Capítulo 303
¿Por qué necesito un cuchillo para cortar puerros?
Traducido por Tars
Corregido por Noe
Editado por AMarauder
Corregido por Noe
Editado por AMarauder
Sim se creía un genio, solo con la información escrita en el papel, pudo predecir el siguiente movimiento de su vecino. Tras descubrir la situación, inmediatamente organizó que sus vendedores fueran a las minas cercanas a comprar mineral de cobre, azufre y otros suministros de guerra en grandes cantidades.
En ese momento, había 1200 toneladas de cobre en el almacén de la Firma Herradura. Según sus cálculos, las balas de alta potencia producidas por la Nueva Alianza necesitaban entre 16 y 17 toneladas de cobre por cada millón de balas. Para librar una batalla local, se necesitaban entre uno y dos millones de municiones. Para derribar toda la Ciudad del Continente Occidental, se necesitarían entre diez y veinte millones de munición. Después de todo, los depredadores no eran tontos.
Bajo el entrenamiento de esos instructores de la Legión, esa gente ya había aprendido a cavar trincheras y a esconderse tras coberturas. La guerra entre el Pueblo del Río Rojo y el Clan Serpiente llevaba ya varios meses en curso, y ya habían experimentado lo complicado que era lidiar con esa gente.
Debido a que la Firma Herradura había aumentado las reservas, incrementado la compra de mineral de cobre y otros materiales, y reducido las ventas, el precio actual del mineral de cobre en el Río Rojo había aumentado en un 20%. El precio del azufre también había aumentado más de un 30%. Y eso era solo el principio.
Aún todavía estaba en la etapa de acaparar mercancías. Cuando terminase, el almacén estaría repleto de mineral de cobre. En ese momento, podría controlar el origen de los envíos y aprovechar el largo tiempo de espera para comprar el mineral de las minas, duplicando o triplicando el precio del cobre en poco tiempo.
Por supuesto, no podría hacer algo así solo. La firma no tenía derecho a emitir billetes. Solo los dueños de las minas podían hacerlo y ellos eran simplemente comerciantes que unían a los dueños de esclavos con los comerciantes ambulantes. Si quería aumentar el precio del mineral de cobre, tenía que atraer al menos a uno o dos dueños de las minas con suficiente influencia para que cooperasen con él.
Pero eso era sencillo para Sim. Siempre había tenido una buena relación con los dueños de las minas cercanas, y no era la primera vez que cooperaban entre sí.
* * *
En la sala de reuniones de la Firma Herradura.
Después de escuchar la propuesta de Sim, el hombre de ropa lujosa frunció el ceño con cierta vacilación.
“Suena bien, pero… ¿está seguro de que deberíamos hacerlo?”
El hombre que habló se llamaba Demps. Tenía una gran influencia en el Pueblo del Río Rojo e incluso en la Asociación Minera. Su autoridad estaba garantizada por sus 500 despiadados subordinados y la montaña de basura que generaba una fortuna a diario.
Admitió que la propuesta de Sim era realmente muy atractiva. De hecho, sin mencionar duplicar o triplicar el precio, solo con un aumento del 20% o 30%, era más que suficiente para ganar un montón de dinero. Sin embargo, aún tenía algunas preocupaciones. El Clan Mastica Huesos era el enemigo común de todos los supervivientes. Si la Nueva Alianza pretendía atacarlos, sin duda sería beneficioso para el Pueblo del Río Rojo, tanto estratégica como comercialmente. Una vez que la Ciudad del Continente Occidental fuera capturada, el Clan Serpiente prácticamente se encontraría asediada por la gente de azul. Y la presión sobre el Pueblo del Río Rojo sería mucho menor.
Aunque el plan que Sim le propuso era muy tentador, Demps instintivamente sentía que sería cruel traicionar al aliado en este momento. Pero… Sim no lo creía.
“Mi querido amigo, no debes pensar que esto es una traición. El aumento de precio es una conducta del mercado. Con su método de compra es solo cuestión de tiempo antes de que aumente el precio del cobre. Si no subes los precios, ¿cómo vas a aumentar la producción? Solo les estamos ayudando a conseguir antes lo que quieren.”
Demps frunció el ceño.
“¿De verdad tienen que agradecérnoslo?”
Sim sonrió.
“Por supuesto.”
Demps siempre consideró que lo que decía Sim seguía una lógica retorcida, pero no se le ocurría ninguna razón para refutarlo.
“¿Cómo necesitas que coopere?”
“Es muy simple. Cuando llegue el momento, necesito que emitas un anuncio diciendo que se reduce la producción. Ya sea por un accidente minero o un fallo en el equipo, me da igual. En resumen, necesitas encontrar una excusa para reducir la emisión de billetes para el próximo trimestre, pero la tasa de producción se mantendrá igual.”
“¿Y si nadie compra minerales después de producirlos?” – dijo Demps nervioso, agarrando inconscientemente los reposabrazos de su asiento.
La razón por la que emitían billetes era para evitar problemas como ese. Había demasiada incertidumbre en el comercio al contado. Antes de usar el sistema de billetes, todos desenterraban un montón de basura al azar, con la esperanza de que alguien la comprase. Pero la realidad era que nadie estaba interesado en comprar su basura, y a menudo vivían con hambre durante días porque no había negocio. No fue hasta que los comerciantes del Pueblo del Río Rojo inventaron ese sistema y metieron en los bolsillos de los comerciantes ambulantes los billetes rojos y azules, que poco a poco empezaron a vivir bien.
Precisamente por eso, los dueños de esclavos como ellos eran más sensibles al modelo de comercio que los grandes comerciantes que realmente ganaban grandes cantidades con él.
Sabiendo lo que le preocupaba al hombre que tenía delante, Sim le dedicó una sonrisa cargada de confianza.
“No te preocupes, amigo. Imagina que la Nueva Alianza entrase en guerra con el Clan Mastica Huesos mañana, ¿seguirías preocupándote de que nadie compre el cobre que produces? Una vez que la maquinaria bélica se ponga en marcha, no se detendrá. Solo esperamos que se compre a un precio más razonable. No necesitas arriesgarte, y te llevarás la mayor parte de las ganancias. No te preocupes por no poder vender, ¡estamos dispuestos a ayudarte!”
Al oír la última frase, Demps finalmente suspiró aliviado y su expresión se relajó. Recogiendo la pipa de la mesa, se levantó de la silla.
“Entonces haremos lo que dices.”
No quería pensar en cosas demasiado complicadas, y de todos modos no podía entenderlas. La razón por la que existían estos negocios en el Pueblo del Río Rojo era que estos tipos repletos de ideas podían ayudarlos a vender su basura inútil a un mejor precio.
Sus órganos biónicos, sus compañeros androides, incluso el equipo de sus subordinados, el equipo de minería de sus esclavos y los mercenarios que luchaban en el frente… Todo era comprado con dinero.
En cuanto al concepto de dinero… Comprendía para que se usaban esos billetes rojos y azules, el Dinar de la Legión y los CR de la Compañía. Aunque su intuición le decía que todo era solo una fachada, era demasiado complicado comprenderlo.
Demps era consciente de que no tenía la inteligencia necesaria, así que decidió dejar que quienes sí sabían qué hacer se preocupasen por ello. Solo necesitaba saber que podía ganar más dinero. Al ver que Demps asentía, Sim se levantó repleto de alegría y extendió la mano derecha.
“¡Gracias por su cooperación!”
Demps solo pudo asentir lentamente.
“Gracias por la cooperación.”
Después de despedir al dueño de la mina, Sim regresó a su oficina. Al final fue incapaz de contenerse y soltó una carcajada.
“¡Ja, ja, ja, ja!”
Cada vez que trataba con los dueños de minas, era el momento más feliz de su vida. Aunque solo les daba una pequeña parte de las ganancias, ninguno de ellos dudaba de él cuando les mentía diciendo que se llevarían la mayor parte.
‘Mineral de cobre, azufre… Es una lástima que puedan producir acero y aluminio por sí mismos.’ – Conteniendo la risa, Sim se acercó a la pared y miró el mapa por un momento. – ‘Es realmente sorprendente… Pensé que se expandirían hacia el oeste.’
Al sur de la Nueva Alianza se encontraba la Ciudad de Boulder, y al este casi 100 kilómetros de un páramo sin agua. Comparado con expandirse hacia el norte, los beneficios de expandirse al oeste eran obviamente mayores. Después de todo, el Pueblo del Arroyo Lejano estaba ubicado en medio de las llanuras del sur de la Provincia del Valle del Río. Al oeste, había lagos y ríos, y principalmente llanuras y bosques, con solo unas pocas colinas. Pero si se expandían hacia el norte, se adentrarían en las montañas. ¿Para qué molestarse? Después de todo, no había ningún tesoro allí.
En ese momento, un golpe en la puerta de la oficina interrumpió los pensamientos de Sim.
“Pase.”
La puerta se abrió. Su subordinado, Enzo, entró desde afuera con una lista en la mano.
“Jefe, ya salieron los datos de inventario. ¡Nuestras reservas de cobre han aumentado a 500 toneladas!”
“¡Muy bien!”
El rostro de Sim se iluminó con una sonrisa radiante. Estaba un paso más cerca de su plan de las 1000 toneladas.
“Por cierto, jefe… Una de nuestras caravanas que iba a Ciudad del Amanecer escuchó un rumor que creo que le interesa.”
Sim no pudo evitar levantar una ceja.
“¿Qué rumor?”
Enzo dudó un momento y luego habló en voz baja.
“…Escucharon en la taberna que se ha descubierto una mina de cobre con una reserva de un millón de toneladas en la región montañosa que hay al norte del Pueblo del Arroyo Lejano.”
Sim se quedó paralizado por un instante y luego soltó una risita.
“¡Tonterías!”
No pudo evitar pensar que ese grupo de ratas de azul era bastante listo. Solo había aumentado el precio un 20%, pero ya se habían dado cuenta de que alguien estaba acaparando minerales. Pero su contramedida era realmente absurda.
¿Era posible que la Nueva Alianza hubiera descubierto una mina de cobre con una reserva de 1.000.000 de toneladas? ¡Claro que sí! Pero esa posibilidad era demasiado remota, ¡y el momento era demasiada coincidencia!
¿Por qué lo descubrieron justo cuando el precio del cobre estaba subiendo? ¿Y eran exactamente un millón de toneladas? Eso era una veta enorme. ¿A quién intentaban engañar? Si de verdad encontrasen una mina de cobre con una reserva tan grande, dada su demanda, sin duda construirían primero una carretera y luego establecerían allí un puesto de avanzada…
‘Espera… ¿Carretera?’
La expresión de Sim cambió ligeramente y volvió a concentrarse en el mapa, observando la vía férrea. Según la información recopilada por las caravanas bajo su mando, la Nueva Alianza había estado construyendo una vía férrea hacia el norte, desde la zona industrial de la Ciudad del Amanecer hasta el límite del Distrito del Olmo. Antes, no entendía por qué la Nueva Alianza quería expandirse hacia el norte. Pero ahora, intuía vagamente su intención. Si ese rumor fuera cierto…
“¿Ese rumor es fiable? ¿Hay alguna otra noticia?” – gritó Sim de repente.
Al ver la cara de su jefe ponerse fea, Enzo negó con la cabeza rápidamente.
“¡No!”
Con los brazos cruzados y de espaldas a su subordinado, Sim siguió mirando el mapa mientras se mordía el pulgar. Su mente no paraba de trabajar. Después de un rato, se calmó.
‘¿Y qué si se descubrieron una mina de cobre? Extraer minerales lleva tiempo.’
Volviendo a mirar a su subordinado, Sim dio otra orden.
“Que nuestras caravanas presten más atención a toda la información sobre este rumor, ¡necesito saber más!”
Enzo asintió rápidamente.
“¡Sí, señor!”
* * *
“¿Lo has oído? ¡Se ha descubierto una mina de cobre en el Pueblo del Arroyo Lejano!”
“¿En serio?”
“¡No lo sé! ¡Me lo acaban de decir los borrachos del Hotel de Ciudad Autopista! Me dijeron que esa gente de azul tiene información geográfica de la Era de la Federación. Y que ya habían descubierto la mina de cobre en el Arroyo Remoto hace tiempo. Solo que no han revelado nada al respecto. ¡Y la información solo salió a la luz recientemente porque ya no podían ocultarla al iniciar las construcciones!”
“Tiene sentido… ¿Por qué tenderían vías de ferrocarril hacia el norte? No hay nada que transportar allí.”
“¿Alguno ha estado alguna vez en el Arroyo Lejano?”
“¿Por qué querría ir allí? Ni siquiera hay una estación de correos, y más al norte está el territorio del Clan Mastica Huesos. Todos los que están apostados allí son soldados de la Nueva Alianza. Serás arrestado y tratado como espía de los depredadores si deambulas por allí.”
Ciudad del Amanecer.
A la entrada del puesto comercial, varios comerciantes esperaban en fila la entrega de mercancías, presumiendo entre ellos. Todos eran comerciantes ambulantes del Pueblo del Río Rojo, pero se dedicaban a diferentes negocios. Mientras charlaban, una mula eléctrica entró en el puesto comercial. Al ver el equipo con forma de rodillo que los trabajadores descargaban del carromato, muchos entendidos mostraron expresiones de sorpresa.
“¿Trituradora hidráulica multicilindro?”
“Ya lo había visto. Es importada de la Ciudad de Boulder. Escuché que el equipo de segunda mano cuesta 20.000 fichas.”
“Parece que el rumor es cierto…”
Junto al camión con el emblema de la Firma Herradura, la expresión del líder de la caravana era seria. Esa noche, le comunicó la noticia al responsable de la compañía. De hecho, no necesitaba informarlo. En unos pocos días, la noticia del descubrimiento de una enorme mina de cobre en el Pueblo del Arroyo Lejano se extendió a lo largo de la ruta comercial hasta el Pueblo del Río Rojo.
Como uno de los principales compradores de minerales de cobre producidos por el Pueblo del Río Rojo, el descubrimiento de una mina de cobre por parte de la Nueva Alianza fue una sorpresa inesperada para los grandes mineros que dependían de la exportación de cobre para conseguir balas, proyectiles y otros productos industriales.
Cuando la Marea estalló en el Distrito de Qingquan, la Nueva Alianza aumentó el volumen de compra del mineral de cobre. Ganaron una gran cantidad de dinero comerciando con él y, algunos mineros poderosos, aprovecharon la oportunidad para aumentar la producción. Si el precio del mineral fluctuaba mucho en el futuro, o comenzaba a bajar…
Independientemente de si la producción se recortaba en el próximo trimestre, para los mineros, la máxima prioridad en este momento era aprovechar el precio inflado del cobre para liquidar la mayor cantidad posible de su inventario.
Sí. Parecía que la Nueva Alianza estaba a punto de iniciar una guerra, pero aún no había comenzado. Se esperaba una guerra y la apertura de una mina de cobre. Aunque fueron pistas que se dedujeron basándose en información limitada y no en documentos oficiales.
El aumento en la compra de mineral de cobre podía interpretarse como un aumento en las reservas de municiones y, por supuesto, también como un aumento de equipo eléctrico. El ácido nítrico y ácido sulfúrico no solo se utilizaba para fabricar proyectiles, sino también en muchas otras industrias, como el decapado en la siderurgia.
Toda lógica tiene sus pros y sus contras… pero una cosa era probable que sucediera. Si la Nueva Alianza encontraba cobre, la guerra podría retrasarse.
El Pueblo del Río Rojo tenía más de una asociación y también más de una mina. Cuando el precio del cobre subía, mucha gente siguió los pasos de la Firma Herradura y acaparó bienes. Pero ahora, tácitamente bajaron la línea de reserva de sus minas de cobre y lanzaron el material que tenían en las manos al mercado. Cuando la tasa de crecimiento de la producción superaba significativamente la de la demanda, era obvio lo que sucedería.
Sim pronto descubrió que, antes de tener tiempo de traicionar a sus camaradas comerciantes, sus propios socios lo habían apuñalado por la espalda. Los bastardos vendieron sin avisar, haciendo que el precio que tanto esfuerzo le costó subir bajase en un 20%.
Los almacenes de la Firma Herradura estaban repletos de cobre. Solo por culpa de esa mina desconocida de cobre, los dueños de las minas y los negocios del Pueblo del Río Rojo se volvieron idiotas.
‘Ah. Son unos completos imbéciles.’
Al menos a ojos de Sim, esa gente solo era un poco más lista que un burro. Y eso era todo.
“¿Ese grupo de idiotas no puede esperar un poco más? ¿Y qué si tienen minas de cobre? ¿Crecerán los lingotes mañana de la tierra?”
La oficina se llenó de gritos. Enzo, que estaba a un lado, contuvo la respiración, sin atreverse a emitir un solo sonido.
“¡Dime el presupuesto que nos queda!” – gruñó Sim, tras desahogar su ira.
“Sin afectar a otros negocios… aún podemos comprar unas 700 toneladas.” – respondió Enzo rápidamente, antes de continuar con cautela. – “En realidad, solo podíamos comprar otras 400 toneladas, pero como el precio de cobre ha bajado un poco, podemos adquirir algo más…”
¡700 toneladas! Comparado con las reservas de casi 10.000 toneladas liberadas por estos idiotas, ¡era una gota en el océano!
Sim casi perdió los estribos otra vez, pero respiró hondo para calmarse. Además del presupuesto dedicado a compras, ya no tenía suficientes billetes para comprar más mineral de cobre a los dueños de las minas.
¿Pedir prestados billetes a otros? Por mucho que pidiera prestado, ¡no sería suficiente! Además, incluso si pudiera hacerlo, no podía depender de su propio negocio para absorber todos los bienes que sobraban de los almacenes de otros negocios y minas. Si realmente lo hiciera, ¡su destino sería pasar de quien cortaba puerros a convertirse en uno!
¿Quién estaba más preocupado por la caída del precio del cobre? Quienes lo compraron para almacenarlo por un precio más alto. En cuanto las otras asociaciones descubrieran que poseía un almacén repleto de cobre y acumulaba muchas deudas, se reirían a carcajadas y tratarían de vender aún más cobre.
De hecho, no había necesidad de multiplicar el precio del cobre; mientras el 80% del mercado estuviera en sus manos, sin importar si lo compraba al 80% o al 800%, sin duda sufriría una gran pérdida.
“¡Malditos tipos de azul!”
Sim se contuvo durante un buen rato, pero seguía sin saber cómo maldecir a esa gente de los suburbios del norte. Al final, solo pudo rechinar los dientes con fuerza. Seguía creyendo firmemente que la Nueva Alianza enviaría tropas para luchar contra el Clan Mastica Huesos. ¿Pero de qué servía si era el único que creía en ello? ¿Se vería el mercado influenciado por la creencia de alguien?
“Uh, jefe.” – dijo Enzo con cautela. – “¿Deberíamos seguir comprando?”
“¡Comprar mi trasero!”
Sim no pudo evitar maldecir. Mirando a su nervioso subordinado, respiró hondo y controló sus emociones.
“La reserva del inventario permanecerá sin cambios…”
“¿Qué pasa con el cobre del almacén…?” – preguntó Enzo, tras dudar por unos instantes.
Sim apretó los dientes.
“¡Guárdalo!”
Quería ganar una gran cantidad de dinero. Si esos inútiles querían vender, que así fuera, pero él no vendería nada de cobre ni aunque el precio del mineral bajase hasta valer lo mismo que el hierro.
¡Esa guerra empezaría tarde o temprano! ¡El precio del mineral de cobre volvería a subir!
* * *
“¿No quieres hacer una fortuna con tus hermanos?”
“No me culpes por no ayudarte. Cómpralo rápido. Si no lo compras ahora, ¡no quedará nada!”
Al ver el informe enviado por la base militar del Pueblo del Río Rojo, Chu Guang no pudo evitar reírse a carcajadas. El rumor lo había difundido él, pero no esperaba que fuera tan efectivo.
¡Los precios del mineral de cobre cayeron un 37%! ¡El volumen del mineral en el mercado se multiplicó por cuatro! Y todo esto se logró en menos de dos semanas. El efecto de la bomba de humo superó con creces las expectativas iniciales de Chu Guang.
Originalmente quería que el precio volviera a un nivel razonable, pero nunca esperó que los dueños de las minas y los comerciantes redujesen rápidamente las reservas de cobre de sus almacenes al enterarse del descubrimiento de una mina por parte de la Nueva Alianza. Por ello, no solo el almacén de la Firma Herradura estaba repleto de minerales de cobre, sino que las caravanas formadas por la Nueva Alianza solo comparaban donde más bajo era el precio.
Dado que el mineral se encontraba principalmente en forma de sulfuros, el precio del azufre también se vio afectado.
Considerando que sus principales clientes podían dejar de comprarles estos productos en el futuro, la opción más segura era reducir el inventario mientras pudieran venderlos a buen precio. Sin embargo, una vez que comenzase a liquidar, era probable que las emociones dominasen el mercado en lugar de seguir una lógica.
En una etapa posterior, no solo las principales asociaciones venderían, sino que las caravanas que llegaban al Pueblo del Río Rojo también optarían por esperar a ver si podían comprar minerales más baratos. Así, los grandes consumidores de cobre, como la Nueva Alianza, se convertirían en los mayores beneficiarios.
De hecho, conquistar el Pueblo del Río Rojo sería otra opción bastante sencilla. Si Chu Guang fuera un poco más astuto, podría lanzar una misión pidiendo a los jugadores que apoyaban al Pueblo del Río Rojo en primera línea que giraran sus armas y atacasen a los PNJs que los rodeaban. Abriría una brecha en su línea de defensa y dejaría entrar a los depredadores del Clan Serpiente. Cuando terminase la batalla, podría enviar a sus tropas para arrasar con todo. Un solo regimiento sería más que suficiente para solucionar el problema.
El único riesgo era que el Clan Colmillo probablemente aprovecharía la oportunidad para marchar hacia el sur y asediar a la Nueva Alianza para salvar al Clan Serpiente. Después de todo, no era un juego por turnos. Cuando él actuaba, la probabilidad de que otros se mantuvieran inactivos era muy pequeña. Ahí también radicaba el problema.
Al no ser un juego por turnos, la guerra requería que Chu Guang considerara los métodos y la razón para actuar según el objetivo. Así, había dos tipos: interna y externa. Internamente, usar el motivo de querer liberar a los esclavos era más que suficiente. Todos los residentes de la Nueva Alianza lo apoyarían incondicionalmente, y los jugadores podían ser fácilmente motivados con una simple expansión.
Usar la identidad del desarrollador para emitir una declaración de guerra incluso les ahorraba el esfuerzo de pensar en una explicación. Esto era lo bueno de los jugadores. Si Chu Guang podía explicarlo, podía usar la trama para justificarlo. Pero si no podía, simplemente podía decir que era la configuración del juego.
El filial Príncipe de Lordaeron era capaz incluso de matar a su padre con una espada. Entonces, qué tendría de malo si el Administrador de la Nueva Alianza… ¿traicionase a sus aliados? Ni siquiera firmó ningún tratado con ellos. Sus acciones serían completamente razonables. Pero para el mundo exterior, sería un poco extraño explicar el motivo. Desde la Ciudad de Boulder hasta Ciudad Basura, pasando por otros asentamientos de supervivientes distantes, y aunque todos se oponían a los depredadores, ninguno estaba en contra de la esclavitud.
Algunos reconocían su legalidad, mientras otros permitían el comercio de esclavos, pero ninguno aceptaba las ejecuciones privadas. Muchos de los esclavos en las minas del Pueblo del Río Rojo eran en realidad depredadores capturados por los asentamientos de otros supervivientes. Por lo tanto, usar la excusa de liberar a los esclavos para declarar una guerra podía ser mucho peor que no tener ninguna razón.
Después de todo, si una guerra comienza sin una razón clara y terminaba lo suficientemente rápido, las personas atacadas probablemente seguirían confundidas al terminar, por lo que el impacto de la expansión sería mucho menor. Usar la abolición de la esclavitud como excusa para una guerra, la penalización diplomática podría ser mayor que la del Clan Mastica Huesos.
Algunas cosas requerían tierra. Y solos las personas avanzadas podían equiparse con ideas avanzadas. Ya fuera el Refugio 117 o el Refugio 401, la razón de su fracaso fue solo una: no consideraron la situación real del páramo.
Quizás sí pensaron en ello, pero aun así no podían abandonar su manera de pensar. Lo que ellos consideraban bueno, podía no ser compartido por otros. Podían prever lo que sucedería dentro de diez años, pero las personas a las que se dirigían solo querían vivir el presente.
Al igual que a Xia Yan siempre le gustaba holgazanear y Chu Guang se metía con ella siempre que lo hacía, nunca la echó del refugio. Él no había nacido para ser administrador, y habiendo vivido en lo más bajo, comprendía cómo se sentía en su posición. No todo tenía una respuesta correcta o incorrecta. Al contrario, la apariencia educada y sensata de Xiaoyu a veces le hacía sentir lástima por ella.
Al ver el optimismo del Administrador, Charlie mantuvo una expresión de preocupación. La caída del precio de las materias primas era sin duda motivo de alegría, pero si el precio bajaba demasiado rápido, a la larga también les perjudicaría.
“Debo recordarle que la caída del precio de cobre y el azufre se debe a que están vaciando sus almacenes, no al aumento de la capacidad de producción. Si los propietarios de las minas recortan la producción debido a esto, el precio del cobre podría ser mucho más alto en unos meses.”
“Tienes razón, así que al final todavía tendremos que depender de nosotros mismos para resolver el suministro de materias primas.” – Chu Guang dejó el informe y miró a Charlie, que estaba de pie frente a su escritorio. – “Según los datos del Departamento de Logística, ya hemos almacenado 700 toneladas de cobre y otras 1200 toneladas están en camino. ¡Estos recursos son suficientes para mantener nuestro consumo durante los próximos tres meses!”
Con la eficiencia de producción actual de la zona industrial, se necesitarían 16,7 toneladas de cobre para producir 1 millón de balas. Así que solo para eso se necesitarían 1200 toneladas de cobre si se quería producir 71 millones de balas.
Y no se necesitaban tantas balas para atacar la Ciudad del Continente Occidental. Ni siquiera la mitad. Al principio, solo planeaba preparar 5 millones de balas, y luego seguir produciendo más durante la guerra. Estimaba que al final de la guerra, el consumo total de municiones no superaría los 10 millones.
“Parece que has pensado en todo…”
Al ver al sorprendido anciano, Chu Guang sonrió levemente, se levantó y caminó hacia la pared donde se quedó observando las marcas en el mapa.
“Liberaré la Ciudad del Continente Occidental del Clan Mastica Huesos en un mes.” – susurró. – “Las herramientas de minera partirán con los mineros y los proyectiles que enviaremos al frente. Después de eso, ya sea que el cobre y el azufre sea caro o barato en los asentamientos de nuestros vecinos, ya no nos importará. De todos modos, no les compraremos nada en el futuro.”
Gracias por el capítulo, el tarjeta Sim quiso ser más listo que Juan Ga, pero salió escaldado.
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