Arco 6 Capítulo 47
Cosas importantes
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars
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“Las piedras utilizadas para construir los muros de este edificio han sido unidas con algo, ¿verdad?” – preguntó Kazura.
“Sí, se usa una mezcla de yeso y arena. También usamos yeso para unir las piedras pequeñas con los ladrillos.” – contestó Isaac.
‘Yeso… Ah, lo he escuchado a menudo como material de construcción. El centro comercial lo debe vender.’
Al escuchar la palabra ‘Yeso’, Kazura recordó el panel de yeso usado en Japón. Era un material de construcción común utilizado en las paredes de las casas. Sin embargo, el panel de yeso que se usaba en Japón no era puro, por lo que debería tratarse de una mezcla distinta.
“Ya veo… Hmm, ¿hay algún otro producto que se use para unir las piedras?”
“Aparte del yeso… Arcilla. Pero realmente no sé cómo se hace, preguntaré a los arquitectos de la ciudad y recogeré todas sus respuestas en un documento. Creo que estará listo por la mañana.” – contestó Isaac.
“Oh, lamento aumentar la carga de trabajo. Gracias por tu ayuda.”
Kazura tenía cierto respeto por Isaac, ya que siempre estaba motivado y mostraba iniciativa para cumplir con sus tareas.
‘No sé qué ha pasado, pero me alegro de que esté bien.’
Aun así, Kazura estaba suspirando con alivio en su corazón.
“Hay otra cosa que quiero preguntar. Isaac, ¿has escuchado hablar de una cosa llamada ‘cal’?”
“Sí, es esa cosa blanca que se echa en el suelo para controlar a los insectos. Recuerdo que se puede obtener en varios lugares de la provincia.”
Kazura no había preguntado eso porque necesitara un repelente de insectos, sino porque quería saber si se usaba en ese mundo como mortero.
Durante los últimos dos días había recopilado los documentos que hablaban sobre la construcción de los diques que había en Isteria y el mapa con los alrededores de Isteria, pero cuando integró todos los documentos recopilados, se dio cuenta de que se había olvidado por completo de verificar cómo era la tecnología de construcción que estaba disponible en este mundo.
Antes de planificar medidas para evitar las inundaciones, resulta importante averiguar qué se puede usar y qué no. Por cierto, el mortero en el que Kazura pensaba era una mezcla de cal, arcilla y grava. En Japón se trataba de un material de construcción muy común que los especialistas usaban para cubrir paredes o cercas.
Cuando Isaac escuchó la palabra ‘cal’ comenzó a hablar sobre cómo repeler insectos, lo que podría significar que quizás en este mundo todavía no se había inventado el mortero de cal.
“Señor Kazura, si necesita cal, iré a buscarla.” – dijo Isaac.
“No lo necesito ahora. Cuando sea necesario te lo contaré.”
“Entiendo. Además, aparte de rociar cal en polvo, se puede quemar cierta hierba. Sirve como repelente.”
“Ah, no. No lo necesito en este momento. No voy a abordar el problema de la higiene por ahora.” – dijo Kazura deteniendo a Isaac de inmediato. Parecía que iba a aumentar su carga de trabajo.
Aparentemente, Isaac pensaba que Kazura estaba haciendo una investigación para resolver el problema de la higiene al escuchar que preguntaba por la cal.
“Oh… Si necesita algo, por favor, pídamelo. Haré todo lo posible para dale prioridad.”
“Sí, dependeré de ti cuando llegue el momento.”
“Además, a partir de hoy, Havel y yo hemos sido asignados para convertirnos en sus ayudantes. Haremos todo lo que el señor Kazura nos indique. Así que, por favor, úsenos como si fuéramos sus extremidades.” – dijo Isaac.
“Ah, ¿ayudantes? ¿Quieres decir que ahora vosotros dos os habéis convertido en mis subordinados?”
Kazura se sorprendió por la repentina información. No había escuchado nada sobre eso de parte de Narson o de Zirconia. Así que le resultó sorprendente que, de repente, le dijeran que se iban a convertir en sus ayudantes. Quizás Narson tenía la intención de hablar de ello durante el desayuno.
“No habrá problema si piensa así.”
Dicho esto, Isaac se levantó de la silla e hizo una genuflexión hasta llegar a tocar la rodilla con la cabeza.
“De ahora en adelante, pondré mi vida en juego para proteger al señor Kazura. Dedicaré todo mi cuerpo y alma en servirlo. Estoy agradecido por la oportunidad que me brindan de servirlo.”
Era como la declaración de un caballero en una ceremonia.
“Gracias.” – respondió Kazura.
Pero dentro de su mente estaba pensando de otra manera.
‘Esto es un problema…’
* * *
Mientras Kazura hablaba con Isaac, Havel estaba preparando el carruaje en la plaza de la casa de Narson. El cochero todavía no había aparecido, por lo que solo estaba Havel en ese lugar.
“Oh, ¿ese no es Havel? ¡Ha pasado mucho tiempo!”
Havel, que estaba cargando una caja de madera con un mapa de Isteria en su interior y los documentos con los datos de construcción, giró la cabeza hacia atrás. Cuando vio al dueño de la voz, hizo una mueca.
“Hermano mayor…”
Havel no sabía cuándo había llegado, pero el hombre que estaba detrás del carruaje era Alrond Levenson. Tenía una altura cercana al metro ochenta, por lo que era quince centímetros más alto que Havel. Debido a eso, Havel tenía que levantar su mirada cuando lo miraba. Su cara también era diferente del juvenil rostro de Havel; tenía una mirada aguda, haciendo que diera la impresión de ser inteligente. Alrond contaba con 25 años, cinco más que Havel.
“Vaya, ¿esa es la reacción que muestras cuando ves a tu hermano? Como ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, deberías estar más feliz.” – dijo Alrond.
‘Es porque regresas mucho antes de lo planeado…’
Viendo cómo su hermano se encogía de hombros de forma exagerada, Havel chasqueó la lengua en su interior. Al revisar el horario con el mayordomo de la mansión, había visto que Alrond tenía previsto regresar mañana por la mañana. Si todo iba de acuerdo con el cronograma, Havel habría acompañado a Kazura hasta la aldea de Grisea, y no habría tenido que verle la cara. Pero, por alguna razón, Alrond había regresado a Isteria antes de lo planeado.
“El negocio en Gregoria se completó antes de lo que pensaba. Podría haber aprovechado para hacer turismo, ¡pero regresé a toda prisa para ver la linda cara de mi hermanito!”
“Ya veo, pero debo volver al servicio pronto. Es una pena, pero no tengo tiempo para hacer compañía a mi hermano mayor.”
“Uh, ¡es tan temprano! Por lo general, ¡ni siquiera estás desayunando a esta hora!”
“A diferencia de mi hermano, que ha ingresado a la comunidad de nobles, el horario para un miembro del ejército es distinto. Mi hermano mayor sabe que trabajo desde primera hora de la mañana.” – respondió Havel, dando a continuación un suspiro.
Alrond estaba sorprendido con los ojos muy abiertos. Havel no podía evitar enojarse cuando trataba con este tipo. Aunque había estado haciendo todo lo posible para que su actitud no se revelase, debido al hecho de que Alrond había forzado una broma al reencontrarse, se dio por vencido y mostró su disgusto, tanto en el rostro como en su comportamiento.
“Oh… Ah… Es… ¿Es así? Bueno, no puede evitarse si no tienes tiempo.”
“……”
Alrond lo dijo con una expresión tonta, como si no hubiera notado que Havel había estado desaparecido todas las mañanas de su asiento durante la hora del desayuno en la mansión. Cuando dijo la frase ‘La linda cara de mi hermanito’ al saludar a Havel… Tenía absolutamente otra intención. Al ver la actitud de Alrond, Havel apretó las mandíbulas antes de notar que otro hombre había aparecido por la entrada de la plaza.
“Hmm, ¿pero este no es Havel?” – dijo Nour.
“Padre. Buenos días. Debes estar cansado de tu largo viaje.”
Era el padre de Havel, Nour Levenson. Rápidamente se apartó de Alrond e hizo una ligera reverencia.
“Sí, ¿no parece que Havel ha cambiado?”
“Sí, pero no soy el único. Padre, ¿no estás cansado después de viajar desde Gregoria en carruaje? Sería mejor que descanses bien…”
“Oh, pero lo primero es informar a Narson sobre el resultado del comercio e inspección de Gregoria. Solo después podré descansar estos viejos huesos.” – respondió Nour.
Havel lanzó un suspiro de alivio en su corazón después de ver que su padre todavía estaba animado, incluso después de un viaje tan largo. Si se hubiera enfermado durante el viaje, en el peor de los casos, podría morir y la casa familiar habría pasado a manos de su hijo mayor, Alrond. Aunque no era la única razón, necesitaba que su padre tuviera una vida larga.
“Por favor, hazlo… Ah, Padre, hay algo que quiero preguntar.” – dijo Havel.
“Hmm, ¿qué es?”
“Pasado mañana debo abandonar Isteria debido a mis deberes militares. Por ello, ¿puedo llevar a Marie como asistente durante el viaje…?”
Marie era una joven sirvienta que trabajaba en la mansión Levenson. Se trataba de la criada que había ayudado al grupo de Kazura con sus necesidades cuando se quedaron en la mansión Levenson hacía cuatro días. Cuando Havel pidió llevar a Marie a lo largo de su viaje, Nour mostró una cierta expresión de reticencia.
“Havel… Creo que sabes…”
“Oye, oye, ¿qué quieres hacer llevándotela? ¿Estás…?” – preguntó Alrond.
“Alrond.” – cortó Nour.
A diferencia de su apariencia amable anterior, Alrond tenía una actitud agresiva y mostraba un claro disgusto ante la proposición de Havel. Quería decir algo más, pero se quedó en silencio después de que Nour gritara su nombre.
“Sí, llévala contigo, pero no pienses cosas extrañas. Es mi propiedad, no la tuya.” – dijo Nour.
“Sí, lo sé.” – respondió Havel con una vaga expresión de alivio al escuchar su consentimiento.
“Tsk…”
Después de ver la interacción entre los dos, Alrond hizo un chasquido desagradable con la lengua.
* * *
Esa noche.
Havel estaba de pie frente a cierta habitación en un edificio ubicado en los terreros de la mansión. Era la construcción que albergaba a los sirvientes. Ya pasaba la medianoche y, todas las personas de la mansión estaban dormidas, excepto algunos soldados y sirvientes privados.
Al igual que el día anterior, Havel había acompañado a Kazura a inspeccionar el territorio de Isteria, y después había ayudado a ordenar los documentos y mapas de construcción.
“Necesitas volver a tu casa y descansar.” – dijo Kazura cuando estaban trabajando.
Después de expresar su agradecimiento, Havel regresó a su propia casa, pero justo antes de irse, Kazura le dio una pequeña comida de color negro que tenía un sabor tremendamente dulce.
Tal vez se debía al hecho de que había estado trabajando desde primera hora hasta altas horas de la noche durante varios días, o que la fatiga se había ido acumulando en su cuerpo y cabeza, pero sintió que el sabor dulce de esa deliciosa comida empapaba su estómago.
“Como esperaba, ya está dormida…” – murmuró Havel ante una puerta en el oscuro y silencioso corredor.
A los sirvientes se les habían suministrado algunas velas para poder hacer sus tareas en su habitación. Por lo tanto, debería haber un poco de luz escapando de los huecos de la puerta.
“¿Señor Havel…?” – preguntó Marie.
Justo cuando Havel estaba a punto de regresar hacia su residencia, alguien lo llamó desde el interior de la habitación. La puerta se abrió y se asomó una chica.
“Marie, ¿todavía estás despierta?”
“Sí, he estado esperando a que Havel regrese a casa, pero como se ha hecho tarde, pensé que no regresaría hoy…” – respondió Marie.
Tal vez fue porque le preocupaba que otros pudieran escucharla, porque cuando respondió lo hizo con un tono de voz muy baja. En ese momento, Marie no llevaba ropa de sirvienta, sino una túnica larga que le llegaba hasta los tobillos. Estaba hecha con una tela gruesa, que se usaba como ropa de dormir.
Aunque lucía digna cuando usaba el uniforme de sirvienta, con su ropa de dormir, el sentimiento inocente que desprendía se adaptaba mucho mejor a su corta edad. Por cierto, Marie tenía 13 años.
“Mmm, si quieres, puedes entrar…” – dijo Marie.
“Sí.”
Una vez invitada por Marie, Havel entró en su habitación y se sentó en la cama de madera que estaba pegada a una de las paredes. Dentro de la habitación, aparte de la cama, solo había una pequeña mesilla y un perchero. Su tamaño era parecido al que los japoneses llaman tres tatamis.
“Hoy, el Amo…” – dijo Marie, de pie al lado de la puerta.
“Marie, ven aquí.” – le interrumpió Havel con una sonrisa, mientras golpeaba el espacio que estaba su lado.
Marie parecía un poco perpleja, pero cuando se movió tímidamente al lado de Havel, se sentó a su lado en la cama.
“Esta tarde, el Amo me ha dicho que dejaré la mansión con el señor Havel durante un tiempo para trabajar… Esto, muchas gracias…” – dijo Marie.
“Marie.” – dijo Havel comenzando a hablar mientras colocaba su mano sobre la cabeza de la niña, con la mirada fija en el suelo, y la acariciaba con suavidad, como si estuviera peinándola.
“Puedes llamarme ‘Hermano’ cuando estemos solos.”
“Hermano…” – respondió con una sonrisa incómoda. Luego colocó su cabeza suavemente sobre el hombro de Havel.