Capítulo 353
El que debe dinero es el jefe.
Traducido por Tars
Corregido por Noe
Editado por AMarauder
Corregido por Noe
Editado por AMarauder
‘¿Tomar prestadas algunas fichas?’
Dulong miró a Luka, completamente confundido.
“Lo siento, no entendí bien lo que querías decir… ¿Por qué prestarte algunas fichas resolvería el problema?”
Hasta hace un momento estaba discutiendo cuestiones comerciales. Si fuera una condición adicional para las negociaciones, podría considerarlo. Sin embargo, la persona que estaba frente a él afirmó que el problema podría solucionarse simplemente prestándoles algo de dinero. Dulong incluso dudó si había escuchado mal.
Al notar la expresión de desconcierto en su rostro, Luka se aclaró la garganta y repitió las palabras del Administrador.
“¿No te molesta que no gastemos nuestras fichas donde se debería? Es porque no tenemos dinero, así que tenemos que ser frugales con nuestros ahorros. Pero si estuvieras dispuesto a prestarnos algo, sería otra historia.” – Al ver que la persona frente a él seguía sin comprender la sabiduría del Administrador, Luka continuó con paciencia. – “Acabamos de liberar la Ciudad del Continente Occidental. Y para albergar a todos esos supervivientes, estamos construyendo la Ciudad del Alba. Necesitaremos al menos 10.000 casas, una gran cantidad de alimentos, tela de algodón, jabón y muchos otros bienes de consumo… ¿No es eso precisamente lo que quieren que compremos? Sin duda, tenemos la capacidad de cubrir todas esas necesidades por nosotros mismos, pero podría llevarnos un año o dos… Puede que más, si permitimos que esas personas se mantengan de manera autosuficiente. Sin embargo… con su ayuda las cosas serán diferentes.”
Dulong abrió mucho los ojos.
“Estás sugiriendo… ¿Que te prestemos fichas para que las uses para comprarnos cosas?”
“Sí.” – asintió Luka con seguridad. Eso era exactamente lo que le había dicho el Administrador.
“¿Crees que tiene sentido?” – preguntó, sin poder contenerse.
“¿Y por qué no? Sus fábricas recibirán pedidos, sus trabajadores consiguen trabajo y las fichas que nos prestan al final les serán devueltas. Como dijo, ese dinero puede ingresarse en una cuenta mediante transacciones contables; las fichas ni siquiera tienen que salir de su banco.”
Luka dio una respuesta tan bien explicada, que dejó a Dulong atónito. Si lo planteaban… ¿No era razonable? Al menos por el momento, no pudo encontrar ningún contraargumento adecuado.
Con las exigencias que hacía la gente, el comercio sin duda se interrumpiría entre ambas partes. Nadie se beneficiaría. Pero si seguía el plan propuesto por el alcalde de la Ciudad del Amanecer, la Ciudad del Boulder ganaría acceso a un amplio mercado. Las ganancias de las fábricas y el empleo de los trabajadores estarían aseguradas. El dinero prestado a la Nueva Alianza no se esfumaría… Nadie saldría perdiendo; era una situación en la que todos ganan.
¡Pero era demasiado extraño!
Tras una larga pausa, Dulong finalmente encontró un punto que parecía merecer la pena cuestionar.
“¿Cómo puedes garantizar que podrás devolver el dinero…?”
“¿Estás cuestionando nuestra capacidad de pagar?” – respondió Luka.
Dulong asintió sutilmente.
“Disculpa mi franqueza… Pero solo llevas medio año viviendo aquí. Incluso la Tribu Mastica Huesos existió más tiempo.”
Los préstamos otorgados por el banco de la Ciudad de Boulder a los comerciantes ambulantes a menudo venían con tasas de interés altísimas, principalmente porque muchas personas que realizaban negocios más allá de la gran muralla tendían a desaparecer. De hecho, tenía razones para dudar de cuánto tiempo podría durar la súper sospechosa Nueva Alianza.
Luka no se sorprendió por el escepticismo de Dulong. Antes de partir, el Administrador le había dicho que cualquiera que no fuera un jugador empedernido consideraría los riesgos. El futuro es impredecible, y el peligro no cambiaría con tan solo unas cuantas palabras. Sin embargo, el miedo a lo desconocido se podía superar. ¡Y la forma más sencilla era prometer un futuro esperanzador!
Si un beneficio del 10% no fuera suficiente para hacerles olvidar los riesgos, entonces ofrézcales uno del 100%.
Luka miró a Dulong.
“La Tribu Mastica Huesos puede que haya existido antes que nosotros, pero ya son historia.”
“¿Y vosotros?”
“Hemos derrotado a la Marea, conquistado a la tribu de humanos mutantes, triunfado sobre la Legión y los depredadores, hemos ganado la amistad de Ciudad Ideal y nos hemos convertido en el Socio Estratégico Permanente de la Compañía. En tan solo medio año, hemos evolucionado de un pequeño pueblo a un asentamiento de decenas de miles de habitantes. ¿Por qué no imaginas cómo serán los suburbios del norte dentro de un año?”
“Mm.”
Dulong resopló sin comprometerse. Sin embargo, su mirada comenzó a relajarse. Luka continuó hablando.
“Hace mucho tiempo, había un pueblito desconocido en los suburbios del norte llamado Calle Bett. Bajo la explotación de un esclavista, los supervivientes ni siquiera usaban una pastilla de jabón al año. Pero ahora, se puede encontrar una junto al lavabo de cada hogar… Ese es un pequeño ejemplo, pero creo que es suficiente para demostrar que nuestra Alianza está comprometida a garantizar una vida mejor a nuestros residentes. Además de las industrias civiles, también valoramos la industria agrícola. En tan solo medio año, hemos cultivado 2000 hectáreas de tierra fértil. Y, según nuestro plan, se espera que esta cifra se duplique en los próximos dos años. Además de la agricultura, también valoramos el comercio. Planeamos conectar el Distrito de Qingquan con el Río del Agua Celestial mediante ferrocarril, abriendo así una ruta comercial hacia el Gran Valle de la Grieta. También planeamos construir un muelle en la orilla sur del río. Así, las caravanas que vayan hacia el este ya no tendrán que caminar cientos de kilómetros con sus bueyes de dos cabezas. En cambio, podrán contemplar las montañas a ambos lados y navegar río abajo directamente hasta el estuario de la costa este. Imagínate ese colosal mercado.”
De hecho, su última frase fue totalmente innecesaria. No hacía falta. Sentado a la mesa, Dulong contuvo la respiración involuntariamente. Desde el momento en que Luka mencionó la apertura de la ruta comercial al Gran Valle de la Grieta, su mano derecha, colocada bajo la mesa, se cerró en un puño mientras se frotaba repetidamente el pulgar y el índice. Tras su expresión nerviosa se escondía una emoción y un entusiasmo que apenas podía contener.
Era muy consciente de que la declaración de Luka pintaba un panorama bastante optimista, y reconoció que la persona que tenía delante se había dejado llevar por la fanfarronería. Aunque no era un contable, había sido alcalde durante tantos años que comprendía la situación. Pero honestamente, estaba intrigado. Si se gestiona correctamente, ¡podría convertirse en el alcalde más destacado de la historia de la Ciudad de Boulder!
Sin dudarlo, extendió la mano y recuperó la lista sobre la mesa, la arrugó hasta formar una bola y la arrojó a una papelera cercana. No solo eso, sino que su actitud también cambió por completo. La expresión autoritaria de su rostro se transformó en una sonrisa amistosa.
“Disculpa la prisa, querido amigo… Volvamos a hablarlo. ¿De cuánto es el préstamo?”
“200 millones.”
“2… ¿Ah? ¿Cuánto?”
Al oír una cantidad asombrosa, Dulong abrió mucho los ojos.
“200.000.000 de fichas.” – repitió Luka, mirando ala alcalde con sorpresa. Luego murmuró para sí mismo. – “Pensé que estarías deseando que te pidiera más después de lo que acabas de oír.”
“¿Sabes cuánto son 200.000.000 de fichas?”
“Por supuesto, cada decisión que toma nuestro Administrador se considera cuidadosamente basándose es nuestra relación. En palabras de nuestro estimado Administrador, es la única solución en la que todos ganan.”
Dulong abrió la boca y tardó un poco en volver en sí de su asombro. Frunció el ceño y se levantó de la mesa de conferencias.
“Necesito hablar de esto con mis asesores…”
Nunca se había encontrado con algo tan extraño durante su mandato. No solo con sus asesores, sino que también necesitaba buscar la opinión de varias facciones de la ciudad exterior. Al ver al alcalde levantarse de la mesa, la expresión de Luka se relajó ligeramente. El Administrador le había dicho que mientras la otra parte no rechazase rotundamente la propuesta, significaría que ya estaba intrigado.
“Recuerde consultar también al presidente de su banco. Simplemente dígales… que concedernos ese préstamo puede salvar la vida de su cliente.”
La negociación concluyó y fue más corta de lo esperado. Cuando la puerta de la sala de reuniones se cerró, Shu Yu, que había estado en silencio todo el tiempo, respiró profundamente y miró hacia Luka, que estaba sentado no muy lejos.
“Por si acaso, déjame preguntarte… ¿El Administrador realmente tiene la intención de devolver ese préstamo?”
“Por supuesto.” – respondió Luka sin asomo de duda.
“¿Cómo podría el gran Administrador incumplir sus promesas? Hasta donde alcanza mi memoria, cada palabra pronunciada por nuestro señor se ha cumplido. Ya fuera liberar a los esclavos o proporcionarles techo, comida y ropa, siempre que lo prometiera, jamás faltando a su palabra.”
Shu Yu se quedó atónito, sentado en silencio. No es que no confiara en el Administrador, sino que sentía que estaba un poco limitado por su imaginación. Eran 200.000.000 de fichas…
Un rifle de francotirador costaba solo 150, y los ingresos de la mayoría de los habitantes de la Ciudad de Boulder eran de unas 100 al mes. El comercio entre ambas ciudades era inferior de 1.000.000 fichas. Un préstamo de 200.000.000 de fichas… ¿Cuándo podrían devolverlo?
* * *
Shu Yu no era el único sorprendido. Tras escuchar el plan de Chu Guang, Charlie, el presidente de la Asociación de Comerciantes, también mostró una expresión de desconcierto. Ya pensó que aprobar un plan de infraestructuras de 200.000.000 de monedas de plata era una locura. Sin embargo, jamás esperó que menos de un mes después, el Administrador hubiera hecho algo aún más loco que imprimir dinero.
‘200.000.000 de fichas…’
El antiguo alcalde de la Calle Bett había acumulado solo unos pocos cientos de miles en toda una vida. Y siguiendo esa lógica… 200.000.000 de fichas equivaldrían a 2.000 monedas en la Calle Bett. Después de un prolongado silencio, Charlie cautelosamente hizo una pregunta similar.
“¿Tiene alguna intención de devolver ese préstamo?”
Su reacción instintiva fue que el Administrador planeaba incumplir el pago. Y la razón le decía que no era una buena idea. Sin embargo, la respuesta del Administrador estuvo fuera de sus expectativas.
“Por supuesto. ¿Parezco alguien que pide dinero prestado y luego no paga?” – dijo con indiferencia.
Pagar las deudas es un principio fundamental y una responsabilidad ética. De lo contrario, ¿cómo podría pedir prestado más dinero? Pero Charlie no se dio cuenta de que ya estaba pensando en pedir aún más.
“¿Has pensado en cómo pagarlo…?” – preguntó, incapaz de cerrar la boca.
“Ese préstamo se colocará en un plazo de 80 años. Pagaré un poco cada año. Algo que no supere los 5.000.000.” – respondió con calma.
Ganar 5.000.000 de fichas en un año no era complicado para la Nueva Alianza.
“¿No tendremos que dar una garantía?”
“¿Para qué? Estamos aquí; no nos vamos a ninguna parte.”
“¿Y qué pasa con los intereses?”
“Un 2% como máximo. No estoy dispuesto a dar más.”
Al oír el número, el Viejo Charlie frunció el ceño involuntariamente. Si hace un momento solo pensaba que Chu Guang estaba loco, ahora empezaba a considerar la idea de que quizás era la Ciudad de Boulder la que se había vuelto loca.
“¿Cómo podrían aceptar semejantes condiciones…?”
“Por supuesto que estarán de acuerdo. Prestarnos dinero es mucho más seguro que prestárselo a comerciantes ambulantes que nunca sabes si regresarán o a fábricas que pueden quebrar en cualquier momento. Y mucho más seguro que dárselo a los habitantes de la ciudad, quienes seguramente no podrán pagarlo.” – respondió Chu Guang con naturalidad. – “Estamos pidiendo 200.000.000 porque no necesitamos más ahora. Créame, en unos meses, si pedimos más, estarán encantados de aceptar.”
La deuda soberana y una deuda personal nunca recibirían el mismo trato. ¿Acaso era comparable la capacidad de pago de la Nueva Alianza con la de un supervivientes cualquiera? En unos días, ¡el Ayuntamiento y el banco de la Ciudad de Boulder se darían cuenta de lo sabia que fue su decisión!
Inundar la economía de dinero era tan estimulante como la morfina. No solo actuaba rápido, sino que también era potente. Sus resultados se podían ver con solo una inyección. El único inconveniente era que es adictiva, y que un uso excesivo podía generar tolerancia. Era como el opio. Sin embargo, el exceso de emisión de moneda se haría en fichas y no en plata. ¿Por qué le iba a importar a la Nueva Alianza?
El tipo de cambio sin duda se vería afectado, pero para entonces, el poder adquisitivo de la moneda también cambiaría. Podía ajustar el tipo de cambio con facilidad. Cuando el valor de las fichas se depreciara, su deuda también se reduciría. En el futuro, el poder adquisitivo de los 200.000.000 de fichas podría ser solo el equivalente a 20.000.000 de hoy.
Aunque parecía una solución beneficiosa para todos, Chu Guang nunca habría discutido con los habitantes de la Ciudad de Boulder quien se beneficiaría más con este acuerdo. Chu Guang tampoco les había informado de que, además del riesgo inherente a la deuda, esta solución aparentemente beneficiosa en realidad albergaba un peligro enorme para ellos. Sin embargo, no estaba obligado a señalar los riesgos de la operación. ¿Quién carajo mencionaría las desventajas al promocionar sus propios productos? Además, nadie podía garantizar que fuera a suceder.
“¿Cómo planeas usar ese dinero…?” – preguntó el viejo Charlie tras un momento de silencio.
“Muy simple. Usaré esas fichas para que las fábricas de la Ciudad de Boulder nos ayuden a construir nuestras ciudades.”
El primer paso era conseguir que las fábricas medianas y pequeñas de la Ciudad de Boulder, así como a la élite empresarial adinerada pero desfavorecida y que pasaba por dificultades, vinieran a la Ciudad del Amanecer a establecer fábricas. Traerían así su tecnología, equipo y trabajadores cualificados.
Ahora había dado el primer paso. Los productos industriales producidos por la Nueva Alianza no solo se exportarían a la Ciudad de Boulder, sino que también agravarían su situación.
El segundo paso vendría después. Renunciaría a una porción de un pastel aparentemente tentador y usaría la deuda, el empleo y un mercado en rápido crecimiento para atar firmemente al banco, al Ayuntamiento y a las fábricas de la Ciudad de Boulder al carro de la Nueva Alianza.
El escenario más ideal sería cuando la gente de la Ciudad de Boulder finalmente se diera cuenta de que, salían de un pequeño charco para caer a un pozo sin fondo. El coste de salir de ese lugar sería demasiado escandaloso para la mayoría.
Por supuesto, llevar a cabo esa tarea no sería fácil; había que hacerlo con sutileza y cuidado. Sin embargo, si tenía éxito… lograría algo que ni siquiera las armas de fuego podían conseguir.
* * *
En las calles de la Ciudad de Boulder, las protestas continuaron hasta la noche.
Habrá Tiempo, mezclándose con la multitud, siguió a los manifestantes por las afueras de la ciudad. Después de que la gente finalmente se dispersase, fijó su mirada en los cabecillas más ruidosos y que sostenían los carteles más alto. Los siguió mientras entraban a un callejón oscuro. A cada lado había dos tipos corpulentos, mientras que en el medio había un hombre elegantemente vestido que parecía tener cierto estatus.
La razón por la que Habrá Tiempo pudo notar que no era un ciudadano corriente fue porque los cabecillas que habían estado causando problemas cambiaron completamente sus expresiones al verlo. Ahora tenían sonrisas complacientes, agradeciendo efusivamente al hombre mientras recibían bolsas del tamaño de un puño de sus manos. Se veía claramente que estaban repletas de fichas.
“Aquí está vuestra paga. Os llamaré si os vuelvo a necesitar.” – dijo Alec con indiferencia tras repartir el dinero. Luego, se encendió un cigarrillo.
“¡Gracias, señor!”
Asintiendo y haciendo una reverencia, Macken estaba ansioso por abrir la bolsa. Sin embargo, tras contar las fichas, su expresión se tornó un tanto extraña.
“¿Por qué solo hay 20 fichas…?”
Habían acordado previamente 50. ¡No podía cambiar el trato!
“Puedes ganar dinero caminando por las calles. ¿Qué más quieres?” – Alec ni siquiera se molestó en mirarlo y, con impaciencia, le indicó que se fuese. – “Date prisa y lárgate.”
No eran los únicos que necesitaban dinero. Y no pensaba trabajar gratis. Al pensar en las encantadoras bailarinas de La Reina de la Noche, Alec no pudo evitar sentirse emocionado. Como acababa de hacer una pequeña fortuna, tal vez podría ir más tarde allí a tomar una copa para relajarse.
Macken tenía una expresión de disgusto, pero al mirar a los dos hombres corpulentos, finalmente se tragó su orgullo. El hombre frente a él era un confidente de confianza del dueño de la Compañía Comercial Vega, y lideraba a más de una docena de matones. En cambio, él solo era un trabajador de una fábrica de conservas. No había forma de que pudiera enfrentarse a un pez gordo…
Habrá Tiempo, que había estado escondido en las sombras, filmó la escena en secreto con una expresión de profundo interés. Aunque conocía desde hacía tiempo el realismo que poseía Wasteland Online, nunca imaginó que se incluirían tantos detalles.
Parecía que sus sospechas eran correctas. Detrás de las protestas contra la Nueva Alianza había una mano moviendo los hilos. Casi al mismo tiempo que guardaba las imágenes, apareció una ventana emergente de color azul claro en la pantalla de la MV.
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‘¿Incendio del almacén…? ¿Qué almacén?’
Los ojos de Habrá Tiempo mostraron un indicio de confusión, seguido de emoción. Nunca esperó que su curiosidad desencadenara una misión oculta. ¡Realmente era una grata sorpresa!
Los cabecillas que causaron problemas abandonaron el callejón discretamente, agarrándose los bolsillos. Mientras que los tres que habían distribuido el dinero se quedaron allí, charlando y riendo animadamente como si discutieran algo. En el tiempo que les llevó fumar un cigarrillo, llegaron a un acuerdo y se fueron en otra dirección. Habrá Tiempo los siguió tranquilamente hasta que llegaron a la calle más bulliciosa cercana al centro de la ciudad. Desde el momento en que entró en esa calle, la atmósfera cambió por completo.
Deslumbrantes luces de neón brillaban a ambos lados de la calle. Los peatones eran en su mayoría mujeres elegantes, mercenarios con costosas prótesis biónicas, comerciantes elegantemente vestidos e incluso nobles del centro de la ciudad. Su comportamiento y apariencia eran completamente diferentes a la de la gente común.
En contraste con el mundo exterior, este lugar no parecía pertenecer al páramo. Era más bien una versión en miniatura de una calle Ciberpunk. Especialmente después de la reciente exportación cultural de la Nueva Alianza a la Ciudad de Boulder, los estilos de vestimenta que alguna vez fueron rústicos se habían vuelto un poco más a la moda.
Este lugar no era desconocido para Habrá Tiempo. Como jugador profesional, era un experto explorando mapas. Sin embargo, lo que le sorprendió fue que los tres hombres no lo condujeron a la guarida de la mente maestra que se escondía detrás de la escena, sino que se detuvieron en la entrada de la Reina de la Noche.
Una expresión un tanto extraña apareció en el rostro de Habrá Tiempo, pero aun así los siguió al interior. La música a todo volumen le inundó los oídos. Atravesando las luces parpadeantes y la multitud, se fijó rápidamente en las tres personas sentadas en una mesa cerca de la barra. Las cervezas ya estaban puestas sobre la mesa en el centro del sofá. El hombre que había repartido dinero a los cabecillas ahora estaba acompañado por una bailarina que reía tontamente.
Los dos hombres sentados en el sofá de al lado tenían expresiones de evidente envidia. Sin embargo, era lo único que podían sentir.
Habrá Tiempo se sentó tranquilamente en la barra y pidió la bebida más barata, fingiendo ser un cliente que estaba allí para ver el espectáculo. Sin embargo, su mirada se desvió inconscientemente hacia la mesa. El ruido era ensordecedor. No entendía de qué hablaban esas personas, pero podía grabarlo y escucharlo detenidamente más tarde. Sin embargo, justo cuando estaba absorto tratando de adivinar su conversación, una voz desconocida sonó repentinamente a su lado.
“¿Estás aquí para tomar algo? ¿O viniste buscando a alguien?”
* * *
En los barrios marginales a las afueras de la Ciudad de Boulder.
Tras algunas indagaciones, Caballo Blanco guió a Daga y Perrito hasta la puerta de la casa de Blake. Todos iban disfrazados.
A diferencia de las chabolas circundantes, la casa estaba construida enteramente con ladrillos y cemento. Parecía que incluso en los barrios marginales existían diferencias entre ricos y pobres.
“Tened cuidado… Este es el territorio de la banda de la Daga. No les gusta que otros causen problemas en su territorio.”
Tras el pago de dos fichas, un anciano encorvado no pudo evitar ofrecer un cauteloso consejo como propina.
“¿Las pandillas también tienen reglas?” – preguntó Perrito. Había arqueado una ceja al mirar la traducción de la MV.
Las pandillas de este barrio no parecían diferenciarse de los depredadores: a menudo se cruzaban y no era exactamente una novedad.
“¿No hay un dicho? Si exilias a un grupo de criminales a una isla desolada, probablemente formarán un nuevo país.” – añadió Daga con una sonrisa.
Ignorando a los dos idiotas que no dejaban de hacer tonterías, Caballo Blanco asintió con la cabeza.
“Gracias por la advertencia. Se está haciendo tarde; deberías irte a casa.”
El anciano asintió temblorosamente y se alejó con la espalda encorvada.
Caballo Blanco llamó a la puerta de la casa, esperando encontrarla vacía. Para su sorpresa, se oyeron pasos acercándose por detrás de la puerta. Quien abrió era una mujer madura y atractiva. Tenía el pelo claro, y su atuendo y maquillaje no parecían los de alguien de los barrios marginales. Su expresión tenía un matiz de pereza satisfecha. Sin embargo, al ver las figuras en la puerta, su bonito rostro inmediatamente se puso alerta. Estas personas claramente no eran del vecindario y tampoco parecían residentes de la Ciudad de Boulder. Su primera reacción fue que esta gente estaba aquí para vengarse.
“¿Quiénes son?”
“Nos gustaría preguntarle sobre alguien.” – respondió Caballo Blanco con cortesía.
“¿Buscáis a Blake? No está.” – respondió nerviosa la mujer.
Caballo Blanco no respondió a su pregunta, y en su lugar hizo otra.
“¿Quién eres tú para él?”
Tras dudar un momento, la mujer respondió con cautela.
“Una amiga… Nos conocimos la semana pasada.”
Perrito y Daga intercambiaron miradas y comenzaron a murmurar entre sí.
“¿La crees?”
“¡No!”
Incapaz de comprender lo que decían, la ansiedad y el miedo llenaron gradualmente los ojos de la mujer.
“¿Quiénes son? ¿Por qué lo buscan?”
“Eso no importa. Responda mis preguntas con sinceridad y no le causaremos ningún problema.” – dicho esto, Caballo Blanco sacó una ficha de 100 del bolsillo y la agitó ante sus ojos. – “Incluso podríamos recompensarla.” – añadió.
Al ver la ficha, un sutil destello de codicia brilló en los ojos de la mujer, reemplazando el pánico y el miedo. Al verlo, Caballo Blanco no pudo evitar preguntarse si tal vez no mentía y realmente lo había conocido la semana pasada. Mirando a su alrededor para asegurarse de que nadie les prestaba atención, la mujer se hizo a un lado y suavizó su tono.
“Hablemos dentro…”



Gracias por el capítulo
ResponderEliminar🍿😎👌🏾
Gracias por el capítulo, el dinero es el aceite que mueve el mundo da igual que apocalíptico que normal.
ResponderEliminarLos Jugadores Oscuros son un mundo aparte.
ResponderEliminarGracias por los capitulos
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