Capítulo 20
Todos ganan
Traducido por Thornapple
Corregido por DaniR
Editado por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars
“¡No! ¡De ninguna forma! ¡Arthur! ¿Sabes lo peligroso que es convertirse en un Aventurero? Acabas de volver después de que creyéramos que estabas muerto, ¿y ahora me dices que quieres ir a que te maten allá afuera? ¡De ninguna forma! Absolutamente no.”
Madre estaba a punto de llorar mientras decía esto. Nunca había sido buena controlando sus emociones. Eleanor estaba a su lado, aferrada a su pierna.
“Mamá, no te enojes. ¡Hermano no es una mala persona! Uuu… Mamá, no llores.”
La Directora Goodsky había abandonado la mansión después de mi anuncio. Me di cuenta que todavía quería hacerme muchas más preguntas, pero nos excusamos para tener nuestra charla familiar. Actualmente estábamos en la habitación de mis padres con Madre de pie frente a mí, prohibiéndome pensar siquiera sobre algo tan remotamente peligroso. Padre era un poco más racional. Me di cuenta de que a él tampoco le gustaba la idea, pero no tenía ninguna razón para negármelo aparte de mi edad. No iba a discutir con Madre. Decía todo esto porque estaba preocupada, y no podía culparla por eso. Era algo que ya había esperado, y quería ir contándoles poco a poco esta idea, pero la reunión con la Directora Goodsky me había quitado la oportunidad. Después de estar en silencio por un tiempo, Padre finalmente habló.
“Cariño, al menos escuchemos a Arthur. No estoy diciendo que esté de acuerdo en que se convierta en un aventurero, pero ¿no crees que al menos deberíamos escuchar lo que tiene que decir?”
“¡¿Cómo puedes decir eso después de lo que pasó ese día?!” – gritó Madre, rompiendo en un arrebato de sollozos.
Miré a mi padre en busca de una respuesta, curioso de lo que ella decía, pero él simplemente negó con la cabeza y consoló a mi madre. Cuando se calmó lo suficiente, parecía ser un buen momento para que pudiéramos continuar con nuestra charla. Agarré las manos de mi madre.
“Madre. No pensaba irme mañana. Estaba pensando en pasar unos meses en casa con vosotros.”
Ella seguía callada, pero su expresión se suavizó un poco ante esto y simplemente le di una sonrisa cálida. Sylvie hizo lo mismo y comenzó a lamer su mano.
“Después de estar en el Reino de los Elfos durante tres años, me perdí mucho de lo que quería saber de nuestro mundo. Solo pienso que convertirme en un aventurero sería la mejor forma para ganar más experiencia práctica.” – insistí, sin soltar las manos de Madre.
“Entiendo a qué te refieres, Arthur. Cuando era un poco mayor, yo también deseaba tener algo de experiencia en la lucha de la vida real tan pronto desperté como mago.” – recordó Padre. – “Pero tu madre también tiene razón, es peligroso e impredecible.”
Mi madre asintió enérgicamente con la cabeza. Me quedé en silencio durante un rato mientras reflexionaba.
“Padre. Madre. ¿Y si tuviera algún tipo de guardia o tutor conmigo? ¿Os haría sentir mucho mejor esa situación?”
“…”
“Hmm… Ya sabes, no es una mala idea.” – casi podía ver los engranajes moviéndose en la cabeza de mi padre mientras comenzaba a pensar en los posibles candidatos.
“P… Pero… ¡No podré verte hasta dentro de tres años!” – dijo Madre volviendo a protestar.
Negando con la cabeza, le dije:
“Madre, no haré largos viajes ni misiones peligrosas en lugares lejanos. Intentaré volver a casa cada ciertos meses, tal vez incluso con más frecuencia dependiendo de lo que haga.”
“Hermano, ¿te vas?” – mi hermana tenía una expresión como si le acabaran de decir que Santa Claus no existía. Comencé a entrar en pánico.
“No… no, Ellie, me quedaré aquí. A partir de ahora verás muchó a tu hermano, ¿vale?”
Aparentemente, tanto Madre como Padre le habían contado a Eleanor muchas historias sobre mi y sobre lo fuerte e inteligente que era. Unos de los cuentos favoritos para antes de dormirse era cuando salvé a Madre de un grupo de chicos malos en la cima de un acantilado y que me había lastimado, por lo que me tomé un tiempo para volver a casa. Eventualmente, me había vuelto una especie de héroe para mi hermana.
Miré hacia Madre. Su cara estaba mucho más tranquila después de hablar sobre esto. Supongo que ella había asumido el peor de los casos y creía que quería matar al mal más fuerte del mundo a la edad de ocho años, o algo así.
“De todos modos, ¿por qué quieres ser un aventurero antes de ir a la Academia? ¿No suele ser al revés?” – murmuró mi madre en voz baja.
“La razón es esta, Padre: quiero poner a prueba mis habilidades en situaciones de la vida real. Además, Madre, quiero al menos tratar de encajar con todos en la Academia a la que voy a ir. Sería mucho más difícil encajar si empezara a ir a la Academia con ocho años. No creo que pueda hacer muchos amigos con una diferencia de edad tan grande.”
Era una excusa muy lamentable, pero, por una vez, Madre me miró con una expresión de comprensión. Supongo que era la peor pesadilla para una madre que su hijo se convirtiera en un solitario. No era una completa mentira, ya que lo que decía lo hice pensando en el último deseo de Sylvia. Ella quería que yo disfrutara de la vida y que tuviera una juventud de no solo entrenamiento. Esta era una promesa que planeaba seguir sin importar lo que pasara.
“Además, voy a estar aquí un par de meses, de todos modos. ¿Quién sabe? Quizá te canses de mi para ese entonces, y me eches antes de que tenga la oportunidad de irme.” – dije guiñándole un ojo a Madre. Eso hizo que me ganara un golpe en la cabeza, pero ella también se rió.
“¡Tú! Eres igual que tu padre en momentos como este. Gracias a Dios que al menos tienes mi inteligencia.”
Madre me dio un gran abrazo, dejándome con una cálida sensación a la que aún no me había acostumbrado.
“¡Oye! ¡¿Qué hay de mi inteligencia?! ¡También ha recibido mis grandes habilidades de fuego, que lo sepas!” – protestó mi padre.
“¡Hmph! Mi hijo obtuvo sus habilidades de anormal de mí.” – Madre me alejó de Padre y le sacó la lengua.
“¡Ellie, también! ¡Bleh!” – mi hermana copiaba a Madre y le sacó la lengua a mi devastado padre.
“¡Sniff! Nadie está de mi lado.” – dijo Padre llorando alegremente, tratando de abrazar a su hija, dejándonos a todos con un ataque de risa.
* * *
El día siguiente era domingo, por lo que Padre tenía el día libre. Tanto la Familia Leywin y la Helstea estábamos desayunando.
“Entonces, ¿habéis decidido sobre qué es lo que vais a hacer con Arthur?” – preguntó Vincent, medio masticando su tortilla.
Tabitha negando con su cabeza dijo:
“Lo juro. A veces, me cuesta creer que eres un noble con tus horribles hábitos al comer, querido.”
“Ku, ku, ku, no te preocupes. Al menos tu marido es mejor que el mío. ¿Recuerdas aquella cena en la que Rey escupía su comida por tanto reir? Tuve que usar a Ellie como excusa para levantarme de la mesa porque estaba muy avergonzada.” – suspiró mi madre.
“¡Cof, cof! ¡Como sea! Sí, después de hablar sobre ello por la noche, estuvimos de acuerdo en dejarlo volverse un aventurero bajo ciertas condiciones, Vince.” – Padre se sonrojó un poco mientras intentaba volver a cambiar el tema.
“¿Oh? ¿Qué condiciones?” – respondió curiosa Tabitha mientras cortaba en trozos la tortilla para Lilia.
“No se convertirá en aventurero hasta después de su cumpleaños, que es dentro de tres meses. También decidimos tener a un guardia con él durante sus misiones. Además de eso, creo que es lo suficientemente inteligente como para manejar el resto por su cuenta. Por supuesto, la última condición es que nos visite lo más a menudo posible.” – explicó mi padre, comiendo el resto de su carne asada.
“¿Tienes a alguien en mente sobre quien será su guardia? Diablos, ¿hay algún guardia que sea capaz de protegerlo? ¡Creo que Arthur será el que protegerá al guardia!” – empezó a reírse al pensar lo ridículo que sería que un niño de ocho años protegiera a un aventurero adulto y veterano.
Mi madre le contestó, mirando a mi padre:
“No hemos encontrado ninguna persona que se ajuste a ese criterio. Rey y yo creíamos poder encontrar a uno de entre los guardias de la Subasta Helstea, pero no pudimos encontrar a ninguno.”
“¿Puedo tener otro trozo de tortilla más, por favor?” – dijo mi hermana con su tenedor levantado en el aire.
“¡Ya sé!” – Padre se levantó ante su repentina revelación, haciendo que casi me ahogara con el trozo de carne que tenía en la boca.
“Los Cuernos Gemelos volverán pronto de una expedición a una mazmorra. ¡Recibí una carta del Salón del Gremio de Aventureros que dice que volverán en dos meses! ¡Es perfecto! ¿Por qué me ha llevado tanto tiempo pensar en esto? Podemos hacer que uno de los Cuernos Gemelos te cuide. ¡Arthur! Aún los recuerdas, ¿verdad?” – los ojos de Padre brillaban con emoción.
“¡Hey! ¡Esa no es una mala idea!” – dijo Madre desde la cocina; su voz denotaba extrañeza por el hecho de que mi padre tuviera una buena idea.
Dándole un pedazo de carne a Sylvie, que se había posado en mi regazo con sus patas delanteras sobre la mesa, respondí:
“Por supuesto que los recuerdo. Es una gran idea, Padre. ¿Ellos saben que he vuelto?”
“No. Desafortunadamente, aún no he tenido la oportunidad de mandarles una carta. Estaba planeando hacer eso hoy.”
Padre se sentó, rascando su cabeza. Vincent intervino en la conversación después de terminar con su desayuno.
“Arthur, ayer le dijiste a la Directora Cynthia que no ibas a mostrar tus poderes a nadie hasta que te inscribieras en la Academia Xyrus, ¿verdad? ¿Cómo planeas hacer eso mientras eres un aventurero?”
“Ah, sí. Quería llegar a eso.” – dije mientras tomaba una fresa con mi tenedor. – “Planeo mantener mi identidad oculta mientras sea un aventurero. He leído que hay muchos miembros del Gremio de Aventureros que usan un alias, para no revelar sus identidades al público.”
Desafortunadamente, como no había forma de ocultar la apariencia de Sylvie, tendría que hacer un buen trabajo para esconderla. Por otro lado, era lo suficientemente pequeña como para caber dentro de una capa si es que los bolsillos eran lo suficientemente grandes.
“Mm… Ya veo.” – tanto Vincent como Tabitha asintieron con su cabeza.
Con eso, terminó el desayuno y todos nos separamos. Padre fue al Salón del Gremio para enviar una carta a sus antiguos compañeros de grupo, mientras que mi madre y Tabitha iban de compras, llevándose a Ellie y Lilia con ellas. Me pidieron que fuera también, pero las rechazé cortésmente para evitar el sufrimiento que ellas llaman un pasatiempo.
Me lavé y me dirigí hacia el ala derecha de la mansión, donde estaba la oficina de Vincent.
*Knock**Knock*
“¿Sí?”
“Soy Arthur.” – respondí.
La puerta se abrió revelando a Vincent con una mirada curiosa.
“¡Ah, adelante! ¿Qué te trae por aquí, Arthur? Nunca habías venido a mi oficina antes.”
“Ah, sí. Hay cierto asunto del que quiero hablarle hoy, esa es la razón por la que vengo.” – dije mientras miraba los montones de documentos en el suelo y en su escritorio.
* * *
Punto de vista de Vincent Helstea:
¿Este niño realmente solo tiene ocho años? Escalofríos corrian por mi espina dorsal con el tono de su voz. ¿Por qué estaba tan nervioso con la mención de ‘cierto asunto’ del que quería hablarme?
“¿Qué tipo de asunto es?” – le pregunté con sencillez, con mi cara volviendose un poco más seria.
“Me gustaría pedir su ayuda para obtener algunos objetos que podrían ser difíciles de encontrar.” – continuando, se sentó y continuó con los ojos fijos en mi. – “Necesito un manto o una túnica con capucha y una máscara que cubra toda mi cara. Es imperativo que la máscara tenga una función para cambiar mi voz.”
No fue difícil entender por qué quería estos objetos. Como dueño de la Casa de Subastas Helstea, que atría incluso a los más altos nobles e incluso la Familia Real, no debería ser muy difícil conseguir estos objetos. La máscara podría ser un poco más complicada, ya que necesitaba ser creada por un artesano de elemento sonido, pero se podía hacer. Pero… ¿Por qué había tal sensación de pesadez en el cuarto?
No sabía bien qué es lo que era… ¡Eso es! ¿Por qué este niño de ocho años daba la misma sensación de presión que la que tuve cuando estaba al lado del mismísimo Rey de Sapin? No. La atmosfera ahora era aún más pesada que la vez que estuve con el rey. Claramente me estaba pidiendo un favor. Pero se sentía como si me estuviera juzgando, casi como si tratara de evaluar si ponerme en la lista de ‘personas que mantener con vida’.
Nunca había sentido esto de él, pero eso se debía probablemente a que solo lo había visto con su familia. Rápidamente le respondí, queriendo acabar con esto.
“Claro, no debería ser un problema conseguir esas cosas. La máscara puede tomar un poco de tiempo, pero estoy seguro que la tendremos antes de que te conviertas en un aventurero.”
Su leve asentimiento me llenó de alivio. Tenía nobles que esperaban en filas para presentarse ante mí, pero este chico…
“¿Hay algo que necesites de mi ayuda a cambio? Me sentiría mal si te pidiera esto sin ninguna compensación.” – respondió.
Sentí que se me formaba un poco de sudor sobre mis cejas.
“E… Está bien, de verdad. En realidad, le debo mucho a tu padre. Puede que trabaje para mí, pero la forma en que entrena a mis guardias ha disminuido la cantidad de problemas que ocurren durante las subastas.”
Era la pura realidad, la verdad. Rey se había vuelto una parte irremplazable de la Casa de Subastas Helstea. Su liderazgo y carisma entre los guardias que entrenaba era de primera clase. Se lo debía de cuando salvó mi vida y se lo debo a él y a su familia ahora. Incluso con el generoso salario muy por encima de la media que ganaba y dejar que se quedara en nuestra casa, todavía se sentía como una ganga de mi parte. Tanto Tabitha como Lilia se han vuelto más felices que nunca después de que Rey se mudara con Alice y tuvieran a Ellie. Siempre me había sentido culpable por no poder pasar tanto tiempo con mi familia como ellas querían, pero las cosas estaban mucho mejor ahora.
“Hmm, hablando de entrenamiento, eso me da una idea.” – murmuró mientras miraba hacia abajo.
Había notado hace rato que, cuando Arthur comienza a pensar, su mirada… Su mirada se enfoca a los lejos y sus cejas se ciñen; el sutil pliegue cerca de sus labios y el leve movimiento de su nariz le hacen parecer que piensa algo por encima de la inteligencia humana normal de lo que debería ser capaz de hacer.
*Suspiro*
Es difícil creer que tiene la misma edad que mi pequeña Lilia.
“Permítame comenzar a entrenar a su hija para que se vuelva una maga.”
Arthut pisaba esta mina terrestre como si solo estuviera hablando del clima.
* * *
Punto de vista de Arthur Leywin:
“Tenía la intención de empezar a enseñarle a mi hermanita sobre la manipulación del maná pronto. No sería mucha molestía incluir a Lilia en estas lecciones. Me he dado cuenta que tanto como usted y la señora Tabitha no son magos, así que puede que le sea imposible despertar por sí sola, pero si empezamos ahora, creo que podría desperar por la edad promedio.” – dije.
Mi declaración fue recibida con un silencio. Levanté la vista para ver a Vincent tirar la pila de papeles con los que había estado hurgando nerviosamente. Mientras que su rostro había quedado congelado, podía escuchar el latir de su corazón volviéndose más rápido.
“Pu… ¿Puedo creer en que lo que acabas de decir? ¿Realmente puedes lograr que me hija se vuelva una m… maga?” – preguntó después de un aparentemente largo momento de silencio.
“Claro. Será un proceso largo, pero definitivamente es posible. Er… Tendré que pedirle que mantenga las lecciones con un bajo perfil, sin embargo. Odiaría ser bombardeado por padres cariñosos pididiéndome que convirtiera a sus hijos en magos.” – solo me reí, tratando de aliviar la tensión.
Vincent asintió enérgicamente después de no poder forma una frase coherente…
“Sinceramente… No habría mayor felicidad que ver a mi hija convertirse en una maga.” – se las arregló para tartamudear, con las lágrimas a punto de brotar.
“¡Genial! ¡Entonces le dejaré el tema de los objetos que discutimos a usted! Ahora, permítame excusarme. Lamento molestarlo con su trabajo.”
Salí del cuarto, recogiendo a la dormida Sylvie de mi regazo. Me alegro que haya salido todo bien.