“Jefe, ¿cree que pasarán por aquí?” – preguntó un hombre corpulento, cuyo puente nasal estaba adornado con aros de acero, emocionado. Frotaba repetidamente su rifle envuelto en cinta adhesiva con el dedo índice.
“Sin duda…”
En medio de un edificio abandonado cubierto de musgo y enredaderas, un hombre con una chaqueta de cuero agarraba unos prismáticos que apuntaban hacia la calle. Se llamaba Blake. Vivía en los barrios marginales más allá de la gran muralla, sirviendo como cazarrecompensas y luchando por sus jefes. Al mismo tiempo, también era un despertado. Aunque vivía en barrios marginales, no era por pobreza.
Para un despertado, mudarse a la ciudad exterior no era un desafío. Ningún grupo mercenario le negaría la entrada, a menos que su habilidad fuera excepcionalmente inútil. Sin embargo, Blake no quería vivir bajo el control de nadie. Mientras que, para otros, el gigantesco muro marcaba la frontera entre la barbarie y la civilización, para él, era simplemente una inútil jaula de hormigón.
Solo los cobardes necesitaban protección. Las personas verdaderamente poderosas confían en sus propios puños.
La noche anterior, había recibido una misión en la taberna de la Bahía del Pirata. El cliente, reticente a revelar su nombre, pagó generosamente. Solo con el anticipo, le entregaron una ficha de 1000 y le prometieron dos más al terminar. Esas fichas con un valor tan alto eran escasas, y no se solían ver en circulación. Las usaban principalmente los nobles del centro de la ciudad. Las tiendas tradicionales ni siquiera podían dar cambio y debían cambiarse en el banco.
Al ver el anticipo, los ojos de Blake casi se convirtieron en fichas de colores. Aceptó sin dudarlo. Aunque cuanto mayor era la recompensa más peligrosa era la misión, no estaba demasiado preocupado. En primer lugar, tenía plena confianza en sus capacidades. En segundo lugar, los detalles del encargo no parecían particularmente complicados.
El enviado de la Nueva Alianza se dirigía hacia la Ciudad de Boulder. Por el bien del futuro de la ciudad, el misterioso cliente deseaba que interceptase a esos enviados a mitad de camino. No necesitaba matarlos a todos. Bastaba con lanzar un ataque repentino, dándoles a esos campesinos de los suburbios del norte una profunda lección, enseñándoles humildad y cortesía, y enviándolos de vuelta con ese supuesto acuerdo de cooperación amistosa de dondequiera que salieran.
Blake se humedeció los labios con entusiasmo, pero a medida que pasaba el tiempo, su expresión se volvió antinatural.
“Algo no está bien…”
No comprendía por qué todavía no habían llegado al lugar de la emboscada.
‘¿Nos han visto?’
Lógicamente eso no debería ser posible. En ese momento, de repente recordó un rumor que circulaba en la Taberna de la Bahía Pirata. Había un misterioso despertado de tipo Intuición en los suburbios del norte, que una vez jugó un papel clave en la caída de un grupo de mercenarios.
La expresión de Blake gradualmente se tornó seria. Si el rumor era cierto, tal vez la otra parte ya los había descubierto.
“Todos, prepárense para la batalla.”
Con un gruñido bajo, hizo una señal a los compañeros que estaban a su alrededor, luego recogió un lanzacohetes del suelo y lo cargó con una granada de alto poder explosivo. Era algo que había comprado en una tienda de armas. Aunque su capacidad explosiva y perforante no era tan impresionante como las de los cohetes producidos por la industria armamentística de la Ciudad de Boulder, aún era superior a un lanzacohetes Panzerfaust.
Lo más importante era que resultaba barato y se podía recargar. Aunque su precisión a media distancia no era la mejor, no todos necesitaban ese tipo de equipamiento. Al igual que no todos necesitaban lidiar con formas evolucionadas.
Sus hombres también estaban listos. Sus metralletas y rifles estaban cargados, y el artillero de la ametralladora pesada, escondido en el edificio, cargó una bala con un clic.
La silenciosa calle estaba saturada de sed de sangre. Aunque la batalla no había comenzado, era como si ya pudiera olerla. Blake esperó en silencio, ajustando su respiración. Sin embargo, en ese momento, desde una ventana a 200 metros de distancia, se produjo una fuerte explosión.
¡Booooom!
Rápidamente miró hacia allí y fue testigo de cómo una figura salía despedida por la ventana, chillando de dolor. Se hizo papilla contra las ruinas del puente inclinado.
¡Era donde estaba su ametralladora pesada! ¡Y la persona que salió volando era su compañero!
“¡Mierda! ¡Lute!”
Al instante, los ojos de Blake se inyectaron de sangre. Rebosaba rabia y miedo.
‘¿Cómo lo encontraron?’
Sin embargo, era demasiado tarde para reflexionar sobre esa pregunta. Sin dudarlo, levantó el lanzacohetes, apuntó a la ventana y apretó el gatillo. Con un silbido, una estela blanca se dirigió hacia la ventana opuesta. La onda expansiva y las llamas surgieron de la oscuridad de los escombros, quemando incluso el musgo de la pared.
“¡Destrozadlos!” – gritó Blake al mismo tiempo, con los ojos inyectados de sangre.
Al otro lado, detrás de la ventana alcanzada por el RPG, un jugador de agilidad se puso de pie de un salto, sacudiendo la cabeza. Su nombre era Daga Asesina, y había entrado al juego durante la versión Alfa 0.5. Pero quienes lo conocían lo llamaban simplemente Daga.
Como jugador de agilidad nivel 15, su habilidad como despertado le dejaba convertir la mitad de su puntuación de reflejos en una capacidad que le permitía percibir el entorno.
Aunque los jugadores de tipo percepción estaba dando señales de tomar el relevo a los de inteligencia como los peores personajes del metajuego actual, ¡ese talento era perfecto para jugadores que preferían actuar con sigilo!
La armadura de polímero del exoesqueleto de la caballería ligera bloqueó la mayor parte de la metralla, pero la onda expansiva de la explosión sacudió sus órganos internos. Sin embargo, al no sentir dolor, estaba más preocupado por su equipo y el botín de guerra que había sido destruido.
“¡Maldita sea! ¡Mi armadura nueva!”
¡Y perdió la ametralladora pesada! Cuando estaba a punto de agarrarla, llegó el cohete que lo envió volando. ¡Eso si era un giro inesperado!
“¡Los desarrolladores del juego me han tendido una trampa!”
Mientras maldecía, la voz de Caballo Blanco llegó a través del canal de comunicaciones.
“¿Cuál es la situación…?”
“Estoy bien… El enemigo tiene mucha potencia de fuego.”
“¿Necesitas refuerzos?”
“No, no es necesario.” – sonrió Daga. – “¡Déjalo en nuestras manos!”
El equipo de reconocimiento estaba formado por tres personas: él, Guerrero Renal y Todos los Nombres Buenos están Pillados por Perros, a quien le pusieron un apodo simpático. Perrito.
Uno era de fuerza y el otro de percepción y se encontraban en los niveles 15 y 14, respectivamente. Al igual que él, eran veteranos que habían entrado al juego en la versión Alfa 0.5. Antes de unirse a la Legión Ardiente, los tres habían formado equipo para limpiar mapas y completar misiones.
Dándose dos golpecitos en el casco, Daga se dirigió hacia la escalera medio derrumbada mientras se comunicaba con sus compañeros.
“Renal, Perrito… ¿cómo es la situación en vuestro lado?”
Una respuesta llegó rápidamente.
“Las defensas exteriores han caído… Estamos subiendo. ¿Y por ahí? Me pareció oír una explosión.”
“Me comí un RPG, pero estoy bien… Voy al punto de apoyo; tiempo estimado de llegada: 1 minuto.”
“Recibido, mantente a salvo.”
“¡Terminemos con esto lo antes posible!”
Los disparos resonaron entre las ruinas mientras las llamas parpadeaban. Tras soltar unos pequeños drones de sus hombros, los dos jugadores con exoesqueletos y rifles en la mano avanzaron, maniobrando rápidamente sobre los escombros de hormigón dañados. El exoesqueleto de la caballería ligera ofrecía una movilidad inigualable en terreno urbano, especialmente en las complejas ruinas. Donde una persona normal no podría llegar ni siquiera saltando, un exoesqueleto te permitía desplazarte fácilmente.
Los gritos continuaron llegando desde los pisos inferiores. Al escuchar los disparos cada vez más cerca, los ojos de Blake se llenaron de miedo y rabia. Todas las emociones acumuladas culminaron en un rugido furioso. Sus músculos comenzaron a expandirse, como una serpiente enroscada. Sus ojos inyectados en sangre parecían emitir una inquietante aura de color rojo.
“¡Lucharé contra todos!”
Tras clavarse una jeringa en el muslo, Blake rugió con furia y salió de su escondite. Agarró una placa de acero oxidada y cargó hacia los destellos parpadeantes de los cañones al final del pasillo.
Cada célula de su cuerpo se había hinchado hasta el límite, convirtiéndolo en un tanque enloquecido. Mientras cargaba hacia adelante a pasos rápidos, las baldosas de todo el pasillo crujieron. Las balas solo dejaron abolladuras en la placa de acero; ¡ni siquiera los proyectiles de 7mm podían penetrarla!
A tan corta distancia, utilizar un lanzacohetes sería demasiado lento y el equipo de reconocimiento no podía llevar ese equipamiento.
“¡Maldita sea! ¿Ese tipo está loco?”
Perrito parecía sorprendido, pero después de tanto tiempo jugando, ya había visto todo. Antes de que pudiera siquiera intercambiar una mirada, Renal soltó su rifle de asalto, sacó una pala y emitió un gruñido bajo.
“¡Frenesí!”
Todo su cuerpo se llenó de fuerza y, en lugar de retroceder, cargó hacia adelante, embistiendo contra esa aberración muscular. Un destello de sorpresa se dibujó en el rostro musculoso, pero rápidamente se transformó en una risa alocada.
“¿Quieres morir? ¡Concederé tu deseo!” – rugió Blake, estrellándose contra la placa de acero.
¿Exoesqueleto? ¿Dron? ¡Esos objetos elegantes no tenían ningún valor contra la fuerza pura! ¡Sus músculos eran el motor más poderoso!
¡Clanc!
El choque del metal contra el metal resonó en el edificio. Sin embargo, la persona que estaba frente a él no voló de regreso como había anticipado. La placa de acero que sostenía parecía como si hubiera golpeado contra una pared, temblando ligeramente ante de quedarse inmóvil.
Un atisbo de sorpresa cruzó el rostro de Blake, pero rápidamente se reemplazó por la ira. Levantó con fuerza la placa de acero, sacó una maza estilo lucero del alba que llevaba oculta en el interior y la lanzó hacia la cabeza del exoesqueleto.
Se escuchó otro sonido metálico.
El hombre que sostenía una pala, daba una imagen marcadamente opuesta con el estilo tecnológico de su equipamiento. ¡Pero inesperadamente recibió el golpe de frente!
Blake sintió una mezcla de asombro y miedo, especialmente cuando un ligero hormigueo se extendió desde la palma de su mano.
“¡Ja, ja! ¡Bien hecho!”
El hombre gritó algo incomprensible mientras la pala en su mano trazaba un arco, dirigiéndose rápidamente hacia la cabeza de Blake. Este, levantó rápidamente su maza para bloquear. Sonaron dos golpes intensos y se vio obligado a retroceder dos pasos.
El hombre parecía incansable, balanceando la pala como si fuera un molino de viento. Aunque el arma se había deformado por los impactos, seguía golpeándolo implacablemente en el rostro. Blake estaba aterrorizado, con el miedo reflejado en la cara. Aunque era un poco tonto, ¡en ese momento se dio cuenta de que el hombre al que se enfrentaba era un despertado! ¡Y no era débil!
Fortalecido por el exoesqueleto, la pala impulsada por músculos y motores simultáneamente era como un aguacero torrencial. Lejos de cansarse, el hombre se volvió más feroz. Sin embargo, las funciones físicas de Blake habían llegado a su límite. Incapaz de aguantar más, retrocedió, cayó de rodillas y levantó ambos brazos pidiendo clemencia.
“¡Me rindo!”
Los pocos esbirros que quedaban vivos se quedaron atónitos e intercambiaron miradas. Pero al ver a su jefe rendirse, finalmente soltaron las armas. Al observar al jefe arrodillado, el jugador llamado Guerrero Renal frunció ligeramente el ceño y detuvo la pala en el aire. Se lo estaba pasando genial… Y se rindió.
‘¡Levántate y continúa!
Arrodillado en el suelo, Blake estaba empapado de sudor. La mirada del hombre frente a él le infundía una sensación instintiva de inquietud. Pero ya no podía luchar.
En ese momento, los dos jugadores escucharon la voz jadeante de su compañero.
“¡Maldición! Por fin llegué… ¡Estoy en la posición de apoyo! ¿En qué piso estás? ¿Por qué cesaron los disparos? ¿Están todos bien?”
La voz de Daga resonó por el auricular.
“Se acabó… El jefe se rindió.” – dijo Perrito con una expresión extraña. – “Puedes bajar.”
Daga contuvo el aliento.
“¡Maldita sea!”
* * *
En la azotea de un edificio cercano, una mujer cubierta con una armadura de aleación permanecía en silencio. Su cabeza estaba oculta por una visera y un casco negro, dejando solo su género discernible a partir del contorno de su cuerpo.
A primera vista, parecía que llevaba un exoesqueleto, pero al observarlo más de cerca, el casco y la visera eran componentes integrales, unidos directamente a su cuello. No tenía nombre, solo el número X-16 escrito en su pecho izquierdo y un procesador integrado en su caja torácica.
Un pequeño y delicado gorrión electrónico aterrizó sobre su hombro; sus vivos ojos negros parpadeaban con una cadena de código verde oscuro. X-16 asintió en silencio, mirando al frente a través de un visor tan negro como la brea.
“El cebo ha sido capturado… ¿Iniciamos el Plan B?” – dijo con un frío tono electrónico.
Se escuchó una respuesta por el canal de comunicaciones.
“No. Regresa.”
X-16 asintió.
“Entendido.”
Poco después de que terminase de hablar, la figura desapareció en silencio. Era como si nunca hubiera estado allí…
* * *
Mientras tanto, Blake y sus cinco subordinados abatidos, bajo la escolta de los tres jugadores vestidos con exoesqueletos, salieron del edificio en ruinas acribillado a balazos con la cabeza entre las manos.
Al ver a los siete soldados de pie junto a la delegación, una pizca de desesperación apareció en el rostro de Blake.
Hasta hace unos segundos, pensó ingenuamente que los tres con los que se encontró eran la fuerza más poderosa del enviado de la Nueva Alianza. Pero ahora, frente a los siete guerreros vestidos con exoesqueletos, podía sentir que exudaban un aura no menos impresionante. Especialmente el que iba al frente. ¡Su fuerza era insondable!
En ese momento, finalmente comprendió la locura de aceptar esta misión.
Los tres jugadores amontonaron las armas capturadas en el suelo.
“Eso es un lanzacohetes, ¿dónde lo conseguiste?” – dijo Caballo Blanco con una pizca de sorpresa, al verlo. Estaba hablando en el idioma de la Federación.
“Los venden en el mercado negro de los barrios bajos…” – respondió Blake con cautela.
Aunque las armerías de la Ciudad de Boulder las tenían, nunca estaban en algún lugar destacado, sino que se solía poner un único lanzacohetes entre las estanterías. Dado que no se permitían explosivos de más de 50 gramos dentro de la muralla gigante, cuando vendían alguna, había que ir a recogerlo al puesto comercial que estaba fuera de la muralla. Parecía que algo parecido ocurría con todos los asentamientos de supervivientes del páramo.
Luka se acercó y miró a Blake, que seguía agachado con las manos en la cabeza.
“¿Quién te envió?” – preguntó con tono serio.
Al ver la escena, los jugadores a su alrededor los miraron con interés.
“N… No lo sé…” – tartamudeó Blake. Se puso nervioso al notar las miradas de la gente. – “De verdad que no lo sé. Yo… cobro por hacer cosas. La persona con la que traté es un habitual de la taberna de la Bahía del Pirata. Se llama Byte… Puedes preguntarle al camarero; todos lo conocen.”
“¿Te pagaron por el trabajo?” – dijo Luka con el ceño fruncido, mirándolo fijamente. – “¿Qué te pidió que hicieras? ¿Cuánto te pagaron?”
“El contacto me pidió que viniera aquí con mis hombres y luego me dio… una ficha de 1000 como depósito.” – dijo Blake, con una expresión aduladora. – “Estoy dispuesto a renunciar a todo lo que tengo. Solo pido clemencia.”
Sin prestar mucha atención a la súplica del cazarrecompensas, el rostro de Luka se puso serio. Aunque anticipó que este viaje no sería fácil, para evitar problemas innecesarios, programó la firma del acuerdo para que se hiciera tan rápido que nadie tuviera tiempo para prepararse. Lamentablemente, seguían siendo un objetivo.
“¿Qué hacemos con los prisioneros?” – preguntó Caballo Blanco curioso.
“Déjalo en manos del Administrador.” – respondió Luka tras reflexionar.
Tras decir eso, fijó las coordenadas en el mapa y miró a Caballo Blanco.
“Los guardias enviarán a alguien para llevarse a los prisioneros. Que dos de tus hombres esperen aquí.”
Caballo Blanco asintió y miró a los dos jugadores de agilidad que estaban a su lado.
“Vigilad a los prisioneros. Quedaros aquí hasta que llegue el PNJ que viene a por ellos. Después seguidnos.”
Ambos asintieron al unísono.
“¡Entendido!”
“¡No hay problema!”
* * *
Los prisioneros y el botín de guerra se quedaron atrás, con dos jugadores asignados para vigilarlos mientras el grupo continuaba con su camino. Si se retrasaban por un pequeño incidente, sin duda le haría el juego a la otra parte.
Luka decidió que, pasase lo que pasase, conseguiría el acuerdo.
Al mismo tiempo, en la zona exterior de la Ciudad de Boulder, dentro de un edificio de estilo industrial, un hombre con traje estaba sentado en su oficina, contemplando en silencio la imagen holográfica proyectada sobre su escritorio. Aunque era una oficina, no había ninguna sensación de sencillez. Toda la habitación fue diseñada según los estándares de una suite presidencial de un hotel del centro de la ciudad. Desde el escritorio hasta la cama en la habitación contigua, cada mueble era un lujo importado desde Ciudad Ideal.
Su nombre era Eberts y era presidente de la Industria Armamentística de Ciudad de Boulder. Como emperador clandestino de la ciudad exterior de la ciudad, era el único con los recursos financieros para disfrutar de todo esto. Y era el único que merecía tal lujo.
“Sus capacidades son asombrosas…” – susurró un secretario ligeramente algo mayor, a su lado.
Eberts asintió, inexpresivo.
“Mm, deben haber dominado alguna técnica que induce el despertar. Y las habilidades que consiguen tampoco son débiles.”
Si bien inducir el despertar no era fácil, tampoco era imposible. Cuando una población se enfrentaba a una crisis de vida o muerte, era inevitable que surgieran unos cuantos individuos irrazonablemente poderosos. Sumado a los avances en ingeniería genética durante la Era de la Federación Popular, esta situación particular se amplificó enormemente, dando lugar a lo que comúnmente se conocía como el despertar.
Esa era la perspectiva más extendida. Incluso sin depender de ningún medio tecnológico, algunos supervivientes de los asentamientos podían disponer de manera natural de un despertado. Y con el uso de ciertas técnicas, también era posible inducir activamente el despertar en individuos con potencial adecuado. Aunque eso conllevaría una serie de riesgos, incluido el aislamiento reproductivo.
Eberts había oído hablar de ese tipo de tecnología, e incluso conocía más de una docena de métodos diferentes para hacerlo.
El ejército de la Ciudad de Boulder poseía dos, así que obtener el control de otro no haría mucha diferencia. Periódicamente producían una tanda de bebés clonados, seleccionando un pequeño número con potencial para despertar para un entrenamiento intensivo. Descartaban a los que no servían, enviándolos a algún orfanato en los barrios bajos o directamente descartándolos.
Aunque la selección no era 100% precisa, siempre que el rendimiento general mantuviera una tasa de rendimiento superior al 80%, les bastaba.
Para la Industria Armamentística de la Ciudad de Boulder, un despertado era simplemente un equipo de alto coste y bajo volumen. Su destreza militar no dependía de unas pocas piezas de equipo, sino de todo el sistema. Sin embargo… Lo que preocupaba a Eberts era que la Nueva Alianza poseía una cantidad abrumadora de ese equipo con un alto coste.
El secretario que estaba a su lado parecía compartir sus pensamientos.
“Si sus soldados raros y despertados poseen tal poder de combate… probablemente tendríamos que movilizar a la milicia para enfrentarlos.”
Según sus investigaciones, la Nueva Alianza poseía un ejército de despertados que oscilaba entre 1000 y 3000 hombres, y esa era su confianza para anunciar la expedición al norte. Aunque su equipamiento de alta tecnología era limitado, a veces la cantidad también era un tipo de poder aterrador.
“Y esa gente siempre me da la sensación de que algo no va bien con ellos…”
“¿De qué hablas?” – preguntó Eberts con indiferencia.
“En todos los sentidos.” – continuó el secretario con decisión. – “No son como la gente normal, pero tampoco clones. Parecen una existencia especial. Algo intermedio. Sugiero intensificar la comunicación con ellos. Tenemos que averiguar que está pasando con esa gente.”
Había innumerables cosas extrañas en el páramo, pero esta estaba ocurriendo justo delante de la puerta de su casa. Eberts reflexionó un momento y luego asintió lentamente.
“Tienes razón, es necesario investigarlo.”
“¿Le gustaría que organice una reunión con el alcalde?” – preguntó el viejo secretario.
“No hace falta. Ya hablé con él anoche y todo marcha como esperábamos.”
“Aunque ese sea el caso… El señor Dulong parece haber tenido algunos problemas.” – continuó el viejo secretario.
Eberts arqueó una ceja.
“¿Qué problema?”
“Los trabajadores han rodeado el Ayuntamiento. Están descontentos con las negociaciones realizadas con la Nueva Alianza y exigen una renegociación.”
Eberts se quedó atónito por un instante, luego se rio.
“Interesante.”
* * *
Hace mucho, mucho tiempo, la Ciudad de Boulder no era una ciudad, ni siquiera un asentamiento para supervivientes; era simplemente un edificio.
Al igual que otros supervivientes, la gente que vivía allí luchó contra las consecuencias del apocalipsis. Sin embargo, en ese momento llegó un grupo de personas y ofrecieron un trato a los habitantes de aquel edificio.
“Construiremos un gran muro para vosotros. Os proporcionaremos armas, semillas y antorchas. Sin embargo, nuestra frágil alianza se está desmoronando y nuestras vidas son como velas en el viento. Por el futuro de todos nosotros, proteged esa última llama. Hasta el final…”
Y más tarde, a medida que pasaba el tiempo, cada vez más gente se reunió alrededor de esa llama. Cuanta más manos echaban leña al fuego, este ardía con más fuerza. Aunque no era ni una fracción de la Era de la Prosperidad, aún conservaba un atisbo de calidad.
Poco a poco, el edificio original y los barrios circundantes se convirtieron en la ciudad interior, mientras que la zona de contención y la gran muralla se convirtieron en la ciudad exterior. Y ahora, ni siquiera la vasta ciudad exterior podía albergar a toda esa gente. Quienes no podían atravesar la muralla construían chozas en el exterior o se dispersaban por los alrededores, formando asentamientos como la Calle Bett. Por supuesto, esos desafortunados podrían caer en manos de traficantes de esclavos y ser vendidos a lugares como la Granja Brown.
“O simplemente convertirse en alimento para humanos mutantes, depredadores y mutantes…”
Tras escuchar la historia de Xia Yan, Chu Guang habló con una expresión extraña:
“Esa gente… ¿se llamaba comité de reconstrucción de postguerra?”
Había visto en multitud de ocasiones imágenes del Doctor Principio. Si bien no mencionaban a la Ciudad de Boulder, sí hablaban sobre el misterioso comité en numerosas ocasiones. Hace dos siglos, en el páramo probablemente no había fuerzas importantes como la Compañía, la Legión o la Academia. Incluso Antorcha surgió hace apenas unos 10 o 20 años.
Solo ese tipo de organización podría erigir un muro tan imponente sobre las ruinas.
“En cuanto a eso, no estoy seguro. Hay otras versiones, pero lo que sé es eso…”
Sentada en el sofá de la sala de lectura, Xia Yan sostenía una taza de leche caliente con cacao que soplaba suavemente. No sabía por qué Chu Guang se interesó de repente en la historia de hace 200 años, pero sabía un poco sobre el tema. Por chocolate, no estaba de más charlar un rato con él. Chu Guang asintió pensativo y presionó algunas teclas en el teclado. Xia Yan observó con curiosidad como estaba atento a la pantalla de la computadora. Su prótesis biónica descansaba ligeramente curvada sobre su otra pierna bien formada.
“¿Estás escribiendo un diario?”
“¿Un diario?” – Chu Guang pareció sorprendido por un instante, luego sonrió. – “¿Por qué lo piensas?”
Xia Yan parpadeó.
“Porque parece que escribes todos los días.”
“Mm... Es más como tejer sueños que un diario.” – dijo tras reflexionar.
Xia Yan puso los ojos en blanco.
“Estás hablando con acertijos de nuevo.” – dijo con impotencia.
Chu Guang simplemente sonrió, sin decir más. Todo lo que decía era cierto, aunque rara vez terminaba una frase. En ese sentido, la política y las ventas eran muy similares. Era solo que lo que vendían era diferente.
Después de completar nueva información sobre la creación del mundo en la guía de ambientación, Chu Guang inició sesión en el foro oficial para echar un vistazo. Aún no era el momento para que los jugadores se desconectasen, y muchos de ellos todavía estaban en el juego, pero el foro seguía tan activo como siempre.
Hacía dos horas, la plataforma de intercambio de comercio de monedas de plata había vuelto a abrirse y los precios habían pasado por varias montañas rusas, lo que hizo que los espectadores exclamaran por su volatilidad.
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¡Mierda! ¡Supera los 100!
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¿Cómo ha bajado a un solo dígito?
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¡Chicos, ayúdenme! ¡No vendan! ¡Elevemos las monedas de plata hasta la luna!
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¡Maldita sea! ¿Quién está vendiendo?
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Cómo no podían hablar de todo esto en la sección general, publicaciones similares inundaron la sección de comercio.
Mientras los puerros se concentraban en los precios, Chu Guang analizaba en segundo plano la información sobre esas grandes transacciones. Incluso sin utilizar el poder de cómputo de Pequeño7, podía juzgar aproximadamente que fuerzas de la realidad estaban aumentando conscientemente la cantidad de monedas de plata que tenían en sus manos. Incluso contrataron a operadores de bolsa profesionales.
“Parece que esta batería almacena bastante energía…”
Una sonrisa se dibujó en el rostro de Chu Guang. Si lo confundieron con una civilización extraterrestre y consideraban a Wasteland Online como una especie de juego iluminador, entonces quería dejar que ese malentendido continuase. No era algo malo después de todo. Era justo recompensar a aquellos que habían trabajado duro en el juego. Aunque él no podía volver a ese mundo, aún esperaba que sus jugadores pudieran tener una vida mejor.
En ese momento se escuchó la voz de Pequeño7.
“Maestro.”
Chu Guang, familiarizado con la tendencia de esa IA asistente a dar malas noticias, miró nervioso al títere sentado en una esquina del escritorio.
“¿Qué pasa?”
Al ser observado tan directamente, Pequeño7 mostró una expresión avergonzada y una sonrisa tímida. Sin embargo, eso no convertiría las malas noticias en buenas.
“Solo quedan dos huecos para la beta cerrada.”
Chu Guang se quedó desconcertado.
“¿Solo quedan dos? Dije que se debía reducir el número de huecos para la beta cerrada… ¿cómo están ya casi agotadas?”
“Seguí tus instrucciones… La semana pasada, el número de huecos abiertos cada día se redujo a diez. Y esta, se redujo aún más. Pero ya solo quedan esas dos.” – se quejó Pequeño7.
Aunque quería reclutar a más jugadores para Chu Guang, el límite de reclutamiento estaba fijado y no podía hacer nada al respecto.
“¿Debería cambiarlo a una al día?” – sugirió tímidamente Pequeño7, al ver que este no hablaba.
Otra idea podía ser dar un cupón al día y cuando alguien juntase 10 podría canjearlos por un casco.
Xia Yan inclinó la cabeza, sin entender lo que Chu Guang y el juguete de la mesa estaban discutiendo.
“No hace falta. Solo reparte los dos que quedan.”
Chu Guang echó un vistazo a las misiones que tenía pendiente y frunció el ceño, a la vez que le aparecía un dolor de cabeza.
“Parece que contactar con el Refugio 101 es algo prioritario…”
Para complacer a Pai, había asignado específicamente a la obediente y sensata Xiaoyu para que actuase como representante exclusiva del servicio de atención al cliente. Se preguntó cómo irían las cosas por allí…
Gracias por el capítulo, esa x16 será del mismo modelo que la guardaespaldas de Pai.
ResponderEliminarLos altos poderes de Boulder ya están tanteando las aguas
ResponderEliminarY se están ahogando xD
EliminarLa pu... madre ahora que lo pienso como será cuando lleguen retirados de las fuerzas especiales, me acuerdo cuando altos mandos y retirados dirigían en LELL siempre era epico
ResponderEliminarGracias por el capítulo
🍿😎👌🏾