‘Oh, esto tiene que ser útil, ya que es caro.’
Kazura compró una gran cantidad de fertilizante en la tienda. Tras alquilar un camión para dar varios viajes entre su mansión y la ferretería, pudo transportarlo todo. También se hizo con una carretilla plegable. Esa nueva carretilla tenía una capacidad máxima de trescientos cincuenta kilos y una elegante y eficiente función de plegado. Por supuesto, los neumáticos eran anti-pinchazos. Recordó el almacén de la carretera donde arbitrariamente ‘compró’ su anterior carro de tracción de 300.000 yenes. Observó que el antiguo dueño de ésta se había hecho con un nuevo carro plegable. Le pareció que valía la pena, así que había decidido comprar el mismo modelo.
Al pasar por delante de esa casa, se encontró un papel en el que habían escrito –Coge las verduras que desees–, así que, en contestación, él colocó una pegatina, –Me he llevado dos tomates, estaban deliciosos–. Así que esa fue su comida del día, dos tomates gigantes y deliciosos. Eran de un rojo intenso, no esperaba más de un granjero profesional, la fruta estaba dulce y deliciosa.
‘De momento he cargado unos trescientos kilos, me pregunto si el tatami estará bien...’
Mientras comprobaba las condiciones del tatami, Kazura comenzó a cargar, uno a uno, los paquetes de fertilizante que habían amontonados justo fuera del vestíbulo, en la carretilla. Esperaba que el tatami se hubiera aboyado un poco con el peso, pero milagrosamente, aguantó.
‘Este Tatami es muy fuerte.’
Desconcertado, decidió aceptar el hecho como algo que no podía entender del todo. Así que tiró de la carretilla y cruzó al borde del otro mundo.
“Como siempre, por favor, discúlpeme. Oh, se lo ruego, acepte esto.”
En la ruta, como de costumbre, Kazura pasaba pidiendo disculpas al esqueleto tendido en el pasillo. Ofreció sus disculpas al difunto con una taza de sake.
* * *
Cuando Kazura volvió al bosque, los aldeanos ya habían hecho una pila enorme con el estiércol que habían ido recogiendo. La gente se había dividido en dos grupos: uno seguía recogiendo estiércol y el otro lo mezclaba en la tierra de los cultivos.
“Bienvenido, señor Kazura. ¿Ese es el fertilizante?”
Valetta tiró de su carrito hasta llegar al lugar donde Kazura dejó el suyo. Aparentemente, la carretilla de la chica había sido utilizada repetidas veces como transporte para el estiércol desde el bosque hasta los campos.
“Sí, lo esparciremos en la tierra de forma similar al estiércol, aunque huele un poco mal.” – contestó el hombre.
“Ciertamente, tiene un olor un poco inusual.”
Valetta se acercó a la carretilla repleta de fertilizante y acarició con un dedo el carácter [Estiércol] escrito en la bolsa de vinilo.
“¿Cómo se lee esto?” – preguntó la chica.
“Se escribe ‘Estiércol’. En mi país se fabrica con los excrementos de un pájaro que se llama gallina.” – respondió Kazura.
“Bueno, como todavía queda un montón más en mi país, necesito volver ahí de nuevo... ¿Ocurre algo?”
Valetta, que por alguna razón desconocida permaneció rígida frente al estiércol, respondió a Kazura.
“Ah… No… Tenemos que esparcir esto por el campo, ¿no?”
“Así es.” – respondió Kazura.
“Y son excrementos de un pájaro, ¿no?”
“Sí.” – asintió Kazura.
Escuchando la respuesta del hombre, la chica se quedó perpleja mientras alternaba su mirada entre los sacos y Kazura. Viendo la expresión de Valetta, recordó que este acto era el equivalente a ofrecer mierda de pájaro a un Dios, por lo que podría haber cierta renuencia a ello, por eso hizo un comentario de seguido.
“No te preocupes por eso, estará bien. Es parecido a lo del fertilizante. Dios utilizará cualquier cosa que haga que los campos mejoren, aunque sea caca de pájaro.”
“Hm... ¿Tú crees?... Gracias por todo.” – respondió Valetta con un tono de disculpa.
“No te preocupes, es la manera que tengo de agradecer que el pueblo me haya aceptado.”
Dicho esto, Kazura le dio el fertilizante a Valetta y regresó de nuevo a Japón.
* * *
“Este es el último cultivo, ¿verdad?”
“Sí, es el último.”
Justo cuando el sol comenzaba a fundirse detrás de las montañas, terminaron de mezclar la tierra de todos los campos de patata con el fertilizante que los aldeanos habían recogido y el estiércol que Kazura trajo desde Japón. Quedaban sacos en la carreta, pero los esparcirían al día siguiente en los cultivos que faltaban.
“Creo que no he traído suficiente. A lo mejor necesito volver a mi país.” – comentó Kazura.
“Oh, gracias por el esfuerzo… Aunque esta cosa realmente apesta.” – agradeció el alcalde.
Escuchando la respuesta de Varin, Kazura, quien había transportado y descargado el estiércol, olfateó su mano y sus ropas. Parecía que el olor del producto se había arraigado a su ropa y a su piel. Los aldeanos de alrededor también hicieron una mueca al olerse a ellos mismos.
“La verdad es que es apestoso.”
“Sí, me pregunto si el olor se irá después de frotarme con agua caliente antes de cenar... Bueno, ojalá que sea así.” – dijo Kazura.
“Voy a ir derechita a casa para hervir el agua.” – contestó Valetta.
Siguiendo a la chica, varios de los aldeanos también marcharon hacia sus hogares.
“Ah, ¡esperad todos un momento!”
Kazura llamó a los aldeanos que se iban, entonces abrió una caja de cartón que había guardado en una de las esquinas del carrito.
“Es que he preparado un objeto muy adecuado para este tipo de situaciones. Cada familia recibirá dos piezas, así que por favor, aceptadlo. Sí, aquí, para ti...”
“¡Guau! ¡Qué olor tan rico!”
Kazura dio a una aldeana una cajita pequeña que contenía un objeto rectangular. La chica sonrió involuntariamente cuando olió el dulce aroma que procedía de ahí. Los demás aldeanos que recibieron el obsequio también expresaron sus elogios con respecto al olor.
“Pero, señor Kazura... ¿Para qué se utiliza esto?” – preguntó Valetta mientras miraba las letras escritas en la caja.
“Eh… Se llama jabón. Es una cosa que se utiliza para lavarse el cuerpo y las ropas. Huele mejor que solo utilizando agua.” – explicó Kazura.
“¿Eh? ¿Jabón? ¡¿Esto es jabón!?”
Sí, lo que había traído Kazura era jabón. Cuando compró el fertilizante había sido incapaz de aguantar el olor. Así que cuando se imaginó que la peste se quedaría atrapada en la tela y en el cuerpo después de esparcir el producto por el campo, se preparó. Justo como temía, el olor vagaba alrededor, así que hacer este obsequio había sido una decisión correcta sin duda alguna.
“Ah, así que ya sabes lo que es. En ese caso, ¿todos sabéis como utilizarlo?”
Cuando Kazura miró a su alrededor esperando respuestas, solo un puñado de gente asintió, mientras la mayoría de aldeanos inclinaban la cabeza confundidos. Aparentemente, aunque el jabón existía en ese mundo, no era un producto muy común.
“Yo he visto jabón anteriormente en la aldea, pero no era tan duro. Era más suave y blandito. Tampoco he utilizado un jabón que oliese tan rico como este” – explicó Valetta.
“Oh, ¿en serio?” – se sorprendió Kazura.
“Yo tampoco he olido un jabón tan rico como este… Es un producto muy caro, y los agricultores no lo suelen utilizar.”
Valetta y Varin hablaban de sus experiencias mientras observaban el misterioso objeto que Kazura les había entregado. Quizá, el jabón de ese mundo se hacía de otra manera y los materiales eran diferentes. Si volvía de nuevo a Japón, investigaría sobre la fabricación de los jabones.
“Hm... Entonces, por favor dejadme que os explique cómo se utiliza.”
Delante de todos, comenzó a explicar a los aldeanos cómo utilizarlo. Mientras Kazura daba la charla, parecía que Valetta y Varin discutían y hablaban sobre alguna cosa durante unos segundos, pero en seguida se pusieron de acuerdo y comenzaron a distribuir el jabón a los aldeanos.
“Así que, por favor, seguid mis instrucciones. Además, puede que huela bien, pero comerlo no sería una buena idea, ¿ha quedado claro?”
Los aldeanos expresaron sus agradecimientos antes de volver a sus respectivos hogares. El grupo de Kazura también se fue hacia la casa de Valetta, después de cargar las carretillas con el fertilizante que quedaba.
* * *
Cuando Kazura y los demás llegaron a casa, hicieron turnos para limpiar su cuerpo y sus ropas con un cubo lleno de agua caliente y jabón que dejaron en el jardín. Valetta y Varin le persuadieron para lavarse, así que se adentró en el patio con un cubo y cambió su muda con ropa que traía en una maleta de mano. Hasta entonces todavía estaba a gusto, pero se sintió un poco incómodo al percatarse de que no sabía qué hacer con su ropa. Cuando la gente dejó de mirar, se desnudó y comenzó a lavarse.
‘Buah, como siempre, el jabón es agradable. Es mucho mejor que frotarse el cuerpo con solo agua caliente.’
Kazura suspiró de placer, mientras cubría su cuerpo con burbujas. Hasta el momento se había estado lavando con la ropa puesta y con agua. Aunque no había ningún motivo para sentirse mal, la idea de haber traído el jabón era algo de lo que se sentía orgulloso desde el fondo de su corazón.
‘Gracias al molino de agua, no hay razón para preocuparse, así que no sería mala idea hacer un baño público. Necesito consultarlo con estos dos más tarde.’
Kazura se quedó pensando en ello. Terminó de lavarse mientras tarareaba una canción. Utilizando el agua de un cubo enjuagó completamente su cuerpo. Después, alegremente, se puso la ropa.
* * *
“Ahora me toca a mí.” – dijo Valetta.
“Sí.” – asintió su padre.
“Sí, tómate tu tiempo.” – contestó Kazura.
Valetta fue hacia el patio para lavarse. Kazura aprovechó para hablarle a Varin sobre la idea del baño público.
“Señor Varin, hay algo que necesito consultarte...”
“¿Hm…? Ah, comprendo. Valetta no tendrá objeción, siéntete libre de hacerlo.” – contestó el alcalde.
“¿Eh?”
Kazura se quedó perplejo con la contestación del padre de la chica.
“Aunque sea mi hija, sé que es muy guapa. Estamos en deuda contigo, señor Kazura, así que adelante, siéntete libre de mirar su cuerpo.” – insistió Varin.
“Esper... ¿De qué estás hablando?”
Kazura intentó pararle los pies a Varin, quien le estaba dando permiso para espiar a su hija desnuda.
‘¿A caso he hecho una petición para poderla espiar? ¿En qué lugar del mundo un hombre sería capaz de pedirle permiso a un padre para espiar a su hija mientras se da un baño?’
Kazura intentó refutar con vehemencia a Varin, quien se hizo el tonto por la charla que habían tenido hacía unos instantes.
“¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja! Bueno, bromas a un lado. ¿Qué quieres consultarme?”
“Bro… Bro… ¿Era una broma?”
Aunque Kazura se había dado cuenta de que solo le estaban tomando el pelo, su paciencia se agotó. Sin embargo, comenzó a hablar sobre el baño público en el que pensó antes.
“Eh… Bueno. Ya que no tenemos problemas para conseguir agua, creo que podríamos permitirnos tener un baño público para el pueblo. Me pregunto si podríamos construir una gran bañera que todo el mundo pudiera utilizar.” – explicó Kazura.
“Si hablas de una bañera, te refieres a algo que pueda almacenar una gran cantidad de agua caliente, ¿no?”
“Sí, ¿Podríamos construir algo así de grande en esta aldea?” – replicó Kazura.
“¡Ummmm...!”
Varin emitió un gemido mientras se cruzaba de brazos después de escuchar la proposición de Kazura. Parecía que le daba vueltas a algo. Kazura se preguntaba si habría algún tipo de problema cuando vio que la cara de Varin se puso seria, y esperó a su respuesta. Después de un rato, el alcalde abrió sus ojos y se disculpó.
“Si construimos algo como un baño público, todo el mundo lo disfrutaría. Pero algo como una bañera es un objeto lujoso que solo utilizan los nobles. Por eso creo que no podemos construir uno sin consultarlo antes.” – explicó Varin.
“Ah... Ya veo...” – respondió Kazura, comprendiendo lo que el jefe de la aldea le estaba explicando.
Por lo visto, si construían un establecimiento tan lujoso en la aldea, eso podría llamar la atención, y Narson los tendría a todos en el punto de mira. Aunque hasta ahora la comida que facilitaba Kazura era algo positivo, si construían un baño público, sería algo muy sospechoso y podría causar estragos. Después de pensar sobre todo eso, Kazura se dio cuenta de un serio problema.
“¿Huh? Eso significa que el molino también es algo malo, ¿verdad?”
Sí, la rueda hidráulica. Esa cosa no debería haber existido en ese mundo. En ese caso, cuando se supiera de su existencia, cuestionarían a Varin. Aunque el molino fuese una herramienta que ya existía en ese lugar, seguramente le interrogarían por su procedencia.
“Es cierto, pero si ese molino no existiera, entonces los campos de la aldea estarían destruidos por completo. Así que te estamos realmente agradecidos.”
“No me des las gracias, pero si Narson se entera del molino, entonces...”
“Creo que estaremos a salvo. El señor Isaac inspeccionó las condiciones del pueblo el otro día y no hizo muchas preguntas acerca del acueducto.”
“¿En serio? Mmm…”
Ese día, Isaac había ido a revisar las condiciones de la aldea, así que seguramente no había visto la conexión entre el río y el pueblo. Según lo que contaba Varin, la inspección del otro día había finalizado sin ningún tipo de problema, pero el señor Narson recibiría la información y quizá él sí que sospecharía y la existencia de una rueda hidráulica estaba expuesta.
Lo del molino iba a saberse tarde o temprano. Si se exponía la existencia del canal, también estaría expuesta la procedencia de Kazura. En el peor de los casos, cabía la posibilidad de que Kazura fuese arrestado por el noble. Ya se había familiarizado con esa aldea, y disfrutaba mucho del plan de ‘disfrutar la vida en otro mundo’ como para empezar ahora a encontrarse con obstáculos.
Además, sus planes de explorar ese otro mundo se le iban a arruinar. Del mismo modo que ocurría con la gente de esa aldea, Narson no sabía nada acerca del país del que procedía Kazura, así que eso no iba a ser un problema, pero tampoco iba a ser algo bueno.
“Señor Varin, tengo una propuesta...”
Para resolver su problema, por el bien del futuro de la aldea, Kazura hizo una propuesta al alcalde.