Arco 6 Capítulo 45
La señora Zirconia está mirando
Traducido por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars
Corregido por DaniR
Editado por Tars
A la mañana siguiente del ataque de los bandidos a la aldea de Grisea. Eran las cinco de la mañana y la oscuridad de la noche comenzaba a desvanecerse, aunque aún quedaban treinta minutos para que apareciera el sol.
En la mansión de Narson en Isteria solo se podía ver a los guardias patrullando por la zona. No se podía ver ninguna otra silueta humana. Sin embargo, en cierta habitación de la residencia, uno de sus ocupantes comenzó a moverse, planeando salir de una magnifica cama con dosel. Era Liese. Tenía su largo y brillante cabello castaño oscuro ligeramente desordenado, pero logró sentarse en el borde de la cama con los ojos medio cerrados. Se quedó sentada durante aproximadamente un minuto, estirándose y bostezando.
A continuación, cogió la jarra, que habían colocado sobre una pequeña mesa al lado de la cama, vertió el agua en una taza de bronce y la metió en su boca. Hizo gárgaras durante un breve momento antes de escupirla en un recipiente de cobre que estaba colocada sobre la misma mesita. Después de repetir esto varias veces, se movió frente a un gran espejo de bronce adjunto a la cómoda. Luego se puso una diadema de madera para arreglarse el pelo y se lavó la cara en un recipiente plateado. Tras terminar de lavarse la cara, se secó la piel mojada con una toalla hecha con una tela suave mientras se quitaba la diadema.
A continuación, se quitó el camisón blanco que usaba como ropa de dormir y se puso unos pantalones cortos y una camisa suelta. Cuando terminó, pasó a recogerse el pelo con una mano y atarlo con una banda con el mismo color marrón oscuro que su cabello. Era un peinado de cola de caballo.
Tras confirmar la condición de su cabello mientras volteaba la cabeza ante el espejo, se movió al centro de la habitación. De repente, abrió las piernas en un ángulo de 180 grados y comenzó a hacer ejercicios de estiramientos.
“Uno, dos, tres, cuatro.” – contó mientras agarraba los dedos de su pierna derecha y presionaba su frente contra la pierna.
A continuación, realizó la misma rutina con su pierna izquierda. Hizo ambos movimientos varias veces. Cuando terminó el estiramiento en ambas piernas, manteniéndose en la misma posición, adelantó su cuerpo para tocar el suelo. Después de diez segundos, levantó lentamente su cuerpo. Tras terminar, realizó múltiples ejercicios de estiramiento corporal durante unos veinte minutos.
Cuando terminó de hacer los ejercicios de estiramiento, se vistió con una túnica que le llegaba hasta las rodillas que había sido preparada junto a su tocador y la sujetó con fuerza con un cinturón de cuero. Luego, tomó una pequeña bolsa de tela de la parte superior de la cómoda y, tras confirmar su contenido, abrochó la correa de cuero de la apertura de la bolsa y se la guardó en un bolsillo.
“La lanza, la lanza…”
Poniéndose las botas de cuero, tomó la lanza corta que se encontraba al lado de la cama y finalmente abrió la puerta y salió de la habitación.
“Buenos días, señorita Liese.” – dijo un guardia.
“Buenos días, Sellete. Hoy iré al patio.”
“Entiendo, por favor, ten cuidado.” – respondió el guardia.
Tan pronto como Liese salió de la habitación, intercambió saludos con el joven soldado que estaba de guardia frente a su habitación y se dirigió al patio de la residencia. Cada vez que se encontraba con un soldado en el camino gritaba su nombre sin dudar e intercambiaba algunas palabras.
Los soldados que hacían guardia en la mansión desde medianoche hasta el amanecer siempre eran los mismos, así que conocían la costumbre de Liese de ir al patio y nadie preguntó a dónde se dirigía.
Cuando llegó al patio, los alrededores ya estaban iluminados y las plantas, que estaban húmedas con el rocío de la mañana, reflejaban la luz del sol y brillaban con intensidad. Con sus botas mojadas por el rocío, se movió a una zona despejada, respiró hondo y comenzó a balancear su lanza corta con movimientos suaves.
* * *
Mientras Liese practicaba con su lanza corta en el patio, Kazura estaba profundamente dormido con su mejilla izquierda tocando el escritorio de la oficina de Narson. La noche anterior, tras cenar con la familia Narson, Liese incluida, había regresado a su oficina para cenar por segunda vez y comió varios alimentos enlatados que había traído de Japón.
A continuación, una vez que Narson y Havel regresaron a la habitación, continuó resumiendo los documentos de construcción sin pausa ni tiempo para hacer un descanso. Isaac y Zirconia había llegado poco después de que empezaran a trabajar.
Durante la explicación, algunos ayudantes entraron y salieron de la habitación varias veces haciendo sus tareas asignadas. Pero cuando todos abandonaron la habitación, su concentración desapareció de golpe y se derrumbó sobre el escritorio. Por lo tanto, se durmió con una mejilla apoyada sobre el escritorio, provocando la situación actual.
Alguien había puesto una manta sobre sus hombros y una pequeña cantidad de baba había goteado sobre la mesa. Afortunadamente, dado que los documentos habían sido ordenados en un lateral, la baba no dañó nada excepto la cara y el escritorio.
“¿Eh?”
Kazura, que estaba durmiendo con una cara de felicidad, se sacudió de repente y, como respuesta, se levantó rápidamente y miró a su alrededor.
“Ah, ¿me he quedado dormido…? Auch…”
Como había estado durmiendo en una posición extraña, le dolía todo el cuerpo.
Después de inspeccionar el río con Havel durante todo el día y toda la noche repasando documentos, había terminado con una fatiga considerable.
‘Uf, esto es malo… Si va a ser así, debería solicitar una habitación para descansar… ¡Ah!’
Kazura detuvo sus palabras cuando sus ojos se posaron sobre un objeto colocado sobre la mesa. Agarrándolo, se fijó en la hora que marcaba el reloj. Las manecillas marcaban las seis y media de la mañana.
‘Por suerte, todavía tengo tiempo… Quizás…’
Kazura volvió a colocar el reloj sobre la mesa, se levantó y salió corriendo de la habitación a toda velocidad.
* * *
“Huh… Parece que no va a venir…” – murmuró Liese tras apoyar el extremo de su lanza corta sobre el suelo. Había estado practicando durante aproximadamente una hora. A continuación, sacó una pequeña bolsa de su bolsillo y desabrochó la correa de cuero para poder echar un vistazo a su contenido.
‘Qué hermoso…’
Dentro de la bolsa de tela había un colgante en forma de corazón. En el centro del marco plateado estaba incrustada una gema blanca lechosa transparente, un ópalo sintético. El ópalo dejaba escapar un brillo del color del arco iris cuando se ponía bajo el sol de la mañana y Liese disfrutaba de su brillo siempre cambiante, que recibían sus ojos mientras movía el ángulo para reflejar la luz.
“Buenos días, señorita Liese.” – dijo Ayla.
Mientras Liese observaba el colgante durante un rato, Ayla había llegado con una toalla de tela en la mano.
“Esto… ¿Kazura…?” – preguntó Ayla.
“Sí, parece que no vendrá.” – contestó Liese respondiendo a la pregunta de Ayla mientras volvía a guardar la pequeña bolsa en su bolsillo. A continuación, cogió la toalla y se limpió el sudor que le caía por la frente y el cuello.
“Oye, ¿es realmente la persona que dejó caer este colgante?” – preguntó Liese.
“Eso es correcto. Kazura también parece recordarme.”
Hacía dos noches, cuando Kazura se reunió por primera vez para cenar con Liese, Ayla entró toda nerviosa en la habitación de Liese. Luego le informó que el hombre con el que Ayla se había chocado antes y el hombre llamado Kazura, que Narson había presentado como su amigo, eran la misma persona.
Si era la misma persona que el hombre con el que se había estrellado, entonces no había duda de que era la persona que había dejado caer el colgante que Liese poseía en este momento. Liese tenía la intención de confirmar con Kazura si era la persona que había dejado caer el colgante que sostenía en este momento, y al mismo tiempo usar el colgante como una excusa para comenzar una conversación con él.
Por esa razón, la noche anterior, después de que Kazura dejara su asiento en la cena, había enviado a Ayla para informarle que Liese quería hablar con él y si podía reunirse con ella en el patio por la mañana. Kazura parecía estar muy contento con esta invitación, al igual que un perro que llegaba rápidamente si gritaban su nombre mientras balancea la cola. Sin embargo…
“Señorita Liese, si ese colgante es realmente del señor Kazura, ¿qué piensas hacer?” – preguntó Ayla con timidez mientras veía cómo Liese miraba el arco de piedra que conectaba la mansión con el patio. Parecía que se estaba preguntando qué iba a hacer si Kazura realmente no vendría. Su expresión y su respuesta eran casi las mismas que había predicho Ayla.
“Hmm, si realmente es el dueño, entonces es una persona rica. Así que al igual que a los otros chicos, lo encantaré e induciré a que me dé muchos regalos. Sin embargo, estoy preocupada por lo que dijo Madre el otro día.”
“¿La señora Zirconia?”
“Sí. Parece que los antecedentes de Kazura son los de un gran noble de cierto país. Con tal fondo, parece que es tremendamente rico. También posee muchas cosas curiosas e inusuales junto con una riqueza inagotable.”
“Es la primera vez que escucho esa clase de rumores sobre esa persona… ¿De qué país ha venido?”
“Madre no me ha informado de qué país proviene… Pero he visto qué tipo de vida tiene la familia real y los nobles que viven en la capital. Es increíble y esplendorosa, incluso después del alto el fuego. También me he fijado que, aunque sea un gran noble rico, no parece particularmente inusual y… Ah, ha venido.”
Mientras Liese y Ayla discutían, la puerta que conducía al patio desde la mansión se abrió y Kazura salió corriendo. Tras localizar la posición de Liese en el patio y tras mostrar una expresión de alivio, caminó hacia ella.
“¡Señor Kazura!” – gritó Liese, mientras sostenía su lanza corta y corría hacia él. Ayla no siguió a Liese y se quedó quieta mientras inclinaba la cabeza hacia Kazura como saludo.
“Buenos días. Siento llegar tarde.”
“Buenos días. Lamento haberte llamado tan temprano esta mañana… Esto, ¿te supone un problema?”
Liese, que era aproximadamente una cabeza más baja que Kazura, lo miraba con ojos inquietos.
“No, no es molesto en absoluto. También tengo algo que quiero hablar con la señorita Liese, así que me alegra que me hayas llamado.” – respondió Kazura con una amable sonrisa, al verla de esa manera.
“Bueno, ¡muchas gracias!”
Al pesar de que la respuesta de Kazura podría ser solo algo dicho por cortesía, Liese estaba realmente encantada y su cara mostró una sonrisa.
“Emm, ¿has estado practicando con la lanza?”
“Sí, esta es mi rutina diaria. Como miembro de la casa Estelle debo saber cómo usar un arma.” – respondió Liese mientras miraba la lanza corta que sujetaba en su mano izquierda.
Aunque la lanza corta solo tenía 140 centímetros de largo, para una persona de baja estatura como Liese, parecía demasiado grande.
‘Hmm, su apariencia con el pelo suelto y un vestido es agradable, pero esta imagen áspera con una cola de caballo también es maravillosa. Si ya es así, en el futuro… No, ya es toda una belleza en estos momentos.’
Mientras Kazura tenía tales pensamientos tras verla, Liese, al darse cuenta de que la estaban mirando, inclinó la cabeza con curiosidad.
“Ah, Ayla me ha dicho que la señorita Liese tenía algo que hablar conmigo.”
“Sí, en realidad, hay algo que quiero, mostrarle al señor Kazura…”
Usándolo como excusa para atraer su mirada, Liese sacó una bolsa de tela de su bolsillo sin mostrar ninguna duda. A continuación, sacó el colgante con forma de corazón de su interior y lo colocó en la palma de su mano para mostrárselo.
“¿Podría ser esto algo que pertenece al señor Kazura?”
“¿Hmm?”
Al ver el colgante, Kazura puso cara de póker, pero luego miró fijamente el colgante que estaba en la mano de Liese.
‘¿Eh…?’
Liese pensaba que Kazura iba a quedarse más sorprendido, por lo que estaba bastante decepcionada por su falta de reacción. Tal vez, la memoria de Ayla estaba equivocada, y la persona que estaba frente a ella era totalmente distinta a la que había chocado contra Ayla. Esto fue lo que apareció en su mente.
“Esto es… Ah, ya veo. Así que querías hablar de esto.”
Tras mirar el colgante por unos segundos, asintió con una expresión que indicaba que había recordado algo.
“El colgante que está en tu mano podría ser algo que dejé caer cuando choqué contra Ayla en aquella ocasión. No me di cuenta… ¡No! Quiero decir, me di cuenta de que no estaba, pero no pude encontrarlo.”
“¡Uh! S… Sí, esa vez, parece que accidentalmente el colgante cayó en el bolsillo del delantal de Ayla…” – añadió Liese mientras un pensamiento entraba en su cabeza. – ‘¡Iba a decir que no se había dado cuenta! Para no darse cuenta que ha dejado caer un objeto tan valioso, ¿qué tipo de nervios tiene?’
Al escuchar la respuesta de Kazura, Liese estaba asombrada. ¡Decía que no se había dado cuenta de que había perdido una gema muy rara que nunca había visto antes! Normalmente, si alguien pierde algo tan precioso, haría un escándalo enorme.
“Después de todo, fue el señor Kazura quien chocó contra Ayla en esa ocasión. ¿Estaba viajando de incógnito?”
“Uh… Sí, así era. Gracias por ayudarme en aquella ocasión. Muchas gracias.”
Kazura respondía de tal manera que Liese juzgaba que no podía investigar mucho más. No entendía la razón, pero podría haber algo que lo obligase a viajar a la ciudad como un ciudadano común. Pero sería extraño investigar más, ya que no debía dañar su propia imagen.
“¡No! En ese momento, mi escolta estaba haciendo algo terrible al señor Kazura. Realmente lo siento… Esto… Devolveré esto al señor Kazura.” – dijo Liese expresando una disculpa con una expresión de profundo pesar en su rostro mientras volvía a colocar el colgante en el saco de tela y se lo entregaba a Kazura que, en un primer instante cogió la bolsa, pero después de pensar por unos segundos, se la devolvió.
“Muchas gracias, pero le daré esto a la señorita Liese. Como agradecimiento por ese día y como signo de amistad.”
“¿Eh?”
Liese tenía los ojos muy abiertos por la sorpresa y alternó su vista entre la bolsa y Kazura.
“Pe… Pero, recibir algo tan precioso es…” – añadió Liese con una expresión nerviosa y preocupada.
“Está bien. Cógelo.” – respondió Kazura con una sonrisa. – “Aunque fue una coincidencia, si no fuera porque la señorita Liese y Ayla lo guardaron, no habría podido volver a verlo. Como ya me había dado por vencido por encontrarlo, quédatelo sin ninguna preocupación.”
Aunque Kazura dijo esto sin dudarlo, Liese estaba pensando otra cosa en su mente.
‘¡No! ¡Realmente no te habías dado cuenta de que había desaparecido!’
Pero se tragó sus pensamientos y no dijo nada. Al final, recibió la bolsa y la sostuvo con fuerza frente a su pecho.
“Muchas gracias… ¡Atesoraré esto!” – dijo mientras le mostraba una sonrisa sin igual. Era totalmente encantadora.
‘Maldición, es muy guapa.’
Frente a esa sonrisa de primer nivel, Kazura estaba agonizando en su interior mientras que Liese tenía un pensamiento totalmente diferente.
‘¡Este hombre es extraordinariamente rico! Además, ¡es muy generoso!’
Estaba convencida.
* * *
Desde las sombras de una ventana en el segundo piso, Zirconia observaba la conversación que estaban teniendo en el patio y, cuando vio que Liese recibía algo de Kazura, mostró una expresión feliz.
“Vaya, vaya.”
Sonriendo, se alejó de la ventana lentamente.