que Kazura llegara al pueblo, el agua que usaban para cocinar o lavar era extraída del río con baldes y frascos que necesitaban llevar de regreso a las casas, por lo que cuidaban cuánta agua usaban para sus necesidades. Comparado con eso, su estilo de vida se había vuelto mucho más cómodo, pero como uno esperaría, quería que su estilo de vida fuera aún más cómodo. Por cierto, la noria que usaban era la que Kazura había traído desde Japón.
Valetta llegó al canal de agua y se encontró con los criados de la unidad de Isaac, que estaban haciendo la colada junto al canal. Valetta les saludó y, tal como estaban haciendo ellos, se acomodó junto al canal y cogió agua en el balde. Pasó el jabón por la ropa y comenzó a frotarla a fondo. Después de diez minutos, toda la colada había sido lavada por completo, por lo que se puso de pie y comenzó a ver lo que había a su alrededor.
No muy lejos del canal había un campamento con varias tiendas instaladas y carruajes estacionados a su lado. Valetta observó desde fuera del campamento y divisó la figura de cierta persona. Aunque iba cargada con la ropa, comenzó a correr ligeramente hacia él.
“Señor Isaac, buenos días.”
Isaac, que estaba conversando sobre algo con los soldados, se giró cuando Valetta le llamó, sonriendo.
“Buenos días. Te pido perdón por llegar tan tarde ayer por la noche. ¿Ha regresado el señor Kazura la Reino de Dios?”
Después de despedir a los soldados cercanos, Isaac se había asegurado de que no hubiera nadie cerca antes de preguntar sobre el paradero de Kazura.
“Sí, acaba de irse. Ha dicho que regresaría un momento mañana al mediodía, pero posiblemente deba regresar nuevamente al Reino de Dios.”
“Es así… También en Isteria, el señor Kazura nos ha estado ayudando con su mayor esfuerzo sin escatimar tiempo por el bien de nuestro país. Cuando el señor Kazura regrese, por favor hazle tener un poco de descanso durante el tiempo que se quede en el pueblo, de una manera o de otra. Si hay algo que pueda hacer para ayudar, por favor dímelo.” – dijo Isaac con la misma sonrisa.
En sus palabras no había ni una pizca de la arrogancia que uno suele esperar de un noble. Eso hacía que Valetta estuviera feliz. Havel y Narson la habían tratado amablemente, pero Valetta sentía que era diferente comparado con Isaac. Mientras estuviera al lado de Kazura, él sería la persona de mayor confianza para Kazura, sin importar lo que pasara.
“Lo entiendo. Puede ser repentino, pero hay algo que me gustaría pedirte, señor Isaac. ¿Puedo hacerlo?”
“Por supuesto. Por favor, dime qué necesitas.”
“Quisiera que me enseñaras artes marciales.”
La repentina petición de Valetta hizo que Isaac se sorprendiera.
“¿Artes…? ¿Marciales? ¿Puedo preguntar por qué?”
Cuando Isaac le preguntó la razón, Valetta le miró con seriedad. A pesar de que era una cabeza más pequeña que él, Valetta necesitaba mirarlo a los ojos.
“Cuando el pueblo fue atacado por bandidos, me llené de miedo y no pude hacer nada. Por lo que si algo como eso vuelve a suceder, quiero ser capaz de ayudar a combatir.”
Después de decir esto, Valetta parecía dudar sobre continuar con sus palabras. Entonces, se dio cuenta que Isaac la estaba tomando en serio, y eso reforzó su determinación. Iba a decirle toda la verdad a la persona que tenía delante.
“Quiero proteger al señor Kazura. Por ese motivo, las artes marciales son necesarias.”
Después de escuchar lo que decía Valetta, Isaac le sonrió gentilmente.
“¿Las artes marciales son necesarias?”
“Sí, las artes marciales son necesarias.”
Entonces, Isaac se quedó pensativo por varios segundos, soltó un suspiro y comenzó a hablar.
“Podías haber empezado diciendo que querías proteger al señor Kazura. De todos modos, las artes marciales no son algo que puedas dominar en una noche. Si quieres usarlas para proteger a los demás, te tomará aún más tiempo dominarlas. Además, el tiempo que tengo para venir a la aldea de Grisea es limitado. Me temo que no puedo ayudar a la señorita Valetta a aprender artes militares.”
“Eso puede ser cierto, pero por favor, si puedes enseñarme las bases y los métodos de entrenamiento, entonces aunque el señor Isaac no esté en el pueblo, puedo entrenar por mi cuenta.”
Isaac se puso serio con las palabas de Valetta.
“¿Cuántas veces crees que puedo venir al pueblo en un mes? Puedes decir que entrenarás por tu cuenta, pero si coges un mal hábito mientras no estoy aquí, será irreparable. Además, no estoy nada convencido de que la señorita Valetta sea apta para una pelea. Pienso que la señorita Valetta debería enfocarse en otra cosa.”
“Si piensas eso… Por favor, pruébame.”
“¿Probar…? ¿El qué?”
Isaac la miraba perplejo, pero los ojos de Valetta iban directamente a los suyos.
“Por favor enfréntate conmigo. Si gano, por favor, me enseñarás artes marciales. Si pierdo, me rendiré y no te pediré que me entrenes.”
“…”
Valetta estaba haciendo una apuesta sorprendente, por lo que las palabras ‘¿Qué es lo que sucede con esta chica?’ estaban escritas en su rostro. Sin embargo, Valetta no mostraba la más mínima expresión de que fuera una broma. Resultaba obvio que estaba siendo seria al respecto. Isaac soltó un suspiro como diciendo ‘¡Madre mía!’”
“Ya que has llegado tan lejos, tengamos el duelo. Sin embargo, si pierdes el asunto está terminado. ¿Te parece bien?”
Cuando Isaac aceptó, Valetta relajó su expresión y sonrió. Su sonrisa era tal como si ya hubiera ganado el encuentro.
“Sí, muchas gracias. Quiero poner a secar la ropa primero. ¿Está bien si tenemos el encuentro después de eso?”
“Entiendo, iré preparando el equipo. ¿Te parece bien usar espada y escudo?”
“No hay problema. Aunque sea un escudo pesado, me parece bien. También será mejor que el lugar para el encuentro sea en el bosque de las afueras del pueblo.”
“¿En el bosque? Entiendo. Me dirigiré para allí una vez tenga todo preparado.”
“Sí, muchas gracias.”
Valetta hizo una reverencia, y con paso ligero se apresuró hacia el pueblo. Aunque Isaac no estaba satisfecho por lo que iba a hacer, se dirigió hacia el campamento para tomar el equipo.
* * *
Habían pasado treinta minutos. Dentro del bosque, Valetta sostenía un escudo redondo de mano y una espada de madera de entrenamiento en su otra mano mientras estaba de pie frente a Isaac. La empuñadura de la espada era de bronce, por lo que no se rompería con el impacto. El escudo era de los que usaban los soldados; un escudo redondo reforzado con bronce en su borde. Éste tenía un asa de cuero para sujetarse al antebrazo, de manera que el peso se pudiera distribuir más uniformemente. Isaac y Valetta llevaban la misma equipación, y había cinco metros de distancia entre ellos.
“Umm, gracias por acceder al encuentro. Entonces, ¿cómo decidiremos quién gana?”
“Dejemos que sea hasta que uno de nosotros diga ‘me rindo’. Si nadie lo hace, tendremos que decidir conforme a la situación.”
Las preguntas de Valetta sonaban un tanto nerviosas, mientras que Isaac respondía con todo indiferente. Aunque su oponente era una chica cinco años más joven que él, Isaac no iba a ser descuidado ni blando con ella. Si Valetta pensaba que iba a ser considerado con ella, estaba en un error; no tenía intención de cumplir sus expectativas. Si la atacaba de manera delicada, en un futuro podía perder la vida. Por lo que se enfrentaría a ella incansablemente, pues era por su propio bien. Con esto en mente, Isaac endureció su corazón.
“Está bien. Ataca con toda tu fuerza. No quiero que tengas remordimientos, pelea con todo lo que tengas.”
“¿Con toda…? ¿Mi fuerza…?”
Cuando Isaac le dijo que lo diera todo, Valetta se notaba un poco incómoda. Parecía que estaba preocupada de usar toda su fuerza.
“Así es, con toda tu fuerza. Ataca con intención de matar. Como si fuera una venganza contra un oponente odiado, con toda tu fuerza.”
“A-aunque lo digas así…”
“Entonces, imagina que soy un enemigo que desea matar al señor Kazura. Un enemigo que planea quitarle la vida a alguien que valoras, alguien a quien debes enfrentarte sin dudas.”
Era una manera extraña de comenzar la pelea, pero para que no hubiera ningún remordimiento después, Isaac incitaba a Valetta que le atacara con toda su fuerza. Pelear inspirado por la ira hacía que fuera difícil pensar calmadamente, por lo que no era una buena forma de pelear. Pero, en la situación actual, esos detalles se podían omitir.
Valetta, una principiante; Isaac, un soldado genuino. Había una gran diferencia en sus habilidades de combate, juicio, y también en su condición física. Luchar con todo su poder por el bien de un ser querido, aunque terminaba perdiendo. Lo aceptaría, o eso era lo que Isaac pensaba.
“Enemigo… Del señor Kazura.”
Valetta cerró los ojos mientras enfocaba su mente.
“…”
Imaginó a Isaac frente a ella a punto de matar a Kazura. Balanceaba su espada y cortaba el brazo de Kazura. Su cuerpo era atravesado, la sangre corría sin cesar de sus heridas. Asesinado a sangre fría, su ser querido yacía en el suelo como un cadáver. Con tal escenario frente a ella, aun estando cerca de él, no podía hacer nada salvo ver conmocionada la escena.
Calmándose, repitió esa escena una y otra vez en su mente. La tragedia que construía en su mente hacía que una emoción oscura, odio, surgiera y se adueñara de su corazón. El corazón murmuraba en su interior, ‘Debo matarlo’, llenando su mente con instinto asesino.
“¿…?”
Cuando Valetta abrió los ojos, el aire a su alrededor había cambiado, lo que hizo a Isaac tragara saliva. Toda expresión había desaparecido de los ojos de Valetta. Dentro de los ojos que le miraban se encontraba un tremendo deseo de sangre. Antes de que se diera cuenta, el canto de las aves y el chillar de los insectos del bosque se había detenido.
“¡Allá voy!”
Con esa corta declaración, Valetta rasgó el suelo mientras lo pateaba y se abalanzó hacia Isaac. Los cinco metros de distancia desaparecieron en segundos. En un instante, se habían encontrado. En ese momento, la espada de madera de su mano derecha barrió hacia él con todo su poder.
“¿¡Gugh!?”
No era un ataque experto, ni uno débil; solo un fuerte golpe cargado con un tremendo poder destructivo. Isaac apenas se pudo defender con el escudo gracias a sus reflejos. Junto a un fuerte golpe metálico, el sonido del impacto cacofónico, el increíble momento del ataque se transfirió hacia su mano desde el escudo. Aunque Isaac se había visto forzado a retroceder por el fuerte ataque, balanceó su espada de madera diagonal hacia Valetta. Aun desde una postura inestable, era un ataque genuino, sin ninguna intención de ir fácil contra ella. Sin embargo, aunque creía que el ataque golpearía el hombro de Valetta, en realidad la espada solo cortó el aire.
“…”
Ágilmente, Valetta se inclinó hacia un lado y pudo esquivar el ataque de Isaac. Inmediatamente retrocedió, saltando dos metros hacia atrás. Después de ganar distancia, corrigió su postura. Bajó la cintura, y una vez más pateó el suelo y se lanzó hacia Isaac. Por segunda vez, puso toda su fuerza en un fuerte barrido lateral. Pensando que iba a usar el mismo método de ataque por segunda ocasión, Isaac se alineó para recibir el ataque de Valetta con su escudo y bloquear el golpe.
“¿¡Que!?”
Pero en el momento en que la espada de Valetta chocaba con el escudo de Isaac, ella soltó su espada y cogió el borde del escudo. Aprovechándose de la inercia, Isaac fue empujado a la fuerza hacia adelante.
“¡Auch!”
Había perdido el equilibrio y tropezado hacia adelante, casi como si le hubieran enviado volando. Isaac perdió completamente la postura y cayó al suelo, aterrizando de morros contra el suelo.
“Yo gano.” – dijo Valetta.