Arco 9 Capítulo 64
Ambiente laboral
Traducido por Alsabov
Revisado del Japonés por Tars
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
Revisado del Japonés por Tars
Corregido por DaniR
Editado por AMarauder
Habían pasado cuatro horas desde que Kazura encendiera el refrigerador. En el centro del Patio de los Narson, Liese, después de terminar el entrenamiento de cada mañana, recibía una toalla de Ayla. Llevaba una delgada espada de mano colgada de su cintura. Un pequeño escudo circular se apoyaba contra un árbol cercano. Aparentemente, ese día había entrenado con la espada en lugar de su lanza corta.
“Buen trabajo, señorita Liese. ¿Cómo se encuentra su cuerpo?” – dijo Ayla.
“Mmm, perfecto. Siempre he sido buena con la espada.” – respondió mientras se secaba el sudor que le corría por el cuello con la toalla.
La tradición marcaba que todos los nacidos en la casa Estelle, independientemente de su género, debían ser competentes con las tácticas y el manejo de las armas. Desde una edad temprana había recibido entrenamiento de combate y formación táctica de Narson y sus ayudantes. Era algo que se había convertido en parte de su vida cotidiana.
Tras la tregua con Balveil, hacía cuatro años, Liese había recibido principalmente entrenamiento de combate por parte de Zirconia. Sin embargo, recientemente sus tareas la mantenían tan ocupada que no había podido recibir ninguna orientación. Como ya no era posible obtener su guía, había pedido consejo a otros miembros del ejército, pero después de recibir clases de Zirconia sentía que sus enseñanzas no eran suficientes. Por ello, Liese entrenaba con dureza todas las mañanas.
“¿Ya puedes luchar contra Isaac o Zirconia en igualdad?” – preguntó Ayla.
“No digas algo tan absurdo. Con Isaac quizá, pero contra Madre perdería antes de poder moverme.”
Liese sabía que la habilidad de Zirconia en combate era una de las mejores del ejército. Su fuerza no era elevada, pero su juego de pies y su habilidad para leer los movimientos del oponente eran increíbles. Especialmente, el poder de combate que mostraba cuando usaba una espada y el pequeño escudo circular era monstruoso. Sus habilidades eran tan buenas como las de la Guardia Real.
Isaac había recibido la guía de Zirconia desde la misma época que ella, por lo que su relación era parecida a la de hermano y hermana. Habían tenido muchos combates entre los dos en el pasado, pero hasta ahora nunca había podido alzarse con la victoria. Aunque esto resultaba normal. Isaac nunca se tomaba a broma las cosas relacionadas con el combate y aunque se enfrentase a una niña seis años menor que él, siempre estaba en guardia. Sin embargo, si Zirconia hubiera sospechado que Isaac estaba actuando de forma relajada en un combate, conocería lo que era el verdadero infierno. No tenía opción.
Quizá porque también estaba preocupado, después de cada entrenamiento siempre hablaba con ella con mucho cuidado. Desgraciadamente, Liese siempre se mostraba molesta con Isaac por una u otra razón. Por supuesto, Isaac nunca mostraba preocupación en su rostro o en su forma de actuar.
Isaac provenía de la casa Slan, una de las familias de la que habían salido una gran cantidad de excelentes oficiales. Su padre, sus hermanos, incluso la mayoría de sus primos, poseían un rango dentro del ejército. Era el hijo mayor de la casa Slan y, quizá por sentir la responsabilidad de su posición, siempre se estaba presionando para mejorar. Nunca holgazaneaba con su entrenamiento físico ni con su entrenamiento de combate y por ello había mejorado hasta el punto de poder luchar contra Zirconia. Aunque en realidad apenas era capaz de luchar contra ella.
“Dame un respiro, Madre está en un nivel completamente diferente… O más bien, supongo que será imposible alcanzarla sin experimentar una batalla real.” – dijo Liese.
“Puede ser… Por cierto, parece que Zirconia y Kazura regresaron anoche. Tan traído una gran cantidad de equipaje de algún lugar.” – dijo Ayla recordando la noticia de esta mañana al oír hablar de Zirconia.
Las criadas que trabajaban en la residencia de Narson siempre celebraban una reunión antes del amanecer entre los trabajadores del turno de mañana y el de noche para compartir información. Por cierto, Ayla era la criada exclusiva de Liese, por lo que siempre estaba disponible y no hacía turno de noche. Su rutina diaria se adaptaba a la vida de Liese.
“¿Una gran cantidad de equipaje…? Debe ser esa cosa que Kazura mencionó antes.” – comentó Liese.
“¿Sabes qué tipo de equipaje es?”
Hacía unos días, cuando cenaban, Liese había escuchado que Kazura iba a abandonar Isteria por un tiempo. Habían hablado sobre mover una gran cantidad de suministros. Además había mencionado que esos materiales se usarían para restaurar los campos de grano, pero no dieron detalles sobre qué tipo de materiales iban a traer.
“Mmm, el Señor Kazura habló sobre ello. Dijo que iba a restaurar los campos del norte y del oeste. Tal vez se use para eso.”
“¿Eh? Se dice que los campos del norte y del oeste están completamente devastados por la sequía. ¿Quiere restaurarlos?” – dijo Ayla con los ojos abiertos por la sorpresa.
“Suena increíble, pero es lo que dijo. También habló sobre sacar agua del río para los campos… Si no recuerdo mal, iba a usar algo llamado noria.”
“Noria… Jamás he escuchado hablar sobre esa herramienta. ¿Cómo será?”
“He oído que es una herramienta fija formada por tablas de madera y con forma de rueda, que gira cuando está sobre un río. Se le adjunta una caja de madera para recoger el agua.”
“No lo entiendo…”
Ayla intentó imaginar la noria a partir de la descripción, pero no podía comprender cómo sería en la realidad. Pero aun si Liese quisiera explicarlo mejor, nunca había visto una noria y tampoco conocía más detalles.
“Tampoco estoy segura. Solo lo escuché una vez, así que no se más detalles. Mencionaron que si se ponen muchas se puede mover una gran cantidad de agua sin usar las manos. Si es verdad, será algo maravilloso.”
“Así es. ¿Eso significa que ese equipaje consiste en esa herramienta llamada noria…? Ah, por cierto, acabo de recordar algo sobre el Señor Kazura. Parece que hay un extraño sonido saliendo de su habitación desde anoche.”
“¿Un sonido extraño?”
“Sí. Algunas personas fueron a investigar porque tenían curiosidad, pero Isaac estaba custodiando la puerta y no pudieron acercarse… Además, poco después de que apareció ese sonido se escuchó un gran grito desde su habitación.”
“¿Eh? ¿Se encuentra bien? ¿Ha aparecido un ladrón?” – preguntó Liese, sorprendida por la inquietante historia.
“Eso… Después de escuchar el grito, Isaac y los guardias corrieron hacia la habitación, pero no pasaba nada especial. El Señor Kazura estaba solo en la habitación murmurando que todo se había derretido con una expresión desolada… No conozco los detalles de la historia.”
“Y… Ya veo. Pero estoy algo preocupada… Ya es hora de desayunar, así que tal vez pueda preguntarle a Kazura.”
“Oh, el Señor Kazura no desayuna esta mañana. Estaba tan cansado que dormirá hasta el mediodía.”
“Bueno. Entonces le preguntaré durante la cena… Me pregunto si será malo si insisto demasiado.”
Tenía mucha curiosidad sobre lo que había pasado, pero no era una buena idea hacer demasiadas preguntas. También quería ir a ver qué era ese misterioso sonido, pero si Isaac estaba montando guardia probablemente no sería una buena idea. Parecía que sería mucho mejor mencionarlo en su próxima conversación con Kazura y observar su reacción antes de tomar una decisión.
“¿Hay alguna tarea programada para esta tarde?”
“Tienes una reunión con Wirvell Maybach, un rico comerciante de nuestra provincia, a primera hora de la tarde. Después hay programada una reunión con Aldert Trager, noble de la provincia de Freis. Más tarde una reunión con Gunter Branden, noble de la provincia de Gregorn y para terminar Nibel Ferdinan, un rico comerciante de la provincia de Gregorn.”
Ayla enumeró los nombres de las reuniones del día mientras Liese ponía una expresión de asco.
“Son demasiados… Por favor, sálvame.”
“Aunque me lo pidas… Además, tienes una sesión de práctica con McGregor después del desayuno.”
“Mmm… ¿Cuándo tengo tiempo libre?”
“¿Después de la cena…?”
“……”
* * *
Esa misma tarde. Mientras el sol brillaba con intensidad sobre el suelo, Kazura, acompañado de Zirconia, se dirigió hacia los campos del norte de Isteria. Frente al grupo de Kazura había una gran cantidad de carros y carromatos que transportaban los sacos con fertilizante y los componentes de la noria. Además se habían congregado más de trecientas personas.
En estos momentos, la gente estaba dividiéndose en grupos de cinco hombres bajo las órdenes de Isaac y Havel. Aunque las personas se preguntaban qué estaba pasando, siguieron las instrucciones y se dividieron sin rechistar.
Mientras el grupo de Kazura estaba fuera de la residencia de Narson, el generador quedó custodiado por uno de los subordinados de Isaac, un guardia llamado Root. Se trataba de uno de los soldados que había seguido a Isaac cuando Kazura fue arrestado en la aldea de Grisea. Parecía ser uno de los primos de Isaac y era conocido por ser una persona seria y en la que se podía confiar.
En la aldea de Grisea, él y otro soldado habían escuchado que Kazura era Greisior. Tras eso, Isaac les había prohibido firmemente que se lo contaran a cualquier otra persona. Hasta ahora no parecía que se hubiera extendido ningún rumor, así que parecía que ambos soldados estaban guardando el secreto y siguiendo las órdenes de Isaac.
“Bueno, comencemos. Señora Zirconia, por favor, distribuye un carromato a cada equipo.” – dijo Kazura.
“Claro.”
Después de dividir los grupos, Kazura comenzó a dar instrucciones y Zirconia las siguió al pie de la letra y entregó un carromato a cada grupo. En poco tiempo habían distribuido los sesenta carromatos. Dentro de cada uno había cinco sacos llenos de abono.
“Ahora, escavad un poco de tierra. Luego, agregadle un poco de la tierra que hay dentro de la bosa y mezcladlo bien.” – ordenó Kazura.
Como resultado, cada grupo comenzó a remover la tierra usando sus azadas. Les tomó un poco de tiempo excavar el suelo seco y agrietado, pero todos lograron completar su tarea.
Isaac y Havel fueron a cada grupo que había terminado de mover la tierra y, sacando una pequeña cantidad de abono del saco, lo rociaron sobre la tierra removida. Luego, cogiendo una azada, les mostraron cómo mezclar la tierra de forma adecuada.
“Mézclalo de esa manera. Cada saco debe ser distribuido por…” – dijo Kazura mientras caminaba mirando sus pies y contando la cantidad de pasos que daba.
Después de avanzar unos 35 metros, se detuvo y volvió a caminar otros 35 metros hacia un lateral.
“Esparcidlo por esta área y de la forma más uniforme que podáis. Cuando acabéis la bolsa, pasad a otro campo que esté sin trabajar y haced lo mismo. Haremos esto con todos los campos del norte.” – explicó Kazura.
Al oírlo, la gente mostró expresiones llenas de asombro. Aunque solo iban a trabajar en los campos del norte, era una zona extremadamente vasta. Si alguien se pusiera a pensar cuánto les iba a tomar, se podría desmayar. Sin embargo, Kazura no se molestó en absoluto después de ver su reacción. Después de todo, Kazura se había pasado toda la noche con una calculadora para calcular la zona que podían fertilizar y el tiempo que les llevaría completar la tarea.
Según sus cálculos, si las 45 toneladas de fertilizante se diluían en una proporción 1:50, podrían fertilizar 3.712.500 metros cuadrados. Aunque eran cantidades difíciles de comprender, sería aproximadamente el área ocupada por 56 estadios del Real Madrid. Si se convertía esa área en tatamis japoneses, serían aproximadamente 2.250.000 tatamis. Al dividir 300 personas en 60 grupos, podían fertilizar simultáneamente 60 campos de 35x35 metros cuadrados. Dado que el número total de sacos preparados alcanzaba la cifra de 3.000 y que necesitaban dos horas para consumir cada saco, si trabajaban ocho horas cada día, podrían consumir 240 sacos.
Mientras no ocurriera ningún contratiempo, Kazura estimaba que podría usar todo el abono en dos semanas.
“Además, al esparcir el fertilizante, asegúrate de que cada grupo se mueve en fila al mismo tiempo. El hecho de que alguno termine primero no es una buena noticia. Puede provocar que las zonas fertilizadas se superpongan.” – advirtió mientras observaba las expresiones de asombro. – “Hay algo que se me ha olvidado de decir. Cuando terminéis el trabajo, la familia Estelle os pagará un salario, pero dependiendo de la precisión y el progreso del trabajo, consideraré dar un extra, así que espero que todos trabajéis con entusiasmo.”
Cuando escucharon la palabra salario, las personas que originalmente tenían la misma cara que un muerto, recobraron su vigor. No esperaban recibir ninguna recompensa, por lo que su entusiasmo no era elevado, pero ahora sus expectativas estaban en un nivel completamente diferente.
“Entonces, empeezad a trabajar. Gracias.”
Con la orden de Kazura, cada grupo comenzó a trabajar a la vez.