1ª parte: Juego de Supervivencia
Capítulo 4
El regreso IV
Traducido por Tars
Corregido por Lord
Editado por Tars
Corregido por Lord
Editado por Tars
A continuación, consumió una barra energética y una bebida que había saqueado del colmado con anterioridad.
La pareja comenzó a moverse con rapidez una vez más y no avanzó durante mucho tiempo antes de encontrarse con el enjambre de zombis que Yohan había predicho. Justo antes del cruce con Bucheon, vieron una gran horda de zombis desgarrando a la gente.
Yohan echó un rápido vistazo a la zona y notó un autobús al frente de la zona del atasco, con varios vehículos estrellados a su alrededor. El autobús era rojo, del color de los autobuses interurbanos de larga distancia y, por lo que parece, fue el principal culpable del atasco.
Lo más probable es que alguien dentro del autobús estaba infectado y, poco después, todos los pasajeros lo imitaron. Una vez que esos zombis comenzaron a salir del autobús, causaron la serie de accidentes automovilísticos y crearon el verdadero obstáculo, que abarca toda la carretera.
El tramo de la carretera delante del autobús estaba abierto, lo que confirmaba su teoría.
Cualquiera que saliera de su coche para ver lo que estaba sucediendo podría infectarse, haciendo que el tráfico empeorará más y motivaría a más personas a abandonar sus vehículos para investigar que estaba ocurriendo. Al final también resultarían infectados, creando un círculo vicioso.
Yohan se abrochó completamente los guantes de cuero, se cubrió las mangas de la chaqueta e inspeccionó su ropa. Antes de participar en un combate, era importante asegurarse de que ninguna parte de su piel estuviera expuesta. Envolvió sus dedos alrededor del mango de su cuchillo de 60 cm y se obligó a relajar su mente y su cuerpo. Era un hábito que había formado en su línea de tiempo anterior, un ritual de calentamiento para prepararse para la batalla.
Aunque no podía asegurarlo, parecía que no había más de cuatrocientos zombis, pero solo necesitaba matar a unos veinte para despejar el camino. Gracias a que todos los zombis estaban dispersos por la zona no eran una amenaza. No importaba lo que hicieran, era poco probable que atrajera la atención de todos los zombis, era una situación que podían manejar cómodamente.
‘Parece que por el momento puedo tomarlo con calma.’
Yohan caminó por el borde del camino, escupió en el suelo y se acercó al zombi que tenía más cerca. Clavó su cuchillo a través de la cuenca del ojo del zombi y rápidamente dio un paso atrás. El zombi chasqueó las mandíbulas en el aire, tropezando antes de caer. Justo entonces, escuchó un gemido gutural desde el costado.
Yohan barrió con su pierna sin siquiera mirar a su objetivo y sintió como hacía contacto con las piernas de otro zombi, haciendo que perdiera el equilibrio y cayera al suelo. Lo apuñaló con el cuchillo en la sien y lo sacó en un instante. Un chorro de sangre roja oscura voló por el aire.
Pie izquierdo hacia adelante, pie derecho hacia atrás. Como un boxeador profesional, Yohan flotaba como una mariposa y picaba como una abeja. Cuando un zombi se acercaba, lo apartaba de su pecho, pero no antes de que su mano derecha lo apuñalara con rapidez. No desperdició ni un solo movimiento.
Jung Mi apenas podía seguirle el ritmo. Solo podía caminar detrás de él, sin luchar, pero ya estaba sin aliento.
Por otro lado, Yohan, como si estuviera bailando, atravesó a los zombis con habilidad, bloqueando o desviándose de su camino. Era una exhibición asombrosa. Se movía como si hubiera nacido para cazar zombis.
“¡Aaaah!” – gritó Jung Mi.
Yohan la había cautivado tanto que no había notado a un zombi tirado en el suelo hasta que, de repente, la agarró del tobillo. Ella cayó al suelo mientras gritaba. El zombi se arrastró más cerca y le mordió el muslo.
“¡Aaah! ¡Señor Yohan!” – gritó con urgencia.
Yohan, que ya estaba más adelante, se volvió con indiferencia y la miró directamente a los ojos.
‘Por favor, ayúdeme.’
Los ojos de Jung Mi le suplicaron con esa breve mirada, pero Yohan la ignoró y continuó destrozando a los zombis sin cambiar su expresión. Ella solo podía mirar su espalda que parecía fría y distante.
‘Si no puedes seguir el ritmo, te abandonaré. Si las cosas se ponen peligrosas, no esperes que arriesgue el cuello para rescatarte.’
Las palabras de Yohan hicieron eco en su mente. Jung Mi trató de sacudirse el terror que lentamente la envolvía. Yohan no había estado tratando de asustarla.
‘Realmente lo decía en serio…’
Las lágrimas comenzaron a aglomerarse en los ojos de Jung Mi. No sabía si estaba llorando por miedo o por pena. El zombi todavía se aferraba a su muslo y trataba de mover su cabeza más arriba de su cuerpo. La herida del mordisco le dolía cada vez más.
“Largo, ¡loco bastardo!” – maldijo Jung Mi, mientras lanzaba su cuchillo contra la cabeza del zombi.
“¡Aaaah!” – gritó mientras golpeaba con todas sus fuerzas, pero el cuchillo rebotó en el cráneo.
Sus manos le hormiguearon como si hubiera golpeado una piedra. El zombi gruñó con fuerza y continuó arrastrándose hacia ella. No parecía disfrutar tratando de morder sus resistentes pantalones y estaba tratando de encontrar algo de piel expuesta para hundir sus dientes.
Jung Mi volvió a gritar y se movió salvajemente.
Por pura suerte, el cuchillo se incrustó en el lado izquierdo de la cabeza del zombi, haciendo que el zombi siguiera avanzando hacia Jung Mi con el cuchillo clavado en su cabeza. Una sustancia asquerosa, caliente y pegajosa, demasiado horrible para describir con palabras, salió de su boca y se derramó por toda su cara.
Finalmente, el zombi dejó de luchar y Jung Mi pudo quitárselo de encima. Se arrastró hasta el borde del camino y vomitó. Después de vaciar toda la cena de su estómago, Jung Mi se limpió los ojos y la boca y buscó a Yohan. Ella lo vio a una buena distancia.
‘Tengo que ir tras él.’
Jung Mi no confiaba en sobrevivir si la distancia entre ellos seguía aumentando. Había perdido una de sus zapatillas durante el combate, pero se la volvió a poner y corrió hacia Yohan.
Cuando lo alcanzó, Yohan sacó una toallita húmeda y se la entregó. Jung Mi asintió bruscamente mientras aceptaba el pañuelo.
“¿Te mordieron?”
“N… No estoy segura.”
“¿Te duele en alguna parte?”
“Muslo...”
La expresión de Yohan se oscureció. No había sangre alrededor del muslo, pero tenía que comprobar si había una herida o no.
“Por favor, quítatelos.”
“¿Disculpa?”
La cara de Jung Mi se puso roja como la de una remolacha.
“Ahora no es el momento de avergonzarse. Si no verificamos la infección, no solo tú, sino las personas que te rodean estarán en peligro.”
Jung Mi tuvo la sensación de que, si no seguía inmediatamente sus instrucciones, Yohan podría atacarla. Había una sutil mirada de hostilidad en sus ojos. Mordiéndose los labios, se bajó los pantalones vaqueros.
Yohan examinó su muslo. Tenía la impresión de un mordisco, pero no había sangre. La gruesa tela del vaquero le había salvado la vida. Después de que estuvo satisfecho, Jung Mi se subió los pantalones con su cara aún roja.
“¿Estas resentida conmigo?”
Jung Mi no respondió.
Estaría mintiendo si dijera que sus sentimientos no estaban heridos. Yohan definitivamente la ignoró a pesar de que era completamente capaz de rescatarla. Sin embargo, también era cierto que ya le había advertido de que no se arriesgaría para ayudarla.
Jung Mi no sabía lo que debería estar sintiendo en este momento.
“De cualquiera manera, bien hecho. Es encomiable que no te hayas mojado. Siempre es difícil la primera vez, pero te acostumbrarás.” – dijo Yohan con una sonrisa. Para él, Jung Mi había dado el primer paso con éxito hacia la supervivencia.
Por alguna razón, Jung Mi recibió su elogio de forma negativa y parecía que iba a llorar, pero Yohan ignoró su extraña reacción y se avanzó una vez más. Su viaje se hizo mucho más fácil después de atravesar el enjambre de zombis. Parecía que el brote no había llegado a esta zona todavía.
‘Creo que deberíamos separarnos aquí.’ – pensó Yohan para sí mismo. Antes o después tenía que deshacerse de Jung Mi.
Una vez que el brote llegase a cierto punto, sería más fácil separar a los que tenían lo necesario para sobrevivir de los que no. Una vez que eso sucediese, Yohan planeaba buscar compañeros para ayudarlo a lograr sus objetivos, pero todavía era demasiado pronto para hacer eso.
Para Yohan, la Jung Mi actual era una carga.
Todavía no había comprendido toda la situación, a pesar de que había estado a punto de adivinar la verdad, cuando le interrogó sobre los zombis. Por supuesto, no le dijo nada.
“Señorita Jung Mi, separémonos aquí.”
“¿Eh?”
“¿No te lo dije antes? No nos mantendremos unidos para siempre. Afortunadamente, parece que el brote aún no ha llegado a esta zona, por lo que debería estar bien por su cuenta. Aun así, ten cuidado.”
“No, pero…”
Jung Mi estaba a punto de preguntarle cómo podía ser tan frio, pero las palabras no tuvieron la oportunidad de salir de su boca.
“¿A dónde vas en Incheon?”
“Tengo que ir a Guwol-dong.”
“Eso está lejos.” – murmuró Yohan, más para sí mismo que para Jung Mi. – “¿Hay alguien que conozcas en Incheon?”
“Tengo familia allí. Mi madre, mi padre y mi hermana menor.”
“Ah, tienes gente que proteger.”
“Señor Yohan, tú...”
“Ya sabes la respuesta.”
Sus antiguos compañeros de trabajo conocían su historia familiar. Hace un tiempo, durante una fiesta para beber, había compartido su historia familiar con el subjefe Moon. Luego, cuando todos estaban disfrutando de los platos del bar, Moon les contó a todos, la vida personal de Yohan.
‘Fui un verdadero idiota en mi vida pasada.’
Por supuesto, Sung Chul Moon era más culpable que él. Yohan ni siquiera se enteró de que todos lo sabían hasta mucho tiempo después.
Los padres de Yohan se habían divorciado cuando era joven y no tenía otros parientes. Pasó su infancia solo, bajo el cuidado del sacerdote de su iglesia. Sus padres se volvieron a casar y no se molestaron en buscarlo. Ni una sola vez.
Por supuesto, Yohan tampoco los buscó, nunca tuvo rencor hacia ellos y, pensándolo ahora, le habían dado una mejor oportunidad de sobrevivir.
Porque no tenía nada que proteger.
Cuando alguien tiene algo que proteger, sus posibilidades de supervivencia disminuyen proporcionalmente al peso de las responsabilidades que deben asumir.
“Bueno, me voy. Tienes un lugar a donde ir y yo también. Buena suerte, mantente a salvo.”
“Um, señor Yohan.”
“¿Si?”
“¿Podrías decirme la dirección del lugar al que vas a ir? Si encuentro a mi familia, tal vez podrías llevarnos...”
“No, no puedo.”
“Eres bastante determinado…”
Jung Mi no sabía cómo reaccionar. La respuesta de Yohan fue inmediata y contundente, pero no descortés. Ella sacudió la cabeza.
“Si vivimos y por casualidad nos volvemos a encontrar... Quiero decir, sobrevivir juntos en ese momento... ¿estará bien?”
Yohan ya se había girado para irse, pero se volvió y asintió. En realidad, estaba preocupado por revelar la dirección de su refugio. Quería señalar que era lo más estúpido que podía hacer un superviviente y decidió darle algunos consejos. Era un gesto superficial, pero ayudó a aliviar parte de la culpa que sentía al rechazarla en su momento de necesidad.
“No reveles la ubicación de tu campamento a extraños y tampoco lo escribas en ningún lado.”
“¿Huh?”
“Solo escucha con atención y graba esto en tu alma. Si hay demasiadas personas agrupadas, vendrá una ola de zombis. Si sientes que el grupo se está haciendo demasiado grande y su poder de lucha no es compatible a su tamaño…” – dijo Yohan, para a continuación hacer una pausa mientras miraba la expresión desconcertada de Jung Mi. – “Asegúrate de dejar ese grupo de inmediato.”
Esperaba que sus palabras la salvaran algún día.
Había algunas cosas que no podías saber sobre un apocalipsis zombi sin experimentarlas primero. Cuando la mayoría de las personas piensan en un zombi, suponen algunas cosas usando el sentido común, sin embargo, hay otras normas que solo aprenderías después de perder todo tu campamento y a los miembros de tu equipo varias veces.
De esas, la primera regla era la que más afectaría a Jung Mi. La primera regla de oro que todos en su línea de tiempo anterior aprendieron para sobrevivir: Cuando una gran cantidad de personas se reúnen en un mismo lugar durante un largo período de tiempo, llegaría una oleada de zombis.
Una oleada de zombis, era un fenómeno en el que una gran cantidad de zombis se concentraban en un solo lugar.
Cuando una gran cantidad de personas se establecían en un lugar durante mucho tiempo, al final serían rodeados por una gran cantidad de zombis. Yohan había deducido que la capacidad máxima de un campamento era de unas 20 personas y, además, más de la mitad de las personas del campamento deberían poder luchar. No más de 20 personas, no menos de 10 combatientes.
No había nada que respaldara su regla del 20. No tenía pruebas contundentes, pero confiaba en su experiencia. Los campamentos que rompieron esa regla rara vez duraron más de un mes.
Al ver que no tenía nada más que agregar, Jung Mi se despidió. Yohan simplemente observó a su determinada figura alejarse.
* * *
En una tienda en el centro de la ciudad de Kkachiul, un trabajador a tiempo parcial miraba un televisor con una expresión sombría. La televisión transmitía algunas noticias graves. No importa qué canal pusiera el trabajador, solo las últimas noticias llenaban la pantalla.
Yohan tosió, interrumpiendo al trabajador.
“No creo que sea el momento de que estés haciendo eso. ¿No crees que deberías ir a casa?”
“Eso... ¿cómo están las cosas en este momento?”
“Las cosas se ven bien por ahora, pero el tráfico está congestionado y es un poco complicado. Si no te vas pronto...”
Yohan se detuvo a propósito. La ansiedad llenó los ojos del trabajador de media jornada. Las manchas de sangre que cubrían la ropa de Yohan probablemente lo pusieron aún más nervioso.
El trabajador a media jornada ya se había sentido inquieto durante algún tiempo y ahora, se mordió los labios, dejó el mostrador y comenzó a quitarse la ropa de trabajo.
Yohan se aseguró de estar fuera del alcance de su vista antes de tomar algunas bolsas de plástico y llenarlas con varios productos. Robó todos y cada uno de los productos que vio, ya fueran alimentos, artículos para el hogar o medicamentos. Seguramente tendrían alguna utilidad en alguna otra parte.